Buscando reintegro obtuve premio mayor

Después de una fiesta obtengo un regalito que no podìa despreciar...

Las mujeres de mi vida – Tong-po

Relato no. 20

Buscando reintegro obtuve premio mayor.

Esto que les cuento sucedió el 14 de mayo de 2004, en la oficina celebrábamos el cumpleaños de un compañero, estábamos en la comida, disfrutando, tomando copas, bailando y bueno tratando de llevar a alguna compañerita a la cama esa es la verdad, la victima era una compañera de reciente ingreso con un trasero tremendo, muy buen cuerpo y muy bonita, ya saben todo mundo mimándola y tratando de ser el mejor pero, ¡sorpresa para todos!, llegó el novio y se la llevó, todos quedamos en una pieza y riendo, buscábamos tener algo que ver con ella y nada ni reintegro como dicen acá en la lotería nacional.

Yo regresaba del baño cuando Juanita la secretaria de mi jefe se dirigía ala puerta de salida, ella es una niña de 24 añitos, de piel blanca y cabello castaño retocado con luces doradas, muy guapa, bajita como 1.50, delgadita pero bien torneada, pechos pequeñitos, nalguitas pequeñas pero redonditas, antes de la chica nueva ella y otra compañera eran las presas que todos buscábamos tratando de llegarles o algo y dándole la mano le dije:

¿ya te vas tan pronto? – le dije dándole un beso en la mejilla.

¡ya es muy tarde! – me dijo con la mirada un poco perdida, señal que se le habían pasado las copas.

Ella es de las chicas que regularmente te pintan la raya y te despachan para que dejes de presionarlas, regularmente solo tomaba un par de copas y listo, pero este día si se veía muy entonada.

¿vas bien le dije? – fingiendo preocupación, yo esperaba de plano el cortón clásico.

¿la verdad? No, me siento muy mareada, no creo poder manejar – me dijo con voz adormilada.

¿quieres que llame un taxi? – le dije esperando dijera que no.

¡no! ¿y mi carro?, ¡mejor llévame tu! ¿puedes? – me dijo casi cerrando los ojos.

¡claro, para esos somos amigos! ¿no? – le dije casi brincando de alegría, ya era algo.

Llegamos a su coche y ella se tambaleaba, la ayude a subir a su carro por la puerta del pasajero y... al dar el paso para subir abrió sus piernitas y "flash" me enseñó una tanguita color palo de rosa o algo así, detrás de las pantimedias color natural que llevaba bajo su faldita corta de color rojo y holgadita, le ayude a subir la otra piernita tomándola del muslo y por primera vez la había yo tocado, otra parte que no fuera la mano. Durante el viaje a su casa medio íbamos platicando ya que ella solo balbuceaba y pronto se quedo dormida, yo al hacer los cambios de velocidad aprovechaba para pasar rozando su pierna izquierda al pendiente de su reacción, pero ella se encontraba fuera de combate así que paulatinamente iba yo subiendo su falda en cada oportunidad que tenía, dando jaloncitos hacía arriba de su muslo, pronto se alcanzaba a ver esa linda tanga que ya había yo visto, así deje la falda dándome vista cada que podía y de vez en vez ponía mi mano sobre su muslo sin presionar solo rozando, incluso alcance a tocar su entrepierna muy ligeramente, mi corazón casi se salía de la emoción. En fin, llegamos a su casa y rápidamente baje su falda a la posición original, la desperté y la ayudé a bajar y nuevamente me di gusto con sus piernas abiertas, la acompañe hasta su puerta tocamos y nadie abrió saco sus llaves y entramos, después de cerrar preguntaba si había alguien, nadie respondió la acompañé a su sala y al despedirme ella me pidió que la ayudara a llegar a su recámara pues aún estaba muy mal, yo acomedido la lleve y entre paso y paso le alcanzaba a apenas tocar el borde de su bra y de su senito, al fin llegamos a su recámara, y ella se desplomó sobre la cama boca abajo con las piernas un tanto abiertas, yo me quede allí sin saber que hacer, bueno le estaba viendo las piernas:

¡Juanita!, ¡Juanita! – le decía yo moviéndola del hombro.

¡mmmmmm! – sólo respondía pero no despertaba.

¡Juanita! – le dije nuevamente, pero esta vez le estaba tocando el trasero con la mano bien empalmada en él.

¡mmmmmm! – volvía a responder sin despertar.

¡ya me voy! – le dije apretándole ambas nalgas con las manos y sacudiéndola.

Esta vez no obtuve respuesta, estaba yo todo nervioso la tenía a mi merced y eso me excitaba tanto que ya estaba yo chorreando y con el miembro bien parado, no esperé más y alce su falda hasta arriba de la cintura y la despoje de su pantimedia, dejándole con la tanguita que hacía ver sus nalguitas hermosas, estuve un rato tocándoselas y luego abrí sus piernas, ella ni se movía comencé a besarle y morderle ligeramente y pronto metí me cara entre ellas alcanzando a oler y tocar su entre pierna, alcance a escuchar un gemidito, pero nada de reacción, la voltee boca arriba y abrí bien sus piernas, estuve jugando con su conejito un buen rato tocando a todo lo largo hasta que note cierta humedad en su tanguita ella emitía pequeños gemiditos, señal de que se estaba calentando inconcientemente, le gustaba, hice a un lado la tanguita y por fin apareció el tesoro que tanto había soñado, tal y como yo creía que era, pequeñito y peloncito, apenas emplumadito sobre su pubis y de un color rosita (mi corazón casi se salía y mi estomago vació) temblando abrí su boquita de amor y seguí acariciando pronto me agache y comencé a darle lengua, entonces ella comenzó a mover ligeramente su cadera y yo me levante asustado, falsa alarma, ella seguía bien dormida pero estaba gozando de la mamada que le estaba yo propinando, regrese a mi tarea y esta vez metía mi lengua dentro de su vagina y chupaba y chupaba y ella se movía cada vez mas excitada y gemía emitiendo ligeros sonidos guturales, me levante y la desvestí completamente aparecieron sus pechitos pequeñitos coronaditos por unos pezoncitos achocolotados preciosos, que también me agasajé mamando y dándole dedito en el clitoris, ella movía más rápido la cadera y supe que era el momento de penetrarla.

Me desvestí también abrí sus piernas y me acomode en medio de ellas y dirigí mi palo duro hacía su entradita, lo acomode entre sus labios y estuve jugando presionando en sus labios y lo retiraba lo pasaba de arriba abajo por su boquita, volvía e empujar metiendo casi la cabecita y lo sacaba, ella con esos movimientos gemía más y más, así que empuje ligeramente y le metí medio palo, si he de ser sincero yo pensé, más bien todos pensábamos en la oficina que ella era virgencita, pero... que equivocados estábamos, perfectamente se veía que ella sabía mover muy bien ese culito que por nada era de los más codiciados, ella gemía y medio dormida decía:

¡mmm!, ¡así, así! ¡que rico! – decía con esa voz dulce que le caracterizaba.

¡chiquita! – me limitaba yo a decir y empuje toda mi herramienta al fondo.

Que cálido agujerito, eso si no era virgencita pero apretaba como si lo fuera, delicioso realmente y comencé a bombearla más rápidamente y pronto me vine en ella, despuésito ella gemía un poco más y se tensaba, me imagino que se había venido. Allí estaba yo viéndola y mirando como mis jugos salían de su vaginita y admirando su rico culito color chocolate, la estuve observando un rato, luego me gano el sueño a mi también y me dormí junto a ella.

Como a las dos de la mañana, ella despertó sorprendida y yo exaltado lo hice también, ella casi llorando me dijo:

¿que paso?, ¿qué hiciste? – me dijo mirándome fríamente y saltando de la cama.

¡pues tu me estabas abrasando y besando! ¡y pues lo hicimos! – le dije tratando de mentir.

¿pero como? ¡si yo no quería! – me dijo tapándose y caminando de un lado a otro.

¡no se! ¡eso te decía yo! – le dije realmente preocupado y asustado.

¡y porque no me detuviste! – me dijo tocándose la panochita revisándose.

¿pensé que tu querías? – le dije levantándome de la cama.

¿ay que vas a decir de mi? – me dijo poniéndose toda colorada.

¡nada! ¿qué he de decir?, ¿qué lo haces muy rico? – le dije esperando una mentada cuando menos.

¿no dirás nada verdad? – me dijo muy preocupada y acercándose a mi.

¡claro que no! – aunque estaba ansioso por decirle a los demás.

¡gracias! – me dijo dándome un beso al que yo respondí

¿lo hacemos otra vez?, ¡pero ! – después de un rato me dijo pícaramente y todavía mareada.

¡por supuesto! – de buey decía que no.

Esa noche todavía pude hacerlo dos veces más y la verdad despierta coge muy, pero muy rico una de ellas se monto sobre mi y no saben que delicia, la cogí de perrito la levante, la voltee, la doble, en fin con ella se puede hacer de trapecista, yo creo que la emoción de haber tenido a una de las chicas mas solicitadas de mi oficina me hicieron "levantar" mi animo tantas veces. Desde luego me muero de ganas por contarlo, pero como se que no lo creerán me lo quedo para mi en la espera de poder disfrutar nuevamente de ese cuerpecito, y eso es todo por esta vez, espero verlos la próxima.