Breve historia de lujuria materna
Una lujuriosa madre y un hijo con un cuerpo de pecado encuentran el medio perfecto para satisfacer sus necesidades.
Mis pechos saltaban desbocados, sentía su respiración agitada, sus músculos contrayéndose, podía ver sus pectorales, sus brazos, sus venas brotadas, sentía el sabor de su piel, mi cuerpo se estremecía por el placer, mis más finos vellos se erizaban, ardía en pasión, su pene entraba en mi furiosamente, sus manos tomaban mis caderas, gritaba… gemía (aaahhh), de pronto sentía un choque eléctrico que me hacia desvanecer mientras él continuaba dentro mío y con mas furia me hundía en su miembro… no lograba respirar no podía contener mi propia conciencia en mi cuerpo completamente rendido en el placer.
De pronto desperté, mi marido dormía sin remedio al lado mío, el sueño había sido tan real que mi vagina seguía palpitando, mis fluidos seguían resbalando por mis muslos y mi respiración continuaba inusualmente agitada. Decidí levantarme y darme una ducha con agua fría.
Este episodio no era raro en los últimos meses, sufría un despertar sexual avasallador, mi cuerpo comenzaba a pedirme la piel y el ardor de un hombre, mi marido ya no podía satisfacerme de la misma manera, había intentado combatirlo asistiendo a mis grupos religiosos o con mayor regularidad a mis practicas de yoga pero había sido inútil, mi cuerpo deseaba a un hombre.
Desde que era joven soy una mujer apasionada no soy de las mujeres normales y aunque había intentado cambiar al casarme lo cierto era que fue en vano, esta crisis lo demostraba, mi marido no era suficiente para mi hambre de hembra, nunca lo fue pero ahora con las hormonas a punto de estallar lo era menos y para mi pesar mi objeto de deseo lo tenia tan pero tan cerca.
Era mi hijo Alex, ultimo año de preparatoria, alto, guapo y con un cuerpo de hombre imperdible, sus brazos, fuertes y grandes, sus pectorales labrados como un bajo relieve, unas piernas largas y torneadas, una espalda ancha y musculada y un culo… un culo que no era de este mundo. Me ponía caliente sólo de verlo, con su cabello cayendo en ocasiones sobre su frente, con una sonrisa que iluminaba la habitación, la primera vez que sentí ese sentimiento me puse nerviosa, regresaba del trabajo y como saliente de una película mi hijo abría la puerta del baño envuelto en vapor, con una toalla en la cintura, su cuerpo me dejo boquiabierta mirándolo y lo peor sin poder articular palabra, me sonrío y me dijo hola, mientras entraba a su habitación y antes de cerrar completamente la puerta se quitaba la toalla, mostrándome sus perfectos glúteos bambolearse mientras entraba a su habitación.
¿Lo habría hecho a propósito? Me pregunté la noche entera, dando vuelta en mi cama, buscando en mi memoria cuando había sido la última vez que lo observe detalladamente, sabia noté lentamente el cambio de su cuerpo infantil, como de pronto su ropa cambiaba y le quedaba entallada en su nuevo y varonil cuerpo, como sus glúteos tomaron una forma difícil de ignorar. Estaba tan excitada, imaginándome entrando tras de él a su habitación y siendo tomada con fiereza por él.
Pero era mi hijo y no podía mantener ese pensamiento en mi mente así que lo combatí, lo combatía cada fin de semana que desayunaba en su sexy pijama mostrando sus brazos y su culo a través de un ajustado pantaloncillo, las ganas de nalguearlo de nuevo como cuando era un niño y me divertía sintiendo sus duras nalgas en mis manos, combatía la necesidad y la lujuria al verlo regresar del gimnasio y sacarse la camisa frente a mi, mostrándome su torso sudoroso y fibroso.
Tal vez él se daba cuenta de mi lujuria, podía oler mi deseo, mi vagina deseosa de sentir a un hombre joven como él. Para agravar mi situación de lujuria y de perdida de mi sentido moral mi marido quería celebrar las vacaciones de primavera con una visita a la playa el primer fin de semana de las mismas. Yo acepté pero debo admitir deseando ver a mi hijo en paños menores.
A penas llegamos al hotel, mi marido repartió las habitaciones, una para nosotros y otra para mi hijo y su hermana, me quede algo celosa por la decisión pero no pude externar mis pensamientos, mi hija era una chica afortunada podría mirar a ese modelo de hombre muy de cerca. A penas nos acomodamos, me puse un sugerente bikini, que me aseguré dejará poco a la imaginación. Se lo mostré a mi marido y me dio un beso diciéndome lo hermosa que me veía.
Pero a penas pude me escabullí a la habitación de mis hijos, toqué varias veces y no me respondían pero algo me decían que estaban dentro y aprovechando que una de las mucamas estaba cerca, me le acerqué argumentando que había olvidado la llave dentro y me abrió la puerta, pude entrar y me encontré con una imagen gloriosa, mi hijo desnudo se cambiaba, dándome la espalda, mientras mi hija se duchaba. Mi mente sucia comenzó a imaginarse cosas y mi vagina se humedeció al instante.
- Alex-. Le dije. Se asustó y casi se me muestra completamente desnudo.
- Mami, me asustaste.
- ¿Tu hermana se ducha?
- Sí dijo que venia muy incomoda por el sudor y eso.
- Lo entiendo por eso me…-. No pude articular palabra, en ese momento mi hijo se agachaba para subirse el pequeño bikini, mi hijo luciría un bikini masculino en cualquier hombre no se vería del todo bien pero en su cuerpo, dios mío era perfecto y mientras se inclinaba vi su pene un instante, eran tan precioso como sus glúteos.
- ¿Qué decías?-. me dijo ya de frente mío.
- Que por eso me coloqué este bikini-. Mi hijo me miraba de una forma que ningún hijo puede ver a una madre.
- Te ves preciosa-. En ese momento mi hija vomitaba de una forma tan agresiva dentro del baño que me asustó.
Las vacaciones tuvieron que cancelarse y regresamos a casa todos un poco decepcionados, mi hija tuvo que tomar unas agresivas pastillas y durmió toda la noche, mi hijo y su imagen en bikini rondaba en mi memoria.
Tal vez esa imagen me provocó el sueño húmedo, no lo sabía pero al salir de la ducha sólo con mi toalla, me encontré con una aparición, mi hijo en su bikini blanco mirándome desde su habitación.
- Mami-. Me dijo de una forma excesivamente dulce-. ¿no puedes dormir?
- No mi amor-. Le respondí de igual forma-. Veo que tu tampoco.
- Lo sé… tenia tantas ganas de estar en la playa que no me he quitado mi traje de playa.
- Ya lo veo mi amor, lo bueno es que en ti luce tan bien.
- ¿Lo crees mami?
- Claro mi amor cualquier hombre con tu cuerpo luciría genial con ese bikini y esa piel.
- ¿sabes una cosa mami?-. me dijo acercándose mucho a mí.
- ¿Qué mi amor?-. le dije nerviosa y excitada.
- Dentro de poco entraré a la universidad y creo necesitaré un auto.
- Amor… no sé como podrías ganártelo-. Ya lo había captado, mirándolo de esa forma, frente a mi sonriéndome, mostrándome su cuerpo, buscaba como un prostituto… mi dinero, eso en lugar de ofenderme me calentó más, era un hombre sin escrúpulos, un puto.
- Hay muchas formas en como puedo imaginármelo-. Y tomó mi mano y la llevó a uno de sus pectorales-. ¿te gusta mami?
- Que rico se siente mi amor. Pero no tan bien como para…-. Y llevó mi mano a su culo que apreté de una forma lasciva y carnal-. Esto se siente mejor mi vida.
Me arrancó la toalla y a empujones me llevó a su cuarto, me arrojó a la cama y mientras yo lo miraba como una autentica perra, se bajo el bikini mostrándome su pene erecto que era imponente.
- Ya sabrás que se siente coger con un verdadero hombre.
- Ya lo veremos papi… ¿crees que puedes saciarme? ¿Qué puedes ganarte ese auto?
Y se arrojó a mi entre pierna, jugando con su caliente lengua me hizo sentir el cielo… quería gritar como en mi sueño pero no podía, mi cuerpo se estremecía, y cuando paró y me miró cubierto por mis fluidos y con su lengua recorría sus labios húmedos le grité.
- Vamos puto gánate tu carro.
Me volteó y separó mis piernas, su cuerpo era duro y de un hombre tal como lo había imaginado, y mientras me ponía sobre mis piernas en cuatro, sentí su pene entrar de un solo golpe, dios mío rugí y me tambalee como nunca, el placer de sentirlo dentro mío me hizo venir casi en seguida estaba tan lubricada que me vine enseguida. Me dio con fuerza, podía sentir sus músculos contraerse, su culo me hipnotizaba mientras lo miraba a través del espejo que a un lado de su cama estaba, el vaivén de su enorme culo contrayéndose y mi cuerpo delgado siendo sometido por ese semental me hizo aumentar mi excitación y de pronto un nuevo orgasmo me invadía.
Arrojaba mi culo contra su abdomen, su pene entraba y salía, era perfecto para mi, sus manos tocaban mis tetas… ahogaba mis gemidos y saber que mi hija y mi marido dormían me ponía más cachonda, la saliva salía de mi boca por el placer… era una niña disfrutando de un dulce delicioso y mientras me relamía la lujuria y el deseo, mi hijo se vino dentro mío y yo me le uní al sentir lo caliente de su leche dentro mío.
Regrese a la cama y me dormí junto a mi marido.
Ayer mi hijo necesitaba un nuevo libro así que vino a casa se quito la camisa, me mostró su culo y además me la metió mientras con las uñas le arañaba la espalda y con mis manos estrujaba sus nalgas y obligaba a entrar más profundo dentro de mi.