Brandi (09)

Relato NO real. 5. Christian se folla a su madre Carlota.

A la mañana siguiente, la claridad proveniente de la ventana del dormitorio hizo que Christian se despertara. Brandi ya había marchado al trabajo. Era su madre que entraba en el dormitorio. Christian pensaba que estaría en el trabajo. Su madre tenía el día libre.

  • Buenos días, hijo. Hoy hace un día espléndido. -

  • Hola, mamá. Buenos días. ¿ Hoy no tienes que ir al trabajo ? -

  • Tengo el día libre.

Christian recordó entonces lo sucedido la noche pasada y se sintió inquieto e intranquilo. Seguramente tendrían que retomar el tema y no sabría cómo comportarse y reaccionar. Su propia madre le había comido la polla y no resultaba ser un asunto fácil de hablar. Christian dormía completamente desnudo y no se atrevía a retirar la ropa de la cama estando su madre todavía allí. En aquel momento, su madre se sentó al borde de la cama y le miró con una tierna sonrisa.

  • Sabes, hijo, esta noche he estado pensando en lo que pasó. Bueno, te comí la polla y me tragué tu semen. Resulta sorprendente, verdad. Claro que lo mejor es hablar con naturalidad. Tengo que decir que después de sentir tu semen inundar mi boca, hijo, me sentí aterrorizada. No podía creerme que acababa de mamar la polla de mi propio hijo. Pero, ahora, más sosegada, debo reconocer que no hay que alarmarse. Incluso, me hace gracia pensar en que le he chupado la polla a mi propio hijo. -

  • Bueno, mamá, yo también me quedé muy impresionado. -

  • Sabes, hijo, cada vez que pienso en que te chupé la polla me pregunto cómo pude atreverme. Es una barbaridad. Supongo que perdí el sentido de la decencia. Pero, bueno, al final lo hice y no hay que darle más vueltas. Y, bueno, hijo, ¿ qué sentistes al sentir a tu madre chupándote la polla ? -

  • Bueno, mamá. Fue increíble. No me lo podía creer. La verdad es que tuve que esforzarme mucho por no correrme nada más sentir tu boca en mi polla, mamá. -

  • Sabes, hijo mío, creo que te chuparé la polla de vez en cuando. Bien pensado no creo que sea nada malo que una madre le chupe la polla a su hijo. -

  • De veras, mamá. -

  • Sí, hijo. Claro que papá no debe enterarse, eh. Sabes, hijo, cuando era joven y soltera me encantaba chupar la polla a los chicos. No debería contar estas intimidades a mi propio hijo, pero has de saber que tu madre era una buena chupapollas de jovencita. Y fíjate fue casarme con tu padre y verme obligada a moderar mi afición, ya que tu padre no es muy aficionado a que le chupe la polla, sabes. De hecho no recuerdo la última vez que le chupé la polla a tu padre. -

  • Ay, mamá, me resulta difícil hablar contigo de estas cosas. Me siento avergonzado. -

  • Ya, ya, pero follarte a tu hermana te resulta lo más normal, eh. -

  • Bueno, Brandi es una chica muy abierta y espontánea y se muestra tan sumisa y dispuesta a que me la folle, mamá. Es tan sorprendente lo dispuesta que está mi hermana a que me la joda. Siempre tiene ganas de que me la folle. Y a mi me encanta follarme a mi hermana, mamá. -

  • Tendré que aceptar que mis propios hijos follen como lo más natural del mundo. -

  • Mamá, no es tan malo, es una forma de mostrar el cariño que sentimos el uno por el otro. -

  • Sí, claro, la mejor manera de mostrar que quieres a tu hermana es follártela. Ya, ya. Eres un fresco, hijo.

La sábana que cubría el cuerpo de Christian se movió y mostró su entrepierna desnuda. Carlota, risueña, miró con admiración la polla de su hijo que enardecida mostraba todo su esplendor. Le resultaba familiar la polla de su hijo. Carlota alargó decidida su mano y comenzó a sobar los cojones de su hijo, amasándolos y golpeándolos.

  • Sabes, hijo, me hace gracia juguetear con tus cojones. Aunque no debería ciertamente hacer estas cosas. Eres mi propio hijo pero es muy agradable y resulta curioso pensar que esta gran polla pertenece a mi propio hijo, sabes. -

  • Bueno, mamá, a mi también me resulta muy agradable. Me haces cosquillas. -

  • Sabes, hijo, estás muy bueno. Eres un muchacho muy atractivo y muy bien formado y, por supuesto, muy bien dotado de polla, sabes. Me siento muy orgullosa de que mi hijo esté en posesión de semejante polla. Estoy pensando, hijo, que no creo que ninguna de mis vecinas muestre esta naturalidad con su hijo. Pero, no sé, me resulta divertido y muy agradable tocarte la polla, hijo. Eres un encanto. -

  • Gracias, mamá. Bueno, tú también estás muy bien, mamá. Aunque suena tan extraño piropear a mi propia madre. -

  • Bueno, hijo mío, ¿ te gustaría que mamá volviera a mamarte la polla ? -

  • Pues, mamá, no sé. Suena tan fuerte que tu propia madre te chupe la polla. Es una pasada. -

  • Bueno, hijo, yo también lo creo así. Si hace una semana alguien me llega a decir que le chuparía la polla a mi propio hijo pensaría de ella que estaría loca y majadera. Y ya ves, anoche te mamé la polla, hijo. Pero es que a tu padre no le gusta que le chupe la polla, hijo.

Carlota se apartó un poco de su hijo y, resuelta, se desnudó delante de su hijo, completamente y con total generosidad. Su rotundo y esplendoroso cuerpo brilló con luz propia y donde destacaba especialmente sus grandes y abundantes tetas y su prieto y soberbio culo. Christian miró y admiró los encantos desnudos de su madre, con deseo y cariño. Mientras reía, Carlota se abalanzó divertida y juguetona sobre la cama, cayendo sobre el cuerpo de su hijo. Christian se emocionó al sentir las poderosas tetas de su madre sobre su cuerpo y cómo su madre no paraba de sobar su polla y sus cojones. El comportamiento de su madre era irreconocible y totalmente desvergonzado. Christian también aprovechó la circunstancia para meter mano a su madre y se sintió emocionado al manosear las tetas de su madre con total descaro, frotándolas con entusiasmo, pellizcando sus negros pezones. Su madre aceptaba sus caricias con felicidad y júbilo. Y Carlota todavía se sintió más entusiasta al percibir cómo su hijo Christian frotaba su coño, su propio hijo frotándole el coño.

  • Vaya, hijo, qúe manera de meter mano a tu madre, eh, Christian. -

  • Bueno, mamá, aunque me sigue dando mucho corte. -

  • ¿ Lo estamos pasando bien, verdad, hijo ? Mira, se me ocurre que me voy a tumbar aquí en tu cama, mientras tú te entretienes a sobar y besar mi cuerpo, hijo. Yo cierro los ojos y tú, hijo, comienzas a jugar con mi cuerpo, vale. No te sientas avergonzado, hijo. Mamá te da permiso a que sobes y frotes su cuerpo desnudo. -

  • Bueno, mamá.

Christian contempló el cuerpo desnudo de su madre. No podía dar crédito a lo que estaba sucediendo. Su propia madre, totalmente desnuda, sobre su cama le invitaba a manosear su cuerpo, a disfrutar de sus encantos. Sus grandes tetas, desafiantes, le incitaban a mamarlas. Christian olvidó por unos instantes que era su propia madre, y ansioso comenzó a mamar las tetas de su madre, ávido y hambriento. Christian estaba eufórico y su boca no se separaba un instante de las exuberantes tetas de su madre, mamando con delirio y chupando sus morbosos pezones. Carlota no se esperaba aquel inesperado fervor surgido en su propio hijo y la manera de mamar sus tetas. Carlota se sentía eufórica, entusiasmada. y dejó que los acontecimientos decidieran por sí mismos. Sentir cómo su propio hijo abordaba su cuerpo, con anhelo, con ardor y delirio, concentrándose sobre sus grandes tetas le producía una satisfacción especial y muy gratificante. Carlota era consciente que no podía poner ningún límite a los deseos más íntimos que nacían entre ella y su hijo, y que no descartaba la posibilidad de que su hijo la follara. Carlota condujo sus manos sobre el cabello de su hijo, atrayéndole con fuerza y fervor sobre su cuerpo, enterrándole la cara sobre sus voluminosas tetas. Christian se sintió ahogado y excitado a la vez. Sentía las poderosas tetas de su madre apoderándose de su rostro, sentía la presión que ejercía su madre y que aplastaba su cara.

Christian lograba conducir su ávida lengua por las tetas de su madre, mojándolas con su saliva, y se concentró en sus pezones chupándolos con verdadera pasión. Saber que aquellas turgentes y formidables tetas que mamaba con tanto ardor y emoción pertenecían a su propia madre, provocaba en Christian una excitación y exaltación mayúscula. Christian pensó que de todas maneras su madre era una hembra que se mantenía todavía en muy buena forma, y que no por tratarse de su propia madre había que desaprovechar la oportunidad de gozar de una buena hembra.

  • Vaya, hijo mío, creo que ya eres mayorcito para que tu madre vuelva a darte de mamar. Me parece que ahora que eres mayor te apetece más que mamá te de de mamar que cuando eras un bebé. Pronto sintió cómo su hijo Christian buscó su coño y comenzó a lamerlo con fervor y pasión. Sentir la lengua hábil y ardiente de su propio hijo recorrer la parte más íntima de su cuerpo le provocaba una emoción desbordante. Christian lamía con cariño el coño de su madre, sus apetecibles labios vaginales y se sentía embargado por el aroma que desprendía. Christian sabía que aquello que estaba viviendo era extraordinario e incomparable, comerle el coño a su propia madre resultaba alucinante y trató de disfrutar al máximo de cada segundo.

  • Ay, hijo mío, sigue chupando. Chúpale el coño a tu mamá. Y después déjame que te coma la polla, déjale a tu mamá que te chupe la polla. Verás que bien tu mamá te chupa la polla.

Así fue. Carlota capturó con su boca la hermosa polla de su hijo. Carlota adoraba la polla de su hijo y puso todo su empeño y energías en chupar su polla, devorándola por completo, haciendo desaparecer la polla de su hijo en el interior de su hambrienta boca, envolviéndola con su saliva embriagadora, mordisqueando sus apetecibles cojones. Carlota besaba la polla de su hijo con cariño, con ternura y deleite. La polla de su hijo era tan formidable y se mantenía tan tiesa y ardiente que adoraba tenerla en su boca y disfrutar de ella. Carlota se sentía tan feliz. Se sentía tan realizada como madre. A Carlota le encantaba conservar la polla de su hijo en su boca al mismo tiempo que le miraba a los ojos y se complacía y se sentía orgullosa del grado de confusión y emoción que expresaba la mirada de su hijo.

  • Ay, mamá, sigue chupándome la polla. -

  • Sí, hijo mío. Tú mamá te chupará la polla, con todo mi cariño, hijo. Claro que sí. Me siento la mejor madre mamando la polla de mi hijo.

Carlota fue más allá, sabía que resultaría imposible resistirse a la posibilidad de sentirse follada por su propio hijo. Un impulso irresistible recorría su cuerpo y anulaba su decencia, y dominando la situación Carlota dejó de chupar la polla de su hijo y sentándose sobre su entrepierna guió su coño directo a su polla. Quería que su hijo la follara. Quería que su propio hijo la jodiera. Cuando Carlota sintió cómo la enardecida y ansiada polla de su hijo penetraba su coño creyó morirse de emoción. Su propio hijo la estaba follando. Aquel pequeño que había visto nacer y crecer ahora la estaba follando. Carlota movió sus caderas con agitación, cabalgando sobre la entrepierna de su hijo Christian, sintiendo en todo su ser la polla de su hijo. Christian, emocionado, la sujetaba por su cintura y procuraba de mantener el vigoroso ritmo que ejercía su madre.

Las tetas de su madre se agitaban con vehemencia bajo su atenta y confusa mirada, y atrayendo el cuerpo de su madre pudo mamar sus grandes tetas.

Carlota, juguetona, aplastaba sus grandes tetas sobre el rostro de su hijo, y se emocionaba al sentir cómo su hijo se dedicaba a mamarlas con delirio.

  • Ay, mamá, te estoy follando. Es una locura. -

  • Sí, hijo mío, fóllame, fóllame. Fóllame, hijo. ¡ Fóllate a mamá !

Por unos instantes, Carlota dejó de moverse y dejó caer su glorioso cuerpo sobre Christian. Quería que su hijo viviera aquel mágico momento en toda su intensidad, sintiera plenamente su polla dentro del coño de su madre. Carlota, sin retirar la polla de su hijo de su coño, le miró a sus ojos con cariño maternal.

  • Bueno, hijo mío, estarás contento. Ahora mismo estamos más unidos, verdad, hijo. Tu polla penetrando mi coño une nuestros cuerpos. Ay, hijo, es que no me lo puedo creer. Estamos más unidos que nunca. Me siento tan bien, hijo. Sentir tu polla, hijo, dentro de mi coño es tan emocionante. Estoy tan contenta, hijo. -

  • Sí, mamá. No puedo creer que esto sea realidad. Me estoy follando a mi madre. En este mágico momento tengo la polla dentro del coño de mi madre y yo hablando con ella como lo más natural del mundo. Cuando le cuente a mis amigos que me he follado a mi propia madre se quedarán alucinados, mamá. -

  • Ya veo que te gusta, hijo. Yo también, hijo, estoy impresionada y muy sorprendida de lo que puedo llegar a ser capaz. No puedo creer tampoco que me encuentre completamente desnuda encima de mi hijo y consintiendo que me folle. Pero, hijo mío, no estoy arrepentida en absoluto, estoy muy excitada y satisfecha. Bueno, eso de contarle a tus amigos que te has follado a tu madre, no sé, hijo. Quizás pensarán que soy una madre degenerada y obscena, no sé, hijo. Bueno, creo que sí. Sí, puedes contárselo a tus amigos. Resulta emocionante fantasear qué pueden pensar de mi tus amigos por dejar que mi propio hijo me folle. Pensarán que soy una guarra.

Carlota, generosa, se colocó a cuatro patas sobre la cama, y cuando su hijo intentó follarla el culo no se lo impidió en absoluto. Estaba dispuesta a permitir que su hijo la follara el culo. Era tan degenerado todo aquello pero no podía resistirse. Sentir la polla de su hijo atravesando cada vez más su culo le producía un sentimiento de placer desconocido e infinito. Su hijo estaba logrando que gozara como una perra. Cuando Christian creyó correrse pidió a su madre que volviera a mamar su polla. Un gran torrente de semen inundó la boca de su madre que trató de tragarse con todo su cariño maternal hasta la última gota de semen. Carlota, sumisa y maternal, miraba a su hijo mientras éste dejaba que su polla escupiera semen y se alojara sobre su lengua. El semen corría por la comisura de sus labios y mojaba su barbilla.

  • Ay, hijo, ¡ qúe buena está tu leche ! Está deliciosa. Bueno, hijo, voy a lavarme. Tengo que salir de compras. Estoy emocionada, hijo. Y pensar que el semen que inunda mi boca pertenece a mi propio hijo. -

  • Yo también, mamá. No me puedo creer que te acabo de follar, mamá. Te he follado, mamá, es alucinante. -

  • Ya veo, hijo, que estás muy satisfecho. No es muy habitual que una madre deje a su propio hijo que la folle. Pero, sabes, hijo, estoy muy contenta de haber follado contigo. Incluso, sabes, me he sentido rejuvenecida. Y muy excitada, hijo. Bueno, hijo, marcho.

Cuando su madre marchó, Christian, confuso y sorprendido, pensó en lo que había ocurrido. No podía creerse que acababa de follarse a su propia madre. Había sido maravilloso. Nunca había experimentado un sentimiento de placer y goce como la sensación de follarse a su madre. Era maravilloso sentir cómo su polla penetraba el coño de su madre. Todo lo que le estaba sucediendo era alucinante y desconcertante.

Apenas había marchado su madre, su hermana Brandi regresó a casa después de la jornada de trabajo. Al entrar en casa, Brandi besó de forma efusiva a su hermano en los labios, y se abrazó apasionadamente.

  • Hola, hermanito. ¿ Has pasado un buen día ? Yo estoy cansadísima, he tenido una mañana cargada de trabajo. Necesito un baño de agua caliente. ¿ Me acompañas, hermanito ?

Después de llenar la bañera de abundante espuma, Brandi, desnuda, se introdujo en la misma. Su hermano, presente, se aprestó a lavarla. Christian llevó la esponja por el cuerpo desnudo de su hermana, frotándola con suavidad y cariño, mientras Brandi trataba de relajarse.

  • Ay, hermanito, necesitaba este baño. Sabes, hermano, cuando te vuelvas a ir te echaré mucho de menos. Me gustaría que estos días duraran eternamente. Me encuentro tan bien. Y lo mejor es que nuestra madre acepte nuestro deseo de follar juntos. Es maravilloso, sabes. Es un sueño. Estar totalmente desnuda para mi querido hermanito, tomando un baño caliente y espumoso, sintiendo tus manos sobando mi cachondo cuerpo. Es tan excitante todo esto, hermanito. Te quiero tanto, hermanito. -

  • Pues, hermanito, no sé. Aquí tengo mis amigos y mi trabajo. No sé, hermanito. Claro que sería estupendo vivir contigo en tu casa. Y bien, sería como si fuera tu mujer. Soy tu hermana, pero el hecho de poder vivir juntos nos convertiría de hecho como si formáramos una pareja de enamorados. Podría decir que sería tu mujer, verdad, hermanito. -

  • Entonces, hermanita, debo entender que aceptas mi invitación. -

  • Pues, creo que sí. Me voy a vivir contigo, hermanito. Aunque me sabe mal dejar mi trabajo. Como mi jefe está prendado por mi cuerpo me saco un buen sobresueldo. Le encanta que le chupe la polla y me trague su semen. Y claro, me paga muy bien.

Pero, no te preocupes, hermanito, me iré a vivir contigo. Será maravilloso despertarme cada mañana y poder rozar el cuerpo de mi querido hermanito, acostado en la misma cama. Me sentiré la mujer más afortunada del mundo. -

  • Entonces, decidido, hermana, te vienes a vivir a mi casa. Verás que bien. Y bueno, formaremos una pareja estupenda. Bueno, hermana, serás mi novia, claro. Resulta curioso pensar que mi propia hermana podría ser mi novia. -

  • Ay, sí, hermanito. Me gustaría ser tu novia. Y seré sumisa y tu amorcito. Cuando vuelvas a casa después del trabajo te esperaré totalmente desnuda y húmeda. Y te chuparé la polla hasta que te corras en mi boca. -

  • Vaya, Brandi, suena estupendo. Aunque, hermana, pienso que esta relación tan maravillosa y excitante que disfrutamos no resulta muy normal, y que no deberíamos renunciar tú a conocer a otros chicos y yo a otras chicas. Tienes que pensar, hermana, que tarde o temprano conocerás al amor de tu vida, te irás a vivir con él y seguramente te casarás. -

  • Ay, no sé, hermanito. Yo te amo a ti, sabes. Te quiero mucho. Sí, eres mi propio hermano, pero yo te quiero mucho. Sabes, estoy totalmente enamorada de ti, hermano. Nunca había sentido algo parecido por otro chico. Además, todos mis amigos lo único que desean de mi es mi cuerpo y poder follarme. Solo piensan en follarme, en joderme. Y a tu lado, hermano, me siento bien, contenta. Me hace muy feliz poder complacerte, que puedas gozar de mi cuerpo, que me folles y te corras en mi boca. Me encanta mezclar la leche de tu polla con mi saliva. Cuando me follas, hermanito, siento que me encuentro en el mismo paraíso, sabes. Con mis amigos solo es placer y sexo, pero contigo, hermanito, es mucho más. Lo que siento es amor. -

  • Bueno, Brandi, no sé que decir. Estoy muy sorprendido. No sabía hasta qué punto eran tus sentimientos. Lo cierto, hermanita, es que yo te aprecio mucho, sabes. Eres mi hermana. Y bueno, eres un encanto. Eres bonita, graciosa, y posees un cuerpo soberbio, que gracias a tu generosidad y complicidad he podido gozar de él en toda su magnitud. Y resulta fantástico, sabes. Es maravilloso poder follarte, hermanita. Pensar que mi polla ha penetrado el coño de mi querida hermanita, resulta tan maravilloso. Yo también te quiero, hermanita. Claro que sí. Creo que podemos formar una buena pareja, hermana.

Christian se desnudó también y compartió la bañera con su hermana Brandi. Resultaba muy gratificante sentir el roce suave y caliente del cuerpo desnudo y mojado de su hermana, resbaladizo y mórbido. Las manos de Christian no dejaban de sobar el cuerpo caliente de su hermana, frotando sus exuberantes tetas, su suave vientre, su apetitoso culo y su ardiente coño. A su hermana le encantaba sobar sus cojones y menear su polla. Brandi se tumbó sobre su hermano, de espalda. La polla endurecida de Christian quedó aplastada por las desafiantes nalgas de su hermana. Christian condujo su mano derecha hacia la entrepierna de su hermana y enredó sus dedos en la espesura de su mojado y enjabonado vello púbico. Las manos de Christian se resbalaran por todo el cuerpo desnudo de su hermana, acariciantes. Brandi suspiraba al sentir las caricias que su hermano le proporcionaba.

  • Ay, hermanito, que bien me encuentro. Es delicioso. -

  • Sabes, hermanita, que esta mañana follé con mamá. -

  • De veras, hermanito. ¡ Te has follado a mamá ! Es maravilloso. Ya sabía yo que finalmente mamá entendería que no es nada malo que sucedan estas cosas. Qué bien, hermanito, follarte a mamá. Es alucinante, hermano. -

  • Sí, hermana. Todavía estoy desconcertado. -

  • Bueno, Christian. De todas maneras, cuando me vaya a vivir contigo, no te preocupes si te apetece ligar con otra chica. No seré celosa, hermano. Estoy dispuesta a compartirte con otras chicas, sabes.

En aquel momento entraron en la casa. Era Carlota. La madre de los chicos volvía de hacer la compra. Carlota fue al encuentro de sus hijos, que todavía disfrutaban acaloradamente del baño. Cuando los chicos apreciaron la presencia de su madre, lejos de evitar las caricias, intensificaron los besos y las muestras de cariño y placer.

  • Hola, mamá. Hace tanto calor que hemos pensado tomar un buen baño, espumoso y caliente. -

  • Hola, hija. Bueno, Brandi, supongo que tu hermano ya te habrá contado que esta mañana folló conmigo, verdad. Debo estar loca, pero fue fantástico, sabes. Creo que lo repetiremos en más de una ocasión. -

  • Es que mi hermano es maravilloso.

Esta es la novena parte de una serie de relatos que mucha gente ya seguro que conoce, y como creo que en esta página no están expuestos, pues yo me ocupo de que todo el mundo los conozca.

En total creo que son unos 15 relatos más o menos, intentaré poner cada día uno.

Comentarios, sugerencias o críticas, son bienvenidos.

Y si alguien quiere algo, mi msn es: Ribumen@hotmail.com (ojo, no es mi correo).

Saludos.

PD- Perdón si hay algún fallo, intento ponerlos lo mejor posible.