Buenos amigos

Cuando tienes gente que te quiere bien, ¡qué placer es el sexo!. Se puede hacer todo.

BUENOS AMIGOS.

A Raquel le duelen las nalgas donde le ha golpeado su marido, en el espejo se estudia para comprobar que no tiene marcas. Para que sepa que es suya. ¡Benito se cree tan macho!. Fue su primer y único hombre hasta que la metió en el mundo de orgías y desenfrenos que comenzaron en Kenya, a ella le excito al principio, pero poco a poco vio que sólo era un objeto, una mascota de su marido a la que podía hacer todo lo que le viniera en gana. Ahora desde que es amante de Santiago ha descubierto un mundo nuevo y no soporta a su marido, machista, dominante, brutal y que además que, cuando coge, no la hace venirse como su amante.

Se viste para ir a la editorial en la que trabaja y es socia. Susana la recibe radiante, le besa en los labios con una mezcla de alegría, sensualidad y cariño. El despacho está bien calefaccionado, por eso sólo lleva una remera blanca y un jeans. Raquel se va quitando ropa hasta quedar con un vestido de algodón azul con pequeñas flores blancas .

-Raquel . ¡ El negocio ha estallado! ¡ Es fenomenal! Y vos participas porque el tema viene por tu cuñada y .. la empresa de carteras y cintos ha empezado a vender. Una pasta. En dos meses se larga a tope ...y no sabes como. La accionista principal, que es una capo, ha logrado que el top top de esas que salen en el Hola las lleven y las fotografíen. Y sólo con esa publicidad se ofrece a la high más high, pocos modelos, todo muy muy exclusivo. Y ahí estamos nosotras ofreciéndoselos a algunos de nuestros clientes de la colección de erotismo y lujo. Nos queda a nosotras entre 500 y 2000 dólares por venta. ¡ Nena es una mina de plata! Cuando te digo top top, te hablo de Sofía , su nuera, nuestra Beatriz, alguna princesa de los ingleses, actrices ….Nos vamos a forrar.

Raquel sonríe y besa a Susana y piensa en el cambio de su cuñada tan de ley y orden, tanto que Benito la tuvo que drogar para poder cogerla y ahora se lo ha montado con una mina, con Susana, va a España y avisa que están en un negocio genial y que ya han vendido una pequeña serie con beneficios. Sólo puede decir:

  • Son cosas que no me puedo creer, pero son. Esa mojigata, mujercita de su casa..

  • Es Santiago que nos cambia. Mírate vos. De ser una masoca, ahora te ríes, buscas el sexo alegre, piensas en picardías para coger. Sos otra ...y hasta yo he cambiado desde que nos lo montamos. No sé, creo que es porque coge tranquilo y te obliga a que acabes poniendo de tu parte.

  • Susi, no lo cuentas muy claro pero tienes algo de razón. Ahora empiezo a estar bien conmigo misma. Me gusto, no soy una puta al servicio de un macho, una esclava que debe satisfacer a su amo, soy una mujer que vive y goza sin tener que obedecer a nadie.

Susana sirve mate mientras hablan, ambas se sientan, se miran tras sorber un par de veces la bombilla. Es la rubia la que se pega a Raquel, le pasa la mano por el hombro para acercarla aún más y la besa lentamente, saboreando los labios de su amiga. Empieza a abrir los botones del vestido, pero Raquel le para.

  • Deja que yo te ayude... y también desnúdate vos.

Susana se separa y, tomándola por los hombros, la mira apreciando su belleza. El pelo negro como los ojos, grandes ribeteados por largas pestañas, la nariz recta, la boca jugosa sin resultar excesiva, el pequeño hoyo insinuado en la mandíbula, que la hace aun más atractiva, como las pecas apenas insinuadas en su cutis perfecto. La vuelve a besar lentamente, saboreándola y cuando se separan le musita:

  • Te quiero.

Los dedos han trabajado en avanzar en eliminar las ropas. Las dos están el bombacha y corpiño. Se levantan y van hacia la pared donde tiran de un asa que baja una cama, grande, que lentamente se apoya en el suelo. Es el tiempo que ambas tardan en quedar desnudas, una en cada lado del lecho.

Susana, rubia, ojos azules casi grises, pechos a los que los años no han afectado, siguen erguidos, juveniles, con sus puntas rosadas duras, son pequeñas fresas en los blancos montes. Es delgada, de contextura casi atlética, su pubis depilado parece infantil. Raquel, frente a ella, es otro tipo de mujer. Las tetas grandes, caen un poco, haciéndolas más apetitosas sobre todo cuando se contemplan sus pezones tiesos, dedos que destacan en la areola beige. Las caderas anchas, de hembra paridora, donde el vello negro del sexo se ensortija haciendo una zarza que busca arder en la lujuria.

Las dos se miran con hambre alegre y saltan sobre la cama cayendo abrazadas.

Los muslos entrelazados se humedecen con el flujo de los sexos que apoyados en la tersa carne se mueven placenteros haciendo que los besos sean cada vea más intensos.

No oyen la puerta que se abre.

  • Es que ...¡ Cómo sois! Os viene uno a ver y se encuentra que no le esperáis.

  • ¡ Santi!- exclaman las dos al unísono.

  • ¿ Qué haces acá?-

pregunta Raquel con una sonrisa que curva sus labios llenándolos de felicidad. -

Pensé que te vería a la tarde.

  • Es una sorpresa que te hemos preparado-

le susurra Susana al oído.-

Los dos estamos para darte gusto, para hacer lo que vos quieras.

Raquel se ríe nerviosa, nunca podría haber pensado que iba a ser ella la que mandaba, la que elegía. Se levanta de la cama y se queda parada, dejando que sus dos amigos la vean.

  • ¿Os gusto tanto cómo me dicen? Y ¿ van a hacer lo que yo quiera? ¿ No me engañan?- pregunta haciéndose la ingenua y acariciándose los pechos mientras se balancea sobre uno y otro pie.

  • Sí. Lo juramos nuestra señora-

dicen los dos a la vez, arrodillándose como caballeros antiguos.

  • Pues lo primero, desnúdate Santi, que estás en situación de ventaja. Hazlo un poco sexi y ...vos me vas comiendo la concha … pero sin prisas.

No hay música pero Santiago imita unos pases de baile mientras se quita el saco que deja en una silla. Los mocasines quedan en el suelo y comienza a desabrocharse sin dejar de danzar el cinturón, luego la bragueta e intenta con un golpe de cadera que caigan al suelo los pantalones, no lo consigue y se ayuda con las manos empujándoles.

La sonrisa de Raquel curva sus labios golosos viendo la poca maña que se da el hombre que se está quitando la camisa. Le ha parecido tan divertido que cuando no caían los pantalones, ha tirado del cabello de Susana para que deje de chupar y disfrute de la buena voluntad y malos modos de su amante compartido.

Santiago está ante ellas con el boxer, los calcetines y la corbata. Se baja los calzoncillos dejando al aire la verga dura y se agacha para quitarse las medias.

  • Pones voluntad pero de boy no te puedes ganar la vida. Déjate la corbata que te da un aire muy gracioso.

Entonces los tres desnudos se besan en la boca dándose la bienvenida, están de la mano, los cuerpos rozándose, disfrutan de su sensualidad sin complejos. Es Raquel la que se separa para mirar a sus amantes. La lengua sonrosada relame sus labios, levanta una ceja como jugando a interrogarse. Va hacia un sillón de orejas cercano a la ventana y se sienta apoyando apenas las nalgas. Se abre de piernas, su sexo peludo destaca entre los muslos como un nido entre las ramas de un arbol.

  • Susi, vos devorame la concha y vos Santi cogela bien cogida. Quiero notar como se viene esta víbora mientras me come bien comida.

  • Sus deseos son órdenes.

Susana se arrodilla ante Raquel , apoya sus manos en sus caderas y va lamiendo su vientre hasta llegar al coño ansioso. Santiago se arrodilla tras Susana, deja las piernas de la rubia entre sus rodillas, acaricia la vulva depilada, está mojada, mete dos dedos, los saca chupando los flujos femeninos, acerca su polla a la mujer, juega con la puerta que se abre para ir recibiendo el glande. Se queda quieto, con la verga apenas clavada en la vagina que espera la estocada a fondo de la pija del hombre.

-Haz que se corra pero vos no. Te quiero bien lleno para luego.

Empieza el juego, el mete y saca del hombre, la lengua que devora el sexo, los tres gozando, los tres felices.

Susana, sin dejar de comer, se lleva una mano a su clítoris y se masturba, no quiere ser cruel con Santiago al que Raquel ha pedido que no se derrame, que quiere ser ella la que reciba el chorro del volcán.

  • Yo ...ya voy... ¡ ahooraaa!....aaahh

Y Raquel llega al orgasmo que además hace terriblemente sonoro sabiendo que así excita más a sus compañeros. Susana no ha acabado pero simula una venida salvaje, de modo que Santiago pueda sacar la polla dura , bien empapada, pero sin soltar su leche.

Raquel se levanta y besa a Susana y a Santiago, le gusta no ser la sumisa de su marido, la esclava de sus deseos. Con sus amigos- amantes ahora es libre , puede hacer lo que quiera, entre ellos buscan el placer pero compartido y se siente juguetona.

Se relame como una gata ante un plato con leche. Mira la polla dura de Santiago, los pezones enhiestos de Susana, mete los dedos en el sexo de su amiga. Los saca empapados, los chupa, saboreándolos. Duda cómo quiere seguir. ¿ Qué rol va encargar a sus amantes?

  • Vos, Santi, al suelo. Pija en alto.

El hombre obedece, se tumba, su espada queda apuntando al cielo. Raquel se coloca sobre él y va bajando hasta que toda entra en la funda de su vagina.

  • ¡ Que rico! ¡Quietito! que la que se mueve soy yo. Susi, acá arrodillate y me besas, me tocas, quiero un tratamiento completo de lolas....y cerca para que yo pueda jugar con tu concha.

Susana se pone junto a su amiga, la besa y acaricia los pechos. Da un respingo cuando la mano de Raquel casi entra entera en su coño. Ha metido cuatro dedos, el pulgar lo ha puesto sobre el clítoris. Le muerde los pezones como respuesta.

El camino del placer se hace largo, gozoso, el deslizar del vástago por su vagina, donde ella marca el ritmo y la profundidad de la cogida, sus pechos chupados, lamidos, mordidos, le va llevando a una nirvana de la que no quiere salir.

Ha perdido la razón, está en una nube eterna de sensualidad, navega en el mar de la lujuria.

-¡ Me matas!- la voz de Susana le hace bajar del cielo.- ¡No puedo más!

Se da cuenta que lleva masturbando a su amiga tanto tiempo, no sabe los orgasmos que ha tenido, mientras ella no sale del suyo eterno y además ahora le tiene metido el puño. Susana sube, baja, chilla y se lanza sobre ella fundiéndose en un beso salvaje.

Raquel acelera la cabalgada, la explosión del hombre culmina su viaje.

Saca la mano de su amiga, ambas se dejan caer sobre Santiago, se abrazan se besan. Son gozosamente felices.

El tiempo transcurre en el mimo, en la caricia, en las manos, la boca, los labios, las lenguas que recorren las pieles sudorosas.

  • Santi,¿ puedes otra vez? Me gustaría darle vicio a Susana. Nosotras hacemos en 69 y tú se la metes por detrás.

-Si me la chupáis un poco, estoy para volver a la carga. Aprovechad que Marisa no está. Luego ...yo no soy Superman.

  • ¿Tú crees que le gustaría compartirte? ¿ Hacérselo con nosotras?

  • No sé. Tendréis que convencerla.

Santiago sabe que la Marisa que vuelve de España viene dispuesta a todo. A ser la más puta de las mujeres, como le ha dicho su hermana. Pero piensa que las chicas sean las que lo busquen e investiguen.

Susana, amante de Marisa, está segura que va a entrar en el juego del trío. No consiste más que en proponérselo.

Raquel no está dispuesta a perder a Santiago, ni a Susana, y además su cuñada le da morbo. Mientras se tumba, sonríe mientras empieza a imaginar juegos con Marisa.

  • Susana, ponete para que te coma bien comida y que te la metan por el orto bien metida.

Este relato pertenece a la serie de Marisa y Santiago.

La autora agradece los comentarios y se abre a propuestas argumentales de l@s lector@s .