Brenda esposa feliz y puta (7)
De como nos encontramos con Alberto, el jefe de mi novio, y compartimos un caliente encuentro y de como se lo cuento a mi novio para que goce de sus cuernos.
BRENSA ESPOSA FELIZ Y PUTA (7)
El otoño se hizo presente en la ciudad pintando de ocre las hojas de los árboles e impregnando al paisaje urbano de cierta melancolía. Me gusta el comienzo del otoño, el viento jugando con las hojas secas, las hojas muertas como cantaba Ives Montand.
Es que el ciclo de las estaciones es como el de la vida. La primavera es el nacer, el crecimiento impetuoso. El verano es la adultez con todo el calor de las pasiones que nos movilizan. El otoño la madurez, la vida se aquieta, las pasiones se serenan. Por último el invierno es la ancianidad para que todo el ciclo vital vuelva a recomenzar en la siguiente primavera.
Hablando de ciclo vital les cuento que cosas pasaron desde el final de mi último relato, porque estoy convencida que no leen estas historias para conocer mi opinión sobre las estaciones. Yo se que quieren guerra y ¡¡¡guerra les voy a dar!!!.
Mi vida transcurría entre cuidar con maternal cariño al cornudito de mi novio, disfrutar de la franca amistad de Cindy y engolosinarme con el macho hermoso que es Agus.
La verdad es que si me quejaba lo hacía de vicio ..pero como soy tan viciosa siempre busco más.
Una tarde de abril cuando circulaba por la Av. Del Libertador, una de las más importantes de la ciudad, pasó como un rayo un impresionante auto alemán, negro con vidrios polarizados. Me impactaron la belleza de las líneas de ese auto envidiando al supuestamente feliz propietario.
La ciudad tiene sus tiempos y eso se refleja en los semáforos pues por más que tengamos un auto potente que nos permita alcanzar velocidades astronómicas seguramente tendremos que esperar detenidos a que la luz verde nos permita el paso y otros vehículos que vienen circulando a menor velocidad nos alcanzan cuando estamos detenidos.
Así fue que el llegar al siguiente semáforo vi al auto negro parado y me puse a la par. Mi modesto cachivache rojo comprado de segunda mano enrojeció aun más de vergüenza.
Bajé el vidrio para observar mejor a esa belleza mecánica cuando percibo que el vidrio del acompañante del auto negro comienza a descender y de su interior aflora una mano que me saluda y que en el puño de la camisa portaba un gemelo con brillantes.
Esa imagen inmediatamente me hizo recordar la mano que empuñaba una rosa roja en una fiesta . la mano de Alberto el patrón de mi cornudito.
Mi corazón pegó un brinco al comprobar que era él que se asomaba desde el interior de su auto y con una sonrisa encantadora me saludaba.
- Hola Brenda ¿te acordás de mí?..soy Alberto
Cómo no te voy a recordar caramelito, pensaba al asomar mi cabeza por la puerta de mi auto.
- Claro Alberto ¿cómo estás?
En ese momento el semáforo cambió a verde y los autos que estaban detrás de nosotros comenzaron a presionarnos con la bocina, pensé que lo perdía que se me escapaba la oportunidad de acercarme a alguien que podía ser tan importante para mi vida.
- Te invito a tomar un café..seguime que conozco una confitería muy cerca de aquí.- me ordenó.
El auto negro marcaba el camino y el mío lo seguía incondicionalmente, lo habría seguido al fin del mundo si fuera necesario.
Hicimos unos trescientos metros y Alberto puso la luz de giro a la izquierda para dirigirse hacia el barrio Las Cañitas, un lugar donde abundan confiterías y restoranes de muy buen nivel.
Paró en una esquina junto a la entrada de un local muy bien puesto, esperó a que yo me estacionara detrás de su auto y luego descendió, yo también lo hice quedándome de pie junto a mi vehículo y esperando que él se acercara a mí.
Impecablemente peinado, su traje gris perfectamente cortado hacía que pareciera más atractivo, el blanco de la camisa y el diseño de la corbata, el lustre de sus zapatos, en fin, todo en ese hombre, su sola presencia, reafirmaba que tenía delante de mí a un ejemplar de macho muy especial, ése que tiene poder y que tanto nos excita a las mujeres.
Se acercó lentamente mirándome a los ojos con esa expresión de deseo que me conmovió el día de la fiesta pero sin dejar de lucir su sonrisa seductora.
- Pero que linda casualidad.- me dijo cuando estaba muy cerca.
La proximidad de ese hombre me permitió oler su perfume, fue el detalle que terminó por desarmarme por completo.
Al darme un delicado beso en mi mejilla mi condición de mujer ya estaba absolutamente entregada y sólo deseaba que los tiempos se aceleraran hasta tenerlo sobre una cama y poder coger con un poderoso.
- ¿Te gusta el lugar? Si querés vamos a otro-
- Esta muy bien Alberto, entremos.-
El ambiente de la confitería era especial para que una mujer y un hombre que empiezan a conocerse tuvieran la suficiente intimidad como para conversar tranquilamente, con luz tenue y pocas personas alrededor.
Estuvimos media hora hablando de trivialidades pero intercambiando miradas ardientes y sonrisas cómplices.
Ese hombre me excitaba más cada instante, deseaba llegar a casa y contárselo al cornudito de mi novio para que nuestro morbo explotara de placer.
En un momento dado Alberto me toma una mano con mucha delicadeza y me dice:
- ¿Pensás realmente que nuestro encuentro fue pura casualidad?-
- Porque no, acaso no fue casualidad.- contesté sorprendida.
Dejé que su mano acariciara la mía y sentí como mis jugos mojaban mi tanguita.
- Querida Brenda, yo soy un hombre elegido por el Destino. Toda mi vida está llena de sucesos deseados y conseguidos. Tengo fortuna, poder. No te voy a negar que hermosas mujeres me disputan pero siento como que instintivamente se me dan las condiciones para que mis anhelos se cumplan.
Me sentía en las nubes, ese hombre me estaba diciendo que soñaba estar conmigo. La mirada llena de deseo siguió presente en sus ojos pero su sonrisa desapareció y la expresión de su rostro se transformó en una muestra de sublime lujuria que me conmovió hasta la médula.
- ¿Qué me querés decir, que anhelabas estar a solas conmigo? le dije con voz de emputecida calentura.
- Me parecés una hermosísima mujer y como soy perfeccionista en todo creo que sos perfecta y quiero conocerte más.-
En ese momento acercó su cara a la mía y me dio un beso en los labios que inmediatamente correspondí dejando que mi boca se abriera para que su lengua pudiera entrar en ella.
Estuvimos varios segundos enredados en la pasión y la calentura que mutuamente sentíamos.
Mis brazos rodearon su cuello mientras que sus manos correteaban por mis pechos, mis piernas intentando meterse en mi vestido para alcanzar la ansiada cuevita.
Lo aparté ligeramente como queriendo frenar un poco su ímpetu y mirándolo con mi mejor y sensual expresión le dije:
- Mirá que bien, seduciendo a la mujer de tu empleado ¿te parece bonito mi amor?-
Escuchar eso pareció calentarlo más, cogerse a la mujer de su empleado es un signo de poder y si además es una hembra hermosa debe ser un goce indescriptible para un hombre con el status de Alberto pues ellos piensan que el mundo les pertenece y que todo lo que existe está hecho para que ellos lo disfruten.
Me volvió a besar con pasión y metió su mano por dentro de mi vestido hasta alcanzar mi humedecida tanguita y provocarme el primer gemido de placer.
Yo también estaba recaliente así que por debajo de la mesa alcance su entrepierna y empecé a acariciarle la pija que a esa altura estaba durísima.
- Quiero estar a solas con vos- me dijo con voz entrecortada por la excitación.
- Esperá..dame un poco de tiempo dejame pensarlo date cuenta que la situación es muy delicada.- le decía pero sin dejar de sobar su verga mientras que su lengua recorría mi cuello y yo le acariciaba la cabeza y enredaba su cabello entre mis dedos.
No quería que pensara que era una putita fácil, quería que su morbo creciera a niveles siderales para que de esa manera poder manejar mejor la situación.
- Me gustas mucho, sos un hombre muy atractivo..pero comprendeme soy la pareja de Claudio, tu empleado. Amor.. dame nos días para poder pensarlo con tranquilidad.-
Alberto entendió el mensaje me volvió a besar esta vez con ternura y me respondió:
- No hay problema, bien vale esperar un poco más para poder estar como yo quiero con vos.
Unos minutos después estábamos despidiéndonos en la puerta de la confitería y yo me aprestaba a llegar pronto a casa para que con Claudio nos hiciéramos una fiesta con la situación.
Quería blanquear la relación que seguramente comenzaría con Alberto pero sabía que mi novio disfrutaría como nunca al imaginar los cuernos que le metería con su jefe.
Cuando llegué el cornudito feliz no estaba así que me apuré para prepararme bien para la fiestita que le pensaba brindar. Me calcé el babydoll que a él lo vuelve loco, bien cortito y sin tanguita. Me maquillé bien a lo puta y lo esperé con un wisky sentada en un sillón del living.
Apenas entro y me vió así vestida y maquillada se imaginó que estaba alzada.
- Uhmmm que calentita estás hoy. ¿Qué te pasó?..contame.-
Me paré lo abracé y le dí un beso de lengua mortal.
- ¿A qué mi noviecito no sabe con quién estuvo conversando con mucha intimidad su bebota? le dije mientras le acariciaba la pija por sobre el pantalón.
- Dale contame de una vez .no te hagas rogar.
Tomé a Claudio de la mano y lo llevé a la habitación. Me paré sobre la cama y empecé a mover mi cuerpo contorneando mi cintura y haciendo que mi novio disfrutara de la belleza que tenía delante de su vista.
- Es que tu bebota se cotiza en dólares y gente muy importante está dispuesta a todo por tener entre sus brazos este cuerpito.
Creo que Claudio empezó a darse cuenta de cómo venía la mano porque me demandaba que le dijera todo mientras rápidamente se quitaba la ropa.
- Dejate de joder decime de una vez con quien estuviste.
- Estuve con tu con tu Gerencia General .¿entendiste?
Mi novio completamente desnudo se acostó boca arriba y yo me senté sobre su cara para que tuviera mi concha completamente húmeda a disposición de su boca y de su lengua.
- ¿Con quién estuviste?...Aclarámelo de una vez. alcanzó a decir antes que mi cuevita le tapara la boca.
- Estuve tomando un café con Alberto y te comento que está completamente muerto conmigo.
Sus exclamaciones de sorpresa y excitación sonaban a inteligibles sonidos.
- Ayyy mi amor que hombre es todo poder el auto la ropa..el perfume su presencia.-
Mi novio ya había empezado a chuparme como desesperado la concha y yo ya estaba ardiendo de placer por toda la calentura contenida durante el encuentro con Alberto.
- ¿Sabés que me quiere coger?...que se quiere coger a su bebota.- le decía alucinada de morbo.
Ël seguía prendido a mi vagina como una ventosa transportándome al paraíso.
- Sabés que está muy caliente conmigo? ..pero si vos no querés .-
En ese momento alcancé a tocarle la pija que estaba completamente dura.
- Creo que sí querés querés que tu patroncito me clave la pija verdad?
Claudio estaba desesperado, me corrí para que pudiera respirar un poco y pudiera hablar. Fui bajando lentamente con mi lengua hasta llegar a rodear su pija.
- Que puta sos sos la más puta mujer que conozco.
Tenía su verga aprisionada por mi boca y mi lengua le estaba dedicando un concierto de flauta memorable.
Luego de sacármela de la boca mientras lo masturbaba le hablaba de lo que íbamos a hacer con su jefe.
- Pero si a mi noviecito le va a encantar que su jefe me lleve a su departamento..se desnude y me ofrezca la pija para que se la chupe verdad tesorito?.-
- Sí mi amor .ayyy que goce dale pajeame más.
Necesitaba que todo estuviera lo suficientemente claro porque esta vez todos nos jugábamos una carta muy importante.
- Y te va a encantar que te cuente como me chupó las tetas haciéndome gozar como a una perra o como se comió mi conchita..uhmmmm ya lo estoy disfrutando.-
Me erguí y me monté sobre la verga de mi novio que entró con mucha facilidad en mi concha. En ese momento empecé a mover mis caderas rítmicamente mientras que con mis manos le ofrecía mis tetas para que las chupara.
- Me voy a dejar coger por ese macho que me coja toda que me haga su hembra.-
Claudio ponía los ojos en blanco por el placer y sincronizaba sus movimientos con los míos.
- Que me llene de lechita espesa la concha o el culo .ayyy mi vida voy a acabar dale dame pija que acabo -
La inminencia del orgasmo me hizo cerrar los ojos para imaginarlo a Alberto cogiéndome, haciéndome su hembra. Tenía la firme sensación que a ese hombre le pasaban más cosas conmigo que una simple calentura, quizás fuera ese estado tan típico de los cincuentones con plata y las mujeres más jóvenes.
Ya en pleno orgasmo no me pude contener y el grito de humillación llevó a Claudio a que también gozara como pocas veces lo vi gozar.
- Disfrutá cornudo del polvo que tu mujer se va a echar con tu jefe .ayyy..disfrutalo cornudo porque me lo voy a coger delante de tus narices .ahhhhhh
Luego vino el relax y las advertencias, que tuviera cuidado, que se jugaba el puesto, que esto o lo otro pero yo sabía que el fantaseaba con esa situación y yo estaba dispuesta a complacerlo