Buena chica [Parte 1]

La serie de relatos 'Buena chica'' está presentada desde el punto de vista de un amo hacia su sumisa a lo largo del día a día. Azotes, sexo en público y demás garantizado, espero que disfruteis!

Son las ocho y media de la mañana y el Sol ilumina el cuarto, haciendo que abra ligeramente mis ojos y pueda ver que ya es hora de levantarse. Promete ser un espléndido día, caluroso y tranquilo. Una perfecta ocasión para jugar.

Alzo la vista, todavía un poco cegado por la luz, y veo lo que queda de su ropa colgando del armario y por el suelo. Había sido una noche entretenida y muy fructífera. Solo pensar en ella ya me hace ponerme algo cachondo pero lo bueno aún está por llegar. Yo, lógicamente estoy desnudo y ella espero que también, ya que así se lo había ordenado el primer día. Salgo de la cama y me dirijo a la cocina para hacerme el desayuno. Como no podía ser de otra manera, allí estaba ella, desnuda y aún con las cachas algo enrojecidas y escuchando música con los auriculares, así que no se da cuenta de mi presencia.

Me acerco a ella por detrás con sigilo, meto la mano por debajo de su culo de manera que mis dedos tocan su desnudo coño, a la vez que ella da un respingo, y aprieto fuerte, provocando en ella un gritito de placer y dolor. Deja lo que está haciendo, se gira, me suelta una pícara sonrisa y se acerca a besarme. Yo le pongo ambas manos en la cara, frenándola en su impulso y la miro a los ojos. Su cuerpo, mientras tanto, se acerca al mio y roza mi polla con su vientre. Se ha levantado caliente la zorrita hoy, pienso. Y no me equivocaba, su mirada me suplicaba que me la follase allí mismo pero no se lo iba a poner tan fácil.

Agarro su pelo con una mano, haciendo que alce la cabeza, y le voy dando pequeños besos, empezando por el labio inferior, el cual muerdo con cariño, y siguiendo hasta sus pechos. Cuando mis labios están casi rozando sus pezones, siento como su pulso se acelera y casi puedo oler su alegría, así que me detengo y la miro a los ojos con un fingido enfado, pero que ella se toma por real.

-Aún no -le gruño.

-Perdón -me dice con fingido miedo, que yo sí que no me trago.

-Parece ser que no aprendes -le contesto al tiempo que pellizco uno de sus empalmados pezones hasta que parece ser que le duele.

-Perdón, amo -se corrige.

-Muy bien, buena chica -le digo en tono amable. Y como premio recibe un corto beso en sus labios que hace que sus ganas de follar vayan en aumento.

Tengo hambre, y hacer las cosas en ayunas no es bueno, por mucho que digan, así que me siento a la mesa y espero a que ella sirva lo que tenía preparado. En el transcurso de este leve incidente, mi polla se había levantado un poco y cuando se acerca a mi para traerme las tostadas se da cuenta de que yo también estoy algo cachondo.

Una vez está todo dispuesto, comenzamos a comer. Su desnudo pie se roza con el mío y me mira pidiéndome una y otra vez que la lleve a las estrellas. Comienza a subirlo lentamente por la pierna y llega a mi polla, que está ahora aún más empalmada. Una vez allí, empieza a masajearme los huevos y a apretarlos, como a mi me gusta. Me acabo el último trozo de tostada que queda y me levanto, yo tampoco aguanto más. Me acerco a ella (que sigue sentada) y planto mi más que crecido miembro ante sus narices.

-Abre la boca -le ordeno en tono serio y autoritario.

-Si amo -contesta al tiempo que acata la orden sin vacilar.

Introduzco el capullo en su boca y ella empieza a juguetear con el, haciendo que yo acabe empalmándome del todo. Saco de su cara algunos pelos que me impiden verla bien y los llevo para la parte de atrás de la cabeza, donde los mantengo sujetos con mi puño cerrado. Coloco la otra mano por encima y empujo su nariz hacia mi vientre. Sé que no es capaz de meterla toda en la boca y es por eso que lo intento hacer una y otra vez para sentir sus arcadas en mi polla. Hoy no iba a ser diferente y empujo hasta que la primera me la llena de saliva. Se la saco de la boca un momento para que coja aire y se la vuelvo a meter, esta vez con el objetivo de follarme su boca como si fuese un coño. Calculo hasta donde se la puedo meter sin problema y empiezo a follarmela, moviendo mis caderas hacia delante y su cabeza hacia mi cuerpo.

Poco después me detengo, miro la polla y compruebo que ya me estaba empezando a mojar. Si a eso le sumamos todas las babas que cuelgan de ella, mi polla no estaba muy favorecida así que le ordeno que me la limpie, a lo que obedece al momento. Me va chupando y succionando cada centrímeto hasta dejarlo todo impecable a la espera de mi aprobación.

-Buena chica -le digo cuando considero que ha acabado- ahora sígueme.

Segunda parte y resto de la serie (según la vaya escribiendo) en: relatosdominacion.blogspot.com