Buffy, cazavampiros: Joyce
La madre de la cazavampiros, angustiada por la idea de perder a su hija, decide consolarse en brazos de la mejor amiga de ésta, con inesperados resultados...
BUFFY, CAZAVAMPIROS: JOYCE
Despertó sobresaltada con sudores fríos, y un tembleque de manos que no podía controlar. Como movida por el instinto, se dirigió hacia la habitación de su hija, viéndola vacía, perfectamente arreglada, pero vacía. Su corazón latía apresuradamente presa del miedo. Era Viernes de madrugada, y aunque el resto de chicas también salían y estaban divirtiéndose, Joyce sabía que su hija no estaba divirtiéndose. Desde que supo de su destino como cazadora, como cruzada de la luz contra la oscuridad, la vio madurar a pasos agigantados, pero también la vio sufrir enormemente, y cada noche, la sensación de despertarse un día y encontrarla muerta había ido aumentando hasta hacerse insoportable(mismamente, acababa de vivir un horrible baile de graduación donde tuvo que enfrentarse no solo a vampiros si no al Ungido y al Maestro, al que convirtió en un montón de huesos). Joyce se llevó las manos a la cabeza con el deseo de salir a buscarla y traerla a casa, de borrar aquello con lo que había nacido y tener una hija normal, que sale a divertirse con las amigas y se va de compras. Se arrodilló en el umbral de la puerta sollozando, con el pánico encogiendo su corazón, rogando a Dios para que ella volviera sana y salva. Sus ruegos fueron interrumpidos cuando escuchó que llamaban a la puerta. Joyce miró el reloj: las 12:51 A.M. "¿Una visita tan tarde?", se preguntó. Se enjuagó las lágrimas y bajó a abrir. Se sorprendió cuando vio que se trataba de Willow Rosenberg, la mejor amiga de Buffy, la que estaba al otro lado de la puerta.
-Buenas noches Sra. Summers. ¿Puedo pasar?.
-Sí claro Willow, pasa-respondió con voz temblorosa-.
Las dos se dirigieron a la cocina y Joyce preparó algo de café. Willow pudo notar que algo había pasado antes de que ella llegase.
-¿Ha estado llorando Sra. Summers-preguntó con preocupación-?.
-Yo la verdad sí-admitió-.
-¿Por qué?, ¿qué ha pasado?.
-Verás yo Lamento que me veas así, pero no puedo evitar sentirme muy preocupada por Buffy. Sale cada noche enfrentándose a Dios sabe qué monstruos y tengo miedo de perderla. No quiero perder a mi hija-sollozó de nuevo-
-Lo siento, Sra. Summers. Yo no sé que decir en fin creo que no debería preocuparse. Buffy es muy fuerte y creo que podrá con...bueno, con los monstruos esos-respondió entrecortada, intentando aliviar a Joyce-
-Sí, gracias por tus palabras-sonrió ligeramente-. ¿Y tú que haces aquí?. Deberías con ella y con ese novio tuyo no recuerdo ahora su nombre Oz, ¿verdad?.
-Sí, es Oz. Pues-respondió cabizbaja y tragando saliva- la verdad que él dijo que no me quería a su lado porqué esta noche sería peor que las demás, y en cuanto a eso de "mi novio" la verdad que es últimamente no es lo mismo entre los dos me sentía muy sola
-¿Y porqué has venido a verme-preguntó tomando un sorbo de la taza-?.
-Porqué no sabía donde más ir. Además, Buffy me avisó de que si algo pasaba, sería mejor que no estuviera sola Sra. Summers
-Joyce, por favor-corrigió-.
-De acuerdo, Joyce. Y siendo totalmente sincera, no quiero estar sola esta noche. Estoy estrenando las vacaciones, y no tengo con quien estar. Necesitaba una amiga.
Ambas se miraron, y hubo un sentimiento de comprensión entre ellas, de complicidad. Cada una a su modo estaba sola, y esa soledad les pesaba como una gigantesca losa de piedra. Durante un buen rato siguieron hablando sobre las vidas de cada una, sus sueños, sus aspiraciones, y la conversación se hacía cada vez más íntima. Llegado cierto momento, en que las dos ya estaban al lado una de la otra, Joyce fue acercándose a Willow, más cerca, hasta que estaban frente a frente, y la besó. Willow respondió al beso, pero luego se alejó totalmente confusa y miró a la madre de su mejor amiga con un fuerte sentimiento de rechazo y repulsión. Sus ojos eran los de un animal herido. Joyce vio claramente ese dolor y ese rechazo con que la estaban mirando, y Willow se levantó para irse de allí cuanto antes. Joyce la cogió de la muñeca.
-¡¡No te vayas, por favor-suplicó-!!. Lo siento, lo siento. No quería hacerlo. Perdóname. No te vayas. Estoy tan cansada de estar sola
El temblor de aquella voz hizo que Willow se girase, y mirase a la madre de su mejor amiga. Vio un gesto torcido de dolor, de desesperación, y vio un torrente de lágrimas que ya no podía ser contenido. De repente no sintió rechazo, si no un fuerte arrebato de compresión, y de compasión. Volvió a sentarse y la abrazó mientras Joyce se derrumbaba totalmente. Con el recuerdo de ese beso quemándole la memoria, Willow se sentía algo confundida, pero al aclarar las ideas, vio una cosa clara: aquel beso ya no la desagradaba tanto.
-Lamento lo ocurrido Willow. No era mi intención hacerlo. Fue un impulso
-No importa, Joyce. Es que fue tan de repente que yo yo
En aquel abrazo, cada una podía sentir el corazón de la otra, que empezaba a palpitar más fuerte. Aquellas palpitaciones hicieron que se mirasen a los ojos por un buen rato, y se volvieran a besar. Que supieran ninguna era lesbiana ni bisexual, pero en aquel instante, necesitaban ahogar las penas, y el como hacerlo dejó de importar. Joyce sintió la dulzura de la lengua de Willow en su boca, mientras ésta se dejaba hacer. Las manos de Joyce acariciaron a Willow por el cuello, bajaron por los hombros hasta la espalda, siguieron por su cintura y sus caderas y subieron por su vientre, recorriendo el cuerpo de su joven amante para explorarlo y conocerlo a fondo. Poniendo las manos en el cuello de Willow la seguía besando, con sus lenguas tocándose.
-Vamos al dormitorio-susurró Joyce muy excitada-.
-Ya estamos allí-bromeó Willow-.
Antes de que se dieran cuenta, ya habían llegado y comenzaron a desnudarse la una a la otra, tomando Joyce la iniciativa. Le sacó el jersey y los pantalones con rapidez, dejándola en ropa interior, y se detuvo a observarla. Había algo distinto en ella a como la solía ver normalmente.
-¿Nuevo peinado-preguntó finalmente-?.
-Gracias-respondió emocionada-. Es la primera persona que se da cuenta
Willow se había recortado su cabellera rojiza dejándolo a la altura de la nuca, y se lo había dejado caer por la frente, dándole una imagen mucha más sexy, más atractiva. Cuando Joyce se acercó, se dejó desnudar del todo y se tumbó en la cama, mientras las manos de su amante comenzaban a recorrer aquel cuerpo. Acarició sus piernas, su vientre, y se detuvieron en aquellos pechos, amasándolos con una dulzura que le hizo estremecerse hasta la punta de los dedos de los pies y con la lengua sobre ellos.
-Mmmmmmm mmmmmm mmmmmmm .aaaaaaaaaaahh aaaaaaaaahh sigue Joyce sigue cómemelos me gusta me gusta
-Eres preciosa Willow bellísima quiero comerte entera
-Pues cómeme entera lo quiero todo más más aaaaaahh aaaaaahh aaaaaaaaaahh
Una riada de nuevas sensaciones estaban siendo descubiertas y no iba a dejar pasar nada. Mientras tanto, empezó a sentir una lengua haciendo círculos alrededor del ombligo, haciendo amago de bajar a su vulva y de subir hasta sus tetas, en un juego que la tenía totalmente enloquecida. Tras varios amagos seguidos, subió, y nuevos lametones recorrieron sus tetas y jugaban con unos endurecidos pezones que eran devorados como un caramelo de fresa. Una mano comenzó a bajar, y un placer comenzó a inundar a Willow mientras la mano exploraba su cuca humedecida.
-Aaaaaaaaaah aaaaaaaaaah tócame, gózame todo lo que quieras te quiero Joyce te quiero mucho
-Yo también a ti pequeña, yo también
Siguió masturbándola unos minutos, sintiendo la humedad de sus entrañas y sus jugos que salían tímidamente por sus piernas. Willow se encontraba en el cielo, hasta que todo cesó de golpe y se quedó mirando a su amante.
-Te toca jovencita-bromeó desafiante-. Demuéstrame lo que sabes hacer.
Willow comenzó a desnudar aquel cuerpo maduro. Sacó la ropa con una fuerza inusitada, movida por la prisa. Se abalanzó sobre ella y sus manos quedaron clavadas a sus tetas. Joyce comenzó a excitarse mientras se dejaba hacer, sintiendo como se le hinchaban la yema de los dedos manifestando el deseo de llegar al clímax con su amante furtiva, que ahora había bajado hasta sus piernas. Joyce las separó y dejó entrever su coño. Willow comenzó a devorarlo como golosa empedernida.
-Oooooooohh ooooohhh oooohh ooooohh oooooohh vamos mi niña, que bien lo haces aaaaaaaaahh que lengua no pares, sigue sigue mmmmmmmmmm eres fantástica
-Voy a follarte Joyce Summers. Hasta que tiemblen las paredes.
Los gemidos se hacían más fuertes según pasaban los minutos, y sintió como sus jugos chorreaban sobre su chupona, que lo degustaba con una urgencia demencial. Ya a punto, fue Joyce quien comenzó a recorrer la vulva de Willow, excitándose más por la juventud que tenía y la facilidad para mojarse. Completamente fuera de sí, las manos de cada una se fueron a la panocha de la otra para empezar una fricción cada vez más apasionada. Echadas sobre la cama de frentes entre sí, se besaban mientras seguían acariciándose, moviendo las piernas sin control alguno.
-Mmmmmm mmmmmm aaaaaaah aaaaaah aaaaaahh aaaaaahh aaaahh aaaaahh aaaaaaahh quiero sentirme bien Willow quiero gozar...quiero gozar contigo vamos amor fóllame vamos cariño fóllame
-Es fantástico quiero más Joyce, más llévame al cielo lo quiero todo
-Ya me viene sí, síiiiiiii me corroooooooo AAAAAAAAAAAAAAAHH
-Yo yo también ¡me corroooooo! AAAAAAAAAAAAAAAARRGHH
Las dos se fundieron cuando estallaron en oleadas de placer que las transportó fuera del mundo, a la deriva por el universo, en un orgasmo que parecía iba a hacerlas estallar de verdad. Sonrientes, satisfechas y felices, se abrazaron y besaron un par de veces, con el deseo de que aquella noche no terminase jamás.
-Ha sido espléndido-sonrió Joyce-. Gracias Willow, muchas gracias
-Gracias a ti-replicó ésta-. He descubierto un placer que nunca creí alcanzar. En los hombres es tan distinto siempre con la prisa del "meter saca mete saca" y correrse sin más
-Las mujeres somos más apasionadas amor mío. Para nosotras no son solo los 8 segundos del orgasmo, sino que hay más y más cosas antes del goce, aunque creo que eso ya lo sabes
Se rieron con ganas, y volviendo a mirarse intensamente, se volvieron a besar, pasando toda la noche haciendo el amor
El sol de la mañana inundó el rostro de Willow y la despertó con suavidad. Joyce dormía su lado como un bebé, abrazada a ella. Le recogió unos mechones de pelo, vio lo guapa que era y no sintió culpa por lo ocurrido. Más aún, se sentía libre, muy libre. Salió de la habitación para bajar a comer algo, y al pasar por la habitación de Buffy, la vio dormida, y con un par de heridas cicatrizadas en un brazo y la sien izquierda. De repente, un mar de dudas la asaltaron. ¿Cómo contárselo a ella, como decirle lo ocurrido entre su madre y ella?. Con su carácter sabía que le perdería, y no quería perder a su mejor amiga. Joyce, que había despertado, vio a Willow y se acercó.
-¿Ya ha llegado-preguntó-?.
-Sí, está durmiendo. ¿Cómo se lo decimos?. Hemos sido tan egoístas tú y yo. ¿Cómo decirle lo que pasó esta noche?. Estoy confusa, muy confusa
Joyce percibió el miedo y antes de que Willow se derrumbase la cogió de las manos, la abrazó y la volvió a besar, relajándola del todo. "Creo saber el modo perfecto de decírselo", murmuró Joyce en todo sarcástico. Le susurró algo a Willow, quien asintiendo con firmeza, aceptó, y entraron a la habitación, descorriendo las sábanas y dejando el cuerpo de Buffy al descubierto. Con mucho cuidado le quitaron el pantalón y la camiseta, desnudándola. Joyce se fue a acariciar aquella maravilla de tetas, con aquellos pezones rosaditos, mientras Willow la besaba y acariciaba sus muslos para excitarla. Buffy comenzó a gemir en sueños, mientras se dejaba hacer por sus amantes desbocadas. Luego las dos se apropiaron una de cada teta y los amasaban y besaban. Buffy se despertó y se encontró con aquel panorama. Quiso protestar, reaccionar, impedir que aquella atrocidad se cometiese, pero antes de que pudiera hacer nada estaba tan excitada que toda resistencia se había desvanecido.
-Anoche Willow y yo nos hicimos más amigas que nunca, y nos encantó. Lo disfrutamos muchísimo, y ahora conocerás esa felicidad. Te lo manda tu madre, ¿queda claro jovencita?.
-Yo yo síiiiiiii...sí Mamá muy claro no protestaré aaaaaahh aaaaaaahh aaaahh aaaaahh sé que no está bien, pero me gusta tanto aaaaahh aahh aaahh
-Vamos Buffy-dijo Willow-. Dámelo todo, lo quiero todo de ti
Willow se sentó sobre la cara de Buffy, que hundió la lengua en la cuca de su mejor amiga, mientras su propia cuca era explorada por su amantísima madre, que aún sabiendo lo que aquello implicaba, le daba igual. Amaba a su hija, e iba a darle todo el placer del mundo, y más aún.
-Vamos Buffy-dijo Willow- devóramelo todo hazme gozar aaaaaaahh aaahh aaaaaaahh aaaaaaahh síii asíiii así me gusta me encanta aaaaaahh aaaaaaaahh aaaaahh
-Eso es hija mía, disfruta de tu mejor amiga, gózala bien
-Sí Mamá aaaahh aaaaaaaaaahhh sigue Mamá, me gusta quiero más lo quiero todo hunde tu lengua en mí Mamá fóllate a su tu propia hija
Ansiosa de explorar de nuevo aquella calidez, Willow cogió a Joyce por las caderas para ponerla a la altura de su cara, sin dejar por eso de chupar a su hija. Una inundación de dulces jugos salieron de las tres, siendo tragados por sus respectivas y sedientas amantes. Cuando los jadeos de Buffy se hicieron muy intensos, Willow salió de la cara de su amiga y ambas se besaron en un retorcido, húmedo y cálido juego de lenguas. Joyce seguía con su cabeza hundida en el coño de Buffy, haciendo incursiones con los dedos para excitarla más, y con la otra mano, penetrando a Willow, quien ya no sabía donde meterse el placer que le estaban dando. Joyce se sentía poderosa pajeando a las dos adolescentes.
-Vamos niñas, correos de una vez gozadlo eso es disfrutad
-Sí Joyce ya me corro ya me viene aaaahh aaaaaahh aaaaaaaaahh que gozada, que gozada aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh
-Ya está Mamá yo también me corro te quiero Mamá te quiero muchísimo te quiero AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH
El clímax fue tan espectacular como desgarrador, con un éxtasis simultáneo que las hizo abrazarse, fundidas en un mar de caricias, besos, arrumacos y mimos varios. Las tres se habían convertido en una sola persona. El tiempo había dejado de existir.
-¿Y ahora qué-preguntó Buffy-?. Me he convertido en una lesbiana con mi mejor amiga y en una incestuosa con mi propia madre. ¿Qué vamos a hacer?. ¿Alguien lo sabe?, porqué yo no
-Yo solo quiero que esto no termine-dijo Willow-. No creo que ni uno solo de los chicos hubieran sabido darnos tanto placer.
DANIEL "OZ" OSBOURNE
ALEXANDER "XANDER" HARRIS
ANGEL
RUPERT GILES
"Ni Giles. Ojalá Buffy no sepa lo ocurrido entre él y yo", pensó Joyce para sus adentros.
-Y más que podremos seguir dándonos. Mucho más-comentó Joyce finalmente, esbozando una amplia sonrisa-
-Entonces, ¿será un secreto entre nosotras tres?.
-Sí Buffy-contestó Willow-, un secreto, un secretito
Las tres se miraron complacidas, como las cómplices secretas que eran de una relación que nadie jamás sabría. Tras un round de besos y caricias, se dispusieron para volver a la carga, sellando un pacto de placer entre mujeres que las iba a hacer disfrutar en profundidad, como los hombres no eran capaces de hacerlo
SARAH MICHELLE GELLAR
ALYSON HANNIGAN