Bragas a gogó

Mi vecina me deja la cargo de su gato y yo disfruto de sus prendas más intimas.

En primer lugar me voy a presentar, me llamo Nacho tengo 32 años y desde hace ya unos pocos siento debilidad por las braguitas de mujer y en especial por aquellas usadas. No desperdicio ninguna oportunidad , siempre que puedo beneficiarme de unas lo hago ya sea simplemente oliéndolas o si puede ser más mucho mejor, a los amantes de esto saben de lo que hablo (en casa de unos amigos, en casa de una vecina y por supuesto en casa de esa prima buena o no tan buena que deja sus braguitas empapadas en el cesto de la ropa sucia).

Pues bien os voy a contar un festival que me pegué hace bien poco, mi vecina Carmen no es que sea una belleza pero son de esas mujeres morbosas a la que te encantaría verla desnuda y por supuesto comerle las bragas. Pues bien ella tiene 42 años y desde hace 5 que somos vecinos, y como buenos vecinos nos ayudamos, hace un par de semanas se cogió unas vacaciones y depositó su confianza en mí para el cuidado de su gato, bendito el día. Aquella noche me dejó sus llaves a la mañana siguiente se marchaba a Lanzarote:

-Perdona el desorden y es un gato muy bueno- fueron sus ultimas palabras antes de despedirse con un par de besos.

Aquella noche se hizo larga, me esperaba un plato muy rico al día siguiente, iba a tener en mis manos sus trapos más íntimos, aquellos que acariciaban su sexo en estos días calurosos de verano.

Le dije a mi chica que pasaba a casa de la vecina, que tardaría poco, ésta iba a ser mi primera toma de contacto. Con los nervios de un principiante abrí la puerta de su casa y me recibió el gato, cerré la puerta y mi polla empezó a ponerse dura, era inevitable. El desorden era visible en el salón ,me dirigí al pasillo que había enfrente y sin más preámbulos directo al baño. Y allí estaba, ese tan codiciado cesto de ropa sucia lleno hasta arriba, allí iba a encontrar esos tan codiciados tesoros, pues bien abrí la tapa que apenas cerraba por la cantidad de ropa acumulada y de primer plato una braguita negra de encaje (que suerte la mía mis preferidas), las tomé en mis manos y sin más directas a mi nariz, no puedo describir la sensación, mi polla ya dura estaba a punto de estallar. Que delicia aún estaban húmedas, llenas de olores, de sabores…..pero tendrían que esperar no era el momento mi chica espera en casa y el trabajo también, de modo que oliéndolas una vez más las deje en su cesto le puse la comida al gato y marché a mi casa.

Esa mañana al igual que la noche se hizo eterna, con el olor metido en mis fosas nasales pasé la mañana deseoso de que llegasen las 3, hora en la que salgo de trabajar.

He de decir que mi chica llega a casa a la 8 más o menos, de modo que tendría casi 5 horas para disfrutar de lo lindo. El trafico era denso para ser verano y vacaciones, la polla dura y mi pensamiento en ese manjar que me esperaba. Por fin llegué a casa y sin cerrar la puerta cogí sus llaves y entré en el paraíso. Cerré al gato en la cocina y me puse cómodo, completamente desnudo vacié el cesto de la ropa sucia y en muy pocos minutos me rodeé de todas esa braguitas, bragas y tangas. Había de todos los modelos, todos los colores y de todos los grados de suciedad, tengo que decir que mi vecina afortunadamente para mi es un poco cochina y eso me encantaba. No sabía por donde empezar estaba deseando correrme, el grado de excitación era tal que con muy poquito que hiciera mi polla dura soltaría toda la leche. Una a una fui oliendo y analizando a la vez que hacía una selección entre ellas, me quedé con cuatro trofeos que cualquier cazador estaría orgulloso de tener en sus vitrinas.

Con ellas en la mano me fui a su habitación, una vez más el desorden estaba presente: ropa por el suelo, cajones a medio cerrar y la cama sin hacer. Me tumbé en ella y comencé a saborear los trofeos, eran dos tangas, una braguita y un culot, los cuatro de encaje pero en diferentes colores(he de decir que me encanta el encaje) ;la braguita era la que antes os comenté, sin lugar a dudas había sido la última braguita que se había puesto, justo el día anterior, empapada de sudor y con unas manchitas de flujo, eran lo más, las olí bien, les pasé la lengua de arriba a bajo y con poquito más me vino la leche, casi sin tocarme y tumbado en su cama me corrí, fué una corrida rápida y sin tiempo de disfrutarla pero aun quedaban horas como para disfrutar. Me fui al baño a limpiarme y volví a la habitación, mientras me recuperaba curioseé sus cajones y la verdad es que el morbazo de la situación hizo que polla volviese a ponerse dura en muy pocos minutos, en uno de los cajones encontré una caja de madera llena de fotos, me la llevé a la cama y una a una las fui ojeando, eran fotos de algunas de sus vacaciones, empecé a tocarme y el grado de excitación aumento de forma exagerada, eché mano a uno de los tangas y como si de un guante se tratara comencé a pajearme, era la bomba pensar que ella estaba tranquila de vacaciones y allí estaba yo desnudo en su cama viendo sus fotos y masturbandome con uno de sus tangas, empecé suavemente de arriba abajo apretando bien su tanga contra mi polla, y enseguida con la otra mano volví a coger la braguita negra. Me la froté bien por la cara, estaba muy húmeda más que la primera vez debido a la lamida que le pegué antes, estaba disfrutando como un enano, así estuve unos minutos, mi polla queria guerra y yo se la iba a dar, decidí parar para beber un poco, volví de nuevo al ataque, pero esta vez mejor; me puse el culot de encaje y delante del espejo me observé, mi polla asomaba por encima, sentía ese encaje en mis carnes era una sensación cojonuda me sentía como una perra en celo, me puse en la cama a 4 patas de espaldas al espejo y mientras me pajeaba no para de menear el culo como en tantas ocasiones me hace mi chica, empecé rapido y lógicamente una vez más me volví a correr, solté 4 o 5 chorros de leche que fueron a parar a sus sabanas ¡que gozaba!¡que corrida!. Quedé tumbado boca abajo con el culo en pompa, embriagado de placer así estuve unos 10 minutos…………………….continuará