Bonita sonrisa

Cuando el coche se detuvo a mi lado, sentí curiosidad. La ventana lentamente se bajó mientras el vehículo se iba moviendo junto a mí, coincidiendo con mi cadencia al caminar.

Bonita sonrisa. Cuando el coche se detuvo a mi lado, sentí curiosidad. La ventana lentamente se bajó mientras el vehículo se iba moviendo junto a mí, coincidiendo con mi cadencia al caminar. El hombre tras el cristal, me era familiar, un hombre joven, grande y con el pelo rasurado …sonreía mientras me miraba de arriba abajo y me devoraba con los ojos. Asentía levemente con la cabeza, como para indicar su aprobación. Estaba algo intimidada pero sentí una extraña emoción al saber que me observaba mientras caminaba contoneando mis caderas. Traté de no mirarle a los ojos, pero no pude evitarlo y finalmente miré en su dirección, entonces la vi. ¡Su enorme polla estaba libre!… Me detuve en seco. Se agarró el pene con una mano y lo vi mientras se lo acariciaba frente a mí …allí mismo a plena luz del día…¡¡¡menudo rabo!!!

Miré a mi alrededor como para asegurarme de que no había nadie que conociera y me acerqué para verlo mejor…. ¡Bufff…era gorda! Se que había visto a ese hombre antes, me era vagamente conocido, pero no podía recordar de que lo conocia. Antes de darme cuenta, estaba justo frente a la ventana de su vehiculo, observándolo acariciar lentamente su gruesa polla. No pude resistirme, metí mi brazo por la ventana y la rodeé con la mano. O lo intenté. Estaba tan caliente… sentía como latía en mi mano a un ritmo muy sensual. Sentí la piel suave y carnosa alrededor de su rígida dureza. Estaba tan emocionada por el hecho de que este extraño, parecía tan excitado al mirarme, que necesitaba masturbarse…y eso me perturbaba y me estaba excitando tambien a mi. Y ahora todo lo que quería era darle a esa polla algo de placer. La acaricié de arriba abajo, sin decirle nada, solo nos mirabamos llenos de lujuria y complicidad …pero al escucharlo gemir y gozar con mis caricias, me dijo.

— Sube, iremos a un sitio más tranquilo. Y me comerás la polla. Se que te apetece… Sus palabras y sus gemidos solo me hicieron concentrarme más en mi trabajo “manual” y lo acaricié vigorosamente. Algunas personas pasaron caminando por la acera, pero ni siquiera me importó. — Me está esperando mi marido, no tengo mucho tiempo. Empezó a respirar pesadamente, y yo me incliné, más cerca y acaricié sus pesadas bolas mientras continuaba acariciandolo. —Sube, daremos una vuelta, me vas haciendo una mamada rápida, y te acerco donde tú quieras. Estas deseando llenarte la boca con ella. Tenia razón, lo estaba deseando, así que subí. Y arrancó el vehículo. Le fui haciendo una soberbia mamada mientras callejeabamos por la ciudad. Se detenia en los semáforos…no me importaba que otros conductores me vieran…se detenía en los pasos de peatones, y la gente cruzaba observandonos, incluso unos chavales me hicieron fotos con sus móviles.

Finalmente gruñó y su semen comenzó a salir disparado a borbotones desde su polla, cubriendo mi mano, labios y mejillas. Cuando quedó claro que no tenía más diversión para mí, solté su gruesa polla, y lamí mis dedos. El me dio las gracias, se subió la cremallera y me dijo. —¿Dónde te dejo? — Para aquí mismo. — Nos veremos pronto…tienes una bonita sonrisa. Yo seguí mi camino para encontrarme, diez minutos más tarde, con mi esposo. Habíamos quedado para almorzar. Al verle, le di un beso en la comisura de los labios y la mejor de mis sonrisas. Cuando me senté a la mesa, me acordé. A ese hombre lo había visto antes claro…hace dos semanas, pero no me acordaba porque solo le había visto media cara…y con el gorro y la máscara. Era el doctor Nuñez de la clínica, que me hizo la endodóncia.

Ahora recuerdo, que tengo la segunda visita dentro de seis meses, será interesante volver a verle. Anna™

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