Buscando... (2)
¿Alguna vez has entrado a un chat y has encontrado a un tío que te ha puesto como una moto?
- ¿Tienes hambre?
Ángel se quedó atónito mirando aquella polla que apuntaba al techo. “Joder, menuda polla… Que si tengo hambre dice el cabrón….” En lugar de hablar decidió quitarse la camiseta que aun llevaba puesta. Se puso a cuatro patas sobre el sofá y acercó su cara a aquella barra de carne de la que emanaba líquido preseminal sin control.
Primero la olió, pasando su cara por todo el tronco, Pudo sentir las manos de aquel hombre sobre su cabeza, acariciándole el cabello e incitándole a bajar más aun. Con la boca abierta le echaba el aliento sobre los huevos, pasándoles lametazos de vez en cuando mientras hundía su cabeza bajo los huevos duros y llenos de la leche prometida. El tipo que momentos antes parecía haber dominado la situación penetrándole el culo con el pulgar ahora se revolvía nervioso, con la respiración agitada y de vez en cuando soltando algún que otro gemido leve.
Aprovechándose de la situación, Ángel decidió cambiar los papeles. Comenzó a segregar más saliva, y empezó a lamer desde los huevos hasta el capullo, saboreando cada centímetro de aquella dura polla. Sentía su propia saliva mezclarse con el líquido preseminal, enrollarse en el capullo y tirar de él hacia lo más profundo de su boca. Se empezaron a escuchar gemidos cada vez más fuertes, más graves. De vez en cuando Ángel podía escucharle hablar “Qué bien la comes chaval, pareces todo un experto. Así, así, trágatela toda, metete mi polla hasta el fondo. Lame un poco más mis huevos cabrón.” Pero a él no le importaba, estaba disfrutando de poder chupar la polla más grande que había visto hasta entonces.
Cuando se quiso dar cuenta, llevaba un rato tragándose toda la barra de carne. A veces incluso sentía que le faltaba el aire, o que llegaba al tope dentro de su boca, y sin embargo no había parado ni una vez de seguir chupando, ni tampoco había usado sus manos para nada. Comenzó a agarrar la polla por la base con su mano izquierda, acariciándole un poco los huevos y volviendo a agarrar el trozo de polla que no podía meterse en su boca. Con la otra mano subió despacio, acariciándole el abdomen, subiendo por la leve mata de pelo que le dirigía hasta los pezones. Comenzó a acariciarlos y pellizcarlos. En respuesta, sintió como la polla se volvía más caliente, e incluso las embestidas dentro de su boca se hacían más violentas y rápidas. De repente unas manos lo agarraron del pelo obligándole a separar su boca de aquel manjar de carne.
- Tío… lo haces genial… - aquel hombre parecía exhausto. Había tenido que agarrarle para apartarle de su polla, quizás estuviera a punto de correrse. Ángel se avergonzó un poco de haber pensado solamente en su propio placer y no haber reparado en él -. Ahora me toca a mí. Ven.
El hombre lo agarró por una mano y lo levantó del sofá. Lo abrazó restregando su polla dura y babeante al tiempo que su lengua se introducía dentro de la boca de Ángel. Agarró su culo fuerte, masajeando sus nalgas mientras lo movía por la habitación hasta la pared. Cuando lo tuvo acorralado le dio la vuelta. Le agarró las muñecas moviéndolas a su antojo, obligándole a apoyar sus manos sobre la pared, echando su cuerpo sobre la misma y dejando su culo fuera. Parecía una marioneta en las manos de aquel hombre. Primero le comió la oreja, y poco a poco fue bajando por su cuello, su espalda, pasando su lengua por cada tramo de piel hasta llegar al pantalón. De un tirón lo bajó hasta el suelo y ahora pudo encontrarse con unos calzoncillos blancos, algo desgastados. El hombre se rió hacia dentro, y sin poder contenerlo más hundió su cara en el calzoncillo, lamiendo por encima de la tela como si pudiera llegar al mismo orificio. Ángel, instintivamente, abrió las piernas todo lo que pudo, y comenzó a moverse arriba y abajo. Quería sentir esa lengua por todo su culo. Gemía hacia dentro cada vez que parecía que la lengua iba a atravesar la tela y a llegar hasta su piel.
Su culo cada vez se habría más gracias a la fuerza de las manos de aquel hombre, que tiraban de sus nalgas y junto con los pulgares se afanaban en llevar más a dentro el trozo de tela húmeda, rebosante de saliva. El calzoncillos no aguantó mucho más, y comenzó a romperse, formando un agujero que daba directamente hacia el ano dilatado de Ángel. En ese momento la cabeza se hundió dentro de su culo, notó la lengua atravesar la tela y llegar hasta la piel, pero lo que más notó fue como a simple de fuerza casi le levantaba del suelo. Estaba siendo empalado a la fuerza por una lengua. Los gemidos de Ángel se escuchaban casi como gritos ahogados, de vez en cuando apagados por algún que otro azote proveniente de su amante.
Cuando por fin se levantó del suelo, Ángel se volvió y fue directo a su boca. Sus lengua se entrecruzaban desbordando saliva por sus bocas, lamiéndose el uno al otro el cuello, los labios y cualquier pedazo de piel que cayera dentro de su lujuria. Con su mano agarró la polla de su amante, dura y caliente, más que incluso cuando la tenía dentro de su boca. Le pareció incluso más grande.
Quiero que me folles… - las palabras le salían apagadas entre suspiros de placer.
Me has puesto la polla a mil…. Ahora mismo no quiero follarte, quiero reventarte ese culazo, destrozarlo por completo con mi polla. ¿Vas a ser capaz de aguantar el ritmo?
Lo que sea… Solo quiero sentir tu polla dentro de mi culo. Quiero que me folles, joder.
Ponte a cuatro patas sobre el sofá.
Ángel se colocó a cuatro patas, y dejándose caer sobre el sofá llevó sus manos a su culo, abriéndolo. Le estaba ofreciendo su agujero dilatado. Su amante se colocó un condón y pasó su rabo caliente por toda la raja, golpeando su agujero con la polla un par de veces antes de colocar el capullo en la apertura de su ano. Agarrándolo fuerte por las caderas comenzó a penetrarle poco a poco. Ángel apenas podía respirar. No le dolía tanto como pensaba, debía de estar más dilatado de lo normal con la comida de culo que acababan de hacerle, pero notaba como esa polla le ardía por dentro y le llenaba. Quería tocar él mismo y ver cuanta carne aun faltaba por introducirse dentro de su culo, pero temía que si lo hacía se perdería la sensación de estar totalmente penetrado por aquella polla. Por fin notó los huevos aplastándose contra su culo, una mano lo agarró por el cuello obligándole a levantar su espalda. Su amante rodeó su cuello con el brazo y le hizo girar la cabeza para volver a besarle mientras movía su polla adelante y atrás en un movimiento suave.
Ángel quería sentir esa polla dentro entera. A veces apretaba el culo intentando mantenerla dentro para sí, pero todo lo que conseguía era que las embestidas se hicieran más violentas. Cuando lo besaba podía sentir el sabor de su propio culo en su lengua, eso le ponía más cachondo y comenzó a mover su culo más rápido, adecuándose al ritmo de la follada que ya parecía frenético. Él le agarraba de la cabeza y le empujaba con toda la fuerza de su cuerpo penetrándole hasta que los huevos sonaban golpeando su culo en un vaivén que no paraba. Ambos gemían como animales, follando al lado de la ventana desde la que cualquier vecino podía verlos.
En el último tramo de la follada, cuando ambos apenas podían moverse, Ángel se sentó sobre la polla de su amante, llevándola él mismo a la entrada de su agujero. Mientras Ángel saltaba sobre aquella polla que se incrustaba en lo más profundo de su cuerpo, su amante jugaba con su culo. Se chupó bien un dedo y lo deslizó por dentro, acompañando la penetración para que fuera más profunda. Ángel notaba su polla chorreando líquido, golpeando el pecho de su amante. Cuando sintió el dedo de aquel hombre deslizándose más profundo de lo normal no pudo contenerse, y su polla comenzó a expulsar su carga, llenándole el cuello y el pecho de semen. Su amante no tardó en correrse también dentro de su culo.
Cuando el momento de lujuria desapareció, Ángel volvió en sí. Ahora que ya había terminado lo que había ido a hacer solo quería volver a su casa, pegarse una ducha y descansar el resto del día. Apenas intercambió un par de comentarios mientras se limpiaban y se volvían a vestir. Antes de irse, el hombre recogió el preservativo lleno de su su leche, le hizo un nudo y se lo dio a Ángel como recuerdo.
Cuando salió de la casa, Ángel revisó sus cosas. Volvió a encender el móvil que había apagado antes de ir allí. Lo primero que saltó nada más encenderlo fue el chat donde había conocido al hombre que acababa de follarle. Casi todo eran los saludos típicos con alguna que otra foto. Guardó el teléfono y se dispuso a salir del edificio cuando alguien lo interrumpió.
- ¡Oye chaval! - Ángel se giró para encontrarse con un tipo más mayor, quizás un poco más que su último amante, vestido con un uniforme de trabajo -. Se te ha caído esto al salir.
El hombre con uniforme le tendió la mano agarrando el condón lleno de semen. Ángel se quedó de piedra. Fue corriendo a agarrarlo e irse, pero aquel tipo sujetó el condón con fuerza y lo agarró también a él.
- La próxima vez hazme a mí también una visita. Pregunta por Jaime en recepción y mi polla estará encantada de atenderte - le devolvió el condón con una sonrisa y comenzó a sobarse el paquete mientras lo miraba.