Botazas : el relax y el perro de Ricky Martin.

Las botazas pueden cambiar de dueño , y las leyendas urbanas pueden convertirse en realidad...

Don Tomás la miró , divertido, mientras terminaba con lo que quedaba de la ensaladilla en el plato , y lo regaba con un buen trago de vino…tenia buen saque este vecino, pensó ella…seria muy fácil conquistarle por el estómago  …

-          Ya ha hecho usted bastante invitándome a comer a su casa, y dejándome sentarme en su sofá , vestido de esta manera…tendré que compensarla de alguna manera.

-          Uy, Don Tomás, pero qué dice….usted, ¿ compensarme? – y se puso roja como un tomate, porque lo que se le pasaba por la cabeza era decirle otra cosa a la que no se atrevía.

-          Jejeje…- rió el jinete , ajeno a todo aquel torrente de lúbricos  pensamientos que estaban asaltando a su anfitriona- pues tiene que dejarme que le enseñe a montar a caballo ….una vez que lo aprenda, ya verá cómo le va a encantar .

Ella se imaginó subida a un caballo, con él detrás , pegado a su cuerpo …intentó quitarse aquella imagen de su cabeza, hablando de otro tema , aunque relacionado ,que tampoco quería que se le notase la incomodidad….ni la tremenda calentura que tenía encima.

-          Y …¿qué va a pensar su amigo?

-          ¿ A quien se refiere? – respondió Don Tomás , sorprendido.

-          Pues al dueño del establo , al que usted dice que le ayuda ….

-          Ah, si , domando yeguas, jejeje….- y la miró, realmente divertido- pues él estará encantado  de ver a una mujer guapa que va a visitar su cuadra …menudo es el Capitán ..no va a tener usted ningún problema, se lo aseguro….

-          ¿ El Capitán? ¿ Se trata de un militar?

-          Ah, si , lo fue …ahora está en la reserva, o como se llame , porque tiene ya sus años , pero si, es todo un profesional de la monta …

Ella advirtió que su invitado estaba empezando a sentirse somnoliento ,a juzgar por un sonoro bostezo que no se molestó en reprimir….al verlo con la boca abierta, se imaginó abarcando con ella sus tetas, y  los pezones le respondieron aumentando su turgencia de forma evidente.

Y aquella lengua …las cosas que podría hacerle Don Tomás con aquel músculo …

-          Don Tomás, ¿ quiere un café?

-          No, vecina, no se preocupe …prefiero mantener en mi boca el magnifico sabor de su ensaladilla…- y cogió, con el dedo índice , un resto que quedaba en su palto de mayonesa, y se lo llevó, con gesto goloso, a la boca, paladeándolo con verdadero deleite , chasqueando la lengua incluso- qué rica está, por Dios …

-          Es que me parece que tiene un poco de sueño …

-          Jajaja…lo que pega es echarse una buena siesta …pero  soy un fanático del café, y seguro que usted debe hacerlo muy bueno…

-          No le quepa duda , vecino…ahora mismo se lo traigo.

Y se adentró en la cocina , buscando la cafetera; no sabía si lo quería con leche ó solo, y volvió a preguntarle.

-          Don Tomás, ¿ cómo lo ….? – y se calló, al verlo dormido.

Se acercó al maduro jinete; se había quedado echado sobre el respaldo, con la boca abierta y roncando , con una expresión de beatitud y felicidad absoluta ; obviamente, la opípara comida y la abundancia en libaciones habían hecho lo suyo .

Disfrutó el momento, pudiendo admirar todo lo que le ofrecía de aquella manera tan inesperada su admirado huésped , y sin tener que disimular ni miradas ni tocamientos ; de modo , que presta  a aprovechar lo que le brindaba la suerte, procedió a comenzar a hacer lo que su excitada mente le pedía , sabedora de poder llevarlo a cabo con una total impunidad.

Lo contempló , completamente relajado, la cabeza ligeramente ladeada hacia la derecha , y los brazos, apoyados en sendos cojines, caían a ambos lados , dándole una voluptuosa sensación de abandono y entrega que le pareció de lo más embriagadora; su magnífico paquete quedaba parcialmente resguardado entre sus enormes muslos ; la  barriga ,moviéndose  de forma acompasada a su profunda respiración , bajo aquella camiseta que acompañaba sus movimientos , ocultaba a cada inspiración justo la zona donde la delatora mancha de orina anunciaba la presencia de su viril miembro , dejando destacar un poco más la contundencia de  aquellos cojonazos bajo la tela café con leche , para a continuación, descender al expulsar el aire y ofrecer de nuevo a su afortunada espectadora el delicioso perfil de su polla ; la cadencia de cada movimiento respiratorio  provocaba aquel ronquido que parecía mecer su sueño .

Al verlo tan desvalido y tan a su merced, le invadió un perverso deseo de volver a jugar con aquellas formidables botazas , pero sin el impedimento de tener que disimular su querencia, por lo que rápidamente se prestó a ello .

Retiró la mesa, procurando no hacer ruido ( aunque le daba la impresión que ni una bomba hubiese despertado a aquel  inocente jinete ), y advirtió que sus queridas botas estaban posadas en el suelo ; pensó  que sacaría mejor provecho si estuvieran alzadas , y entonces recordó el sistema de relax del mueble, y lo accionó , observando cómo su adorado vecino adoptaba poco a poco la postura que ella esperaba con ansiedad, elevando sus pies .

Apagó el sistema de relax , y comprobó, gozosa, que su vecino le ofrecía , con las piernas separadas sobre su lujoso sofá , todo el esplendor de aquel fabuloso calzado, apoyadas en el borde del sofá, justo desde la zona del fuelle, a nivel de los tobillos ….vamos , justo para su deleite.

Volvió a acariciarlas, entreteniéndose en las zonas más sucias ( que por cierto, abundaban ) , comenzando desde la punta de la bota izquierda, recorriendo la alta caña , para terminar en la embocadura de la bota .

Allí se entretuvo metiendo el dedo por la abertura entre la bota y el pantalón, cosa que la anchura del calzado le permitió con holgura , percibiendo el calor que transmitía la piel de Don Tomás a aquel suave trozo de cuero , y se sintió terriblemente envidiosa de aquellas botas , que albergaban aquellas formidables piernas, aquellos pies, envueltos todos en aquel ajustado pantalón, en los calcetines …

¿ Cómo serian los calcetines que llevaba Don Tomás con aquel calzado?

Viendo que su dormido huésped ni se inmutaba con sus caricias, se atrevió a tirar levemente hacia abajo, aprovechando la palanca que el hueco entre la boca de la caña y la pierna le permitía a su dedo, y comprobó, casi asustada por la facilidad que lo hizo, cómo la prenda se deslizaba hacia abajo , y casi sin esperarlo, la caña terminó arrugándose justo alrededor del fuelle de la negra bota.

Su poseedor seguía durmiendo a pierna suelta ( nunca mejor dicho ) , lo que aprovechó para , ejerciendo una leve presión en el tacón, pasase el talón y …

...la bota cayó al suelo , dejando el pie y la pierna de Don Tomás al aire .A pesar del ruido que hizo , como un taconazo , el formidable ( y ahora desposeído de ella ) dueño ni se inmutó , alegrándose ella sobremanera por aquel hecho.

El pantalón de montar se ajustaba a su pantorrilla mediante un velcro, sobre la calceta que cubría el pie, que era blanca ; pudo comprobar que , efectivamente, era un pie portentoso , que se merecía aquella bota.

Y , sin pensarlo dos veces, cogió la bota, calibrando su peso , notando el calor que todavía conservaba de su propietario; la estiró , admirando su flexibilidad y a la vez su firmeza , y , sin poder evitarlo, se asomó a su interior.

Le pareció como un pozo de gran profundidad, y le llegó el almizclado olor del cuero mezclado con el sudor de Don Tomás , descubriéndose a si misma oliendo con delectación , aspirando aquel aroma a pleno pulmón , notando como sus bragas se empapaban a la velocidad de la luz.

Posteriormente introdujo su brazo por la bota, hasta llegar a la suela, por dentro, dejándose impregnar por aquel calor y aquella humedad que iban envolviendo su piel …madre mía, aquella bota era enorme, ya que la embocadura le llegaba por encima del codo.

Dejó la bota en el suelo, y contempló al indefenso vecino, sintiéndolo a su merced, dormido , con la bota derecha puesta y la izquierda quitada ; quizá buscando la simetría , decidió hacer lo propio con la otra, y lo descalzó sin problema, habida cuenta de la experiencia que ya albergaba con la anterior , dejando a Don Tomás desprovisto de su hermoso calzado.

Y , sintiéndose terriblemente poderosa, se quitó sus zapatos, y metió el pie por la bota izquierda ; lo hizo sin problema ninguno, dado la diferencia de tamaño , y tuvo la deliciosa sensación de que el cuero la acogía, la envolvía, la transformaba al llegar la planta a posarse sobre aquel calor tan delicioso, percibiendo la misma leve humedad que con el brazo, pero esta vez la hacia sentirse especialmente cómoda, como si toda la vida aquella bota hubiese estado esperando que la usase; no tardó en hacer lo mismo con la derecha, y se contempló , con las piernas embutidas en las botazas de Don Tomás , que casi le llegaban a las rodillas, sobrándole circunferencia por todas partes, lo que hacía que no controlase el paso, y ello provocó un sonoro taconeo al ponerse en el suelo.

La victima de su atrevido descalce seguía durmiendo inocente a todas sus maniobras , pero justo en aquel momento , quizá por el ruido percibido, volvió a realizar un movimiento que recordaba al reciente saboreo de la mayonesa de su ensaladilla , y no era otro que relamerse con  la lengua los labios y chasquear ….

Sintiéndose particularmente traviesa, advirtió que aún quedaba  un poco de mayonesa en su plato ( en el de Don Tomás no quedaba ni rastro) , y decidiendo jugar un poco más con su invitado, se llenó el dedo índice de la salsa, y con sumo cuidado, lo acercó a la boca del jinete , rozándole los labios y dejándolos con una leve línea blanca en el lateral izquierdo.

La reacción de la boca de Don Tomás fue casi instantánea, sacando la lengua para relamerse y dejar los labios bien limpios, brillantes con el brillo del aceite de la salsa y  su saliva…

“ Potencialmente besables “ pensó ella, pues además se dio cuenta que le resultaban bastante apetitosos; el chasqueo que le siguió parecía invitarla a ese beso..

Aquella idea hizo que sus bragas se humedeciesen más todavía, e , inevitablemente, acudió a su cabeza otra , y no fue otra que imaginarse que aquella boca le comía el coño ; se  imaginó cómo sería sentir aquellos  músculos recorriendo sus intimidades , cómo aquella lengua que había entrevisto al bostezar recorriese sus labios, su clítoris, entrase en su vagina…

Y entonces recordó un hecho, bueno, más bien una leyenda urbana, relacionada con un perro, un tarro de mermelada y Ricky Martin ….nadie lo había visto directamente, pero todo el mundo conocía a alguien que si…

Y se le ocurrió que la mermelada podría ser sustituida por la mayonesa, y el perro …pues podría ser Don Tomás ; Ricky Martin ni falta que hacia, pues su vecino le gustaba mucho más.

Calculó que la posición en la que había quedado Don Tomás lo facilitaba, bastando un par de toques al relax para dejar a su desbotado jinete con la cabeza justo a la altura de poder ella encaramarse sin mucho peligro sobre el respaldo del sofá ; se quitó las bragas, sintiendo como el aire refrescaba su palpitante entrepierna , y , tomando el plato que todavía tenía  el resto de mayonesa,  restregó sus dedos índice y medio , recolectando un buen puñado de la misma.

Y , separando bien las piernas, untó la salsa sobre su vulva, notando la consistencia aceitosa, que le recordó a la crema que algunas veces se untaba en las piernas, y dejaba que una pequeña porción refrescase su chochito .

Un ligero escozor le recordó el limón que contenía , y que probablemente parte de la salsa había alcanzado sus labios menores.

Así que , después del procedimiento, se acercó al dormido e inocente jinete , y , colocando ambas piernas a ambos lados del cabecero , dejó que su coño se convirtiese en un lúbrico techo para la cara de Don Tomás ; las botas le ayudaron en aquella equilibrada posición, pues le permitieron tener un buen punto de agarre sobre la tapicería , que se estaba convirtiendo en una buena gamuza , absorbiendo toda la suciedad que acumulaban.

Y como punto de arranque, el dedo que todavía conservaba un resto de mayonesa, lo pasó levemente sobre el labio inferior de aquel bello durmiente, tras asomarse con dificultad y asegurarse de que lo hacia de forma correcta.

Inmediatamente , la lengua de Don Tomás salió para relamerse, y por una fracción de segundo, ella sintió la deliciosa cosquilla que le produjo al deslizarse sobre sus labios mayores, arrancándole un reprimido suspiro de placer .

Como al regresar a su boca percibiese que afuera había más de aquella sustancia tan sabrosa, la lengua de Don Tomás volvió a las andadas, recolectando una y otra vez aquella especie de néctar ;  la consistencia aceitosa añadió un efecto lubricante , provocando que el movimiento de salida y entrada fluyese a mayor velocidad .

Cristina, sintiendo aquella delicia, creía iba a volverse loca de gusto , notando como la lengua de su vecino le tomaba una pequeña porción de mayonesa de su vulva, dándole un toque ligero pero extrañamente amplificado por lo delicado del mismo, para casi instantáneamente volver a sentir el delicioso deslizamiento un poco más arriba o abajo , como si de un virtuoso comedor de coños se tratase .

El placer que iba sintiendo, in crescendo, mientras observaba desde su posición a su maduro vecino, echado en el relax, con las piernas separadas , sin botas …y ella con las  botazas puestas , haciendo que sintiese aquel delicioso cosquilleo en su coño, aquellos pequeños toques linguales, instantáneos pero repetidos con aquella cadencia que parecía haber encontrado su lado más sensual….

…pues lo hizo sentir un orgasmo de lo más tremendo .

Se mordió el puño para no gritar , pero lo que no pudo evitar fue deslizarse hacia delante ante las intensas y deliciosas contracciones que provenían de su vagina , y entonces …

…la lengua de Don Tomás fue a posarse justo en el punto entre su vulva y su ano.

Aquello la terminó de provocar otro orgasmo, más intenso e interno , que la hizo gemir de gusto sin ningún tipo de control.

-          Dios mío…Dios mío …Don Tomás….por Dios….- no paraba de musitar , intentando no gritar ,que era lo que le pedía el cuerpo , intercalándolo con gemidos de intenso placer.

Y es que justo en aquella zona, que estaba  más impregnada por la mayonesa ( la ley de la gravedad había hecho que la salsa se deslizase hacia atrás , al licuarse el aceite ) , la lengua de Don Tomás subía y bajaba sin parar ; ello , unido a los movimientos de vaivén que ella ejercía ante aquel intenso y desconocido placer , hizo que además los lametones se deslizasen adelante y atrás .

El sonido de la lengua chasqueando de vez en cuando intensificaba su placer , y el esfuerzo que hacía por no desplomarse sobre la cara de Don Tomás la estaba haciendo sudar de lo lindo.

Y entonces, coincidiendo con que la mayonesa restante había adquirido ya una consistencia cercana al agua ( toda vez que además ya se estaba mezclando con sus flujos vaginales, que emitía sin parar ante los orgasmos repetidos ) , notó que aquella humedad invadía su esfínter anal ; la lengua de Don Tomás, como si tuviese vida propia y un preciso GPS para detectar aquella mayonesa que tanto le gustaba , derivó hacia aquella zona.

El ano de Cristina, al ser receptor de aquellos suaves pero sensibles toquecitos linguales, y sobre la base de la hiperexcitación de la que estaba siendo objeto su periné , le transmitió una intensa oleada de placer que se fue incrementando hasta hacerla casi enloquecer : y es que sin saberlo, estaba experimentando un orgasmo generado en su punto G , dado que aquel fabuloso toqueteo de la punta de la lengua de Don Tomás había excitado hasta un punto desconocido todas las zonas erógenas , comenzando por su vulva , ingurgitando su clítoris ( que de momento se había librado de aquel prodigioso tacto ) , y siguiendo por el ano , provocando que su recto se contrayese y transmitiera a su vagina de nuevo aquellos movimientos, ejerciendo tal cascada de sensaciones, que culminó en un torrente de liquido que no podía controlar.

No supo si se estaba orinando del mismo gusto , pero le dio la sensación de que se trataba de algo diferente , ya que el liquido lo emitía a chorros entrecortados, coincidiendo con cada emisión un espasmo de placer que ahora si, la hizo gritar contra toda precaución .

Y de nuevo un programa de la televisión acudió a su memoria : estaba experimentando una eyaculación femenina.

-          Ohhhh…madre mía…no puedo resistirlo…qué gusto….¡¡¡- decía , extasiada , mientras restregaba con ansia las botas de Don Tomás sobre el sofá.

La lengua de Don Tomás no paraba de dar pequeños lametones , ya que aunque la mayonesa se estaba agotando, ahora tenía a su disposición la posibilidad de deleitarse con el flujo que llegaba a sus labios de aquella manera ; aquel estímulo líquido, junto a los grititos de placer que no paraba de emitir su vecina y anfitriona, hicieron que el estado de semiinconsciencia del jinete no se mantuviese por mucho tiempo.