Bordeando el peligro

Mi esposa y mi sobrina juntas...¡qué locura!

En la zona prohibida

Es viernes por la noche, después de una semana de trabajo disfrutamos de una cena tranquila. Los niños ya están acostados, mi esposa y mi sobrina, bromean sobre los “amigos” de mi sobrina.

Dentro de un rato, Davinia saldrá a tomar unas copas con sus amigas y disfrutará de los entretenimientos de noche. Para ello se ha arreglado un poco, no necesita casi nada para estar preciosa, aunque hoy ha elegido un atuendo especialmente sexy.

Los calores del verano obligan a llevar ropa fresca y ligera. Se ha puesto un vestido, ceñido a la cintura y vaporoso en la faldilla. Cruzado sobre el pecho, se acomoda muy bien sobre sus tetas que pueden adivinarse sin sujetador. Los pies levemente sujetos por unas sandalias, las pantorrillas bien torneadas, y unos bonitos muslos solamente cubiertos en su parte mas alta le confieren un aspecto juvenil y desenfadado, (¡qué rica está!)

Me entristece ver a mi sobrina tan linda, tan inocente, dispuesta a salir por la noche con ese aspecto tan atractivo expuesta a las miradas de tantos chicos. Cada día está más próximo el momento en que alguno la enamore y ya no quiera saber más de mí. Se que eso tarde o temprano sucederá, por lo que mientras tanto trato de disfrutar de su compañía al máximo.

Durante la cena tengo la oportunidad de jugar con ella. Al sentarnos a la mesa he sentido el contacto de su pierna desnuda junto a la mía. Disimuladamente he acercado la mano y le he acariciado la rodilla y un poco más arriba hasta notar la tibieza de la piel de su entrepierna. Davinia sabe que me gusta mucho hacerlo y me ha ayudado separando las piernas hasta que he podido alcanzar a tocar su sexo por encima de la braguita.

Le he pasado el dedo arriba y abajo  mientras la miraba a la cara dándole un rico roce. Eso ha  excitado mucho y he cogido un buen empalme. Ella ha puesto una de esas caritas sonrientes que tanto me gustan y por debajo de la mesa me ha pasado la mano por encima de mi paquete.

Aunque lo que pretendía era contentarme un poco, el resultado ha sido peor quedándome con la miel en los labios. Luego, he visto como se iba, moviendo alegremente sus caderas haciendo bailar su corta faldilla. He tenido que hacer acopio de mis fuerzas y con mucha resignación hacerme a la idea de que es un pajarillo libre.

Mi esposa y yo nos quedamos solos, nos ponemos a ver la tele cómodamente sentados en el sofá. Vemos un capitulo de nuestra serie preferida y cuando termina le damos a “ver el siguiente”. A medio capítulo me mira y me dice:

-  “Que te parece si vamos a la cama cariño. Aprovechemos que estamos solos, podremos hacer ruido sin que nadie se entere”, me dice con entonación mas que sugerente mi esposa.

Con el cambio de trabajo, mi esposa últimamente llega bastante cansada y nuestra relación se ha resentido, por lo que el repentino ofrecimiento me sorprende un poco y me devuelve la ilusión. Podremos recobrar las buenas vibraciones que nos mantienen unidos como pareja

-  “Estupendo, esta noche me apetece mucho”, le respondo sin descubrirle que desde hace un buen rato Davinia me ha puesto muy cachondo y siento muchas ganas de descargar la presión.

Es conveniente que me haga a la idea de que mi dulce sobrinita es un regalo que la vida me ha otorgado graciosamente, que puede terminar y que mi vida debe estar enmarcada dentro los márgenes del matrimonio.

Nos vamos a la alcoba, con escaso ceremonial nos desnudamos y nos metemos en la cama. Tras darnos unos besos de acogida, nos acariciamos mutuamente, lo suficiente para ponernos a tono. Karla hoy toma la iniciativa. Parece ser que su nueva ocupación le ha dado muchas mas ganas de ser la parte dominante y se ha lanzado a la carrera en busca de un rápido orgasmo.

Pronto se coloca encima de mi y adopta la postura de la amazona que tanto le gusta.

-   “Que bien me sienta”, “Como me gusta!!!”, dice entre balanceo y balanceo mi querida esposa.

La percibo especialmente activa, mueve sus caderas adelante y atrás como si le fuera su vida en ello. Sube, baja, se pellizca los pechos, se alborota la melena, levanta los brazos y sobre todo gime y resopla de una forma bien sonora y ostensible.

Me gusta mucho que se muestre tan activa, le sigo la corriente y dejo que ella elija el ritmo. Cuando este bien “tierna” ya cogeré el relevo. Estando en mitad de la faena, veo cruzar por delante de la puerta que se ha quedado abierta a mi sobrina. Ésta debería estar todavía de fiesta con sus amigos, pero por algún motivo ha vuelto mucho mas temprano de lo esperado.

Por nada del mundo quiero interrumpir a mi esposa en su alegre cabalgada sobre mí y no le digo nada. Ella sigue gimiendo y dando gritillos de placer que deben llegar a los oídos de mi sobrina con total nitidez.

Miro hacia el hueco de la puerta y descubro a mi sobrina que se muestra parcialmente. Lleva solamente puestas unas braguitas muy sexy. Ella ve que la he descubierto, pero eso no la detiene. Se está tocando la entrepierna mientras no pierde detalle de lo que sucede encima de la cama.

Parece que le ha gustado encontrarnos en medio de la faena y no ha dudado para unirse a la fiesta manteniendo la distancia, así que tengo a mi esposa cabalgando sobre mi como una loca y a mi sobrina haciéndose un dedito de lo más rico mientras nos observa a escondidas.

Mientras miro hacia el hueco de la puerta temo que mi esposa me descubra. Le tengo cogidos los pechos con ambas manos, de vez en cuando le doy un apretón para captar su atención y vea que estoy por ella a pesar que ella sola se marca su ritmo.

Luego, con mucho disimulo giro un poco la cabeza a un lado lo que me permite ver las evoluciones de mi sobrina mientras se sigue frotando ahora con la mano por dentro de la braga.

Si mi esposa volviese la cabeza podría sorprenderla “in fraganti” y sería muy peligroso. A pesar de todo, a nosotros nos encanta el morbo de la escena, mi esposa cabalgando y gimiendo con todo su entusiasmo ajena a lo que sucede. Mi sobrina haciéndose un delicioso dedito y yo como espectador privilegiado de ambas.

Para evitar riesgos, decido cambiar de postura a otra que también le encanta a mi esposa. La pongo haciendo el perrito a los pies de la cama, mientras yo me pongo de pie detrás para poderla empitonar con fuerza. La tomo por las caderas y la traigo hacia mi, con intensidad bombeo y la obligo a que apoye su cara sobre la cama con lo cual su visión queda muy reducida.

Davinia haciendo gala de una gran osadía, se ha situado a mi espalda, me abraza cruzando sus brazos sobre mi pecho, y haciendo que su cuerpo quede junto al mío. Siento su tetas aplastadas a mi espalda y su pubis en contacto con mi trasero. Si yo me muevo, ella se mueve, si empujo o me retiro ella me acompaña.

Es como si los dos estuviéramos follando juntos a mi esposa… es una autentica locura…el corazón me late acelerado… la adrenalina fluye sin control…pero me gusta! …me gusta muchooooo!

Mi sobrina no quiere perderse ni un detalle, se asoma por encima de mi hombro para ver como mi esposa ondula la espalda en cada embestida, como mis muslos impactan y deforman sus nalgas, pero sobre todo lo que quiere ver desde primera fila… es como mi polla entra y sale dándole motivos para gemir de forma muy sonora .

Con una mano sobre mi cadera, tira hacia atrás y hace que me separe de mi esposa. Su atrevimiento no tiene limite, me coge la polla dirigiéndola  para que roce por los glúteos de mi esposa. También hace que le de golpecitos con la punta sobre el culo y que se deslice por encima de la raja de abajo a arriba .

Hace con mi polla lo mismo que yo hago yo algunas veces, con la diferencia que es su manita la que conduce el movimiento. Mientras, yo sujeto a mi esposa con ambas manos sobre sus caderas. Dejo que sea Davinia quien le da gusto usando mi polla como si fuese un juguete de goma.

Después de darle unos buenos restregones, la apunta sobre la entrada del coño. Me empuja hacia delante para que la vuelva a clavar hasta las mismas bolas.

-   “Dame duro, cariño…dámela toda”, ahora es mi esposa la que toma protagonismo. Me pide que le de unos empujones bien fuertes que la conduzcan al orgasmo que siente próximo. No imagina que mi sobrina está con nosotros y no le importa ser tan explicita en lo que desea y pide.

-   “No pares..no pares….cabron…damela….asi..asi…fuerte, fuerte…así…”, “Oooohhh, como me gusta… dame. Dame…asi…asi…fuerte…. No pares ahora, no, si…siiiii.

-  “Te gusta?...sigo?....asi?... duro?”, le digo al tiempo que muevo mis caderas adelante y atrás para meterla y sacarla con todas mis ganas haciendo crujir la piel cada vez que mis muslos impactan con fuerza contra su culo.

Mi sobrina me acompaña en este alocado movimiento como si nuestros cuerpos fueran uno solo, siente los empujones, los impactos y los rebotes… es como si estuviésemos follando los tres al mismo tiempo.

-  “Ohhh…siiii….siii… asíi …..me viene…me vienee …” dice gritando mi esposa

Sin esperar nada mas, deja escapar un enorme gemido y se deja caer de bruces sobre la cama. Se escapa de la presa de mis manos y deja mi polla bien tiesa y recubierta por sus jugos, pero fuera de su vagina.

Mi esposa se retuerce de gusto sobre la cama. Como me está dando la espalda no puede ver que me he quedado completamente a medias, con un tremendo empalme y con muchas ganas de continuar. Ella, sin embargo, ya ha conseguido su orgasmo y lo paladea abrazándose con fuerza al cojín.

Davinia y yo nos hemos quedado de pie junto a la cama, ella se mantiene oculta detrás de mi, y si mi esposa no se vuelve no podrá descubrirnos. Me deshago del abrazo de mi sobrina y me acomodo echado junto al cuerpo de mi mujer.

Ella se acurruca dándome la espalda, se tapa con la sabana y estira de mi brazo para que la abrace mientras se deja vencer por un  sueño apacible y lleno de satisfacción. A los pocos instantes su respiración se ha vuelto lenta acompasada y tranquila. Mi mujer se ha dormido después de su orgasmo y yo me he quedado incompleto, con la polla tiesa como un mástil de barco.

Es la oportunidad perfecta para mi sobrina, que se había camuflado en la penumbra a un lado de la cama. Ahora ha ocupado un sitio en la cama junto a mi. Mientras espera unos instantes a que el sueño de mi esposa se haga mas profundo pone su mano sobre mi pecho y juguetea con los pelos.

Cuando pasa la mano por mi costado izquierdo percibe como mi corazón palpita con fuerza, como el de un caballo tras un rápido galope. Poco a poco desliza su mano por mis brazos, mi vientre, mis muslos y termina cogiéndome la polla con determinación.

Lleno de lujuria veo como poco a poco va acercando su cabeza a mi entrepierna con la intención de darme una chupada.

-  “cuidado, cuidado…que se puede despertar”, le digo susurrando a mi sobrina pues estoy convencido que viene a por mi y no parece tener en cuenta que mi esposa esta aquí mismo.

Mi advertencia no la detiene, es más, creo que la incita aún más. Pronto siento su lengua y sus labios sobre mi polla, lamiéndome y chupando el capullo. Primero recorre cada centímetro para recoger todos los flujos que mi mujer ha dejado, luego la llena de saliva y termina por engullirla por completo.

Lo que pretende mi sobrina es muy peligroso, pero estoy tan excitado que no tengo fuerzas para oponerme a sus deseos. Manteniendo el torso pegado a mi esposa, giro las caderas para  ofrecer a mi sobrina el mejor acceso para que pueda darme una buena mamada a pesar de que estoy prácticamente abrazado a mi mujer.

Davinia  acomoda su cuerpo para que permanezca casi oculto a la visión de mi esposa, pero con fácil acceso a mi polla. Le pongo una mano sobre el hombro y dejo que disfrute mientras me hace la mamada mas peligrosa y excitante de mi vida.

Me mantiene sobre ascuas durante largos minutos, en el límite de mi resistencia, en varias ocasiones estoy a punto de correrme. Mi sobrina ha aprendido a reconocer mis síntomas y también sabe como controlarme y abortar una y otra vez mi eyaculación. Sabe mantener mi agonía con lo que el placer se prolonga largos minutos.

Juega conmigo como el gato juega con el ovillo de lana, se entretiene, me da manotazos, me lame, aunque estoy convencido que no me va a dejar que me corra. Trato de moverme para conseguir un pequeño plus de estimulación para poder “descansar”, pero no me deja. Me sabe controlar y me hace retroceder antes de que caiga por el abismo.

Se desplaza fuera de la cama, me coge de una pierna y me estira hacia ella. Al principio me resisto, no veo claro que pretende hacer y me da mucho miedo que sus travesuras nos lleven a un serio problema si mi esposa se despierta y nos descubre.

Sabiendo que no puedo oponer demasiada resistencia, consigue arrastrar mi cuerpo hasta ponerlo en el borde de la cama. Una pierna paralela al borde y la otra con el pie apoyado en el suelo. Mi culo queda repartido entre la cama y el vacio, mientras que la polla apunta orgullosa hacia el techo.

Davinia hinca su rodilla sobre la cama junto a mi cuerpo mientras mantiene la otra pierna apoyada en el suelo. Con la punta de los dedos apoyados en la base de mi polla la dirige hacia su vulva. Poco a poco baja la cadera y va dejando que mi polla se pierda entre sus carnes.

Con esta postura casi acrobática, Davinia hace subir y bajar su cuerpo lentamente para recibirme y envolverme con su jugoso chocho. Apoya una mano sobre cadera para afirmar su equilibrio y la otra la lleva a su sexo para darse un frote extra mientras me siente dentro.

Por precaución, los movimientos de sube y baja no pueden ser muy enérgicos así que se da un buen masaje sobre clítoris con los dedos, y esto le dan el plus de estimulación que la va a llevar a su ansiado orgasmo,

Me gusta mucho ver como se ayuda con la mano mientras sube y baja sobre mi.  Tambien disfruto mucho viendo las caras que pone cuando la estimulación la lleva al borde de su climax…pero me asusta oir como gime, como se debate ante continuar con el frotamiento o  parar para  recobrar el aliento.

Su respiración se ha acelerado y hecho ruidosa, gime, suspira fuerte y de vez en cuando debe ponerse la mano frente a la boca para ahogar los ruidos.

Tengo la mano puesta en su cadera y la acompaño en sus movimientos. Dejo que me folle y me recreo viendo cómo se masturba, es una imagen deliciosa. Envuelta en la penumbra por el morbo de la situación, mi sobrina está disfrutando mucho y a mi me lo esta haciendo pasar como en un ensueño.

Davinia, sigue y sigue frotándose…  disfrutando… sube y baja….se relame, se muerde el labio inferior…está en el paraíso. Sus fluidos me mojan la polla, llegando a mi pubis, Ufff que delicia!

-  “me viene…me viene”, me dice con voz entrecortada. “córrete ya…dame tu leche…vente conmigo…ahora…ya…ya”, añade con voz que anuncia que esta a punto de correrse.

-  “si… si… ya estoy… me viene…siiiii….siiii”, es lo único que puedo decir mientras mi pelotas se aprietan junto a la base de la polla para ganar presión y asi expulsar varias bocanadas de leche caliente dentro de su vagina.

-  “Siiiii…Daniel….mi querido tio…ay! Ay! Que gusto me das!!”, dice mi sobrina al tiempo que sacude sus caderas y ondula todo el cuerpo, mientras una descarga de placer recorre su cuerpo desde el coxis hasta la nuca.

Minutos mas tarde los tres estamos durmiendo plácidamente en nuestra respectivas camas.

Deverano.