Buenas noches, Renato

"Sí, Renato, soy yo." - Contesté vehemente mientras seguía introduciendo mi polla en el precioso y húmedo coño de Silvia, que se encontraba tirada, jadeante, y con las tetas asomando por el vestido.

Hacía años que no me encontraba con él. Renato, con su perenne barba de una semana y pelo repeinado. Renato y sus aires de grandeza. Renato, el fantasma, el embustero...

Nunca me cayó bien. Lo conocí de casualidad mientras estudiaba, y... aunque a veces, se nos unía y salíamos de fiesta juntos... se me hacía un suplicio de persona.

No me costó mucho perder el contacto con él. Pasaron unos años en que apenas me dirigí palabra y curiosamente... allí estaba. De nuevo, en aquella fiesta de disfraces de carnaval. Ataviado con un tosco disfraz de guerrero vikingo, allí estaba él. Renato. Acompañado de una chica rubia de rostro celestial, (la siguiente que ha engañado con sus mentiras, pensé), cuerpo esbelto y mirada lánguida, vestida de igual manera.

Me propuse evitarle y rapidamente cambié el paso hacia otra dirección, hice como que saludaba a alguien y me quité de en medio.

La verdad es que lo pasé muy bien, allí me encontré con unos amigos con los cuales había quedado esa noche... estuvimos charlando, bebiendo. Las horas se me pasaron sin casi advertirlo y se me hizo un poco tarde. Decidí volver a casa, así que me fui despidiendo... y unos besos y abrazos después, allí estaba él, en la calle. Y esta vez era imposible hacerse el loco...

"Casssshhhtilla!!!" - Cerré los ojos mientras me llamaba y respiré profundamente... Castilla era mi apellido, siempre me llamaba así. Y a juzgar por su voz, iba borracho como una cuba.

"Hey, hola Renato... hacía tiempo que no coincidíamos por aquí..." - Saludé yo con no muchas ganas.

"¿De que vashh? ¡¡¿¿DE LA MARUJA ASHESHINA??!! JAJAJAJAJA"

Suspiré. "Voy como el de BraveHeart, Viki el Vikingo" - Repliqué molesto.

"¿Hassh venido sholo?" - Preguntó él sonriente.

"No... realmente, había quedado con unos amigos, pero bueno, se me ha hecho tarde y ..."

"¿Amigoshh? ¿y dónde esshhtan tush amigoshh?" - Preguntó él mirando hacia los lados.

"Están dentro, se van a quedar un rato más."

"JAJAJAJA, venga no mientasshhh, que hassh venido sholo... y tampoco hash ligado por lo que veo. A cassa shin comershe un colín JAJAJAJAJAJA"

Ya no respondí nada... simplemente le continué mirando pensando en que no merecía ni siquiera la pena responderle.

"Esshta es mi novia, yo shi me voy calentito para casssha." - Y señaló a la preciosa joven que me sonrió tímidamente.

"Hola, yo soy Gaby, encantado..." - Y saludé dando un par de besos a la acompañante de mi "amigo".

"Yo soy Silvia, igualmente..." - Contestó ella con una sonrisa.

"¡EA! Casshhtilla, ya tienessh para la paja de esshta nosshe, ya sabesh, unossh nacen para jugar en el equipo titular y otroshhh para esshtar en el banquillo JAJAJAJA" - La chica le miró con un gesto raro e hizo un pequeño mohín con la nariz. Renato me sonreía chulesco. Se lo estaba pasando en grande.

Respiré profundamente. Le miré fijamente. Y le contesté:

"Renato... adonde juega uno y otro, lo decide el ENTRENADOR, no el jugador que se cree mejor que los demás. Y te aseguro una cosa, a los entrenadores, no les gustan ni los chulos, ni los borrachos. Hasta luego." - Y me di media vuelta, y me dirigí hacia el coche dejándole allí con un palmo de narices.

Renato había conseguido hacerme enfadar... me senté al volante pero no di el contacto. Apoyé la cabeza y cerré los ojos: "Puto chulo de mierda prepotente..." - Pensé. Estuve así durante un cuarto de hora largo. Intentando no ofuscarme con aquello. Respiré tres o cuatro veces más, y finalmente arranqué el coche. "Rumbo a casa."

Unos kilómetros más adelante, los encontré en una especie de descampado, de pie al borde de la carretera, haciendo señas. Su coche estaba con los intermitentes encendidos.

"¡¡¡Cassshhtilllaaa!!! ¡¡¡Cassssshtillaaaaaa!! ¡Para el coscheeeee!" - Vociferó él mientras hacía grandes aspavientos.

Me detuve cerca de donde se encontraban apeados... lo dudé por un instante, pero me terminé parando por puro civismo.

"¿Qué os ha ocurrido?"

"¡Casshtilla! El cossche, she me ha quedado shin gasholina. Assshercame a una gasholinera, no sheas mariquita. Venga..."

"Quédate tú aquí con el coche, que así no me quedo yo aquí sóla" - Le replicó aquella preciosidad rubia - "Voy yo con él y pago la gasolina" - y acto seguido dirigió una suplicante mirada hacia mi - "Por favor..."

Renato se quedó callado, pestañeaba confuso.

Silvia se sentó en el asiento del copiloto y juntos fuimos a llenar una botella de 2L de cocacola. Silvia se dirigió de nuevo hacia mi:

"Por favor, llévanos a casa, dile a Renato que no puede conducir así y llévanos a casa. Está muy borracho, y seguro que ahora sigue bebiendo. Lleva una botella escondida en el coche, lo sé. Se la he intentado quitar pero siempre encuentra un sitio donde guardarla."

Miré a la chica con un gesto bastante serio.

"Mira, no te conozco apenas, y pareces buena chica y tal... la verdad, es que no sé que haces con un gilipollas del calibre de Renato. Pero lo cierto es que le conozco y tal, y... casi preferiría no conocerlo"

La preciosa vikinga me cogió del brazo y contestó: "Por favor... yo... yo me he quedado también un poco a cuadros con la conversación de antes... no llevamos mucho juntos. Las primeras semanas me pareció un chico magnífico, con mucho que contar..." - La corté con la mirada con un gesto de fingida sorpresa - "... ¡de verdad!, no sé, te hablo en serio, además me contaba cosas de su familia, los viajes..."

Respiré profundamente por enésima vez... Silvia continuó:

"Poco a poco, he ido descubriendo que algunas de esas cosas se las había inventado para camelarme, pero... yo no sabía... ¡¡por favor!! ¡llévanos a casa! si no lo haces por él, hazlo por mi, por favor..."

"Muy bien, ¿y qué cojones recibo yo a cambio? ¿escuchar como Renato piensa que aparte de imbécil, sin atractivo, y friki, además soy ¡SU TAXISTA!?"

La chica se quedó unos instantes pensativa.

"Yo... yo te sabré compensar... ¿de acuerdo?" - Respondió ella muy seria.

"Que no, que no me convences... lo siento. De verdad, lo siento. No me convence... me vas a saber compensar ¿cómo?, ¿tú eres consciente de lo que me tiene a mi que compensar llevar a Renato en mi coche, borracho?" - Le contesté sonriendo.

"Me lo imagino... yo... había pensado en esto... tú me dices si crees que te compensa."

Y ante mi sorpresa, llevó sus manos directa a mi bragueta, y bajó la cremallera. Me desabrochó el pantalón y me bajó ligeramente el boxer hasta sacar mi polla por encima. Estaba flácida.

Dirigió una mirada cómplice con sus preciosos ojos del color del cielo y pude observar como a través de ellos se veían como pequeños puntitos negros, que parecieran que destellearan. Lo cierto es que era preciosa. Cerró sus ojos, y llevó sus labios hasta el borde mismo de mi polla y la empezó a lamer suavemente.

"Ahhhhhhhhhhh...." - Suspiré yo entrecerrando los ojos...

Ella aprovechó para bajar un poco más el boxer mientras se me iba poniendo dura, y abrió de nuevo sus celestiales ojos y me la comenzó a mamar. De arriba a abajo... de arriba a abajo... suavemente... con su mirada clavada en la mía.

"Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh... uuffff... qué puto gusto..." - Fue lo más que acerté a decir.

De repente, paró sus movimientos, y levantó la cabeza:

"Tú me dices si te compensa... cuando lleguemos, habrá más" - y dirigió una sensual mirada hacia mi, mientras su cabello rubio caía por sus hombros.

Por primera vez, la miré de arriba a abajo. Me detuve en su disfraz, y observé que podía ver un poco de su sujetador. Sujetaba unos firmes pechos, no muy grandes, pero de apariencia homogénea, redonditos... y bellos...

Su falda le llegaba a medio muslo, y revelaban unas bonitas piernas de aspecto suave.

"Está bien... pero yo digo dónde y cómo"

"De acuerdo, acepto..."

Volvimos hacia el descampado donde se encontraba Renato, que efectivamente, estaba aún más borracho que cuando le dejamos, y no sin poco esfuerzo, le metí en el asiento trasero. Silvia se sentó a su lado, para que no la liara aún más. Cerré su coche, y le di las llaves a Silvia. Me senté pensando en mi pequeño premio mientras arrancaba.

"Esshto no te lo había contado, pero vesshhh, tengo hasssshta taxiiiiissssshta particular. JAJAJAJAJAJA. Vamossshh Geoffrey, llevanosssh a cassha, y no corrasssh musho, eh??? que me gassshtassh mucha gasholinaa. JAJAJAJAJAJAJA"

Miré a Silvia por el retrovisor con cara de odio. Ella cerró los ojos y asintió.

Habían pasado cuarenta minutos largos, cuando por fin llegamos a la urbanización donde vivía Renato. Esa noche, sus amigas y compañeras de piso le habían pedido si podía dormir fuera, porque tenían visita el fin de semana. Aparqué enfrente de la casa, y llevé a Renato casi arrastrándose hasta el jardín principal. Le saqué la llave del bolsillo y abrí la puerta. Pasamos los tres y cerré la puerta... tumbé a Renato sobre el césped.

"Muchas gracias, de verdad, Gaby... no sabes cuantísimo te lo agradezco." - Empezó a decir Silvia.

"Te equivocas..." - Silvia me miró sorprendida. Repliqué muy serio - "Sí que sé cuánto me lo vas a agradecer"

"Pero... yo... no..." - Le tapé los labios con el dedo  y repliqué - "Dónde... y cómo." - Y la agarré fuertemente por el culo empujándola hacia mi, noté como su pecho impactaba con el mío mientras se le escapaba un suspiro en forma de "Ahh" y ponía ojos de sorpresa. Me miraba fijamente con sus preciosos ojos azul del cielo. Los destellos volvían a aparecer en su mirada...

La apreté contra mi, y le comí la boca. Besaba sus labios suavemente de abajo a arriba, mientras le metía la lengua. Ella comenzó a dejarse hacer, así que seguí con mi ataque.

Dirigí mis manos hacia su escote y abrí el disfraz dejando al descubierto su sujetador. Comencé a besarle las tetas por encima, a lamerla, a continuar hacia su cuello, a chuparla, seguir por sus labios y mientras tanto mis manos jugaban más y más con su culo y su espalda.

Renato estaba grogui... K.O. técnico... seguía tumbado en el césped con la mirada ausente mientras a dos escasos metros de nosotros, mientras continuaba metiendo mano a su novia.

Le quité el sujetador y comencé a chupar sus preciosas tetas, mientras ella dirigía la mirada hacia arriba, jadeante. Eran como yo los había imaginado. Firmes, redonditos, una delicia. La aureola era redonda y pequeña, al igual que sus pezones. Rosados...

Los lamía, los succionaba, los apretaba, los chupaba, jugaba con ellas, las juntaba, me pasaba de una a la otra, y la seguía lamiendo y chupando entre jadeos de placer ante la impasible presencia de Renato. Notaba como su coño estaba más y más caliente... así que la empujé hacia abajo para que se sentara en el suelo, y me saqué la polla frente a su precioso rostro.

Ella agarró mis huevos con una mano y mi culo con la otra, y comenzó a lamer y chupar mi polla suavemente. Era una auténtica delicia ver a aquella preciosidad rubia, con su vestidito de vikinga semicaido, sus pechos al descubierto, su mirada de ángel, sus labios suaves, y su cálida boca, comer y comer de aquella enhiesta polla.

Me la sujeté hacia arriba y le puse los cojones cerca de los labios. Ella entendió la indirecta y se los llevó a la boca. Dejé caer mi polla sobre su cara y comencé a balancearme sobre su rostro mientras bramaba.

"Renato... que jodido espectáculo te estás perdiendo, Renato..." - Y agarré la nuca de la bella vikinga mientras continuaba balanceándome con mis huevos en su boca. Respiraba fuerte.

Le saqué mis pelotas, y me agaché mientras la tiraba hacia detrás para bajarle las bragas. "Te voy a dejar el coño hecho limonada" - Le dije mientras la miraba con un brillo triunfante en los ojos.

Si sus ojos, sus labios y sus pechos eran una auténtica maravilla, su coño sonrosado y limpio, no lo era menos. Se lo lamí como si no hubiera un mañana. Le metía la lengua, chupaba sus labios, tiraba de ellos, le escupía en el clítoris, y se lo limpiaba a lengüetazos. Silvia gemía de puro placer mientras se llevaba un dedo a la boca y lo chupaba, cachonda como una perra.

Me saqué mi brillante polla, dura como el mármol, agarré firmemente las caderas de Silvia mientras ella me miraba implorando polla jadeante y se la metí entera de un estacazo. "Ooooooooooouuuuuuuuuuuuhhhhhhhmmmm" - Gimió ella como una auténtica putita.

Me tiré encima y la bombeé. Menuda puta preciosidad me estaba follando. Pero no a cualquiera, no... me estaba follando a la novia de Renato, delante del gilipollas mayor del reino... del mayor cornudo de España... vestido de vikingo... con su casco de cuernos en la cabeza.

Aquello compensaba todas y cada una de las tonterías que le tuve que aguantar a Renato durante todos aquellos años.

Continuaba montando a aquella diosa de la sensualidad, mientras sentía como mis huevos se iban cargando más y más de leche.

En ese momento, Renato recuperó levemente la consciencia... Silvia se sobresaltó ligeramente, y le miró de soslayo, pero me la estaba follando tan duro que no era capaz de articular movimiento, ni gesto alguno.

"Ca... Ca... ¿¿Caaassssshtilla??. ¿¿Eresssh tú... Cassshtilla?" - Preguntó confuso Renato con los ojos entreabiertos.

"Sí, Renato, soy yo." - Contesté vehemente mientras seguía introduciendo mi polla en el precioso y húmedo coño de Silvia, que se encontraba tirada, jadeante, y con las tetas asomando por el vestido.

"Ca... Cassssshtilla.... ¿Qué.... quée.... qué essshta pashaaando?, no.... no recuerdo nada..."

"Me estoy follando a tu mujer, me la estoy follando como si no hubiera un mañana, ¿sabes Renato?"

"¿Q... qué? No... no ... entiendo"

"Le voy a descargar toda la leche de mis huevos, ¿sabes Renato?, toda la leche..." - Y la comencé a penetrar como si la fuese a partir. Ella lanzó un fuerte gemido de puro placer, mientras seguía jadeando y finalmente, completamente extasiada, se corrió entera:

"OOOOOOOOOOOOOOOOOOOUUUUUUUUUUUUUUHHHHHHHHHHHMMMMMMMMM!!!! AHHHH AHHHH AHHHH... ¡¡¡¡¡¡aaaaaaaaaAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!! aaaaaaaaaaaaaahh aaaaaaaaaaahh"

"Te... ¿te... esshtassssh follando a mi ... a... Shilviaaa?" - Preguntó completamente perdido. Silvia le miró completamente exhausta... sudorosa...

"Sí, Renato" - Le saqué mi polla a punto de reventar de aquella preciosidad del coño y se la coloqué a escasos centímetros de su cara. Ella ni se inmutó... estaba completamente rendida... dirigí toda la leche hacia aquel angelical rostro, tres chorros que cruzaron su cara desde la barbilla al cabello y le resbalaron por la mejilla y uno que lancé hacia su boca y le resbaló por las comisuras de los labios.

"No... no... entiendo... yo..." - Renato miraba en mi dirección, desorientado por completo.

"Buenas noches, Renato" - Repliqué mientras me ponía los pantalones y dando un par de pasos hacia él, dirigí mi polla hacia su cuerpo, y comencé a mearle encima.

"Que... que... essh... que..." - Balbuceó Renato, mientras sentía como sus ropas se empapaban.

"Buenas noches, Renato" - Contesté de nuevo, y abriendo la cancelilla de entrada, me dirigí hacia mi coche rumbo a casa.