Buscaba un empleo
Una cita de trabajo resultó una trampa y mi primera experiencia sexual.
Esto fue una experiencia real. No intento engañar a nadie.
Estaba buscando trabajo, así que me anuncié en el periódico. "Joven de 18 años ofrece sus servicios". En realidad había mentido, apenas había cumplido los 17 años. Me hablaron como 10 personas pero no me quedé con ninguno de los ofrecimientos. Sin embargo, asistí a una de las entrevistas. No estaba muy lejos de mi casa y podía llegar en bicicleta hasta allá.
Era una casa particular elegante. Toqué el timbre y me recibió el dueño. Era chaparro y tendría unos 45 años. No recuerdo su nombre. Le entregué mi solicitud de empleo y pasé a la sala. Era una casa muy bien arreglada. Comenzó la entrevista. En realidad estuvo hablando de sí mismo durante dos horas y quería contratarme para viajes. Después dijo que regresara en dos días y así lo hice.
En aquel entonces yo era virgen y no tenía idea de lo que este señor tramaba.
Llegué a los dos días puntual. Me preguntaba por mi experiencia laboral y en los estudios. Creo que en general intentaba manipularme. Me dijo que tenía muy buena presentación y me preguntó cuánto medía. En aquel entonces no sabía bien, así que me invitó a levantarme y pararme junto a él para calcular mi estatura. Se paro de espaldas a mi y rozó sus nalgas con mi pene. Todavía era muy tonto y no me alarmé.
Recuerdo que me hacía muchas preguntas y de vez en cuando me tocaba momentáneamente la pierna, mientras hablaba. Cada vez lo hacía más seguido hasta que la dejó apoyada en mi pierna derecha. Yo no sabía bien que pensar, pero me gustó. Subía su mano lentamente, casi imperceptible, hasta llegar muy cerca de la ingle. Sufrí una erección y me encontraba sumamente excitado. Por fin rozó ligeramente mi pene y se levantó y subió por las escaleras. Dijo que lo esperara.
Tardó mucho en bajar. Fumé un cigarro e incluso me recorrí en el sillón dejando menos espacio para que el se sentara. Cuando regresó lo notó y creo que le gustó. Me entregó un mapa de la colonia donde vivíamos y comenzó a preguntarme que lugares conocía y que lugares no conocía. Mientras colocó su mano en mi pierna y tocaba mi pene de vez en cuando. Rara vez había estado tan excitado. Pasaron los minutos y comenzó a acariciar mi pene erecto hasta que me pareció estúpido pretender no darme cuenta e hice a un lado el mapa y me recargué en el sofá. Comenzó a fajarme e intentó besarme pero lo rechacé. Metió su mano en mis pantalones y luego debajo del calzón. Más tarde me bajó los pantalones y calzones de un tirón dejando mi pene expuesto.
También comencé a tocarle la pierna y luego a acariciar su pene. Me soltó y se hizo a un lado. Me dijo que me desvistiera. Dudé un momento y luego accedí. Me quité el suéter, los tenis la playera, luego los pantalones, los calcetines y me detuve. Dijo que también los calzones. Me los bajé. Me ordenó que juntara toda mi ropa y la colocara en una bolsa de plástico. Se la entregué y él hizo un nudo y la colocó a un lado. Dijo que si quería el empleo tenía que hacer todo lo que el dijera. Me preguntó si podía tomarme fotos y le contesté que no. Se levantó y dijo que lo siguiera.
Subimos al segundo piso y entramos a su recamara. Bajó de nuevo y regresó con una cuerda. Me ató a una silla desnudo y luego me amordazó. Cerró la puerta y las cortinas y comenzó a desnudarse. Debajo de la ropa tenía unas pantimedias, bragas de mujer y un brasier. Comenzó a bailar. El corazón me latía rápido y ya no me encontraba excitado. Me restregó el pene por todo el cuerpo, por la cara, por los hombros y por el pecho. De vez en cuando se masturbaba. Después sacó de un cajón una especie de dildo, el cual se introdujo mientras yo miraba. Yo lo veía con ojos de asustado. Me decía cosas como: "te gusta el pene hijo de puta", "te voy a coje, pinch puto de mierda, haber si te gusta, cabrón" o "no sabes en lo que te metiste pinche niño pendejo, hijo de puta, ahora si te cargó la chingada, cabrón", y cosas por el estilo. Parecía disfrutar verme asustado. Yo pensaba que si salía de esto nunca iba a arriesgarme de este modo. Creo que incluso sentía culpabilidad.
Media hora después y me ató en la cama. El tipo estaba fuera de sí. Olía a rayos. Se sentó sobre mí y comenzó a mear sobre mi pecho y cara. Retiró la mordaza y tragé un poco sus meados. Había cosas que me gustaron pero me dio mucho asco que se meara. Me besó varias veces, me desató las piernas e introdujo su pene en mi ano. Me dolía demasiado y gritaba mucho. Afortunadamente no tenía un pene muy grande. Cada vez me cogía más rápido y más duro y cada vez me dolía más. En ocasiones paraba y luego de nuevo. Por fin sacó su pene y se masturbó sobre mi rostro. Probé el sabor salado de su semen y toda la cara y el pelo lo tenía mojado.
Después de venirse le entró el remordimiento y desvivió por pedirme disculpas, me limpió el cuerpo con toallas para bebé. No dejaba de disculparse. Me desató y me prestó su regadera. Mientras me bañaba me deprimía cada vez más. Me vestí y salí sin decir palabra.
Cuando me sucedió no lo disfruté mucho, pero durante varios años fue mi tema de masturbación. Me gustaría recibir sus opiniones sobre esta experiencia.