Buenos amigos
Mi ultimo sexo adolescente, fue con tres amigos, sexo en grupo juvenil.
Estimados lectores y amigos, agradezco enormemente vuestros comentarios y vuestra amabilidad critica con mis relatos. Siento de veras haber cambiado de nombre como autor, pero os prometo no volver a hacerlo, también prometo, y como veis cumplo, no esperar tres años mas para escribir una nueva narración de mis experiencias, si soy capaz y a vosotros os sigue interesando, tengo la intención de contaros una a una mis experiencias, no voy a presumir de ser Casanova, pero desde los dieciséis años que me estrene hasta los cuarenta y siete que tengo ahora, he tenido la inmensa fortuna de disfrutar de maravillosos momentos de sexo, de sexo con hombres, y de algún otro que ya llegara el día de contarlos.
Efectivamente los relatos, salvo amnesia involuntaria, irán en orden cronológico, mi primera relación fue con Miguel y fue tan satisfactoria como podía esperar y lo suficiente como para hacerme repetir con Josemi, esta segunda fue simplemente maravillosa, aún hoy, pasados treinta años, la sola evocación me hace estremecer.
Ya os deje entrever que pasados unos meses de mi primera experiencia sucedió algo que mi hizo entender y comprender, que durante el resto de mi vida con mas o menos asiduidad, necesitaría aderezar mi heterosexual vida con algunas gotitas de limón.
No os aburro mas, se que tiendo a divagar, os pido disculpas.
Debía de ser finales de Junio o principios de Julio del 75, nada menos que el siglo pasado, no recuerdo la fecha exacta, pero el calor campeaba en Madrid, habíamos terminado las clases y sin que sirviera de precedente había aprobado todo, toda una sorpresa y una delicia; todo mi afán, compartido por todos los componentes de mi pandilla, era encontrar divertimentos con los que llenar el ingente numero de horas de ocio que teníamos; piscinas, cines, billares y canchas deportivas, eran nuestros principales destinos, algún que otro paseo con las chicas del colegio y que normalmente salían con nosotros los fines de semana y poco mas. Algún día intentare explicaros, y explicarme, por que demonios nuestras primeras relaciones sexuales fueron con componentes de nuestro mismo sexo, me gustaría saber si también se estrenaron entre ellas.
Pues en ese ambiente de ociosidad y diversión, una tarde de viernes como casi siempre habíamos quedado en los billares del barrio, no teníamos hora fija de quedar, cada uno iba dejándose caer cuando conseguía zafarse de las múltiple obligaciones que nuestras madres, a fin de evitar tanta molicie, cargaban sobre nuestras juveniles espaldas.
Esa tarde y dando un sutil esquinazo a mi madre, fui el primero en llegar, estuve trasteando por las maquinas flipper, algunos ni sabréis lo que son, mirando distraídamente alguna de las partidas de billar que los consagrados echaban a esas horas de la tarde y comprando algún cigarrillo suelto, que la economía no daba para paquetes enteros. Sorprendentemente a la media hora apareció Miguel.
Pero bueno tu ya por aquí
Si, he salido de trabajar y he ido a comer a casa de mi tía Evangelina.
La tía Evangelina era una especie de momia que vivía en nuestro barrio, Miguel residía en un barrio cercano al nuestro y a ocho paradas de autobús, era la excusa perfecta para justificar sus repetidos retrasos cada vez que quedábamos.
Que suerte, visitar a tu tía, lo mismo te ha dado un duro para que te diviertas a tope el fin de semana.
No listo, me ha dado dos duros.
Ni para el cine tienes.
Además hoy poco vamos a hacer.
Por que?
No viene nadie, Charly se ha ido al pueblo con sus padres, Tito esta enjaulado en el taller de su padre, Jesús tenia un examen en el Conservatorio y Josemi se ha ido a acompañarle.
Maravilloso, pensé, toda la tarde con Miguel y sus dos duros, dando una vuelta por el barrio. La verdad es que desde que tuvimos nuestro primer encuentro en el verano del año anterior, nunca habíamos vuelto a sacar el tema, ni una palabra ni una mirada, pretendimos cubrir aquel lance con una gruesa capa de cemento, olvidar y que el tiempo se encargara de nublar hasta el último recuerdo, no se si por vergüenza o simplemente por miedo.
Sin embargo mi reciente aventura con Josemi me había demostrado que disfrutar del sexo entre chicos era mas normal de lo que en principio creía y desde luego había acreditado lo enormemente placentero que podía llegar a ser. Mire a Miguel con una nueva perspectiva, allí estábamos los dos solos, le mire con ojos golosos, recordé su cuerpo desnudo entre mis brazos, sus apasionados besos, su ardiente comportamiento amatorio, confluyeron en mi memoria todos los recuerdos de aquella tarde y cada recoveco de su cuerpo, como resultado una enorme erección adornó mis pantalones, me recosté sobre la pared a fin de disimularla y algo extraño debió notar Miguel por que la mirada que me echo, contenía a partes iguales reprobación y excitación.
Intentando sosegar el momento le pregunté :
Que te apetece que hagamos.
No se, la verdad es que no tengo un duro.
Hombre tienes los dos de tu tía Evangelina
Menos cachondeo.
No se, quieres que vayamos al Viso, tengo las llaves de la casa.
Y que hacemos toda la tarde allí, menudo aburrimiento.
Tampoco tenemos porque estar toda la tarde, estamos un rato, escuchamos música, seguimos con las maquetas y luego mas tarde nos vamos a tomar unas cañas al Rico.
Bueno, vamos.
Dos cosas, la primera, por el Viso conocíamos a una vivienda baja de las que antiguamente Madrid estaba sembrado y mas concretamente por Tetuán, mi barrio, era la antiquísima casa de los abuelos de Josemi y que cerrada desde hacía muchos años nos servía como cobijo a algunas de nuestras aficiones, escuchábamos música, montábamos maquetas de aeromodelismo, soñábamos despiertos, hacíamos guateques los domingos, en los cuales si teníamos suerte tocábamos una teta, eso si por encima del jersey y sin tanta necesidad de suerte no dábamos unos morreos que nos hacían volver a casa con los labios en carne viva y los huevos con unos dolores indescriptibles. Le habíamos puesto el Viso como una irónica metáfora diferencial que reflejaba las gigantescas desigualdades estéticas que mantenía nuestra infravivienda con las lujosas residencias de ese barrio.
Segundo, si, estáis en lo cierto, toda mi intención de ir al Viso, tenia como fin el desnudar a Miguel y volver a mantener sexo con él, estaba intentando seducirlo.
Apenas cinco minutos después de iniciar el paseo, estábamos en la puerta de entrada del Viso, saque las llaves del bolsillo y abrí la puerta, entramos medio tropezando por la oscuridad, la cual siguió acompañándonos ya que la electricidad brillaba por su ausencia en la casa, entramos en el salón y llegados a la mesa de comedor encendimos un par de velas.
Que hacemos- pregunto Miguel- salimos al patio.
Si, mientras halla luz en el patio estamos mejor.
Cogimos las dos velas y abrimos la puerta que comunicaba con la habitación de la casa, pasamos el umbral, dimos dos pasos y nos quedamos clavados en el suelo, boquiabiertos y con los ojos como dos platos soperos.
Apenas iluminada por la luz de las velas, en el rincón de la oscura habitación estaba la inmensa cama de gruesos barrotes de latón y encima de ella la causa de nuestra sorpresa, Jesús a cuatro patas, como un perrito gordito, aguantaba la tremendas acometidas de Josemi el cual le estaba enculando con rudeza, tan enfrascados estaban que ni siquiera repararon en nuestra presencia, nuestro silencio y la penumbra sin duda contribuyeron a ello; Miguel y yo mirábamos fascinados como la tremenda polla de nuestro amigo taladraba inmisericorde el culo de Jesús, Josemi tenía cada músculo en tensión, agarraba a su pareja de las caderas y progresaba su ritmo de embestidas a casa segundo que pasaba, su pene entraba con una facilidad sorprendente, aquel culo no era la primera vez que probaba aquella enorme verga, tampoco el mío era desconocedor de tanta y tan dura carne.
No se cuanto tiempo estuvimos mirando como hipnotizados esa especie de película porno en vivo que se desarrollaba delante de nosotros, tres o cuatro minutos, pero algún suspiro o jadeo que se nos debió de escapar , hizo que Josemi volviera la vista hacia nosotros y de la impresión parara su bombeo, la parada entre sus carnes también alerto a Jesús y sus ojos se fueron a posar alternativamente en los de Miguel y en los míos. Un silencio pesado se adueño de la habitación, solo pequeños resuellos de los amantes, indicativos del esfuerzo físico realizado, rasgaban el aire.
En cada una de las miradas de los cuatro, había excitación, miedo, urgencia, duda, agitación, sentimientos encontrados, era una situación insostenible en el tiempo. Josemi seguía con su pene insertado en el ano de Jesús y la morbosidad del momento iba "in crescendo".
Había pocas posibilidades, los sorprendidos se desenganchaban y nos poníamos todos a montar maquetas con un "aquí no ha pasado nada" o los sorprenderdores nos dábamos la vuelta y nos íbamos por donde habíamos venido, o.......
Mire a Miguel y note excitación en sus ojos, baje la mirada y la prueba física de ella se mostraba a las claras en el tremendo abultamiento de afloraba en su entrepierna.
No espere mas, me dirigí hacia la cama, deposite la vela en la mesilla de noche y despacio y lo mas voluptuosamente que supe me fui desprendiendo de cada una de las prendas de mi ropa, notaba las miradas de mis amigos acariciándome la piel, note sus ojos recorriéndome el cuerpo, aquello me excito mas si cabe, una importante erección adornaba mi polla, por fin le llego la hora al slip y lentamente lo fui bajando a lo largo de mis piernas, según lo bajaba iba toqueteándome los muslos, las pantorrillas, aproveche para que mi culo quedara en pompa, a la vista de Miguel, mientras sonreía con cierta lascivia a Jesús y Josemi, que en la misma posición del principio contemplaban mi desnudo, lo que vieron les debió gustar, Josemi empezó de nuevo a follar a Jesús, lentamente, este se mordió los labios con un morbo excitante y emitió un pequeño suspiro de placer.
Desnudo al fin, sin perder la mirada de Jesús, me subí a la cama, me recosté sobre el metálico cabecero y abriendo las piernas le mostré mi polla en su total plenitud, empecé a masturbarme muy lentamente mientras me acariciaba los testículos, Jesús abandonó mis ojos y centro la vista en aquel trozo de carne que palpitaba a apenas veinte centímetros de su cara, la situación se volvía excitante por momentos, las acometidas de Josemi empujaban a Jesús hacia mi pene, se dio cuenta de ello y sus empujones se fueron haciendo mas violentos.
Abre la boca- fue la tajante orden- comete esa polla.
Había dominación en esa voz, sin duda existía una relación entre ellos algo especial.
Jesús obedeció, abrió la boca totalmente y le prepucio de mi polla desapareció entre sus finos labios, y ahí dentro se quedo, saboreo la punta de mi verga con delectación, lamió la tersura de mi capullo enrojecido por la excitación, no le dio mucho mas tiempo para recrearse, un nuevo embate de su amante le hizo tragarse hasta los huevos mi enhiesta y pétrea polla, sentí un placer inenarrable, todo mi rabo estaba dentro de su húmeda y caliente boca, sentí sus labios entre los pelos, su boca sorbía y tragaba, a pesar del movimiento de vaivén de Josemi, su boca no soltaba prenda y mi excitación iba en aumento, paralela a la velocidad de entrada y salida de la polla de su amante en el culo.
Mire hacia Miguel, seguía paralizado donde le había dejado, con los ojos desorbitadamente abiertos, mirada de impudicia y una erección de hacer época.
Desnúdate y ven aquí
Lentamente obedeció, se acerco a la cama y le cogí el tremendo paquete que pugnaba por romper su bragueta y acaricie con fuerza su polla y sus pelotas,; aquello era como una maquina, como una cadena de montaje, cada acometida de Josemi conseguía que Jesús apretara sus labios con mas fuerza alrededor de mi pene y yo por mi parte apretara casi hasta causarle dolor el paquete de Miguel, que sin perder detalle del cuadro que tenia ante sus ojos se iba desnudando; por fin quedo desnudo mientras que yo seguía acariciando su testículos y masturbando su tersa y venosa polla.
Ven acercate, arrodíllate aquí en la cama.
Se subió a la cama, se puso de rodillas a mi lado, gire la cabeza empecé a chupar esa espléndida polla, lamí sus gruesos y peludos huevos mientras con la mano derecha acariciaba su culo y metía la punta de mis dedos en su ano.
Miles de estremecimientos coreaban nuestros movimientos, engranados como un motor, disfrutábamos y hacíamos disfrutar en una especie de ballet sexual desenfrenado, jadeos, gemidos y suspiros entrecortados eran la música.
Estuvimos así enganchados varios minutos, pero el grado de excitación que teníamos no presagiaba poder prolongar mucho rato tanto placer acumulado, para todos aquella era la primera ocasión en la que teníamos sexo en grupo y la excitación nos sobrepasaba.
Por fin Josemi entre arrebatos descargo dentro del culo de Jesús, yo conocía la capacidad de eyaculación de Josemi e imaginaba como debía de estar regando sus entrañas, no pude mas, me corrí entre profundos suspiros, Jesús a su vez derramaba su leche sobre el ajado colchon y la mía inundaba su boca, su garganta, exprimió mi polla con la mano hasta extraerme hasta la ultima gota de leche y glotonamente lo fue tragando, mientras que exhibía en la punta de la lengua una buena parte de mi corrida y como una puta resabiada lo sorbió y lo trago relamiéndose de gusto; aquella escena me dejo a punto de la locura, me trague la polla de Miguel hasta la empuñadura, apreté sus huevos hasta el dolor e introduje dos dedos en su culo, los espasmos de su polla anunciaban su pronta corrida y así en unos segundos toda mi boca se lleno de su lefa, espesa, sabrosa y caliente, sentí sobre nosotros las miradas expectantes del duo inicial y me sentí maravillosamente bien siendo el protagonista de ese momento; bebí la leche de Miguel con placer renovado, me supo a gloria cada trallazo que sentía en la garganta, le descapulle la polla y con la punta de la lengua rebusque hasta la ultima gota.
Todos nos miramos, los unos a los otros, entre avergonzados y satisfechos, Josemi se dejo caer en la cama exhausto, Jesús se sentó , Miguel se tumbo a mi lado y yo miraba hipnotizado la tremenda polla de Josemi, aun con la perdida de potencia de la reciente corrida, el tamaño era mas que respetable, era un pene que invitaba a la concupiscencia y yo sabia a ciencia cierta las placenteras sensaciones que era capaz de conceder a quien tuviera la fortuna de tenerlo dentro.
Solo estos pensamientos, y el tener diecisiete años, obraron el milagro de revivir mi polla, estaba otra vez enardecido, me incorpore sobre los codos y me gire sobre Josemi, y sin mediar palabra agarre aquel objeto de mi deseo, lo asi con fuerza y lo masturbe con cierta fiereza, y OH maravilla aquel trozo de latiente carne respondió a la primera, aun húmedo de su anterior corrida me lo metí en la boca, con mayor habilidad me lo introduje hasta la campanilla, notando a cada segundo como crecía en tamaño y como se endurecía, chupe su punta, pase la lengua por toda su inmensa longitud, bese sus huevos, uno detrás de otro los metí en mi boca, escale otra vez su polla hasta la punta y la encaje otra vez entre mis labios, apretando su glande con mis dientes e introduciéndola lentamente entera otra vez, ahí en el fondo, notando la punta en la garganta la deje reposar mientras con suavidad acariciaba sus pelotas.
La escena había enardecido al resto del cuarteto, al verme a cuatro patas sobre Josemi, Miguel había señalado su objetivo en mi culo, se agacho y me dedico una lamida de primerísima calidad, lamió mi ojete casi con devoción, ni un rincón quedo sin su saliva, y colocando su cara entre mis nalga comenzó a meterme la legua por el ano, me estremecía de placer; para terminar , Jesús en un alarde de contorsionista encontró una posición que le permitía comerle la polla a Miguel, otra vez el engranaje esta en marcha; pero yo esta ves quería algo mas. Me saque la polla de Josemi de la boca.
Quiero esa polla metida en mi culo pero ya.
Me sentí hasta extraño oyéndome a mi mismo decir esas palabras, como una ramera.
Me incorpore y me senté a horcajadas sobre él , levante el culo cogí su pene con la mano y le apunte a mi ojete, cuando note su glande dentro de mi lo solté y me deje caer resbalando lentamente, notaba como aquella brasa se abría paso en mis entrañas llenando de un placer descomunal, cuando por fin la note alojada en el fondo de mi recto, puse las manos sobre el pecho de mi amante y mientras pellizcaba sus negros pezones empecé a cabalgar sobre mi montura.
Miguel también a horcajadas sobre Josemi había puesto el culo sobre su rostro y sus gestos indicaban que estaba siendo beneficiado con un placentero beso negro, mientras Miguel y yo nos besábamos con pasión desenfrenada, entrelazando nuestras lenguas, rebuscando cada rincón de nuestras bocas. Jesús por su parte estaba muy atareado chupando ahora mi polla y a continuación la de Miguel.
Pero a pesar de todo, de estar inmerso en un mar de placer dado y recibido, mi concentración especial estaba dedicada a la penetración anal que gozosamente estaba recibiendo, pormenorice cada sensación, atisbe cada movimiento del pene de Josemi entrando en mi cuerpo, mas despacio, mas deprisa, hasta el fondo, solo la punta, gire en círculos con la polla incrustada hasta sentir su vello pubico en mi culo, sentía los apasionados besos de Miguel y los ocasionales chupetones de polla que me infringía Jesús, no podía mas, iba a correrme de un momento a otro, no podía aguantar ni un segundo mas, sin embargo tuve la inmensa fortuna de en el ultimo momento sentir la eyaculación de Josemi llenar mi culo de leche, el notar ese calor dentro de mi hizo que mi polla escupiese su semen a trallazos, no pude atender a nada mas, supongo por los gemidos que Miguel y Jesús también se corrieron unos minutos después, yo estaba desfallecido sobre la cama, al lado de Josemi acariciando aquella maravilla de la naturaleza que por segunda vez me había concedido tanto goce.
Al cabo de media hora en medio de un embarazoso silencio nos levantamos y nos vestimos, salimos a la calle,ya se había hecho de noche, y nos despedimos con un huidizo "hasta mañana".
Esta fue mi ultima experiencia sexual con chicos en la adolescencia, no estoy muy seguro del porque quizás fuimos demasiado rápido, en muy poco tiempo habíamos tenido hasta sexo en grupo, ignoro si mis amigos volvieron a tener relaciones entre ellos, no volvimos a hablar de aquella tarde y ninguno volvió a tomar la iniciativa.
Antiguos miedos, hoy desfasados, no nos permitieron llevar una vida sexual libre y plena. Era más fácil acoplarse a la normalidad reinante y mantenernos dentro de los limites sociales que la época imponía, a sangre y fuego si era necesario.
Tuvieron que pasar seis años para que yo volviera a tener relaciones sexuales, no ya con un chico, si no con un hombre, pero esa ya es otra historia.
Si queréis algún día os la cuento.