Buena chica [Parte 2]

La serie de relatos 'Buena chica'' está presentada desde el punto de vista de un amo hacia su sumisa a lo largo del día a día. Azotes, sexo en público y demás garantizado, espero que disfruteis!

Se levanta e imita mis pasos como si fuera un perrito. Poco después estamos en la puerta que da al balcón, desde el que se puede ver todo el vecindario. Abro la puerta y, sin necesidad de ninguna orden, ella sale, dejándose totalmente expuesta a la mirada de cualquier persona.

-¿Puedo tocarme? -me pregunta cachondísima.

-¿Has olvidado como se piden las cosas? -le reprocho en tono serio.

-Por favor amo, ¿puedo tocarme?

-Así sí -le concedo- no era tan complicado, ¿verdad?

Me sonríe y se lleva la mano a su coño, que empieza a masajear con cierto énfasis. Está de pie y de espaldas a la calle. Su cuerpo entero resplandece a la luz del Sol y sus pequeños pezones están cada vez más duros al tiempo que su coño se va poniendo más blando y húmedo.

-Más rápido -le ordeno.

-Si amo -contesta al tiempo que sube el ritmo con el que su mano se mueve encima de su clítoris haciendo círculos.

Tengo más cosas en mente pero me decido por disfrutar del espectáculo durante unos minutos. Por suerte para ella, parece ser que hoy no hay mucha gente en casa porque, desde mi posición, no veo mirones asomados a las ventanas, aunque a saber.

Pasados un par de minutos, suelta el primer gemido, levantando su cabeza y cerrando sus ojos.

-Más rápido -le vuelvo a ordenar.

-Si amo -contesta jadeando.

Está muy cachonda y se nota. Quiere correrse y no le falta mucho para llegar al clímax, así que me mantengo alerta. Vuelve a gemir, esta vez más fuerte, y se contrae al tiempo que suelta otro incluso más fuerte que el anterior. Ya está a punto.

-¿Vas a correrte zorrita?

-Mm... si, ¡quiero correrme ya! -me dice al tiempo que suelta otro gemido.

-Para -ordeno en tono seco y tranquilo.

Ella me mira suplicando que no le vuelva a hacer eso y se toca levemente el coño, haciendo caso omiso a mi orden.

-Te he dicho que pares, ¿es que no te han enseñado a obedecer?

-Perdón... es que estoy muy cachonda... -contesta disculpándose mientras agacha la cabeza.

-Ven aquí.

Se acerca y se planta delante de mi.

-De rodillas en la silla -digo al tiempo que señalo con el dedo una que está a pocos pasos de nosotros.

Se pone de rodillas y apoya sus pechos en el acolchado respaldo, dejando su culo a mi disposición.

-Ni se te ocurra moverte -la amenazo -tienes que aprender.

Justo después de pronunciar estas palabras azoto su trasero al tiempo que ella suelta un grito. Acaricio con mis dedos la zona en la que acabo de poner mi mano y la vuelvo a azotar. Repito esto seis o siete veces y, después de la última caricia, llevo mi mano hasta su mojado coño. Realmente, se había quedado al límite y estaba empapadísima. Mojo bien el dedo índice y el corazón y se los llevo a su boca, donde da buena cuenta de ellos con su lengua. Por su expresión, parece ser que los azotes la han puesto aún más cachonda.

-Y ahora te voy a follar como a ti te gusta perrita.

Sonríe y sus ojos arden en placer. Saco los dedos de su boca y le doy unas palmaditas en la mejilla, dejándosela llena de su saliva. Me muevo hasta detrás de su culo y pongo mi polla, ahora menos empalmada, apoyada en él y empiezo a aplastármela contra ella hasta que se me pone dura del todo. Me aparto unos centímetros, le doy unas palmaditas en el coño (que está muy mojado y hace ruido al contacto con mi mano), e introduzco mi polla muy despacio en él al tiempo que ella gime lentamente. Se la meto hasta que no entra más y me detengo en esa posición.

-¿Quieres que te folle? -le pregunto con fingida amabilidad y un tanto sarcástica.

-¡Sí! -me ruega mientras mueve sus caderas para sentirme dentro.

Le doy un fuerte azote en el culo que hace que suelte un grito a modo de queja y vuelvo a repetirle:

-¿Quieres que te folle?

-Sí, por favor amo.

-Buena chica -le doy un azote en el culo-, esta para que no se te olviden los modales otra vez.

Y me la empiezo a follar ayudándome de mis manos en sus caderas para penetrarla más rápida y profundamente al tiempo que yo muevo mis caderas con brusquedad adelante y atrás. A cada embestida suelta un gemido y, tras varias repeticiones, sus gemidos se hacen más fuertes y siento como su coño empapa mi polla. Está, de nuevo, a punto de correrse.

-¿Puedo correrme amo? -me pregunta entre gemidos y suspiros.

-Aún no -respondo tajante.

Saco mi polla muy despacio hasta que solo queda parte del capullo dentro y se la meto bruscamente hasta lo más profundo de su coño, provocándole sendos gemidos. Vuelvo a hacer esto otras dos veces y me la saco mientras azoto su trasero.

-Eres una muy buena zorra y dejaré que te corras -me sonríe con orgullo -pero no es justo que lo disfrute yo solo, vamos a enseñarle a los vecinos de lo que eres capaz. Ven.

Le tiendo la mano y ella me da la suya (temblorosa por la excitación). La llevo de vuelta al balcón y esta vez salgo con ella. Le ordeno que flexione su cuerpo de manera que sus piernas y su tronco formen un ángulo de noventa grados y que apoye las manos contra la pared para darse impulso. Estamos en paralelo a la barandilla y ahora mismo cualquiera que se asomase por la ventana nos podría ver, y ya no digamos escuchar.

Me acerco por detrás de nuevo y le doy mi dedo a chupar. Cuando considero que está listo, se lo saco de la boca y lo llevo hasta su ano, que me pide que me lo folle cuanto antes. Ante esta nueva actitud (follarle el culo por segunda vez) ella se sorprende pero prefiere no hacer ninguna objeción.

Voy metiendo el dedo despacio en su culo hasta que entra todo, haciendo que suelte un leve gemido, lo saco y meto ahora dos (chupados previamente por su boca). Ahora el gemido es mayor y creo que ya está preparado para el siguiente nivel. Escupo en el agujero que han dejado mis dedos en su culo y aproximo mi polla, muy dura y empalmada. La voy metiendo toda despacio al son de sus quejas y, cuando está toda dentro, agarro su pelo con una mano y azoto su culo con la otra. Me la empiezo a follar sin dejar de azotarla y ella empieza también a impulsarse con sus manos apoyadas en la pared.

El ritmo es alto y a ambos nos falta ya poco.

-Córrete -le ordeno entre suspiros sin dejar de follármela -métete los dedos en el coño y córrete, ¡ya!

-¡Si! Mm... ¡Si amo!

Hace caso a mi orden y empieza a pajearse ahora mientras sigo follándome su culo. Su respiración se altera y empieza a gemir. A cada nueva penetración lo hace más alto. No tarda mucho en estar a punto y yo me doy cuenta. Esta vez, en vez de negarle el placer, me la follo más rápido y de pronto se calla para, un segundo después, soltar un gran gemido, señal de que se ha corrido. Tras este vendrán algunos más pequeños mientras recupera la respiración y yo me sigo follando su culo, ahora mucho más despacio.

Le doy una última embestida y saco la polla.

-Ahora me toca a mi -me sonríe complacida y con ganas de complacerme -ponte de rodillas -ordeno.

Obedece al instante y se lanza a por mi polla. Chupa con desesperación el capullo, pone las dos manos rodeando el tronco de mi polla por delante de su boca y empieza a hacerme una paja al mismo tiempo que entra y sale de su boca.

No necesita demasiado para hacer que me corra y pronto estoy al límite. Cojo su cabeza con ambas manos y la aprieto contra mí.

Cuando mi polla está totalmente dentro me corro y ella intenta zafarse pero se lo impido. Al momento suelta una arcada pero sus labios rodean,de nuevo, rápidamente mi falo.

Las últimas gotas salen de mi polla y se lo dejo todo en la boca. La saco y la miro.

-Traga.

Obedece y pronto mi semen desaparece de su boca y baja ya por su garganta.

-Aún queda más por aquí -digo señalando a mi empapada polla que aún tenia algo más de semen que echar.

-Mm... si amo -contesta juguetona al tiempo que esboza una sonrisa y se inclina para limpiarme la polla.

Mueve sus labios y su lengua por capullo, tronco y huevos chupando y succionando. Cuando acaba, se lleva los dedos a la boca (que están llenos de sus fluidos) y me mira alegre.

-Creo que ya está, amo -dice mientras sonríe.

-Si, has hecho un buen trabajo -contesto como si fuera su jefe -buena chica. Ahora vamos a ducharnos y ponernos algo encima que nos queda un largo día por delante -le sonrío y ella me imita.

Se levanta y comienza a andar camino a la ducha. Cuando pasa por delante azoto su culo como si fuera un jugador de fútbol, da un respingo y se mete dentro. Echo una última mirada a la calle y los edificios colindantes y sigo sus pasos.

Tercera parte y resto del relato (según se vaya escribiendo) en: relatosdominacion.blogspot.com