Buon giorno signorine.
Ya habíamos bailado alguna vez y yo había sentido muy cerca de mi sus pulsaciones, había sentido el calor de sus labios al rozar mi nuca, sus manos ardientes mientras agarraba mi cintura había sentido como se excitaba mientras me acercaba más a el y me gustaba, si me gustaba.
Buon giorno signorine.
A diario era el mismo recorrido… las mismas personas, las mismas conversaciones… incluso las mismas miradas que desnudaban mentalmente… esa sonrisa, esa mueca… que algunos hombres lucen orgullosos cuando ven aparecer a una mujer ó a varias mujeres en esa cafetería, donde solíamos ir a tomar un café.
Era media tarde… de un día todavía frío.
Unas amigas nos disponíamos a tomar ese café… y era tan habitual que casi nos conocíamos todos los clientes del lugar.
Aunque todavía hacia frío, nos gustaba vestirnos con falda o vestido, que al sentarnos dejaban al descubierto parte de nuestras piernas… nosotras sabíamos de esas miradas entre sorbo y sorbo y alguna vez hasta incluso habíamos escuchado una “cachetada” propinada por una mujer a su acompañante mientras le decía… tú que haces mirando ¿? Éramos unas autenticas pin-up… faldas cortas o con vuelo que insinuaban y dejaban ver las medias y ligeros… nos gustaba que nos observaran… miraran.
Nos sonreíamos y nos hacia gracia esas escenas.
Pero esa tarde alguien estaba sentado en una zona de la cafetería… nunca lo habíamos visto ó no habíamos reparado en el… el cual tenia su mirada clavada en nosotras…
Era un hombre muy bien parecido, alto, pelo castaño, atractivo… con esa risa y mueca, luciéndola orgulloso… como diciendo… aquí estoy, sonaba una música muy pegadiza… y nuestros cuerpos se movían al compás…
Lo miramos fijamente y el al darse cuenta nos lanzo un beso… rápidamente nos preguntamos quien podrá ser ese hombre tan apuesto… una de nosotras pregunto a la camarera que nos atendía y ella nos puso al corriente en un sg… era italiano y llevaba pocos días por allí, no tenia amig@s...
Ummm, italiano cuchicheamos, vestía elegante y no tendría más de 40 años… durante un buen rato entrecruzamos miradas… el hacia nosotras y nosotras hacia el, fin del café… y fue casual que al salir nosotras del local, el… también salía y al cruzarse con nosotras nos dijo… buon giorno signorine.
Al día siguiente de nuevo… el café de la tarde, pero esta vez teníamos interés en ver a ese chico _ italiano… y si, allí estaba, pero esta vez sentado un poco más cerca de nuestra mesa habitual… nos saludo al entrar y respondimos a su saludo… el continuaba solo.
Ese día decimos entablar conversación con el… y poco a poco nos fuimos aproximando… era excitante escucharlo cuando contaba cosas de su ciudad… Florencia, a mi sobre todo me encantaba, porque soñaba con viajar a esa ciudad… y a si se lo hice saber, entonces me miro fijamente y me dijo, que cuando yo quisiera ir… el estaba dispuesto a acompañarme, guiarme por Florencia… las demás chicas al oír esa propuesta salieron al encuentro diciendo que ellas también querían venir… y a mi se me frustro esa pequeña ilusión. Durante un tiempo nuestros encuentros fueron en esa cafetería… y poco a poco se hizo inseparable del grupo, empezó a pasear junto a nosotras, a bailar… a salir de cena… era uno más del grupo. Pero yo me sentía atraída por el… cada día más, lo miraba y mis pensamientos volaban… mi imaginación se desbordaba… y tenia miles de fantasías junto a el.
Ya habíamos bailado alguna vez… y yo había sentido muy cerca de mi sus pulsaciones, había sentido el calor de sus labios al rozar mi nuca, sus manos ardientes mientras agarraba mi cintura… había sentido como se excitaba mientras me acercaba más a el… y me gustaba, si me gustaba.
Un día de repente… parecía como si ese chico italiano hubiera desaparecido… no lo volvimos a ver por esa cafetería, ni por ningún otro lado… desaparecido, también podría ser, que volvería a su ciudad… Florencia _ Italia, pero nadie sabia nada de el…
Y paso un largo tiempo… paso el invierno que dio pasó a la primavera…
Y un buen día… la casualidad o tal vez el destino… mientras paseaba, alguien pronuncio mi nombre varias veces… y desde luego que fue una sorpresa para mi reconocer ese rostro… era Saverio, el chico italiano que conocimos muchos meses atrás.
Me alegro verlo… y casi sin darme cuenta mis brazos colgaban de su cuello y mis labios presionaban los suyos, el respondió a mi abrazo y beso… presionándome contra el… yo recordé sus latidos, recordé la fuerza de sus brazos… incluso el calor de su boca y como no… recordé su excitación, del ultimo día que estuvimos bailando… me contó que estaba de paso… solo unos días, y volvería a su ciudad… pero que si me apetecía podríamos vernos, salir a cenar, bailar…
La verdad que por mi cabeza solo pasaba una idea… poder explorar su cuerpo, minuto a minuto… con calma pero sin pausa, era primavera y yo vestía una falda, no muy larga y una camisa ajustada… con los botones sin abrochar hasta la altura de mi pecho… era muy fácil imaginar lo que se escondía detrás de mi camisa… decidimos entrar en un local a tomar algo y al sentarnos mi falda se subió casi sin querer hasta dejar al descubierto bastante mis piernas, que cruzadas eran insinuantes… sus piernas rozaban las mías… ese juego “la insinuación” siempre me ha gustado en exceso, por eso en vez de separarme de el… me acerque mucho más… y en unos minutos, sus manos se dejaron caer sobre mis piernas… muy suavemente, fue acariciando mis muslos e intentando que su mano subiera entre ellos.
Yo pensaba: si ahora Saverio, mirara mis ojos fijamente, solo vería en ellos el deseo de poseerlo… el deseo de que su cuerpo poseyera el mío, no solo una vez… mi deseo seria ser poseída por el… durante varios días.
Mientras yo desbordaba mi imaginación… su mano fue acariciando mis muslos y separándolos un poco hasta poder tocar mi ropa interior… y sentí sus dedos como presionaban mi sexo… por encima de mis bragas, yo lo miraba mientras me mordisqueaba los labios… mientras mis pechos se endurecían y mis pezones me hacían daño de lo duros que estaban… al rozarse con mi sujetador… mi respiración se fue agitando rápidamente, tan rápidamente que empecé a gemir despacio… dios mío ¡! Estaba muy excitada.
Su hotel estaba muy cerca de donde estábamos… y me propuso acompañarlo, naturalmente accedí encantada… caminamos unos minutos y su brazo se colgó por mi cuello… las yemas de sus dedos fueron acariciando mi cuello y mi nuca… y sus labios se acercaron a los míos, llegamos a su hotel… esperamos el ascensor, por fin ha llegado…
Sin decir ni una palabra… dentro del ascensor, me fui desabrochando los cuatro botones de mi camisa mientras el me miraba acercándose un poco más… aprisionaba entre su cuerpo y la pared del ascensor, me ha levantado las piernas hasta colgarlas sobre su cintura… su boca se acercaba a mi pechos, que todavía están cubiertos por el sujetador… pero no le importaba, su lengua como una experta exploradora… se fue introducción entre mi pecho hasta llegar a mis pezones… yo, saque mis tetas de ese sujetador y se las acerque a su boca, para que mordiera, lamiera… disfrutara de ellas, hasta saciar su sed.
Mientras su pelvis presionaba mi sexo… y su mano se fue introduciendo entre mis bragas hasta acariciar mi clítoris… mi excitación era enorme, y solo un movimiento de el hubiera servido para conseguir que me corriera, pero todavía quería más… como pude desabroche su pantalón… y acaricie su pene que también reventaba de excitación… lo deje libre de ropa y me lo fui acercando poco a poco entre mis muslos… hasta que lo conseguí introducir dentro de mi vagina…
Despacio, despacio… el ascensor llevaba bastante rato parado por “avería” y eso nos venia muy bien… despacio… muy despacio sus movimientos de caderas cada vez introducían más su pene en mi vagina… dura, muy dura, parecía que iba a reventar dentro de mi, sus manos agarradas a mis glúteos, no me permitían moverme… era el quien dominaba la situación… el que controlaba todo el placer… el mío y el de el… una y otra vez, una vez y otra vez… así, así, así… nuestros jadeos cada vez eran más profundos y seguidos… así, así… sin pausa… así, dejándonos llevar por el momento, sin importarnos nada… bajo mis piernas y me siguió presionando… pero ahora me había colocado de espaldas a el… me levanto la falda y su pene fue acariciando mis glúteos, jugueteando, hasta encontrar mi vagina… esa posición no me dejaba moverme y el seguía siendo el que llevaba el juego… el que marcaba las pautas. Sus manos agarraron fuertemente mis caderas y así fue embistiéndome como un toro bravo a punto de reventar… dentro_fuera, dentro_fuera… agitándose con fuerza, su pene cada vez estaba más endurecido, cada vez con más fuerza, más, más… más.
Los movimientos se hicieron más rápidos… pero volvió a colocarme frente a el y subió mis piernas en su cintura… así, así, así… así, más rápido, así… su pene con fuerza golpeaba mi vagina… mientras jadeaba con locura, ahora fui yo quien lo presiono contra mi… mientras gemía, así, así… así, así… despacio, despacio, despacio…
El ascensor… se ha puesto en movimiento… parte de mi ropa interior esta dispersa por el suelo… al mirar a Saverio, veo su cara de placer, sus ojos brillantes… me besa de nuevo en los labios, esta vez dulcemente… acerca sus labios a mi cuello y acaricia mi nuca… sus manos acarician mis pechos y sus dedos rodean mis pezones… la puerta del ascensor se abre…
Nos despedimos… tal vez el destino, la casualidad… nos vuelva a reencontrar.
Dama
Buon giorno signorine.
A diario era el mismo recorrido… las mismas personas, las mismas conversaciones… incluso las mismas miradas que desnudaban mentalmente… esa sonrisa, esa mueca… que algunos hombres lucen orgullosos cuando ven aparecer a una mujer ó a varias mujeres en esa cafetería, donde solíamos ir a tomar un café.
Era media tarde… de un día todavía frío.
Unas amigas nos disponíamos a tomar ese café… y era tan habitual que casi nos conocíamos todos los clientes del lugar.
Aunque todavía hacia frío, nos gustaba vestirnos con falda o vestido, que al sentarnos dejaban al descubierto parte de nuestras piernas… nosotras sabíamos de esas miradas entre sorbo y sorbo y alguna vez hasta incluso habíamos escuchado una “cachetada” propinada por una mujer a su acompañante mientras le decía… tú que haces mirando ¿? Éramos unas autenticas pin-up… faldas cortas o con vuelo que insinuaban y dejaban ver las medias y ligeros… nos gustaba que nos observaran… miraran.
Nos sonreíamos y nos hacia gracia esas escenas.
Pero esa tarde alguien estaba sentado en una zona de la cafetería… nunca lo habíamos visto ó no habíamos reparado en el… el cual tenia su mirada clavada en nosotras…
Era un hombre muy bien parecido, alto, pelo castaño, atractivo… con esa risa y mueca, luciéndola orgulloso… como diciendo… aquí estoy, sonaba una música muy pegadiza… y nuestros cuerpos se movían al compás…
Lo miramos fijamente y el al darse cuenta nos lanzo un beso… rápidamente nos preguntamos quien podrá ser ese hombre tan apuesto… una de nosotras pregunto a la camarera que nos atendía y ella nos puso al corriente en un sg… era italiano y llevaba pocos días por allí, no tenia amig@s...
Ummm, italiano cuchicheamos, vestía elegante y no tendría más de 40 años… durante un buen rato entrecruzamos miradas… el hacia nosotras y nosotras hacia el, fin del café… y fue casual que al salir nosotras del local, el… también salía y al cruzarse con nosotras nos dijo… buon giorno signorine.
Al día siguiente de nuevo… el café de la tarde, pero esta vez teníamos interés en ver a ese chico _ italiano… y si, allí estaba, pero esta vez sentado un poco más cerca de nuestra mesa habitual… nos saludo al entrar y respondimos a su saludo… el continuaba solo.
Ese día decimos entablar conversación con el… y poco a poco nos fuimos aproximando… era excitante escucharlo cuando contaba cosas de su ciudad… Florencia, a mi sobre todo me encantaba, porque soñaba con viajar a esa ciudad… y a si se lo hice saber, entonces me miro fijamente y me dijo, que cuando yo quisiera ir… el estaba dispuesto a acompañarme, guiarme por Florencia… las demás chicas al oír esa propuesta salieron al encuentro diciendo que ellas también querían venir… y a mi se me frustro esa pequeña ilusión. Durante un tiempo nuestros encuentros fueron en esa cafetería… y poco a poco se hizo inseparable del grupo, empezó a pasear junto a nosotras, a bailar… a salir de cena… era uno más del grupo. Pero yo me sentía atraída por el… cada día más, lo miraba y mis pensamientos volaban… mi imaginación se desbordaba… y tenia miles de fantasías junto a el.
Ya habíamos bailado alguna vez… y yo había sentido muy cerca de mi sus pulsaciones, había sentido el calor de sus labios al rozar mi nuca, sus manos ardientes mientras agarraba mi cintura… había sentido como se excitaba mientras me acercaba más a el… y me gustaba, si me gustaba.
Un día de repente… parecía como si ese chico italiano hubiera desaparecido… no lo volvimos a ver por esa cafetería, ni por ningún otro lado… desaparecido, también podría ser, que volvería a su ciudad… Florencia _ Italia, pero nadie sabia nada de el…
Y paso un largo tiempo… paso el invierno que dio pasó a la primavera…
Y un buen día… la casualidad o tal vez el destino… mientras paseaba, alguien pronuncio mi nombre varias veces… y desde luego que fue una sorpresa para mi reconocer ese rostro… era Saverio, el chico italiano que conocimos muchos meses atrás.
Me alegro verlo… y casi sin darme cuenta mis brazos colgaban de su cuello y mis labios presionaban los suyos, el respondió a mi abrazo y beso… presionándome contra el… yo recordé sus latidos, recordé la fuerza de sus brazos… incluso el calor de su boca y como no… recordé su excitación, del ultimo día que estuvimos bailando… me contó que estaba de paso… solo unos días, y volvería a su ciudad… pero que si me apetecía podríamos vernos, salir a cenar, bailar…
La verdad que por mi cabeza solo pasaba una idea… poder explorar su cuerpo, minuto a minuto… con calma pero sin pausa, era primavera y yo vestía una falda, no muy larga y una camisa ajustada… con los botones sin abrochar hasta la altura de mi pecho… era muy fácil imaginar lo que se escondía detrás de mi camisa… decidimos entrar en un local a tomar algo y al sentarnos mi falda se subió casi sin querer hasta dejar al descubierto bastante mis piernas, que cruzadas eran insinuantes… sus piernas rozaban las mías… ese juego “la insinuación” siempre me ha gustado en exceso, por eso en vez de separarme de el… me acerque mucho más… y en unos minutos, sus manos se dejaron caer sobre mis piernas… muy suavemente, fue acariciando mis muslos e intentando que su mano subiera entre ellos.
Yo pensaba: si ahora Saverio, mirara mis ojos fijamente, solo vería en ellos el deseo de poseerlo… el deseo de que su cuerpo poseyera el mío, no solo una vez… mi deseo seria ser poseída por el… durante varios días.
Mientras yo desbordaba mi imaginación… su mano fue acariciando mis muslos y separándolos un poco hasta poder tocar mi ropa interior… y sentí sus dedos como presionaban mi sexo… por encima de mis bragas, yo lo miraba mientras me mordisqueaba los labios… mientras mis pechos se endurecían y mis pezones me hacían daño de lo duros que estaban… al rozarse con mi sujetador… mi respiración se fue agitando rápidamente, tan rápidamente que empecé a gemir despacio… dios mío ¡! Estaba muy excitada.
Su hotel estaba muy cerca de donde estábamos… y me propuso acompañarlo, naturalmente accedí encantada… caminamos unos minutos y su brazo se colgó por mi cuello… las yemas de sus dedos fueron acariciando mi cuello y mi nuca… y sus labios se acercaron a los míos, llegamos a su hotel… esperamos el ascensor, por fin ha llegado…
Sin decir ni una palabra… dentro del ascensor, me fui desabrochando los cuatro botones de mi camisa mientras el me miraba acercándose un poco más… aprisionaba entre su cuerpo y la pared del ascensor, me ha levantado las piernas hasta colgarlas sobre su cintura… su boca se acercaba a mi pechos, que todavía están cubiertos por el sujetador… pero no le importaba, su lengua como una experta exploradora… se fue introducción entre mi pecho hasta llegar a mis pezones… yo, saque mis tetas de ese sujetador y se las acerque a su boca, para que mordiera, lamiera… disfrutara de ellas, hasta saciar su sed.
Mientras su pelvis presionaba mi sexo… y su mano se fue introduciendo entre mis bragas hasta acariciar mi clítoris… mi excitación era enorme, y solo un movimiento de el hubiera servido para conseguir que me corriera, pero todavía quería más… como pude desabroche su pantalón… y acaricie su pene que también reventaba de excitación… lo deje libre de ropa y me lo fui acercando poco a poco entre mis muslos… hasta que lo conseguí introducir dentro de mi vagina…
Despacio, despacio… el ascensor llevaba bastante rato parado por “avería” y eso nos venia muy bien… despacio… muy despacio sus movimientos de caderas cada vez introducían más su pene en mi vagina… dura, muy dura, parecía que iba a reventar dentro de mi, sus manos agarradas a mis glúteos, no me permitían moverme… era el quien dominaba la situación… el que controlaba todo el placer… el mío y el de el… una y otra vez, una vez y otra vez… así, así, así… nuestros jadeos cada vez eran más profundos y seguidos… así, así… sin pausa… así, dejándonos llevar por el momento, sin importarnos nada… bajo mis piernas y me siguió presionando… pero ahora me había colocado de espaldas a el… me levanto la falda y su pene fue acariciando mis glúteos, jugueteando, hasta encontrar mi vagina… esa posición no me dejaba moverme y el seguía siendo el que llevaba el juego… el que marcaba las pautas. Sus manos agarraron fuertemente mis caderas y así fue embistiéndome como un toro bravo a punto de reventar… dentro_fuera, dentro_fuera… agitándose con fuerza, su pene cada vez estaba más endurecido, cada vez con más fuerza, más, más… más.
Los movimientos se hicieron más rápidos… pero volvió a colocarme frente a el y subió mis piernas en su cintura… así, así, así… así, más rápido, así… su pene con fuerza golpeaba mi vagina… mientras jadeaba con locura, ahora fui yo quien lo presiono contra mi… mientras gemía, así, así… así, así… despacio, despacio, despacio…
El ascensor… se ha puesto en movimiento… parte de mi ropa interior esta dispersa por el suelo… al mirar a Saverio, veo su cara de placer, sus ojos brillantes… me besa de nuevo en los labios, esta vez dulcemente… acerca sus labios a mi cuello y acaricia mi nuca… sus manos acarician mis pechos y sus dedos rodean mis pezones… la puerta del ascensor se abre…
Nos despedimos… tal vez el destino, la casualidad… nos vuelva a reencontrar.
Dama