Boston III

...mi mano a su muslo desnudo y con la otra apretando su nuca para acercarla más a mí. Le di la vuelta, oprimiéndola contra la pared, acariciando su clavícula con mi yema mientras mi boca dejaba un camino de besos, saliva y gemidos por su cuello. Mi otra mano levanto su vestido...

A ti.

Alexandra

Se dio la vuelta y se fue. Me quede ahí paralizada mirándola caminar desconcertada ante ella y ante mi reacción pero sobretodo capturada en el halo de ese ser que no sabía si era un ángel, una ninfa, o una diosa .

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Reaccione, después de unos segundos, dándome cuenta de mi ridiculez. Empecé a darle vueltas a todo lo que paso esta noche mientras caminaba.  Para que me busco problemas? Primero es demasiado joven, segundo es totalmente anti-ético involucrarme con ella por la relación de trabajo y encima de todo, ella es estudiante de la universidad,  aunque sea una facultad diferente y no es contra las reglas, pero si es una área demasiado gris; además, tiene un novio y por lo que vi van bastante serio. Pero lo más importante, es que es heterosexual o quizás más bien “hetero-curiosa”. Y yo estoy muy vieja para satisfacer curiosidades, o para solo jugar a satisfacerla.  Para que me complico? Seguramente no la volveré a ver….y aunque sentí una punzada de decepción al pensar eso, también eso lo mejor, Alexandra.  Si, si es bella, no, más bien bellísima, interesante, inteligente pero….hay muchas mujeres así. A olvidarme de Layla, la ninfa….. Me sobresalte al sentir alguien tocarme y casi grito. Y ahí estaba ella, mi ninfa tentadora…

Le pregunte que quería, y dice que acompañarme. Esta niña, me va a volver loca. Acompañarme? Es que no se dará cuenta lo que hace? O es que mi imaginación….? No lo creo.  Sentí recelo, excitación, deseos de saber que quería y al mismo tiempo una alarma que me decía, que no dejara que esto continuara. La vi, ahí, parada, esos ojos grises, como pidiéndome algo que no entendía que era. Y esa continuo rozar de sus dedos no ayudaba a que pensara… Le pregunte, por su novio, y solo se encogió de hombros. La tentación  le gano al recelo, y caminamos juntas a mi casa.

Hablamos de la cuidad, de los estilos de arquitectura, de cómo se sentía uno, aquí en esta ciudad tan joven  y tan vieja que era Boston.  Les mostré lugares por los cuales me gustaba a veces, sentarme, o solo pasar. Ella no dejaba de tocarme, al descuido, y yo la dejaba hacer. Estaba excitada, esa era la verdad, solo esos ligeros roces de sus dedos,  me tenían mojada y con ganas de empujarla al primer callejón oscuro que encontrara y hacerle el amor.

Pero como un balde de agua fría de la nada, me pregunta si había vivido con alguna mujer y confirme con eso, mi sospecha, que todo esto era nada una actitud de hetero- curiosidad, quizás crónica, pero nada más. Conteste sin darle importancia, y cuando le pregunte si vivía con Alberto, su voz y su sonrisa se apagaron, aun con la certeza, que no debía seguirle el juego, tome su mano, entrelace mis dedos con los suyos, y la sentí.  Me dieron unas ganas de abrazarla a mi pecho, enormes.  Ay Ay ¡¡Que estoy pensando y sintiendo, Alexandra!!! Para distraerme a mí misma, propuse comprar un canoli o algo en Stella’s. Caminamos hasta llegar a mi casa, y me di cuenta que se tendría que rechazar hasta Cambridge sola por haberme acompañado. Le pedí un taxi, y  me senté en los escalones con el canoli a acompañarla a esperarlo y a compartir el canoli en mordiscos compartidos.

La intimidad de rozar su piel con mis dedos cada vez que le ponía el canoli en la boca,  de compartirlo, me hizo excitarme muchísimo mas. Cuando terminamos de comer, pensé en levantarme para poner un poco de distancia y recuperar el control. Apenas escuche cuando dijo algo, ni tampoco vi su mano acercándose a mí. Solo sentí su dedo acariciando, tembloroso, mis labios, y sus ojos fijos en los míos. Mi razón me gritaba apártate, termina el juego pero solo dije…

-          Layla, estás jugando…- susurre temblorosa, poco convencida, hechizada por sus ojos -y te puedes quemar....

Pero ella, solo siguió tocándome así, seduciéndome con su dedo, tentándome a abandonarme, a cerrar la puerta a la razón.  La acerque a mí e ignore la súplica silenciosa de sus labios por mis labios. Acaricie su quijada con mis labios, sintiendo la suavidad de su piel, tan cálida. Chupe, lamí, bese y aspire el olor de su cuello.  Se siente tan maravilloso tenerla así, sentirla así. Entonces sentí la necesidad de que recordara quien la hacía sentir, temblar, gemir en ese momento,  le susurre, le pedí que me mirara.

Me hundí en la neblina de sus ojos y sentí sus labios, dulces palpitantes con mi lengua. Y la bese, la bese con la certeza de que sería la última vez, con el ansia de la única vez, con la pasión del deseo suspendido en se momento, con la ternura de la primera vez, esa ternura que me sembraban tus ojos.

-          Layla – susurro.

En mi mente, su nombre es una ola, un torbellino que me arrastra. Layla, Layla, Layla repetí una y otras vez en silencio. Siento sus labios, sus suspiros, sus gemidos debajo de mi piel.  Su lengua, su lengua jugando con la mía.  Mi sexo mojado, latiendo de deseo, hacen que la acerque aún más, devoro, me como su  boca  con desesperación.  Siento toda mi piel estremecerse. La deseo aún más, quiero hacerle el amor, hacerla mía, allí, en esos escalones. Regreso a su cuello, a embriagarme de su olor, de ese olor intenso de su  piel,  sigo besando, lamiendo, chupando su cuello, descubierto cada poro de su piel, cuando la escucho gemir y  en ese momento como un relámpago fulminante la imagen de Alberto con su brazo en su hombro, de su compromiso, de su pregunta sobre mi pasado, de su hetero-curiosidad y recuerdo que esto no era más que un experimento. Regreso por su cuello, la acerco más, y la beso profundo y agresiva. Siento las luces del taxi sobre nosotras. Es inútil. La ninfa me atrapo en sus redes y este juego es muy peligroso. Me separo, rozo sus labios con los míos, beso su nariz. No puedo evitar decirle que así beso yo y no cualquier mujer, y con sarcasmo me despido, dejándola ahí sentada.

Subí las escaleras corriendo, nada más esto me faltaba. Abrí la puerta y entre apoyándome contra la puerta cerrada. Toque mis labios, todavía podía sentir los suyos. Me quede ahí por unos minutos respirando hondo, tratando de calmar las ansias de mi cuerpo, con el silencio. Entre a la cocina, tome una botella de agua helada.  No pues Alexandra, que inteligente eres! No debí seguirle el juego, esto me pasa por esta abstinencia que tengo, casi 16 meses sin sexo, le hacen a cualquier perder la cabeza. Pero es culpa de este sentimentalismo ridículo, de mi necedad de seguir insistiendo que el sexo y al amor  son la misma, cosa. Alexandra, es que eres cuadrada.

Salí una par de veces,  después que ella se fue, pero era muy pronto y no funciono. Desde entonces solo ha sido trabajo trabajo trabajo, eso es lo que pasa conmigo, necesito conocer gente, salir, hacer el amor. Tire la botella de agua a la basura. Nada de involucrarme con Layla, eso es un tontería. Entre a mi cuarto, me quite la ropa; la deje tirada en el piso, con el agua hirviendo como me gusta, me metí bajo el agua sin dejarme de recriminar por no escuchar mis propias alarma, cerré los ojos dejándome llevar por la sensación del agua en mi cuerpo, el calor de la ducha, el jabón sobre mi piel …y  ahí estaban sus ojos, su mirada gris, esa sonrisa, esos labios, su piel, tan suave, apreté mi sexo  con mis manos recordando su sabor en mi boca.

Layla

Me dejo sentada allí, mojada, desconcertada, excitada y sin entender que pretendía yo con este juego. Llegue en 10 minutos a mi casa, entre me quite la ropa, acostándome en la cama desnuda. Si antes me sentía atraída por ella después de hoy ella me provoca mucho más, paso mis dedos por mi cuello, recordando sus labios en mi cuello,  en mi boca, como me hizo sentir. Cierro los ojos, y estoy de vuelta en esos escalones, perdida en las sensaciones que ella me regala, estoy tan excitada, tan mojada. Quiero verla mañana. Yo sé que le gusto, no la dejare ir.  Me quedo dormida así, deseándola nada más de ella.

Alexandra

Sábado. Abro los ojos a la 6 am para caminar/correr como todos los días. Layla. Que me  pasa? Para Alexandra. Aumento la velocidad y pienso que este verano comprare un perro, eso es lo que necesito. Veo a mis compañeros anónimos de la mañana, como todos los días,  el jardín comunitario con los tomates en la esquina, y la cuidad despertándose. Casi 2 horas más tarde, fresca del baño, me siento a desayunar y revisar que tengo que hacer hoy. Reunión con dos nuevos estudiantes ser su adjunta de investigación académica a las 8:30 am ; y a la 2 pm reunión la revista económica de la universidad.  No es mucho, así que me llevare lo del proyecto y otras cosas a la oficina…. Layla, porque te me cuelas en el pensamiento? Necesito el resto de la información, le llamare a Rogelio para que consiga lo que necesito…o quizás llamo a Alberto??  Es muy temprano todavía... En día como estos es que amo lo que hago, tuve la reunión, llame a Alberto, planee mis clases para la semana, corregí exámenes, y estaba trabajando avanzando en el proyecto con lo que tenía a mano cuando escuché un ruido en mi puerta.

-          Dame unos segundos, y termino este párrafo antes que se me olvide lo que escribía  - dije sin apartar los ojos del de la pantalla pensando que era uno de los estudiantes - y ya estoy contigo- seguí escribiendo en mi laptop.

De repente siento ese olor a mandarinas, a bosques…..volteo y allí esta.

-          Layla – dije sin poder evitar sentir la sonrisa dibujarse en mi cara.

-          Alexandra- dijo antes de que pudiera reaccionar rozo sus labios contra los míos en un beso fugaz y tierno.

-          Que haces acá? – dije – Te mando Alberto o tu padre con los papeles que necesito?

-          No- dijo apoyándose  contra el escritorio muy cerca de mí- quería verte.

-          Verme? – dije desconcertada- no entiendo para que…..

-          Estas hermosa hoy- dijo tocándome el brazo- te invito a almorzar.

-          Almorzar? – me sentía como una idiota repitiendo todo lo que decía.

-          Si, vamos- dijo tomando mi mano entre la suya, intentando levantarme de mi silla.

-          No- me solté de su mano – no sé a qué juegas …

-          No juego- dijo intentando tomar mi mano- creo que sabes que me gustas.

-          Si sé que te gusto- dije exasperada alejando la silla y parándome- pero, tienes un novio, prácticamente estas comprometida. Supuestamente eres straight, que no? Entonces este juego tuyo de coquetearme de  besarme esta fuera de lugar…..

-          Porque el afán de las etiquetas? – dijo acercándose a mi poniéndose sus brazos a cada lado de mi cabeza, atrapándome- me gustas, yo te gusto. Es simple.

-          Simple? – dije sonriendo con sarcasmo- y tu novio?  Ese pequeño detallito…..

-          Alberto se va esta misma tarde - dijo  acercando su cuerpo –  yo me quedare por lo menos un año; seguramente un año y medio. En ese tiempo apenas nos veremos un par de veces por dos o tres días.  Y tú no lo veras a el mas que cuando vayas hacer la presentación. Lo demás es con la consultora.

-          Me estamos proponiendo que sea tu amante? - dije sin saber si estaba molesta, halagada, intentando moverme, pero dándome cuenta que estaba atrapada entre la pared y su cuerpo.

-          Amante, novia, amiga….- dijo acercando sus labios a los míos, sin besarme –  Alexandra, tú me gustas, mucho, eres inteligente, bella, tan contradictoria….

-          Yo estoy muy vieja para estos juegos- dije encorvándome y alejándome – y esta situación es ridícula. Por favor para.

-           No- dijo sonriendo – no vemos pronto.  Me tiro un beso  y se fue.

AH!!!!  Esta que se cree que puede venir acá, besarme, ponerme como se le da la gana y luego irse? Me senté trate de sacarla de mi cabeza. Me comí mi sándwich en el escritorio mientras avanzada en los trabajos pendientes pero todavía sentía esa perturbación dentro de mí.  Termino mi reunión con lo de la revista económica y pensé en salir esta noche con Stephen o Federica….No, no tengo ganas. Regrese a la casa, me puse en mi pantalón de pijama y un camisa de tirantes de algodon. Se lo que me pasa, me siento sola y salir no me lo va a quitar…tengo que sacudirme esta melancolía, pararme y seguir.

Me subí al ático, me acosté en la cama y cerré los ojos. Ahí estaba ella, con esos ojos que me matan, tan cerca… su amante, su novia, su amiga. Hasta bonito le salió…. Su novia temporal debió de haber dicho, su novia por un año, quizás un año y medio.  Si fuera quizás otra persona quizás aceptaría…. Amor con fecha de expiración, así uno sabe a qué atenerse, sabe que esperar y no hay ilusiones falsas.  Pero ella no, con un novio que conocía, y que hasta buen tipo me parecía, trabajando para ellos, estudiante de la universidad... el timbre a esta  hora, las 8:20 pm…. Seguro era que querían convencerme  para salir. Al Abrir la puerta ahí está ella con un vestido de verano azul cielo a medio muslo. Sonriendo.

-          Layla! – dije con todo exasperado- es que no fui clara….

-          Vine a traerte los papeles que necesitabas – dijo levantando una caja de piso. Entro la puso en el counter de la cocina – hay otra más.  La vi bajar por la escalera corriendo y sin ni siquiera procesar lo que pasaba, subir de nuevo con otra caja y entrar cerrando la puerta con la cadera. Era como si su solo olor, su sola presencia hiciera que un switch se apagara en mi cerebro, y me embriagara de ella. Puso la otra caja en el counter. Se acercó y me abrazo fuerte.

-          Por favor no me rechaces de nuevo- susurro en mi cuello.

-          No te entiendo- dije sin abrazarla pero sin empujarla- que quieres de mí?

-          Que me respondas….te gusto?- dijo todavía contra mi cuello- me deseas?

-          Si me gustas – dije con un tono resignado- si te deseo. Pero sé que esto solo nos vas a traer problemas.

-          Porque? – dijo separándose. Mirándome a los ojos – podemos pasarla bien…

-          Jajajaja!  Ves, ni siquiera me conoces – dije riéndome- yo no la paso bien, yo me enamoro, yo amo, yo me entrego…

-          Entonces enamórate de mí- dijo todavía demasiado cerca de mí- yo nunca me he enamorado, pero me gustas, quiero verte, necesito verte, hago cosas loca como venir a tu casa aunque me digas que no vengas, sé que no debería  insistir, pero algo aquí – dijo tocándose el corazón- me hace seguir haciéndolo. Quizás me estoy enamorando?

-          Eso solo lo puedes saber tu – dije en silencio, sintiendo un salto de mi corazón, sabiendo que yo si podía enamorarme- pero enamorarse significa diferente cosas para diferentes personas sobre todo cuando termina…A algunas le romperá el corazón, a otros solo los hará llorar un par de días y ya.

-          Y tú de cuáles eres? – dijo.

-          El punto acá es que esto es muy complicado – dije evitando la pregunta- No me gusta tratarte mal, Layla…pero tienes que dejar de insistir.

-          No quiero dejar de insistir- dijo acercándose más a mí. Sentí su respiración acariciándome la cara – no lo voy a dejar de hacer. Quiero vivir. Quiero vivir esto.  Por una sola vez quiero hacer lo que yo quiero……-  dijo con sus ojos llenándose de lágrimas pero  sin dejarlas caer.

Me empujo contra la pared. Besándome profundo, mordisqueando mis labios. Intente resistirme, separarme.  Pero ella solo me tomo de la cintura con más fuerzas acariciándome los costados. Mordiendo mi cuello, regresando a mi boca. Quise empujarla de nuevo. Pero ella solo ahogo mis protestas con su boca. Haciéndome gemir. Mi cabeza, mi cabeza me decía, detente. Detente YA!. Pero mi piel, y peor aún, mi corazón, mi corazón, mi corazón…

Me deje llevar. Acaricie su espalda,  bajando mi mano a su muslo desnudo y con la otra apretando su nuca para acercarla más a mí. Le di la vuelta, oprimiéndola contra la pared, acariciando su clavícula con mi yema mientras mi boca dejaba un camino de besos, saliva y gemidos por su cuello.  Mi otra mano levanto su vestido acariciando su cadera, su muslo. Tire con mis dientes de sus tirantes, besando sus hombros. Subí mis manos a sus senos, tocándolos por encima del vestido, de su brassier, sintiendo sus pezones duros. Bese el nacimiento de sus senos, quitando el vestido con ansiedad, buscando el broche de su brassier. Bese sus senos,  pasando mi lengua, rodeándolo lentamente, mientras con mi otra mano levante su muslo para encajarme en ella, moviendo mi cadera, buscando con mi sexo su sexo.  Mi lengua acariciando su esa circulo rosado que formaba su aureola, sin tocar su pezón.

-          Ale, por favor – gimió.

Tome su pezón en mi boca, chupándolo, tomándolo entre mis dientes, suavemente,  mientras mi mano subía por el interior de su muslo, casi rozando esa humedad que traspasaba sus pantis. Dejo caer su vestido al piso, y me recreo en sus pezones,  besándolos. La deseo tanto, deseo tanto recorrerla toda, tomarla toda para mí. Bajo por su vientre, mientras le quito sus pantis, con mi boca. Besando su vientre, su cadera, sus muslos, sus piernas.

-          Huele tan rico – dije con mi boca bajando por sus piernas; subí con  mi lengua por el interior de su muslo derecho, separando sus piernas.  Siguiendo el recorrido de mi boca, con mis yemas, llego a su sexo, y entonces pasando la punta de mi nariz, allí,  abriendo sus labios con mi nariz, oliéndola, llenándome de ella. Toque su clítoris con mi nariz. Sentí sus piernas temblar -Estas tan mojada- susurre.

Subí a su boca, buscando su lengua con la mía, besándola profundo, salvaje  mientras mis dedos se perdían ahí, acariciando toda la extensión de su sexo mojado, deleitándome en su clítoris suavemente, mordí su hombro, su cuello, sus hombros.  Disfrutando de sus piel, de sus humedad, de sus gemidos.   La penetre con mis dedos, sintiendo el orgasmo estallar en su cuerpo, arrastrándome a mí al borde.  Me separe para mirarla así,  su cuello arqueado, su cara enrojecida de placer, sus ojos entrecerrados, su caderas moviéndose con mis dedos dentro de ella.  Baje por su cuello, sus hombros, el costado de su cuerpo, dándole pequeños mordiscos, me arrodille, abriendo sus piernas…buscando su clítoris con mi lengua. Lo toque suavemente, solo con la punta, descubriéndolo incitándola, disfrutando de su sabor en mi boca.  Seguí el ritmo con mis dedos penetrándola, mi lengua en sus clítoris, en sus labios inferiores, recorriendo cada esquina, cada pliegue de su sexo mojado, succionando. Puse su pierna en mi hombro, saque mis dedos y la penetre con mi lengua, mientras mis dedos acariciaban sus clítoris. Escuche sus gemidos entrecortados, su respiración, su cuerpo tensarse de nuevo…… Sus gemidos, Sus uñas en mi espalda,  en mi nuca, apretarme contra ella aún más, mientras detonaba en un orgasmo violento en mi boca.

Sentí sus piernas doblarse. La sostuve por la cintura, bajándola lentamente al piso. La acosté a mi lado, ella desnuda y yo, todavia vestida,  la  abrace, acariciándola suavemente, apretándola contra mi cuerpo, en silencio. Bese sus labios en apenas un roce, su cuello, la acurruque contra mí. Dentro de mí, una voz me decía, mira que eres tonta… sentí sus boca buscarme suavemente, besarme suave, tímidamente, sus manos acariciarme.

-          Shhhh!– susurre contra su boca- descansa.

-          No- murmuro- fue maravilloso, yo nunca había sentido algo así –siguió tocando mi espalda- quiero hacerte sentir….déjame hacerte sentir...

-          Tú crees que yo no sentí? Que no disfrute? – dije tome su mentón en mi mano, la mire a los ojos. Tome su mano entre la mía y la lleve a mi sexo que por encima del pantalón empapado- mira, eso me hiciste sentir tú.

-          Quiero mas- dijo besando mi cuello. Apretando mi sexo en su mano, suavemente.

-          Vamos a la cama? – dije sonriendo.

-          No creo que pueda subir todas esas escaleras todavía - dijo acariciando mi cara con sus dedos- ahorita vamos, la noche es larga- susurro.

Me saco la camisa y se quedó ahí viéndome, tocándome suavemente con sus yemas. Me miraba intensamente, y yo sentí como me ruborizaba. Tomo mis senos entre sus manos, suavemente, mirándome a los ojos, beso mi frente, mi nariz, mi mejillas, mi boca, mi mentón suavemente….Más que un beso parecía que me acariciaba con sus labios.  Bajo por mi cuello, besando, rozando con sus labios, la punta de su lengua…. Sentía sus dedos temblorosos sobre mi piel.   Su boca regreso a mi boca, mientras el roce de sus dedos, de sus yemas, bajaba por mis senos con timidez, dibujándome caricias temblorosas, sus dedos tan blancos contrastando con mi piel. Apretó mis senos en sus manos, mientras su boca mordisqueaba mis labios, su lengua jugaba con la mía. Su dedo índice y pulgar jugaba con mis pezones, mientras su otra mano bajaba lentamente por mi torso desnudo, por mis costados regresando a mi cuello.  Su boca dejo mi boca, y bajo lentamente por cuello, mi hombro, mi clavícula. Alzo mis brazos por encima de mi cabeza, pasando la punta de su lengua por mí brazo hasta caer en la cavidad de mi axila, donde me dio un beso abierto que me hizo estremecer, y gemir desesperada. Bajo por el costado, tocando mis senos con su lengua y llegando por fin a mi pezón, que toco lentamente con su panzón.  Me arque, buscando aumentar el contacto. Sentí su pierna separar mis piernas, buscando el contacto de mi humedad.  Me aferre a sus nalgas mientras sentía el primer estallido, la primera explosion correr por mi cuerpo.

-          Layla – gemí- no pares.

  • No, Ale, no parare hasta que seas mía , toda mía- dijo con su boca en mis pechos, succionando- eres tan hermosa, Ale. Me vuelves loca.

Levante mis caderas, para ayudarla a bajarme  el pantalón, mientras su boca seguía besando, lamiendo mis pezones, aumentando el ritmo de las caricias, succionando, chupando más agresivamente. De repente se separó de mi senos, terminado de bajarme el pantalón y se arrodillo entre mis piernas, abriéndolas.  Clavo su mirada en mi sexo, mirándome sin tocarme, y yo solo sentía mi excitación aumentar. De repente con mucha delicadeza con sus yemas recorrió todo mi pubis. Suavemente, como explorándolo, descubriéndolo. Paso su dedo, separando suavemente mis dedos para descubrir mi clítoris hinchado. Lo toco con suavidad solo con la yema.  Bajo su cara a mi sexo y empezó a lamerme, suavemente dulce.  Yo me contorsionaba bajo sus caricias hasta que sentí mi cuerpo tensarse. Entonces me penetro con dos dedos profundo, marcando el ritmo de mis caderas sin separase jamás de mi clítoris, succionando, lamiendo casi con desesperación.  Sentí los espasmos de mi cuerpo, mis pierna, mis manos, hasta la misma piel se me estremecía. Ella seguía lamiendo suavemente mi clítoris, mi sexo.

-          Ven – susurre con la voz temblorosa. La jale a mi cara, y la bese con mis labios temblorosos aun.

-          Te gusto? Lo hice bien? – me susurro al oído. Me provoco ternura la pregunta. Separándome la mire a los ojos.

-          No lo hiciste horrible- dije sonriendo de oreja a oreja- por eso es que estoy temblando como una hoja….

Sonrió y acaricio mi  mejilla con sus dedos.

-          Vamos a la cama? – pregunte- me acabo de dar cuenta que el piso está muy duro! – dije sonriendo.

-          Sip – dijo – tienes hambre? Había pasado por Stella’s y comprado algunas cosas..

-          Ah , si? – dije sonriendo – así que venias completamente segura que me ibas a seducir.

-          No – dijo sonriendo mientras me ayudaba a levantar y recogíamos desnuda la ropa del piso- pero no me iba ir hasta convencerte desde el primer día que te vi…..

-          Dijiste a esta me la llevo a la cama!!- interrumpí riendo no queriendo escuchar palabras dulces ni románticas, ahí desnuda parada en mi mitad de la sala. Mi cabeza recobro un poco de sus habilidades  y quise aligerar todo y llevarlo al terreno puramente sexual.

-          No – dijo sonriendo y mirándome a los ojos, mientras me tomaba el mentón- desde el primer día que te vi, me hiciste sentir, sentir muchas cosas no solo deseo. – dijo besándome suavemente en los labios.

Me perdí en su mirada gris, en esa neblina de sentimientos que sus ojos me trasmitían. Sentí mi corazón latir fuerte, aún más fuerte que cuando hacíamos el amor. Esto era lo más peligroso. Layla me tocaba el alma.