Buscando... (1)
¿Alguna vez has entrado a un chat y has encontrado a un tío que te ha puesto como una moto?
35ACTV: Hola
CulazoPAS: Qué tal?
35ACTV: Yo bien, y tú?
CulazoPAS: Igual, tirando…
35ACTV: Qué buscas?
“Un buen polvo.” Ángel miró a la pantalla de su ordenador dudando una vez más de lo que estaba haciendo. Llevaba más tiempo del que admitiría sin tocar una polla que no fuera la que tenía ahora mismo agarrada con su mano. Su capullo parecía mirarle incitándole a que siguiera con lo que tenía planeado desde hace un tiempo. Sus manos se apartaron de su polla dura y volvieron sobre el teclado.
CulazoPAS: Pasar un buen rato, y tú?
35ACTV: Lo mismo
35ACTV: Tienes sitio?
En aquél momento le había parecido una buena idea, pero ahora todos sus sentidos le gritaban en la cabeza advirtiéndole que estaba cometiendo la mayor estupidez de su vida. La idea de meter a un completo extraño en su casa no le había parecido la mejor opción para un polvo rápido. Abrir tu propia casa y dejar que vean dónde y cómo vives quizás era exponer demasiado su vida privada. Pero ahora se encontraba en frente de la puerta de aquel tipo que no conocía de nada.
“¿Y si hay más de uno? O quizás no se parece en nada a lo que ha dicho y es un puto orco de Mordor. Aun estoy a tiempo de volver.”
Sus piernas no se movieron ni un ápice. Aunque su cabeza le insistía en dar marcha atrás, el resto de su cuerpo quería seguir y finalizar lo que habían empezado hace unas horas. Tras comprobar que no vivían muy lejos el uno del otro la conversación por el chat se había vuelto mucho más caliente. Su polla no solo había babeado un poco de precum con lo que se estaban imaginando en la conversación, sino que su propio culo había empezado a agitarse inquieto. Al principio como un picor ligero, fácil de suprimir, pero cuanto más rozaba su mano más placer sentía, y el calor hacía aumentar la intensidad del picor en su cuerpo. Era como si su propio ano quisiera abrirse ante las delicias que ese tío le estaba contando y tragarse hasta el último centímetro de cada una de ellas. Incluso ahora, muerto de miedo y parado frente a una vieja puerta de madera, su polla se hinchaba y saltaba dentro de su pantalón al recordar la conversación que habían tenido antes de decidir que para aliviarse ambos, iba a ser necesario un encuentro físico.
Sin llegar a estar decidido del todo su mano se posó sobre el timbre. El sonido apenas permaneció unos instantes, pero pronto fue sustituido por otro más intimidante. Unos pasos fuertes se aproximaron a la puerta. Una sombra se posó sobre la mirilla. Ángel intentó poner una sonrisa sin parecer asustado. La puerta se abrió a medio camino dejando entrever un pasillo apenas iluminado por una pequeña lámpara. Un hombre vestido en albornoz le esperaba al otro lado de la puerta, dándole la bienvenida.
- Adelante, pasa.
Ángel se apresuró en avanzar por ese pasillo. La voz grave de aquel hombre había hecho que su polla temblara bajo el pantalón de chandal, nerviosa por salir. Se volvió para echar otro vistazo al hombre que le había abierto la puerta. Era un poco más alto que él, con el pelo muy corto casi rapado al cero y una barba bien cuidada que le cubría gran parte de la cara, pero que dejaba sus gruesos labios al descubierto. Parecía bastante fornido, seguramente le gustaba ir al gimnasio a sudar. Sin embargo, ahora era Ángel el que comenzaba a sentir como su culo sudaba de la excitación y su polla palpitaba expectante.
Ponte cómodo, ¿te apetece algo de beber?
Eh… no. No. Estoy bien.
¿De verdad? Yo voy a sacarme una cerveza, ¿no quieres una?
No, en serio. No hace falta.
Ángel pasó al salón. Una gran cristalera rodeaba la habitación permitiendo ver gran parte de la ciudad. Se puso de rodillas sobre el sofá admirando la vista. El piso parecía bastante lujoso, seguro que le había costado una fortuna. “Quizás es un alto cargo. Un directivo de una empresa o algo así. Seguro que le encanta traerse aquí a los tíos y follárselos en el sofá.”
Una mano se posó en su hombro, sujetándolo, y pudo sentir el aliento de su anfitrión al lado de su cuello. Se había colocado de rodillas al igual que él sobre el sofá, y aunque sus cuerpos no estaban pegados habría jurado que se había puesto a propósito para que en el caso de echarse un poco hacia atrás, sintiera su culo restregándose en su polla por encima del albornoz.
¿Te gustan las vistas? - su voz llegó en un susurro justo a su oreja. Le pareció sentir por un momento una lengua rozándole justo el lóbulo.
Si… - Ángel intentó parecer seguro, pero estaba demasiado excitado. Su voz temblaba y su cuerpo parecía querer moverse solo. Quería echarse para atrás y comprobar si su anfitrión estaba totalmente desnudo, si estaba empalmado, si su polla se encontraba apuntando directamente a su ojete tal y como él pensaba.
¿Recuerdas lo que hablamos antes por chat? ¿Te los has traído? - Ángel arqueó un poco la espalda intentando echarse hacia atrás, pero su anfitrión lo agarró más fuerte del hombro deteniéndolo. Se estaba excitando demasiado y aun ni siquiera había empezado a desnudarse. La conversación que habían mantenido por chat volvió a su cabeza como un relámpago.
CulitoPAS: Quieres que me ponga unos calzoncillos viejos?
35ACTV: Si. Cuando estoy muy cachondo no me controlo. Una cosa que me encanta es romper los calzoncillos de un tío y ver su ojete abierto. Tenerlo así esperando por mi polla dura. Eso me pone a mil.
CulitoPAS: Aun no me has dicho cuanto te mide…
35ACTV: Te gustan las pollas grandes y gordas?
CulitoPAS: Me encantan
35ACTV: Entonces la mía te va a gustar.
35ACTV: Sabes hacer una buena mamada?
CulitoPAS: Me gusta dejar la polla bien reluciente y chorreando babas. También me encanta comer los huevos y pasarles la lengua, subir por el tronco y llegar hasta el capullo.
35ACTV: Mmmmm, creo que lo vamos a pasar muy bien. Qué dices? Te apuntas?
La mano que le agarraba el hombro empezó a subir por su cuello acariciándole la cara. Al otro lado notó como la lengua de aquél tipo subía por su cuello haciéndole girar la cabeza, la lengua subió hasta su oreja e incluso se introdujo dentro. Ángel gimió instintivamente, y sin darse cuenta se vio relamiendo el pulgar de la mano que le acariciaba la cabeza, el cual se había metido en su boca y parecía querer jugar con ella. Echó su cuerpo hacia atrás, apoyándose en el sofá, pero no encontró nada. Otra mano agarró de repente su polla por encima del chándal, aprisionándola fuerte, otro gemido volvió a escapar de su boca y de nuevo volvió a sentir la respiración de aquel desconocido en su oído.
- Parece que tu polla ya está dura. Seguro que tu culo también lleva un rato pidiendo guerra de lo excitado que estás. ¿Te gustaría tocar mi polla?
Con el pulgar de aquel hombre aun dentro de su boca, Ángel solo pudo mover ligeramente la cabeza, dándole a entender que quería tocar el rabo que luego le follaría sobre aquél sofá. El tipo se quitó el albornoz dejando ver un cuerpo fornido de gimnasio y algo velludo, agarró la mano de Ángel y la posó sobre su pecho, acariciándose a sí mismo los pezones. Ángel tenía los ojos cerrados mientras seguía chupando aquel pulgar. Podía sentir el pecho caliente de su acompañante, su respiración, el vello que le cubría el pecho de un lado otro, que se volvía estrecho mientras bajaba por su ombligo, y volvía a agrandarse en la base de algo mucho más caliente. Una polla que apenas podía abarcar con la mano, dura a tope y con la piel suave. La recorrió despacio con los dedos. Aquella polla debía medir unos 20 cm, y no parecía hacerse más delgada conforme se acercaba al capullo.
Su amante seguía comiéndole el cuello. De vez en cuando bajaba un poco hasta sus pezones y los apretaba entre los dientes para después agarrarlos y estirar de ellos como si le hiciera un chupetón en el propio pezón. Lo hacía suave, y más que dolerle le provocaba nuevos gemidos que se hacían más intensos. Solo paró un momento cuando Ángel le agarró fuertemente la polla y empezó a pajearle lento. Cuando se acostumbró al tacto de la mano de Ángel sobre su polla retiró el pulgar de su boca, y lo sustituyó por su lengua. Las bocas se movían rápidas y lentas, introduciendo las lenguas de una boca a otra, recorriendo los labios.
La otra mano se metió por dentro del pantalón y el calzoncillo. Ángel hubiera gemido mucho más fuerte si hubiera tenido su boca libre cuando sintió como aquella mano le agarraba una nalga entera y la apartaba buscando su agujero. El pulgar aun húmedo se afanaba en dar círculos alrededor de su ano que empezaba a dilatar por sí solo, deseando que algo penetrara su interior y le diera el placer que llevaba horas buscando. Cuando por fin sintió como aquel pulgar empezaba a penetrarlo, no solo gimió dentro de la boca de su nuevo amante, su cuerpo entero tuvo que detenerse por un momento. Agarró más fuerte la polla de aquel hombre y llevó su mano hasta sus huevos, donde comenzó a acariciarlos y a restregar su mano y su brazo. Quería apretarle la polla, moverla, ponerle más cachondo si es que aun podía conseguir eso, pero no quería darle demasiado placer. Una vez que habían llegado tan lejos quería sentir como aquel hombre le follaba y le dejaba el culo bien lleno de polla caliente.
Cuando ya llevaba un rato con aquel dedo perforándole el culo, el tipo apartó su boca y su polla. Sacó despacio el pulgar de dentro de su culo y le dio un leve azote por encima del pantalón. Se fue a la esquina del sofá, abriendo bien sus piernas y enseñando una polla que le llegaba hasta el ombligo y cuyo capullo brillaba del exceso de líquido preseminal.
- ¿Tienes hambre?