Breve biografía de la Puta de mi madre 2

Así comenzó todo. Continuación. A los criticos literarios pedirles disculpas, no soy profesional, así que tendré en cuenta vuestras recomendaciones. Ah.....Jugar con las fantasías no es malo.

Breve biografía de la Puta de mi madre

II

Pero no solo Andrés disfrutó de ella.

De todos es sabido que algunos hombres suelen presumir de sus conquistas y hazañas amorosas, y Andrés era uno de esos tipos. Para presumir de haber cazado a mi madre, se jactaba ante sus amigos de las gloriosas y excitantes veladas que pasaba con ella. También se mofaba del cornudo de mi padre y se reía con ellos comentando las artimañas que empleaban para burlar su celosa desconfianza.

Solo fue cuestión de tiempo que algunos de estos hombre se arrimaran a mi madre con la clara intención de seducirla y llevarla hasta sus camas.

Ella, que era una buena pieza, y muy sagaz, se daba perfecta cuenta de la situación.  Y decidió que para tranquilidad de su amando, y hacerle ver que ella no le reclamaría sentimentalmente, lo mejor que podía hacer era acceder a las insinuaciones de estos hombres y follar con sus amigos, contentándoles igualmente. Por eso informó a Andrés de las insinuaciones de sus amiguetes y de su intención de acceder a sus pretensiones para complacerles, y naturalmente, complacerse así misma  ampliando su lista de folladores. Naturalmente, él no tuvo inconveniente y junto con un buen puñado de amigos se estuvieron follando a mi madre durante largo tiempo.

Hasta esa época, mi madre no había mantenido relaciones sexuales con más de un hombre a la vez, y fue por entonces cuando ella experimentó lo delicioso que resultaba ser poseída por dos, tres o más hombres en un solo encuentro, pues estas sesiones de sexo desenfrenado duraban mucho más tiempo, y para ella esto suponía aún mucho más placer y satisfacción.

Estas relaciones a múltiples bandas resultaron de lo más excitante y apasionante para mi madre. La muy puta se sintió revivir.

El cornudo de mi padre ni se enteraba, ya que entre todos lo tenían bien distraído con todo tipo de jilipolleces que solo a un jilipollas como él podía interesar y distraer, para, mientras tanto, follarse a su mujer prácticamente a diario. Fue una etapa, en la vida de mi madre, de lo más excitante y emocionante, que vivió con muchísima intensidad que la hizo extremadamente feliz.

Tan intensa era esta actividad, que ideaban mil y una escusa para pasar unos días en nuestro pueblo. Escusas como que mi madre tenía que ver a sus padres porque los echaba mucho de menos, o que tenía que ir a visitar alguna amiga que estaba enferma, o acudir a algún entierro en el pueblo, o “que a mi abuela le había venido la regla y se ponía muy mala”, etc., en fin, todo tipo de estratagemas y excusas, aveces absurdas, que mi padre se tragaba porque su inteligencia no le daba para más.

Gracias a estas escapadas, tanto Andrés como sus colegas pudieron conocer a mi tío Salvador, del que, como ya he dicho anteriormente, mi madre también se había enamorado perdidamente, y a Paco, un primo de mi padre (que de primo no tiene nada, o sino que se lo pregunten a la zorra de mi madre) con el que ella había pasado muy buenos ratos durante su soltería, y al que yo llamaba cariñosamente tío.

Este último, mi tío Paco, trabajaba de guarda en una finca privada de caza propiedad de unos señores muy ricos, los cuales tenían una gran casa en el campo, con jardines, piscina, animales y mucho lujo, así que las fiestas se producían allí.

La mayoría de las veces estos encuentros eran secretos, es decir, nadie en el pueblo sabía que mi madre estaba allí, y por supuesto muy pocos sabían lo que pasaba en esta casa.

Y digo muy pocos porque, tanto mi tío Salvador como mi tío Paco tenían muchos amigos en los pueblos de alrededor, y muchos de ellos ya conocían la condición viciosa de mi madre. Naturalmente todos sabían guardar bien el secreto que se escondía en la gran mansión de los ricos.

Durante muchos fines de semana, sobre todo, se producían en aquella casa un peregrinar de hombres que, con cualquier escusa, acudían a pasar un buen rato con mi madre en aquel burdel improvisado.

Tanto mis tíos, Salvador y Paco, como Andrés habían congeniado muy bien. El primero y el último sabían que mi madre sentía algo especial por ellos, y esto afianzó aún más su relación de amistad y complicidad, hasta tal punto que pronto mi madre no tuvo que elegir con cual se acostaba cada vez; comenzó a follar siempre con los dos a un tiempo. Hacían un trío magnifico.

Pronto, la actividad sexual de mi madre se incrementó a unos niveles que Andrés y mi tío Salvador comenzaron a pensar que a esa insaciable mujer se le podía sacar un mejor partido, y comenzaron a idear como podrían explotar todo su potencial. Decidieron dar el salto de tener solo una relación sexual y viciosa con ella, a utilizar su potencial  para ganar dinero. Y para ello decidieron introducirla en el negocio de la pornografía, actuando ellos como representantes.

Mi madre ya les había demostrado con creces que para ella no había ningún límite. En muchas ocasiones les había dicho que le pidieran lo que fuera, que ella estaría dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de que nunca dejaran de follársela. Así que comenzaron con lo más sencillo. Alquilársela a quien quisiera disfrutar de ella. Y la verdad es que no le había encontrado mejor actividad. La pornografía era la ocupación que más y mejor se adaptaba a las cualidades de mi madre, realmente había nacido para eso.

Por supuesto que ella no puso ningún impedimento, sino más bien todo lo contrario, entendió que de esta manera la cantidad de hombres que pasarían por su cama aumentaría considerablemente, con lo que sus cuentas corrientes aumentarían notablemente.

Continuará...