Burning Bridges - Prólogo
Eric Sanders se encuentra al frente de una clase repleta de universitarios locos por triunfar, con las fervientes ansias de fama que se han ido desvaneciendo en su interior. Cuando aparece frente a él la fan a la que escribió su última canción, se da cuenta de que su vida cambiará para siempre.
Eric
—Oye, tío, ¿recuerdas aquella chica del último concierto que dimos? ¿La de la camiseta de los Ramones y las mallas de cuero?
—Anoche llamó a mi jefe pidiéndole que fuera a su casa. Con la guitarra. Imagínate la cara que puso sabiendo lo poco que le gusta que junte el trabajo con la música...
Estallé en carcajadas. Las tías estaban como una puta cabra.
— ¿Y cómo acabó la cosa? –pregunté con curiosidad.
Un brillo de malicia parpadeó en sus pupilas azules.
—Secreto profesional.
Jason, también conocido como el cabrón de mi mejor amigo, trabajaba los fines de semana en el mejor club de striptease de toda Santa Mónica. Se dedicaba a hacer pasar a las chicas el mejor rato de sus vidas y por si fuera poco, de vez en cuando le pagaban la sesión con un buen polvo.
—Vete a la mierda capullo. Si no me fueras a contar la historia al completo no habrías empezado. Ahora no me dejes con el calentón…
—Sabes que soy experto en eso –replicó entre risas.
—Serás…
— ¿Vamos a tomar unas birras? –preguntó cambiando de tema.
—No puedo. Mañana empiezo a dar clases en la universidad. ¿Recuerdas?
—Joder, es verdad. Pues mucha suerte, profe –guiñó un ojo—. Ya me contarás qué tal están tus alumnas.
—Estás muy jodido de la cabeza, eres un asaltacunas de mierda –reí.
—Ya verás como cambias de opinión –alzó las cejas como intentando decirme aquel refrán que decía «no digas nunca de esta agua no beberé».
—Les sacamos diez años –dije en tono cortante –te puedo asegurar que mantendré lo que digo.
Una carcajada suya fue lo último que escuché antes de que cerrara la puerta de su habitación y pusiera la cuarta pista de nuestro último disco a todo volumen. « ¿Es mejor pedir perdón que pedir permiso? ¿Arrepentirte de lo que has hecho en la oscuridad? ¿Bailar desnudos por el suelo de tu piso? ¿O prometer algo que pronto vas a olvidar?»
Necesitaba aprender a componer canciones que no dieran lecciones éticas.