Burdeles en sótanos de Sudámerica

Historia dramática de mujeres raptadas y posteriormente vendidas a proxenetas negros que las ocultan en burdeles en sótanos donde llevan una vida terrible.

Burdeles en sótanos de Sudámerica

Mujeres blancas, de todas las edades, son raptadas, incluso a plena luz del día, sin que nadie volviera a saber nada de ellas y ahora se encontraban en un lúgubre sótano, cautivas, sollozando y temblando, inestables sobre sus tacones altos, retenidas por una cadena muy larga a una argolla en el centro de su celda.

De pie, completamente desnudas, esperan horrorizadas a la puerta de su celda, con las manos cruzadas detrás de la cabeza, los codos extendidos hacia atrás y su lengua sacada lo más posible de su boca.

Un viejo, gordo y feo guardia negro, se estiró cómodamente en el sillón blando, que estaba colocado a la entrada del sótano, con dos chicas arrodilladas a cada lado de él encadenadas con una cadena corta alrededor del cuello al suelo para chuparle su polla, y hacer todo lo que quisiera de ellas, en cuando lo solicite.

El guardia alzó la vista hacia arriba y hacia abajo sobre las figuras de las jóvenes mujeres temblorosas que estaban paradas a cada lado de un largo y amplio pasillo que estaba delante de él.

Se puso de pie y comenzó a caminar por el pasillo haciendo una pausa ante cada perra blanca, pellizcando y mordiendo sus pechos y ordenándoles que los sacaran lo más posible para que él le pudiera golpear los pezones con sus dedos mientras las besaba y jugaba con su lengua enroscándola con sus lenguas sacadas.

Después de estos interminables besos y palpeos los ordenaba darse la vuelta y agacharse para mirarles bien sus orificios anales.

Siempre terminaba con la violación anal de una de ellas frente a todas las demás mujeres encadenadas que miraban horrorizadas… Y cuando volvía a su silla, sus dos putas, con sus bocas, inmediatamente comenzaban a limpiar la mierda y el esperma que había quedado en su polla hasta dejarla bien limpia.

Por eso el hombre había aceptado este trabajo… A pesar de estar en este lúgubre sótano tenía un todo el harén de carne blanca joven a su disposición durante su jornada de trabajo.

Los clientes que entran al sótano y caminan por el pasillo hacen lo mismo que el guardia… Cuando finalmente seleccionan a la mujer obligada a ser puta forzada, entran en la celda y corren una cortina de bambú que les da algo de privacidad para disfrutar mejor.

En cada celda había 4 cosas: un colchón para follar a la mujer, un viejo sillón para las mamada, un inodoro para limpiar a los clientes y poderse ellas limpiar su coño y su ano, si es que sufre violaciones anales, que ambas cosas siempre las sufrían... Y el anillo de hierro en el centro de la celda donde estaba unida la larga cadena que llevaban hasta el collar de su cuello, permitiéndoles caminar alrededor de la celda o salir fuera de la cortina de bambú para recibir al nuevo cliente en su posición humillada forzada con sus lenguas fuera de su boca en total incomodidad, tal y cómo ya hemos explicado.

En estas celdas subterráneas, siempre en penumbra, debido a la falta de ventanas, la única iluminación provenía de focos rojos… Las esclavas sexuales trabajarán, comerán y dormirán encadenadas, haciendo turnos de trabajo de 18 horas y obligadas a servir a todos los viejos guardias cada vez que se les llama.

A uno de los guardias le gusta afeitar el vello del cuerpo de la esclava arrancándolos uno por uno con unas pinzas, causando gran dolor a la pobre mujer, que echa la cabeza hacia atrás cada vez que le arranca un pelo, especialmente, de sus genitales.

Este guardia lo hace frente a todas en el pasillo mientras está sentado en una silla, diciendo groserías, mientras sondea los lugares más sensibles de la desafortunada chica elegida... Sonríe cada vez que ve un pelo y luego muestra a todas cada pelo que arranca con una carcajadas… Y obliga a la víctima, llorando, a besarlo profundamente con su lengua siempre disponible para agradecerle por eso... Y lo hace durante horas.

El coño de la pobre puta forzada termina convertido en una masa roja de irritación y mucho dolor… Cómo tiene a su disposición  todas las putas forzadas, su diversión no termina nunca.

Al llegar la noche, el corredor está abarrotado de negros… Cada puta forzada tiene que soportar asaltos interminables contra su cuerpo porque estos bastardos sólo tienen que pagar cuando entran al burdel subterráneo.

Pagando una pequeña tarifa de entrada, se pueden quedar toda la noche jugando con las chicas encadenadas fuera de sus celdas en esa horrible posición de estiramiento de lengua fuera de sus bocas.

Se suelen parar ante todas y cada una de ellas y las obligan a besarlos larga y profundamente… También pueden chupar sus tetas y meter sus dedos en sus coños y luego hacer que la puta se los limpie con la legua, haciendo comentarios para que todos los clientes lo escuchen y comprueben que es verdad, si les apetece hacerlo.

Creo que esta besa mejor que esa… Pruébalo tú mismo y verás’,… ó … ‘Creo que las tetas de ésta pesan más que las esa zorra rubia que hay allí’... ó … Fijaros en esa mientras la inclinan y meten todos sus dedos en el coño, uno después del otro.

Después de un tiempo de hacer todas estas perrerías a las pobres putas forzadas, los clientes se ponen cachondos y entran en una celda porque los proxenetas no permiten mamadas ni folladas en el corredor con la excepción de los guardias que lo harán constantemente para que todos estén más cachondos y provoquen que todos los visitantes se metan en una celda… Y ahí pagan el servicio inexcusablemente, por ser un extra.

Es por eso que los proxenetas negros ganan tanto dinero… Tienen una buena estrategia de venta de carne blanca.

Las cautivas nunca serán desencadenadas a menos que sean transportadas a otro burdel… Y vivirán y trabajarán en este hedor de sudor, orines, sexo y miedo.

Nunca ven el sol o la luz del día… Sólo ven, por miles cada mes, al negro frustrado y odiado racista, en venganza por su pasado como esclavos en las plantaciones de blancos.

De vez en cuando una de las putas se vuelve loca y comienza a gritar o muerde a un cliente por la frustración… Los guardias no harán ningún problema de ello… La pondrán una celda al fondo del pasillo en una posición de violación anal y la mantendrán así hasta que esté muerta de hambre y abuso cruel… Y lo hacen ante la vista de todas… Sólo se le da agua y se le usará hasta que esté muerta... Suele tardar cómo máximo, un mes... Es un excelente ejemplo para volver a poner en orden a todas las demás putas obligadas... Todas están decididas a cumplir cualquier cosa y de forma obediente y callada.

También suele suceder que un guardia desencadene a una de estas putas obligada y la reemplace por otra nueva, recién capturada… La pobre puta comienza a temblar violentamente de miedo, mientras el guardia la conduce hacia un sótano más abajo tirando de ella con una cadena corta.

La trasladan a este otro burdel más abajo del sótano en el que estaba pero primero será encadenada durante un par de meses al lado del sillón del guardia en la entrada del sótano en donde tendrá que servir a todos los guardias que están sentados relajándose en un turno de 8 horas... Será su juguete personal y obligada a alimentarlos y lavarlos con su lengua y darles, en todo momento, todos los placeres que le soliciten.

La mayoría de las veces no será violada, porque pueden violar a todas las putas forzadas que están fuera de sus celdas, pero se verá obligada a sonreírles y dejar que hagan todo lo que quieran con ella.

Debe actuar haciendo poses muy eróticas y dejar que toquen todo su cuerpo de la forma que les apetezca… A los guardias les gusta apretarles y darles fuertes palmadas en sus nalgas, meterle los dedos en su ano y coño, vaciar su vejiga en su boca, ordenar tragarse la orina, que le hundan su lengua en su orificio anal, meterles su polla hasta su garganta…

A veces la sientan, desnuda como está siempre, sobre sus rodillas… Ella sabe que debe parecer ansiosa por complacerlos con la sonrisa más grande en su rostro, con sus ojos abiertos y tetas empujadas hacia adelante por sus manos y siempre con la lengua estirada fuera de su boca lista para ser bañada y manoseada por ellos.

Ella usará sus tetas y manos para levantarles la polla y recibir todo su semen en su cara… Será aplastada por la grasa de los voluminosos vientres de sus guardias y le dejarán marcas de mordiscos en su cuello y hombros… Soportará los labios y las lengua gordas de sus guardias, babeando dentro de su boca y retorciéndose dentro de su cavidad oral durante horas y horas, en su mayoría borrachos con un aliento apestoso del alcohol… Tragarán sonriendo los escupitajos constantes en sus bocas y le quedarán marcas de mordiscos en sus labios y su lengua.

En ocasiones la obligan a masturbarse y gruñir ruidosamente como un cerdo cada vez que se va a correrse... Pero no se le permite correrse aunque debe actuar como una gran ninfómana... Si se corre, corre el riesgo de que le quiten el clítoris con un cuchillo.

Esta situación continua durante unos dos meses… Al término de ese tiempo la mandan a trabajar al burdel de ese mismo sótano u otra más abajo, asignándole una celda.

Recién llegada al nuevo burdel del sótano profundo, es interrumpida en su primer sueño por el proxeneta del burdel que querrá vaciar sus huevos en carne nueva… Lo hará todas las mañanas durante las próximas dos semanas.

Más tarde aprenderá que cada vez que el proxeneta pasa junto a todas las chicas que están paradas en el corredor, deben postrarse de rodillas, con el culo levantado lo más alto que pueden hacerlo, apuntando en su dirección y con las tetas y la cara presionadas contra el suelo... Es un bonito espectáculo para todos los clientes y los guardias… Es la forma humillante de ofrecerse a su proxeneta por si desea darles por el culo… Él lo llama ‘ mostrar las herramientas’ de sus putas forzadas.

Tan pronto como salen al pasillo, todas asumen siempre la posición normal de pie, con las manos detrás de la cabeza, los codos hacia atrás y la lengua estirada fuera de la boca, para servir a los clientes negros y conseguir que el mayor número de ellos entren en su celda para follarla, darle por el culo y lo que quieran hacerle.

Como bien sabe ella, y el resto de putas forzadas, pronto comenzaran a sentir los dedos obscenos de sus clientes a palpar sus nalgas, deslizándose lentamente por la grieta de su culo y metérselos en sus orificios anales… Y a pellizcar sus tetas o meterle dedos en sus coños… Es la rutina diaria que deben soportar.

Todas usan sus manos, labios y lengua lo mejor que pueden para darle al cliente una erección... Todas dicen guarradas... Y lo que más odian: realizan una simulación forzada que las asquea... Todas son brutalmente violadas y sodomizadas en las celdas y luego su proxeneta, les fuerza a tomar estimulantes, que las hacen adictas a ellos, para así poder continuar trabajando sin descanso durante horas para ser elegidas sin parar y conseguir más estimulantes.

A veces, una esclava sexual entra en su celda con una pandilla y se verá obligada a darles placer a todos como una especie de bestia de fiesta, humillada y follada y enculada por todos los miembros de pandillas, sin importar cuan agotada quede.

Todas saben que se pudrirán en estos burdeles de sótanos, sin volver a ver el sol… Resignadas, todas volveran a poner sus tetas y caras en el suelo cuando el proxeneta pase de nuevo por delante de ellas... Y ¡Ay! de aquella que no lo haga.

F I N