Buscando solo la amistad de una divorciada

Con lo estrecha que es tu mujer a pesar de decir que tiene la mente abierta, no comprendo que se deje hacer por tus juegos morbosos y fantasías, no comprendo que aun siga fiándose de ti cuando te tiras hasta a una fregona.

Buscando solo la amistad de una divorciada

No me gusta alardear… al menos demasiado, soy a la vista de todo un caballero, casado y padre. Unos dicen que soy muy serio… quizás, pero las causas se llevan por dentro y debemos de afrontar todo lo pasado como se pueda. Dentro de la comunidad soy una persona respetada, atenta y honesta. Para mí amante esposa, soy aquella persona con la cual se caso, romántico, cariñoso, atento, detallista y activo… muy activo según mi mujer.

Amigo de mis amigos y aun mas de mis amigas, cosa que gusta y mucho a estas, pues según ellas se escucharlas e incluso comprenderlas, dándole buenos consejos algo que pocos hombres saben hacerlo. Eso y el buen gusto que tengo para la ropa, pues les encanta ir de tienda conmigo, cosa que mí mujer no le gusta que me ofrezca tanto. Pues aunque no es muy celosa… que mujer no tiene algo de celos, ya que según ella… no hay amiga que no me tire los tejos… ja ja ja. Pero lo cierto es que no hay vez que cuando las acompaño al probador… eso sí quedándome fuera, no haya tenido la tentación de poder mirar como se cambian, tentación que en la mayoría de las veces cedo, pues tengo amigas que no se si lo hacen a “propo”, cuando se desvisten llevan unos modelitos de ropa interior que te caes de espalda… mmm. Y sí… ya que vamos por confidencias, también os puedo confesar que no solo he mirado, sino que he entrado con algunas de mis amigas en interior del probador, donde tras el sexo oral hemos acabado follando, acabando estas por decir…

  • “Aaahhh!!... uuummm!!. Cuánta razón tu mujer… follas muy bien, cuanto aguante tienes… como sabes controlar… uuuffff!!”.

Comentario que en la mitad de las veces es generalizado, sorprendiéndome por el nivel de confidencias que hace a sus amigas, amigas que también son mías. Pero tal es grado de con fidelidad que da a sus amigas que no mide si es reciprocó o no, pues creo que ella no sabe que no es correspondido por ellas. Ya que pocas de estas son de tacto nulo, como cuando me sueltan…

  • “Con lo estrecha que es tu mujer a pesar de decir que tiene la mente abierta, no comprendo que se deje hacer por tus juegos y aun mas fiarse de ti”.

Pero claro esta como me gusta ir a la moda, me he dejado la barba, bueno moda y que con barba parezco más mayor. Eso y que me he depilado espalda… pues otras partes de mí anatomía, ya me las depilaba hace años… axilas y zona genitales. Como he dicho soy casado y claro está… me gustan las mujeres, soy amante de mí mujer y de paso, sí se pone alguna a tiro… aprovecho. Como géminis que soy y por mi naturaleza, me gusta flirtear con una y otra, aunque lo diga por este medio en verdad en persona me lo callo, dejando a mí mujer quien lo divulgue, pues parece que disfruta contando mis hazañas. No dejando de contar lo mujeriego que he sido, poniéndose la medallita que me he reconvertido gracias a ella, ignorando en verdad que siempre que puedo… sigo haciéndolo.

Bueno comienzo, mirad como he dicho en infinidad de veces, me gusta quedarme mirando por la ventana, mirar por el hecho de observar a la gente mientras estoy haciendo algo o simplemente tomándome un café. No perdiendo detalle a toda mujer que pasa frente a mi ventana, mujeres que hay que aprovechar con el buen tiempo, pues de una manera u otra van muy hermosas o sexy… mmm. Una de tantas es Maite a la cual conozco en verdad de hace unos años a pesar de verla casi una vida por el barrio, nuestros encuentros son los típicos de cualquier persona. Encuentros ocasionales como encontrarnos en el supermercado, farmacia, panadería, etc. Nuestra ignorancia de no saber quiénes, nos hace callar por respeto, aunque nos hemos visto de sobra en cualquier lugar. A veces le suelto un “Hola” con una sonrisa a pesar de que no espero contestación, cosa que no llega y no digo que no lo deseara. Maite no es una mujer de bandera, cuando me fije en ella como amiga no me fije en ella por sus atributos, pues no es mujer que se cuide al menos desde hace unos años. Mujer pasado los cuarenta y cinco años, rellenita, pechos grandes y buen trasero. Maite como realmente se llama es como cualquier mujer, no es distinta a otra al menos cuando la conocí. Pero el tiempo va pasando y es ella la que suelta algunos comentarios, como aquel que me hiciera en el Mercadona (un supermercado) en el me dice...

  • "Usted se encarga de la compra en su casa o es solo casual".

Le miro con incredulidad y suelto...

  • "No me hable de usted. Pero sí… normalmente soy yo quien suele hacer la compra, porque lo dice usted".

Contesta...

  • "Por favor no me hable de usted, me hace sentir aun más vieja de lo que soy”

Rápidamente le contesto…

  • “Para nada lo parece usted”.

Digo y ella continúa…

  • “Mire, se lo preguntaba al ver su compra, pues lleva de todo desde comestible hasta productos de limpieza e incluso compresas para su mujer o hijas".

Comenzando a dar píe a una conversación de lo que compro, conversación que tras hacerle saber como me llamo, pregunto por su nombre…

  • “Perdón no me he presentado… me llamo José, y tu como te llamas más por no ser dos desconocidos más por el barrio”.

Ella contesta y prosigue…

  • “Me llamo Maite”.

  • “Mira perdona, debía de haberlo dicho desde un principio, no quisiera que pensaras que busco algo… no soy de esas, si te he dado esa impresión te debo disculpas”.

Rápidamente, intente explicarle que no busco nada, simplemente era una breve conversación, no buscando y no deseando que pensara mal de mí. Haciéndole ver que simplemente era por saber quien éramos, pues la próxima vez que nos encontremos en algún establecimiento, no seamos dos desconocidos más. Tras mi breve disculpa, ella me respondió…

  • “Mira ante todo disculpa, no debía de haberte dicho nada. Lo que me ocurre es que estoy divorciada y no me fio de nadie; y aunque de eso hace ya dos años, te digo que no me interesa ningún tipo de compromiso”.

Contestándole...

  • "No te preocupes, yo tampoco estoy buscando ninguna relación, solo es simplemente amistad".

Respondiéndome ella...

  • "Tú también estas separado".

Le respondo...

  • “Yo que va… yo estoy casado, por ese motivo te he dicho que no busco ninguna relación, sino amistad".

Acabando ella por reírse, visiblemente avergonzada, quizás pensando que haya metido la pata. Tras pagar mi compra me quedo esperando a que ella pase la suya y pague, esperando para ayudarla a llevar su compra, pues lleva más de lo que puede cargar. Cosa que ella al ver mis intenciones me dice…

  • “Gracias pero no… puedo sola, una de las cosas que se aprende tras divorciarte y que debo de hacer las cosas sola, ya no debo de esperar ayuda de nadie”.

Sus palabras me dejaron atónito, no esperaba tampoco nada de ella, simplemente quería ser caballeroso con ella, bueno en verdad es como soy normalmente. Hemos tenido varios encuentros fortuitos después, no buscados por mí y creo que menos ella, pero como yo le digo ahora… “Antes éramos dos desconocidos más por el barrio, ahora al menos somos conocidos, ¡Ojo¡, no digo que seamos amigos”. Me he ofrecido a escucharla si necesita hablar con alguien, le deje claro que no es una cita y nada por el contrario, simplemente es un ofrecimiento en el caso que quiera desahogarse y no tiene o no encuentra en esos momentos a nadie, llegándome a ofrecer si necesita otro tipo de ayuda, ya sea para su casa o el coche, puntualizando que no espero nada, sabiendo como piensa.

Esto no es como lo ocurrido con “M. Carmen”, mujer que tras unos años de amistad, quedando para desayunar o tapear, mujer que me invita a ir de tienda con ella. Deseando mí amistad a pesar de mandarme por el whatsapp fotos… mmm, mujer madura que me cuenta sus penas. Confesándome el día a día de su vida, según ella su monótona vida, donde tras casarse muy joven con el único hombre que estuvo. Hombre al cual mienta que es bueno, servicial, atento y todos los demás adjetivos, pero también dice que desde hace unos años sea vuelto aburrido, tanto que lleva meses sin hacerlo. Sus confesiones van tomando un color especial, tanto sus confesiones como su manera de vestir… provocadora, viste marcando silueta y pechos, sabiendo ella de sobra que mi pico no es solo para recitar poesía… mmm.

Pues la primera vez que nos atrevimos fue una mañana tras un desayuno, donde no pude aguantar más y la bese, beso que fue correspondido y que comencé allí mismo en la calle a acariciarla. Su miedo a que algún vecino pueda vernos, me hizo adentrarla en un portal y continuar basándola, donde mis manos dejaron de acariciar su cuello y espalda. Continuando por sus senos y culo, siendo ella la que tras arrodillarse acaba por sacar del interior de mi pantalón… mi miembro, comenzando a darme una mamada hasta hacer que me corra… ooohhh, no quedándole otra que hacer que me corra en su boca y tragárselo… mmm. No queriendo dejar evidencia de los hechos, luego continuamos nuestra charla y caminata, no dejándome a mí darle el mismo trato, pues ella no deja de decir…

  • “Tranquilo que ya te tocara”.

Claro está que me ha tocado, pues incluso nos vemos en el lugar donde veraneamos, como este pasado verano que la vi de casualidad. Yo iba paseando por el paseo marítimo mientras ella estaba sentada junto a un paragua en compañía de su marido, hija y suegra. Aquello me pareció morboso, tanto que la llame y le hice ver donde estaba yo, asustada por mi presencia quiso eludirla y le hice ver o subía hasta donde yo estaba o bajaba y de paso me presentaba. Ella poniéndose el pareo sobre su bikini, camino por esas arenas hasta donde yo estaba, rápidamente dejo de ser esa mujer madura alegre y provocadora dejando a esa malhumorada casada. Me echo en cara que la seguía sin acordarse de que yo veraneaba allí, mientras me criticaba y decía mi falta de tacto, no deje de mirarla sobre todo lo bien que le quedaba el bikini, cosa que le hice saber y que me respondió…

  • “Pues no te imaginas lo bien que me queda sin él”.

Aquello me encendió y tras girarse ella en dirección hacia su sombrilla que apenas se acordaban de ella, cogí yo y me puse a su espalda con toda la intención que notara mi duro y erecto miembro presionar su culito… mmm. Ella intentaba apartarme eludiendo que estaba su marido y su suegra, mientras yo echaba hacia un lado la tela de su bañador e introducía dos de mis dedos… mmm. Ella tras dar un sobresalto… mmm, me soltó…

  • “Aquí no malo… que eres muy malo”.

Comportándome acto seguido no como un chico malo… sino como un cabrón, pues saque mi miembro por un pernil del bañador y me coloque de manera que lo encaje entre sus glúteos, soltando esta un gemido y acto seguido un suspiro. Soltándome…

  • “No puedo esperar más, debes de ser castigado… vale”.

  • “Mira tú vez esa casa casi en ruina, pues nos vemos allí en quince minutos”.

Tras decir esto coge y se marcha hacia su sombrilla, mientras yo me encamino hacia esa casa que lleva de esa manera casi un lustro, casa utilizada por parejas para todo. Tras algo más de quince minutos apareció muy acalorada, cogiéndome y empujándome hacia el fondo, tirando de mi bañador hacia mis pies al tiempo que se arrodillaba. Tomándola y llevársela a la boca, tragándosela por completo al tiempo que yo acaricio su nuca y cabellos… ooohhh!!. Dirigiendo una de mis manos hacia su espalda, soltando la parte superior de su bikini y tras caer este sobre sus rodillas, comenzara a magrear sus senos… uuummm!!. Recuerdo su cara y expresión, cuando tras sacársela de la boca, me suelta…

  • “No tengo mucho tiempo, he dicho que iba a caminar un poco, tiempo que se que tardo en llegar a las piedras”.

  • “¿Qué has hecho cabrón que estas tan caliente?. Menuda erección que tienes, no me digas que esto es por mí y no por como te ha dejado la cabrona de tu mujer”

Le hago levantarse y mi boca la dirijo a sus senos, beso, chupo y lamo al tiempo que mis manos se introducen dentro de la parte inferior de su bañador. Ella gime y suspira, sintiendo escalofríos que precisamente no son de frio, suspira y aun más cuando soy yo quien ahora se arrodilla, quitándole la parte inferior y comenzar a comerle su rubio coñito… mmm. Ella no deja de estremecerse y de gritar, dando seguro de su paradero, no solo a su familia sino a extraños mirones, cosa que me pone aun más y ella lo sabe. Mientras entre convulsiones obtiene su primer orgasmo al tiempo que mi boca actúa y mis dedos penetran tanto su coñito como su culo… ooohhh!!, alternándose con un segundo e intruso un tercero… uuuffff!!. Sin darle tiempo a coger aire... la embisto durante unos minutos, acabando por sentarme en el suelo con la espalda contra la pared al tiempo que tiro de su mano, haciéndole ver donde deseo que se ponga… mmm. Comenzando ella a galopar hasta obtiene su segundo orgasmo, sin aire y mareada no deja de decirme…

  • “Córrete cabrón… córrete, quiero sentirte dentro… quiero que te venga ya… aaahhh!!”.

Tras unos minutos más y porque soy yo quien hace que me venga… me corro, echando toda mi corrida dentro de su coñito… uuuffff!!, coñito que luego volví a comérmelo a pesar de que M. Carmen me lo impedía. Viendo ella que con la lucha se me volvió a empinar, volviendo ella a arrodillarse y comérsela, dejándome finalmente que la enculara hasta venirme. Luego mientras le ayudo a ponerse sus prendas y limpiarla, le hago saber que eso era por ella, pues por la mañana cumplí con mi mujer a lo ella soltó…

  • “Que suerte tiene tu mujer… cabrón, yo no te dejaba ni salir por la puerta”.

Pero bueno con M. Carmen es otra historia, pues es una mujer que creo que nunca se separara de su marido, ya que esta más que acomodada a él y que hace ella lo que desea. Siendo satisfecha siempre que ella lo desea, os podría contar más anécdota de ella, pero no es el momento. Pero sigo que me desvinculo. Maite es esa mujer que me confiesa que ella le gusta ahora la soledad de su hogar y como única compañía sus hijas, pero comprendo que ella ha llegado a este punto a raíz del divorcio y que le cuesta adaptarse. Comprendo que desvincularse de esa persona con la cual ha compartido gran parte de su cuesta, pero sabiendo que no soy el único que la ha aconsejado salir y conocer gente. Ella es la que me pregunta…

  • “Como me enfrento a esto. Como comienzo a vivir el día a día, como puedo olvidar dieciocho años de convivencia, intentaba aguantar y levantar esa relación. Pero cuando descubre que no va a mas… tienes que tirar la toalla, tienes que rendirte no solo por mi… sino por ellas”.

Yo le decía…

  • “Mira, no soy quién para decirte que hacer, pero te aconsejo que lo hagas por ellas sino deseas hacerlo por ti. Atrévete y sal ahí fuera, debes de disfrutar ya no solo de la vida, sino también de tu vida sexual. Tienes que pensar que tu también lo mereces”.

Pero también es verdad que cuando conocí a Loli, amiga que está en pleno proceso de separación, amiga que cierto día cogió y nos invito a mí mujer y a mí a tomar algo, no solo era el tomar algo sino también el conversar con ella, pues necesitaba desahogarse con alguien, eligiendo a nosotros como uno de sus mejores amigos. Mi mujer eludió la invitación con una falsa escusa, mandándome a mí a escucharla. Loli de sobra sabía del plantón de mi esposa, sabía que no deseaba escuchar las desdichas de ella… cosa que realmente le sentó fatal. Fue mi mujer quien acordó con Maite la hora, siendo ella la que me pidió que la escuchara y fuera comprensible, mientras ella seguro que se quedaría en casa y en la cama con el móvil.

Recuerdo que tras llegar a casa de Maite, me invito a pasar y tras tomar algo en la salita y explayarse está hablando, seguimos en el salón ya con una copa de alcohol. Esta estuvo hablándome de todo, contándome una cosa u otra, pasando de tema a otro tema, conversando sobre su ex y sus hijas. Mientras ella hablaba… yo la miraba, viéndola poco a poco diferente, viendo que esa fuerte mujer como es Loli, estaba derrumbándose poco a poco e intente animarla. Contándole cosas alegres, alguna anécdota, tonterías, pero siempre eludiendo algo que le recordara a su ex, mientras hablaba no sé porque me dio por acariciar sus cabellos. Loli entre una cosa u otra se dejaba contagiar, estaba muy melosa, podría decir que en manos de otros podrían decir que es presa fácil.

Yo, le fui aconsejando y animándola a hacer algunas tonterías, poco a poco las gracias le fueron haciendo efecto, tanto que en un momento dado cogió y me dio un piquito. Claro esta se dio cuenta al momento de ello, abatida con rasgo de remordimiento se disculpo, culpando del piquito los efectos de sentirse bien a pesar de lo que estaba pasando. No le deje continuar y le bese, un beso llevo al otro al tiempo que le fui acariciando con una mano sus cabellos al tiempo que con la otra el cuello… mmm, ella suspiraba y soltaba algún que otro gemido. Se quejaba pero sin convicción alguna, apartaba mis labios de los suyos y era ella la que buscaba los míos. Bese su boca, mejilla y cuello al tiempo que ella suspiraba, comenzando por desabotonar los botones de su camisa, mientras ella me acariciaba, soltando…

  • “No… no… por favor déjame... aaahhh!!”.

Pero en vez de rehuir acabo por echarse sobre mí, echada sobre mi pecho sin dejar de besarnos, sin dejar de acariciarnos, dedicándome en esos momentos a sus senos al tiempo que acariciaba sus piernas y nalgas… aaahhh!!. Note su coñito empapado… ardiendo… mmm, mis manos no dejaron de magrear sus nalgas y de deslizar mis dedos por su vulva… ooohhh!!. Fui yo quien me quite la camisa y viendo sus nervios por bajarme la cremallera del pantalón, acabe por quitarme los pantalones al tiempo que descendí hasta su entrepierna, comenzando por besar su vulva y chupar sus labios vaginales mientras ella se retorcía de placer… aaahhh!!. Volviendo a ascender hasta su boca… mmm, besando su cuello y hombros al tiempo que restregaba mi miembro por su entrepierna… uuummm!!. Siendo ella la que tras quitarse su camisa blanca y con mi ayuda su sujetador, mientras se despojaba de su falda y sus braguitas… aaahhh!!. Buscando inicialmente mi miembro… mmm, miembro que aun continuaba en el interior de mis calzoncillos, siendo ella quien no solo me los quito, sino que tras tomar mi miembro con sus manos… mmm. Comenzó a magreármelo, pajeando al tiempo que lamia mi glande, dándome cuenta la habilidad de esta mujer en comer una polla… aaahhh!!, menuda mamada como se la engullía hasta la base… ooohhh!!, menuda manera de mamar y lamer… uuuffff!!!, ni mi mujer lo hace también… uuuffff!!.

Siendo ella misma quien a horcaja se puso sobre mi miembro y ella misma tras cogerla se la introdujo… ooohhh!!, comenzando a moverse… mmm, demostrándome las ansias que tenia de sexo. Cambiando yo de posturas no por el hecho que pueda venirme, sino para hacerla disfrutar, no oponiéndose ella que lo hiciéramos sin protección alguna… mmm, pues deseaba sentirla y si fuera posible correrme en su interior… aaahhh!!. Tras haber estado cerca de una hora follando… mmm, donde ella logra hasta cuatro orgasmo mientras yo dos, orgasmos que pienso que es debido a los meses en ayunas, no estimulándose ni con sus dedos… ooohhh!!. Siendo ella quien con rostro de haber hecho algo malo, me confiesa que ha estado muy bien, diciéndome que ha disfrutado como nunca e incluso más que con su ex maridó.

Nos quedamos descansando en su cama, mientras ella aprovechaba mi pecho como almohada al tiempo que masturbaba mi miembro, miembro que poco a poco fue tomando fuerza ante los ojos de Maite. Una mujer que veía como iba a volver a repetir, iba a saciar aquello que llevaba tanto tiempo privado de ellos, mientras me decía…

  • “No te haces una idea de las veces que vas a venir a escucharme, pues no te haces una idea de lo que necesito desahogarme”.

Muchas veces odio las comparaciones pero en ese momento me agrado pensar que soy mejor que su ex, no por el tamaño que a veces lo dicen sino por la calidad, demostrándome que el pasar de los años afecta más a algunos que a otros. Yo no soy hombre de que evitó comparar mis experiencias sexuales, quizás porque apenas pienso en ellas, aunque cuando comienzo a escribir rara vez es la vez que no pienso en ellos, pues no hay encuentro sexual que a veces lo compare con el realizado con mi mujer.

Bueno continuo que vuelvo a perder el norte… ja ja ja. Os confieso que desde  un principio no pensaba camelármela para llevármela al huerto, eso no era mi idea. Pues una mujer divorciada, separada o en trámite no es buena, quizás porque muchas tienen prejuicios contra los hombres, ya que somos el causante de su dolor. Mi intención desde un principio solo es amistad, ya que me daba cosa el verla todos los días y no conocerla, pues con un simple hola tenia de sobra. Nos encontramos nuevamente en la farmacia, fijándose nuevamente que entre los medicamentos que llevaba había cosméticos para mi mujer, y claro está un bote lubricante de durex. Cogiendo esta y tras estar acostumbrado a su pataletas, me soltó un sarcástico comentario...

  • "Menos mal que te utilizan para algo que comprar en el supermercado".

Callo y tras pagar disponiéndome a marcharme. Nuevamente muestra su cara de arrepentimiento, disculpándose y avergonzada se disculpa, echando la culpa de su rabia a su ex marido y a todo hombre que se le cruza. Calla unos segundos y prosigue...

  • "Te podría pedir un favor. Mira esto es muy embarazoso para mí, no quisiera que pensaras mal después de lo que te quiero pedir".

Le mire extrañado, esperando a que ella dijera, minutos más tarde de indecisión, dice...

  • "Quisiera que me compraras una caja de preservativos. No me mires así por favor, no te haces una idea de lo que me está costando pedírtelo".

No la estaba mirando de ninguna manera, tampoco la estaba juzgando o pensando mal. Tras decírmelo le dije...

  • "Vale... de cuantos, lo quieres de algún tipo en especial".

Ella malhumorada me suelta...

  • "No te cachondees de mi, esto es algo muy serio y no tenía a quien pedírselo. He visto en ti a esa persona que podría ayudarme, pero si no quieres por mi manera de comportarme contigo o no puedes... lo comprenderé".

Le expliqué que no me estaba cachondeando de ella, pues era una pregunta normal ya que los hay de varias unidades, de tipos e incluso de sabores. Ella sorprendida y al mismo tiempo abochornada, me suelta...

  • "Cómprame entonces la de seis unidades y básico… si puede ser, no creo que al final me hagan falta".

Pero no solo le compre una caja de preservativos de seis unidades, sino un bote de lubricante pues quien sabe si le hará falta después de tanto tiempo sin tener sexo. Agradecida y tras mirar el monedero, me invita a tomar un café en su casa, dejando claro que no tiene otras pretensiones y menos espera más. Soltándome…

  • “Te invito a tomar ese café en mí casa, porque mirando el monedero me he dado cuenta que me he quedado sin dinero para poder entrar en cualquier cafetería y tomar un café, además de ser mucho más barato”.

Mientras caminamos en dirección a su casa que la verdad ahora que se donde vive, me doy cuenta del pedazo de vuelta que dimos. No pensando mal en el caso que no deseaba que la vieran acompañada o quizás, pensándolo por mí. Bueno tras esta reflexión continuó, mientras caminábamos comienza a contarme cosas, cosas cotidianas y poco a poco, me voy convirtiendo en ese pañuelo de lágrimas que necesita. Dándose cuenta se disculpa, no dejándome de decir...

  • "Perdona, no comprendo porque te cuento mis cosas cuando tu eres un desconocido, quizás sea porque eres la única persona que se preocupa por mi sin esperar nada a cambio, o al menos ese espero".

Yo acostumbrado, tanto a sus modales, encaramientos como en sus disculpas, acabo por interrumpirla... tras tranquilizarla, comencé a animarla a que siga desahogándose conmigo. Está rompió a llorar dándome las gracias nuevamente, tranquilizándola al decirle...

  • "No te preocupes no eres la primera que lo hace, menos la ultima tengo amigas que lo hacen y quizás sea por sus maridos. Pues este está en un proceso de depresión que no les hecha ni cuenta, pero nada de nada y ellas están buscando otra salida, salida que es una amistad que pueda llenar eso que un día tenía todos los días".

Ella sorprendida no por el inicio de mi comentario sino por el final. Comienza a contarme que su marido le ha dejado por una mujer quince años más joven que ella, mujer que tampoco la ve tan espectacular como dicen algunos. Pero ella a sus cuarenta y seis años se ha quedado sola en compañía de sus tres hijas de doce, catorce y diecisiete años, hijas que viven con ella y que comparten la custodia con su marido. Me cuenta que desde hace dos años no ha salido de nuevo, no con sus amigas ni con ningún pretendiente, quizás porque le da miedo comenzar de nuevo. Confesándome que tiene una cita con un compañero de su hermana, chico que como ella está separado y aunque no desea nada, no descarta que acaben acostándose juntos, motivo por el cual me había pedido que le comprara la caja de preservativos, pues no desea quedarse embarazada.

Su se inicio con un toque dramático, conversación unas conmovedoras palabras, acusador a su ex de todo y al mismo tiempo exculpándolo. Como cuando suelta…

  • “No me importa lo que le pase a mi ex marido”.

Pero luego tras recapacitar, suelta…

  • “Mentira, claro que me importa es el padre de mis hijas, que culpa tienen mis hijas de tener un padre así”.

Volviendo a decir…

  • “Mis hijos van a crecer y a darse cuenta de lo que me hizo”.

Pero minutos más tarde recapacitar, y soltar…

  • “Quizás lo sepan y aunque les moleste no lleguen a reprochárselo, ya que al final y al cabo es su padre y como tal, van a seguir queriendo y eso es bueno para ellos”.

Me confiesa que al año comenta cayó en sus brazos, vino a conversar y acabamos follando en el dormitorio, eso dio esperanzas a las niñas cuando nos escucho, eso y el verlo salir por la mañana. Acabando por decir…

  • “Aunque me gusto el tenerlo nuevamente entre mis brazos, el oler su olor personal… su tacto. Pero tras finalizar y darme cuenta de lo ocurrido, sentí unas nauseas como nunca, no te imaginas lo que me repugna el solo pensamiento de volver a tener sexo con él”.

Yo intentaba decirle que debía de dejar todo lo ocurrido en el pasado. Que lo que haya pasado y ocurrido depende ya de ambos, no debe de pensar que él te traicionó o abusó de ti. Pues fuera de eso, debes de recordar algunos momentos buenos al menos de vez en cuando. Cuando llegamos a su bloque al cual como comente en su momento, tras una enorme vuelta entramos por detrás, cogimos el ascensor hasta la primera planta. Abre la puerta y grita…

  • “Niñas traigo visita, es un amigo del barrio, venid a saluda”.

Aparece la pequeña de doce años a la cual me referiré a ella como M, la cual tras salir del interior de una de los dormitorios, me saluda y le pregunta a su madre…

  • “Este será mi nuevo papa”.

El momento es fuerte y aunque su madre le hace ver que solo soy un amigo, la niña me mira con extrañeza. Luego sale la chica de catorce años, chica a la cual también me referiré como L y que mienta a su madre en plan déspota…

  • “Un amigo con derecho o simplemente un amigo”.

La madre con cara de pocos amigos ya para ese momento, pensando que mala fue la hora en que me pidió invitarme a su casa a tomar un café. Explica a su hija…

  • “El es un amigo… simplemente es un amigo”.

Acabando por salir la tercera hija del dormitorio del fondo que da a la calle, dormitorio que me fijo que da casi frente al mío. La hija a la cual me referiré como S, hija que tiene diecisiete años y a la cual, apareció con un mini jeans y una camiseta blanca de tirantes, camiseta que se podía apreciar que nada llevaba nada debajo. Esta chica se me acerco y tras darme dos besos en las mejillas, se me presento educadamente, cosa que su madre agradeció…

  • “Una al menos una con educación”.

Es momento en que me doy cuenta de quién es esa chica, chica que hasta ese momento ignoraba nombre, edad o algún dato más. Pues es aquella que durante los veranos se ha envalentonado, aquella vecina que cada noche durante un tiempo, deja la luz encendida y la persiana abierta. Vecina que comienza a desvestirse enseñándome su cuerpo desnudo, bueno desnudo del todo no… pues lleva sus braguitas unas y otras unos mini jeans. Pero cuando se desviste y se queda con sus senos libres… mmm, puedo apreciar con claridad como se queda unos minutos mirándome como desafiante, minutos que pasados acaba por desaparecer… mmm.

Vecina que aunque joven y que no apreciaba edad, esta se queda cada día mirando… como buscándome, provocando en el momento en que me ve aparecer. Chica que se acerca a la ventana, mirando de un lado hacia el otro como si estuviera cerciorándose que no hay mas persona. Tras cerciorarse, comienza a desvestirse quedándose en braguitas, eso algunas veces pues otras, finge venir del cuarto de baño de darse una ducha en tan solo una toalla, aparece con sus cabellos enredados en otra toalla, dejando caer la toalla que cubre su cuerpo y mostrarme su desnudes… mmm. Mostrándome esa perfecta espalda y ese culito… mmm, acabando por darse la vuelta mostrando esos senos pequeños pero perfectos y ese depilado pubis… uuuffff!!. Comenzando un baile sexy hasta que quizás un ruido le hace volver a la realidad, momento en que echa las cortinas y desaparece… uuummm.

Aun recuerdo que durante el café fingía escuchar a Maite, pero cuando podía buscaba con la mirada a su hija S, hija que vi como hablaba con su hermana mediada, contándole algo al oído mientras esta acaba riendo al tiempo que intenta tapare la boca. Hija mayor que caminando acaba por situarse por detrás de su madre, mirándome con deseos… mmm, llegando a tirar de su camisa hacia arriba y mostrarme sus senos desnudos más cerca, senos redondeados y sonrojados… mmm. Senos que comenzó a acercárselos a la boca y tras lamerlos… sonrio (uuuffff!!... menuda putita), luego tras dejar su camisa caer, comenzó a deslizar uno de sus dedos por su rajita por encima de su mini jeans… mmm, acabando por introducirse sus deditos por uno de su perniles… uuuffff!!.

Aquel tiempo se me hizo grato pero al mismo tiempo incomodo, acabando por hacerle saber a Maite que debía de marcharme, mientras esta agradecida por escuchar y la compañía, me ofrece su casa para volverlo a repetir, haciéndome ver lo bien que le ha sentado desahogarse. Bueno creo que mejor lo dejare aquí, creo que más tarde os contare algo más de ella, pero antes de despedirme debo agradecer, tantos a todos aquellos que me leéis como los que me ponéis un comentario, pues por vosotros sé que hago bien contando mis confidencias. Espero que os haya gustado tanto como a mí, espero vuestros comentarios. Mi email… Jhosua 1974 @ Gmail . com