Buenos Aires

Estaba ahora ahí completamente sola, después de perderme en tu ciudad, esperándote… soñándote… te conocería al fin.

Después de recorrer la ciudad, volví al hotel... allí te esperaría, Buenos Aires... que locura… ciudad del tango y la bohemia, un par de cigarros y unas copas de más, y estaba ahora ahí completamente sola, después de perderme en tu ciudad, esperándote… soñándote… te conocería al fin.

Me tumbe sobre la cama, antes de que pudiera acomodarme sonó el citófono…. venias subiendo, acomode mi pelo y me mire al espejo… estaba vestida con una falda blanca larga y una polera del mismo color, ajustada y escotada, que enseñaba bastante esa parte de mi cuerpo, que tanto te gusta. Tocaste la puerta, mi cuerpo se estremeció, la abrí y ahí estabas tu, de pie mirándome, con esa atractiva mirada tuya detrás de tus lentes, unos jeans oscuros y una camisa negra.

Hola tu - dije disimulando el nerviosismo.

Hola bebe – me dijiste tú, pareciendo más seguro que yo.

Pasa… bienvenido a mi…. ¿Habitación?

Gracias- me dijiste al oído, y entraste, tus ojos estaban fijos en mi polera, y los míos en tu pantalón… ambos sabíamos para que estábamos ahí, me senté en la cama y te hice un gesto para que te sentaras al mi lado, te tome una mano y empecé a acariciar tus dedos.

Que lindas manos…. Que gusto conocerte.- dije mientras acariciaba cada uno de tus dedos.- Me encantaría que

Me encantaría tocarte…- dirime interrumpiste con aquella vocecita tuya, yo tome tu mano y la puse sobre mi pecho y sin hacer ningún otro movimiento comenzaste a acariciarlo, subiste tu otra mano y la deslizaste sobre mi otro pecho, mientras yo besaba tus labios. Inmediatamente mi cuerpo empezó a reaccionar y mis pezones se pusieron durísimos, los podías notar sobre la polera, tus labios fueron bajando por mi cuello y mis manos por tus piernas… esperaba que estuvieras tan excitado como yo, acaricie tu sexo sobre el pantalón… lo estabas.

Comenzaste a bajar mi polera y mi corpiño mientras tus labios seguían bajando, mis senos se liberaron de su prisión quedando desnudos para ti, te alejaste un segundo y me miraste, tu mirada me provoco un pequeño temblor, pasaste tus dedos rozándolos y no pude evitar que un pequeño gemido escapara de mi boca. Entonces note que tu pantalón estaba a punto de estallar, decidí que seguías tú. Empuje tu cuerpo suavemente para que te tendieras en la cama y fui yo quien esta vez desabotonó tu camisa y besó tu pecho bajando lentamente hasta tu cintura, cuando mis labios estaban en tu ombligo, mis manos desabrocharon tu pantalón y te lo quitaron, tú te quedaste tendido y yo baje a tus pies, te quite los zapatos, los calcetines y los pantalones y volví a subir por entre tus piernas hasta tu bóxer. Lo baje despacito y con dificultad, tu pene estaba muy duro, también te los quite, subí besando la parte interna de tus muslos, hasta que mis labios llegaron a la delgada piel que cubre tus testículos y seguí besándote, podía oír tu respiración muy fuerte y tus manos intentando alcanzar mis hombros, estaba segura que tu sexo estaba desesperado y solo quería ser tocado por mis labios, quería entrar en ellos, quería entrar en mi… pero yo tenia ganas de torturarte un poquito más, así que seguí jugando con tus testículos, lamiéndolos, besándolos, metiéndolos en mi boca y chupándolos un poquito… luego de improviso deje que mi lengua recorriera la cabecita de tu pene, provocando que tu cuerpo se separara unos centímetros de la cama y que de tu boca saliera un profundo gemido. Seguí lamiendo todo tu glande, lo bese suavemente para luego lamer y besar todo el tronco…. Tú respirabas muy profundo y decías mi nombre, me dedique a chuparte solo la puntita una y otra vez para luego ir cada vez mas profundo hasta meterlo entero dentro de mi boca…. Lo chupe así entero por un rato y lo saque, sorprendiéndote nuevamente

¿Te gusta? – pregunte sonriente

Si… sigue- susurraste tú

Espera… Sube un poco… apoyate en las almohadas… por favor… quiero que veas

Bueno bebe…- susurraste y me hiciste caso, te tendiste mas arriba quedando casi sentado, yo subí hasta tu rostro y bese nuevamente tus labios, tu tocaste nuevamente mis senos… volví a bajar y seguí jugando con mi boca como tanto te gustaba, tu acariciabas mi cabello y mis hombros, cuando tu sexo estuvo lo suficientemente húmedo con mi saliva lo volví a sacar de mis labios y lo metí entre mis pechos y comencé a apretarlo entre ellos, tus manos bajaron y me los apretaron a tu gusto, mientras mi lengua jugueteaba con la puntita que sobresalía de ellos, seguí chapándola hasta que tus caderas se empezaron a mover muy fuertes…. – ya acabo- susurraste, y mis manos remplazaron mis pechos para ejercer mayor presión, hasta que un tibio liquido comenzó a salir de ti y a bañar mis senos. Luego te quedaste tendido en la cama, sonriendo.

Me voy a limpiar, vuelvo enseguida- sonreí, toque un poco mis pechos para luego lamer mis dedos cubiertos de tu semen – mmm… que rico. – exclame y fui al baño, me limpie y arregle mi polera, para luego volver a la cama, allí estabas tumbado, desnudo a no ser por tu camisa abierta, me tendí a tu lado en la cama. – ¿Te gusto?

Me encanto… pero quítate eso – dijiste tocando mi polera

Pero

Quítatela – me susurraste suplicante mientras tus manos fueron a tocar mis pechos nuevamente y a apretármelos con fuerza. Me ayudaste a quitármela y quedar solo con el corpiño… el cual acariciaste unos minutos para después quitármelo también y dejar así mi torso desnudo, solo me cubría la falda que tenia anudada a la cadera… me excitaba y me asustaba que me estuvieras mirando así como lo hacías- eres mi muñequita…. – susurraste.

Si... así parece… ahora puedes hacer conmigo lo que gustes. - susurre yo, como respuesta apretaste mis pezones entre tus dedos, yo gemí mientras tu los masajeaste un rato. Luego metiste uno de ellos en tu boca y comenzaste a succionarlo, mientras una de tus manos comenzó a acariciarme las piernas por debajo de la falda… cada vez mas arriba…. y mas arriba, hasta que tocaste mi tanguita, provocando que mi cuerpo se curvara por completo.

Quitaste mi falda, y entonces tu mano se dedico a tocar la única prenda que me quedaba puesta, tu te quedaste mirando lo que eso provocaba en mi cuerpo y como me retorcía de placer con tus caricias, entonces decidiste romper la barrera de la tela y comenzaste a bajarla, para dejarme completamente desnuda. Entonces volviste a acariciarme, esta vez el contacto con tu piel casi me hace morir… creo que notaste lo húmeda que estaba, ya que tus dedos se deslizan sin dificultad entre mis piernas hasta que uno de ellos se detuvo en la entrada de mi vagina y se introdujo en ella, de mi boca puede haber salido un quejido, un grito o tu nombre, no lo se. Moviste un poco tu dedo dentro de mí y cuando sentiste que estaba apunto de estallar, bajaste tu rostro besando mi vientre, hasta que tu lengua lamió suavemente mi clítoris, provocando una especie de corriente eléctrica en mi cuerpo. Basto uno poco de juego de tu lengua y de tu dedo para que comenzara ha sentir el orgasmo mas rico que hubiese sentido hasta entonces, remplazaste tu lengua por otro de tus dedos para ver como me moría solo con tu tacto – Basta- rogué de todo es lo único que tengo conciencia de haber dicho – basta por favor. - Cuando te detuviste caí rendida en la cama… mire de reojo tu pene volvía a estar duro como piedra

¿Cómo te sientes? - preguntaste

Estupendamente… quieres….- mi voz tembló

Dime

Tu estas muy… y yo….

¿Podríamos aprovechar?

¿Quieres… quieres hacerme el amor?- susurre coquetamente, tu sonreíste y me besaste en los labios. Luego subiste tu cuerpo sobre el mi, separaste mis piernas y te pusiste en medio de ellas sin dejar de besarme, y afirmaste mis muñecas para dejarme inmóvil, volviste a besar mis pechos y comenzaste a recorrer mi vulva con tu pene… recorriéndola entera con tu dureza, lo apoyaste en la entrada de mi vagina y entraste en ella suavemente, para seguir cada vez mas hondo y mas fuerte, cada vez estabas mas adentro, sentía tus testículos tocando mis sexo, mientras sentía una mezcla perturbadora de dolor y placer, tu seguías besándome y hablándome con esa voz entre quejidos y suspiros, mi cuerpo temblaba de placer debajo de ti, soltaste mis muñecas para poner tus manos en mis nalgas y así mover mis caderas como deseabas y penetrarme cada vez más profundo, estaba muy húmeda por lo que podías entrar fácilmente a pesar de lo estrecho que era allí, comencé a tener un nuevo orgasmo mientras tu seguías moviéndote y besando mis pechos, estaba completamente fuera de mi cuando sentí que tus caderas se movían más y más rápido, y un tibio liquido comenzó a inundarme mientras sentía tus suspiros, tus gemidos y tu corazón a punto de estallar.

Caíste rendido a mi lado, y yo me apoye en ti… acariciaste mi espalda con cariño, besando mis hombros, hasta que me quede dormida.

A la mañana siguiente ya no estabas, me fui a la ducha, aún faltaba mucho por recorrer, además estaba segura que esta noche volverías y seguirías haciendo mi estadía en Buenos Aires inolvidables.