Buscando a Daniela…encontré a Malena (ll)

Mi mente sigue recordando...

Buscando a Daniela…encontré a Malena (ll)

A partir de ese momento, desapareció todo lo que había mi alrededor… solo podía mirarla a ella.

-¡Yo si cariño, para coger un poco de fuerzas!-Dijo Daniela mientras caminaba desnuda hacia la mesa donde estaba la mujer que conocería dentro de poco, cuyo nombre es Malena.

Mi mirada iba directa a Malena, mujer linda como no había visto nunca, delgada, piernas kilométricas que terminaban en unas sandalias doradas con unos tacones y una especie de pulsera en el tobillo, que la hacían todavía más esbelta. Piel dorada por el sol, suave a la vista, brillaban sus piernas y sus brazos, todo el cuerpo que no tapaba un vestido de tirantes que no pasaba de la mitad de su muslo.

-¿Y tú no quieres mi amor?-Me dijo con un acento que en ese momento no sabía de donde era, lo que si sabía que era dulce y embriagador. Luego supe que era canaria.

-Soy Malena.-Me dijo mientras me acercaba y extendía sus brazos hacia sus hombros para darme dos besos.

Ahora pude apreciar su cara linda de ángel, su olor, que a mí me hacía sentir el vicio  y el deseo más oculto de mi ser. Su melena morena, de pelo largo y rizado, sus ojos medio azules medio verdes, su boca enorme, con una sonrisa que llegaba de una oreja a otra, con dos labios finitos pero me transportaban a un mundo de ensueño.

-Si claro.- La contesté a su pregunta sobre si quería lo que me estaba ofreciendo. ¿Cómo decir que no? Aunque en este caso lo que me daba era una rayita. No soy un gran consumidor, pero en ese momento hubiera dicho que si a cualquier cosa que me dijera.

Mientras me la metía, escuche tras de mí la voz de Daniela diciendo a Malena que iba a darse una ducha, que me sirviera una copa para sofocar este calor. Me preguntó y la dije que bebía ron, pero me servía cualquier cosa, sobre todo para bajar  el subidón que me había dado.

La acerqué más dinero a Malena, para compensar lo que había dado, las copas y para quedar bien. Mientras mi mano se acercaba a ella, sentir por primera vez su tacto al agarrarme la mano con las dos suyas.

-¡Mi niño! Esto te he invitado yo porque quiero… o, ¿el dinero es porque también quieres mis servicios? Antes de terminar la frase ya se estaba riendo… claramente de mí. Pero ver esa carita simpática, maquillada ligeramente, con un poco de brillo con unos ojos cuyos párpados tenían una sombra de ojos ligeramente azul que… no sabría cómo definir tal belleza… simpatía, lujuria, alegría, ternura,… era una mezcla de todo.

-No pretendía eso, era solo para compensar, porque a partir de ahora es como una fiesta de amigos, ¿no?- Solté yo, escupiendo las primeras palabras que salieron de mi boca, mientras mi mirada ya había descendido de su carita, pasando por su barbilla, su cuello,… hasta llegar a ese escote que dejaba ver claramente que no había nada debajo de la fina tela de ese vestido blanco, que contrastaba con su piel morena… y que dejaba ver dos pequeñas tetas cuyos pezones duros intentaban salir del vestido. Me estaba volviendo loco y ella lo sabía.

-¡Anda, ponte una copa y me pones otra a mí!- Mientras voy a servir la copa, ella se gira hacia la mesa para meterse otra raya. Según se va agachando, su falda va subiendo por su muslo hasta llegar a casi la mitad de su culo. Que visión más excitante, eres culo redondeado donde terminaban esas piernas sin fin, ese culito tapado mínimamente por un tanga  blanco, un hilito que dejaba ver el hoyito de su culo… y su coñito, o más bien lo que yo pensaba que era su coñito. Entre sus muslos se veía un bultito que cada vez iba cogiendo más tamaño. En ese momento no me di cuenta, pero hacía rato que había acabado de meterse la raya y seguía en esa posición observando mi reacción. La cual, era de excitación total, mi subconsciente creo que sabía que es una mujer especial. Y mi cuerpo, el cual estaba completamente desnudo, reaccionó. Era imposible disimular y  ella lo sabía.

-¿La última para que entre la copa?-Dijo apartándose mínimamente a un lado, pero arqueando el cuerpo para que pudiera seguir gozando de la visión de su culito.

-¡Venga!-contesté acercándome, sin copa ni nada, porque no había hecho otra cosa que mirarla.

Me acercaba a ella, mi mirada fue moviéndose hacia su carita. Su mirada se dirige a polla, que esta dura y caliente como creo que nunca antes lo había estado. Luego sonríe y desvía su mirada pícara hacia mí, llevándose un  dedo entre los labios. Se incorpora un  poco, se gira y antes de que pudiera agacharme a tomar mi ronda, me abraza por el cuello y se coloca justo entre la mesa y yo.

Acerca sus labios a mi boca, su mano me acaricia el cuello y la cabeza, mientras la otra mano baja por mi pecho… los retira para metérselos en la boca, mirándome, los mete en la mía. El sabor de su saliva y lo caliente que esta me pone más todavía, si es posible… pero si… si es posible… baja su mano hasta mi pecho acariciando mis pezones y humedeciéndolos con nuestra saliva. Nuestras bocas vuelven a juntarse, besándose, me muerde la lengua, los labios, me los chupa mientras siento su cuerpo caliente contra mí, sus gemidos y su respiración en mi boca. Su mano sigue bajando, me agarra la polla, o más bien me la acaricia,… la agarra con fuerza, la acaricia, se lleva la mano a la boca para llenarla de saliva y vuelve a la carga, me mirándome, provocándome,…

Mis manos la agarran por la cintura para subirla a la mesa, dejando su vestido arriba para tirar de él y sacárselo por la cabeza. No pone impedimento, y su mano vuelve a buscar mi polla, me mira con esa carita de ángel diabólico, mientras me masturba, subiendo su boca de vez en cuando a coger ese dulce néctar que es su saliva.

No puedo más, la tumbo sobre la mesa, agarro su piernas para colocarlas en el borde, esos tacones, sus piernas flexionadas, su cuerpo sobre la mesa, moviéndose de excitación, sus brazos por encima de su cabeza y su mirada diciéndome que es mía en ese momento, que quiere disfrutar.

Deslizo su tanga por sus largas piernas, mientras mueve su tacones hacia mi pecho para hacer fuerza y subir la cadera para facilitarme la labor de quitar ese tanga y dejar al descubierto su “coñito”. No he tenido una visión más placentera que la de ese momento, con el cuerpo de Malena desnudo sobre la mesa, deseándome, mirándome,…uuuffff

Después de dejarla desnuda, agarro su tobillo para quitarla el zapato.  Mi lengua recorre su pie, meto sus dedos en mi boca para chuparlos. Mi mano baja por su pierna, acariciando sus rodilla, su muslo,… hasta llegar a su pollita, pequeña, dura, mojada… cada vez abra más las piernas y se acerca a mí. Yo disfruto de su pie, de verla gemir, de ir a por el otro pie, de mi mano acariciando su polla, sus huevos, su tripita, de ver como mi dedo va a buscar su agujerito, de ver como abre cada vez más las piernas.

Vuelvo a agarrarla de esa cinturita, para traerla al borde la mesa, separo su piernas sujetándolas desde su curva, no hace falta que las levante mucho, porque ella se encarga de dejar su culito delante de mí. Mi boca se lanza a lamer ese hoyito más moreno que el resto de la piel, más rugoso y mucho más sensible. Lo chupo, lo lamo, meto mi lengua en ese agujerito que cada vez se abre más. Sus piernas sobre mis hombros liberan mis manos para poder pellizcar sus pezones, para agarrar su polla mientras mi lengua recorre el húmedo recorrido que va desde su culo hasta la puntita de su polla, la cual empieza a echar alguna gotita en cuanto mis dedos se meten dentro de su culo y comienzan a jugar con él.

No sé si pasaron diez minutos o diez años, pero mi mente dejó de existir, solo disfrutaba, la hacía disfrutar, se contorneaba, gemía, metía sus pies en mi boca para luego acariciar mis pezones con ellos, agarraba su polla para metérmela en la boca… abría  sus piernas mientras me decía:

-¡Por favor, hazme mujer, por favor, hazme el amor!

Eso era lo que más deseaba en la vida en ese momento, me incorporé un poco y no hizo falta que hiciera nada más, salvo dirigir un poco mi polla hacia ella, porque estaba abierta y húmeda. La agarré de nuevo por la cintura para atraerla aún más a mí. Sus largas piernas rodeaban mi cuerpo, el cual se inclinaba para chupar y morder sus pezones. Sentía mi polla muy dentro de ella, sus manos agarraban mi culo y me empujaban contra ella, rozando su polla contra mi tripa. Cada vez entraba con más fuerza, cada vez la sentía gemir más fuerte, nuestras bocas se cruzaron, se besaban apasionadamente cuando empecé a sentir algo que mojaba mi tripa… la miré a los ojos y joder, como gemía, gritaba, me decía que estaba caliente como una perrita, que se estaba corriendo…. Yo no pude más… la agarré más fuerte contra mí y comencé a correrme dentro de su culo, mientras sentía como su polla iba soltando leche sobre mi tripa. Así una y otra vez hasta que el ritmo de nuestro cuerpo fue decayendo, pero nuestras lenguas seguían jugando, sintiéndonos el aliento hasta que mi cuerpo cayó sobre el suyo.

-Llévame a mi cama cariño.- Me susurró al oído, la agarré del culo, sin sacarla todavía y me la llevé en volandas a su cama, donde nos quedamos así mismo, tumbados y dormidos, abrazados.