Brida y Bocado

Lo que hace una chica por amor.

BRIDA Y BOCADO

Volvió a enganchar sus brazos y cogió la brida dejando el bocado en la mesa. La brida era una especie de casquete hecho con una cinta de cabeza y una correa central con dos correas verticales que colgaban de los lados y soportaban anillos de acero de la anchura en diámetro de una mano. Una correa para la barbilla pasaba entre ellos y otra correa daba la vuelta por la parte de atrás de la cabeza. Esta estaba sin abrochar. Lucinda vio el diamante que iría en su frente. Se quedó conmovida al ver que estaba labrado con la letra "P" y la letra "l". Peter tomó el bocado y le mostró como se enganchaba a los anillos con una simple aldaba para que pudiera soltarse fácilmente. Vio la gruesa funda de goma y agradeció que fuera mucho más delgado que la horrible mordaza de bola. Le deslizó la brida sobre la cabeza y ajustó las correas hasta que ella asintió cuando se sintió cómoda. Con el cepillo que había comprado junto con el cuenco y la toalla le acicaló el pelo hasta que colgó sobre la correa trasera. Luego le hizo apartar los labios y le introdujo el bocado entre los dientes. Era mucho más fácil que la mordaza de bola y mordió agradecida sobre el caucho. …l añadió dos anteojeras a las correas verticales y se encontró con su visión periférica considerablemente reducida. De nuevo más candados retenían todo en su sitio. Se echó atrás para admirarla. 'Algunos toques finales.' Declaró él. El corazón de Lucinda dejó de latir un instante cuando el cogió la larga cola rubia. 'Por fin,' pensó.

Separó sus nalgas con los dedos y jugueteó con el tapón anal, lo que le produjo alguna mueca de dolor hasta que, con dificultad, pudo ver el pelo rubio colgando tras de sí. Luego añadió una pluma negra de ave al frontal de la banda de la cabeza y dos esposas de cuero unidas por una robusta cadena a sus tobillos. 'Una traba.' Explicó. Como si ella se fuera a escapar para ir a algún sitio. Tomó una cadena más fina y con una abrazadera plateada de tornillo y un anillo en cada extremo. Sujetando la abrazadera, estrujó y restregó su pezón erecto con su otra mano. El dolor afectó a su seno y axila cuando enganchó la abrazadera y, boqueando tras el bocado, miró hacia abajo y notó que los cierres tenían filas de diminutos dientes. El otro pezón sufrió un destino similar y la cadena colgó soportada entre ellos. Finalmente pasó los extremos de unas riendas a través de los anillos del bocado y los enganchó con candados a los anillos de sus pezones De pie tras ella, la empujó suavemente y soltó las riendas, luego asintió cuando cada seno se elevaba y caía. Lucinda hizo muecas de dolor ante tales sensaciones. 'Así es como te controlarán' dijo, 'Es importante que aprendas esto bien, porque otros conductores pueden ser un poco rudos si no respondes como se espera.' ¿Otros conductores? Sus pezones se arrugaron de pensarlo. 'Lo ideal es que estén perforados' murmuró él y ella dio un ligero respingo. 'Empezaremos el entrenamiento más tarde. ¿Te gustaría verte?' Asintió con impaciencia. Le alcanzó la cara y abatió las anteojeras sobre sus ojos. Podía ver las luces del techo donde las luces de la cámara iluminaban el suelo. Se tambaleó mientras Peter situaba sus caderas y, tras unos instantes, la luz de la pantalla circundó la oscuridad. 'Vale,' dijo, '¡piernas juntas, ponte tiesa y enséñame esas tetas!' Concentrándose, se agarró los brazos, arqueó la espalda y sacó pecho. Luego, colocando los pies juntos y enderezando las rodillas absorbió el tapón anal hacia sí y empujó su vagina alrededor del consolador. Finalmente niveló su cabeza y relajó la cara para quedarse inexpresiva como los ponies que había admirado tanto la semana anterior. Respiró suavemente. En su oscuridad privada fue agudamente consciente de las muchas maneras en que había sido limitada, controlada e invadida.

Las anteojeras se abrieron. Ante ella estaban dos imágenes de la criatura más bella que hubiera visto tan cerca. Alta y serena era una perfecta representación de cómo ella se imaginaba que debía ser una chica pony. Lucinda no podía creer que fuera realmente ella. Sonriendo tras el bocado se fijó en los detalles de los que solo había sido consciente parcialmente y sintió un hormigueo de excitación. ¿Era ella realmente tan alta? ¿Y su figura? Siempre había pensado de si misma que era flacucha, 'huevo frito' y 'caderas de serpiente' eran motes que le habían puesto en la escuela. ¡El arnés le hacía curvas! Y muy atractivas por cierto. También tenía el efecto de atraer la atención hacia sus alegres senos con su cadena plateada y riendas y al severo tajo de la correa de su entrepierna dividiendo sus labios. A continuación observó su perfil. La cola colgaba como un espeso matojo. Empujó hacia atrás su trasero y meneó las caderas. La cola chasqueaba atractivamente, con su peso provocándole ligeras sensaciones en su ano. El efecto combinado era mayoritariamente equino con algunas parte humanas visibles, siendo estas de exagerada femineidad. Todavía le resultaba difícil creer realmente que fuera su imagen la de la pantalla. El efecto de la dominación de Peter combinado con las sensaciones implacables del atuendo, la pareja de intrusos y las abrazaderas la hacían ser muy consciente de su cuerpo pero, al mismo tiempo, amplificando su sensibilidad hasta el punto de la excitación casi permanente, disminuían su consciencia del mundo real. Sentía como si estuviera en su propio espacio cálido y seguro solamente que con sus órganos sexuales expuestos a cualquier atención que la gente quisiera brindarles. Era mucho, pero mucho, mejor de lo que hubiera imaginado nunca. Continuó balanceando sus caderas y paseándose alrededor de la habitación en un amplio círculo, agitando la cabeza hacia Peter y sus hermanas de la pantalla. El efecto del paseo hacía que el consolador hiciera cosas interesantes en su vagina y de forma parecida hacía la correa restrictiva con su clítoris. Trotó hasta Peter. l le pasó un brazo por la cintura y le vio mirar a ambos en la pantalla. Con el penacho era más alta que él. Hacían una bonita pareja. 'Amo y pony', pensó. Su pony, su esclava, su mujer, su amor. Jugó con las palabras en su mente y sintió que la satisfacción interna del afecto humano se emparejaba con las sensaciones más inmediatas de lujuria animal. 'Es hora de recompensar a mi Amo' decidió mientras recordaba a Princesa y a El.