Bollito de leche
A la señora yo le parezco un bollito suave y dulce que puede ser comido.
En la mesa contigua del salón comedor del hotel están comiendo dos parejas y una mujer que va sola. Los cinco deben rondar entre los cuarenta y cincuenta. Las dos parejas no dejan de gastar bromas a la solitaria mujer. La deben estar poniendo en aprietos a juzgar por la expresión de su rostro. Lo hacen sin prestar ningún cuidado de ser oídos, hablan en alemán y no imaginan que nadie a su alrededor pueda entenderles.
Creo que bromean sobre su estado, por estar sin pareja que le atienda en sus necesidades básicas. Le aconsejan que busque un chico joven bien parecido, y sobre todo bien fogoso para que calme su más que probable deseo sexual, dado que estando separada no hay nadie quien le aplaque sus normales calenturas.
Con bastante poco disimulo, como si formase parte de la broma, la incitan para que venga a mi mesa y me tire los tejos. Lo comentan entre grandes risotadas y en voz lo suficientemente alta como para que yo pueda oírlo, pero sin saber que les estoy entendiendo perfectamente pues domino su idioma.
La pobre mujer está muy azorada y no sabe cómo salir del aprieto. ¿Quién le mandaría a ella aceptar pasar ir de vacaciones con sus entrometidos amigos? De vez en cuando les dirijo una sonrisa amable y educada, sin dar a entender que me estoy enterando de toda su conversación, y que tengo un oído excelente.
Tras un rato de sobremesa, se retiran todos. Ya en la recepción puedo ver cómo les reparten las llaves de sus respectivas habitaciones. La mujer solitaria tiene la numero 324, la veo alejarse por el pasillo con paso decidido y armonioso. Compruebo que tiene un tipo muy aceptable y un porte elegante que me hace pensar.
No pienso desaprovechar la oportunidad que el destino me proporciona. Por intentarlo no voy a perder nada y si sucede lo que deseo, pasaremos una buena noche los dos juntos.
Golpeo su puerta con determinación. Unos instantes de incertidumbre y ésta se abre lentamente, como si la puerta tuviese una gran timidez. Tras ella aparece la mujer vestida con un pijama completo compuesto por pantalón y chaqueta, muy recatado y clásico.
Me mira con gran asombro, quizás esperaba que fuese alguna de sus amigas de la cena, no se. Sabiendo que la señora no me va a entender le suelto en español y rápidamente una larga serie de comentarios encadenados que la dejan boquiabierta, si saber que responder.
Antes que reaccione me cuelo dentro de su habitación y le ayudo a que cierre la puerta tras de mí. Es evidente que no sabe cómo reaccionar y que la situación creada se le escapa de las manos. Sin que me pueda detener me empiezo a desnudar rápidamente como si me estuviese cambiando de ropa en un gimnasio, y en un santiamén estoy frente a ella solo con el slip luciendo mi cuerpo joven y hermoso.
La mujer no sale de su asombro y se ha quedado paralizada y expectante. Estoy seguro que nunca habría esperado encontrarse en una situación parecida. Por una parte le he roto los esquemas y por otra, le ofrezco la posibilidad de realizar de una fantasía bastante corriente: encontrarse a solas con un joven bien plantado, aparentemente dispuesto a regalarle la vista, y además de forma anónima y discreta. Es una propuesta difícil de rechazar.
Cuando ya solo me queda el slip, que resalta mi paquete y mi culete respingón, voy hacia el baño, abro el grifo de la bañera y después de quitarme el slip y quedarme totalmente desnudo me meto debajo del chorro de agua, lo primero es la higiene, le quiero dar a entender.
Está algo fría, y esto me hace resoplar un poco; me froto el cuerpo con energía tratando de compensar el frío que me produce el agua. Aunque le estoy dando la espalda, sé que me está mirando, entre estupefacta e íntimamente complacida por lo que ve. Mientras me mira dice:
— Vaya buen ejemplar…de buena gana me lo llevaba para casa y me lo comia con patatas—
Me enjabono bien todo el cuerpo, dejándole que vea con detalle cada rincón de mi cuerpo. Después de unos minutos disfrutando del agua tibia y del roce suave de la mano enjabonada por todo el cuerpo, en especial sobre mis partes más íntimas, me premio con un abundante chorro de agua fría que estimula todos los poros de mi piel.
Todo el cuerpo se me endurece y el vello se me eriza cuando empiezo a sentir el agua fría. El pene se retrae y el escroto se aprieta. Me vuelvo sin vergüenza hacia ella y le muestro mi miembro asustado y agazapado por el efecto del agua.
Su rostro se ilumina…debe estar pensando que pronto va a poder devolverle su tamaño y porte habitual. Salgo de la ducha y me pongo una toalla a la cintura, dejando mi torso desnudo, recubierto con cientos de gotas de agua, bastante vello y unas curvas de la musculatura resaltadas por las horas de gimnasia.
Me sitúo delante de ella. Tiene la mirada algo perdida, como si no quisiera mirar de frente hacia mí. Le tomo la mano y se la acompaño para que contacte con mi pecho. Con cierta timidez, me acaricia. Primero con una mano y después con las dos. Recorre lentamente con la mano mi pecho, los hombros, los brazos y el vientre. Al principio se resiste y dice cosa entre dientes que no logro entender.
Luego noto como se va animando y como llega a la conclusión que más vale aprovechar la circunstancia, en vez de alegar falso pudor para más tarde arrepentirse. Le llevo la mano hasta el borde de la toalla, y la fuerzo a que desate el nudo. Muestra un poco de resistencia, pero la posibilidad de dejarme desnudo la atrae con fuerza.
La toalla cae a mis pies y me quedo desnudo delante de ella. Su primera intención es tocarme el culo. Lo acaricia y noto como le gusta apretar mi glúteo musculoso. Luego se entretiene en pasar la mano por los muslos, por detrás, por el lado y luego en la entrepierna.
Muy recatadamente llega hasta las ingles, pero mostrando especial cuidado de no tocarme el pene y los testículos. Separo bien las piernas para que pueda experimentar por la zona. Como veo que no se atreve a más, le cojo de nuevo la mano y la obligo a que la ponga encima de mi miembro y que lo recoja con sus dedos.
Hago que frote sobre los testículos y deslice la mano a lo largo del pene. Este empieza a reaccionar y a crecer vigorosamente. La dejo sola y ella continúa la aventura ahora sin ayuda, acariciando mi sexo como si fuera un merecido galardón.
A los pocos instantes, ya ha tomado la confianza suficiente como para jugar sin tapujos a sacar y esconder mi glande con el pellejo. También me coge el pene por la base y lo sacude haciendo cabecear el capullo. Es de buenas dimensiones y le atrae ver el movimiento pendulante que adquiere cuando lo sacude desde la base.
Una vez superada la timidez inicial, reconozco que sabe cómo manejar con precisión y maestría el miembro masculino. Ha conseguido ponérmela dura como una piedra y siento unos deseos enormes para que continúe con sus caricias hasta explotar en sus manos.
Aparece entonces la mujer apasionada que estaba retraída detrás de la máscara de la corrección y toma las riendas de la situación. Me hace recostar sobre la cama, me mira con los ojos llenos de apasionado deseo y tras acariciar mi cuerpo como si estuviese modelando una estatua de barro, se inclina sobre mí y me besa en la boca.
Creyendo que no entiendo lo que dice, exclama en su idioma:
— Ven aquí bollito de leche, ya va siendo hora que me de un buen festín…tengo el coño mojado y ahora ya no hay quien me pare—
— ¡Van a ver esos estúpidos si soy una reprimida o qué! ¡Me voy a poner ciega comiéndome la polla de este tio!¡Ya quisieran ellas que sus viejos maridos la tuvieran así!
Luego viene la barbilla y el cuello, las tetillas vienen después. Antes de besar mis ingles, se detiene e mi vientre y el ombligo. Finalmente llega a mi pene, lo sujeta con una mano al tiempo que lo lame de arriba abajo varias veces.
Baja completamente el prepucio y deja mi capullo al aire. Estoy temblando por la emoción y deseo fervientemente que me la menee con fuerza o que se la introduzca en la boca por completo.
Y es esto precisamente lo que hace. Noto alrededor de mi miembro el calor de su lengua y la humedad de su saliva. La sensación es estupenda. Empieza un sube y baja de su cabeza, acompañado con unos ligeros apretoncitos y tirones del pellejo hasta golpear con los testículos.
Permanece pegada a mí durante unos instantes que me parecen maravillosos, hasta que noto como mis testículos se contraen sobre si mismos, se aprietan e impulsan chorros de leche a lo largo del conducto que recorre mi polla. Esta se agita convulsivamente y parece tomar vida propia para lanzar al aire varias bocanadas de semen.
La mujer me ayuda a vaciarme sacudiendo aun lado y otro mi polla, y dando rápidos tirones del pellejo hacia abajo hasta golpear con los testículos. La corrida es completa y de intensidad poco habitual en mi.
Suena el teléfono de la habitación. Lo coge y responde rápidamente:
— Dejadme tranquila …ya se me arreglar yo sola— dice con tono airado pues parece que las bromas persisten.
— Vaya imbéciles que son… si ellos supieran la suerte que he tenido hoy—
Recatadamente se retira y me deja vía libre creyendo que me voy a vestir e irme ya que he descargado toda mi leche entre sus dedos. Cree que la inesperada con un hombre desconocido ha terminado, su fantasía parece haberse cumplido.
No sospecha que la diversión va a continuar, para cumplir otra fantasía. Me abalanzo sobre ella, y le aprieto los glúteos poniendo mis manos por dentro del pantalón del pijama. Se resiste, trata de liberarse y me insulta. No le hago caso, le pongo las manos por debajo de las bragas y le sobo el culo.
Le toco la vulva que está completamente mojada. Esta muy sensible y así lo percibo. Le doy varios apretoncitos y la sobo a conciencia. A pesar de su aparente oposición puedo llegar a cada rincón con total facilidad. Le arranco las bragas y le pongo la mano entre las piernas para poder sentir el calorcito de su sexo y la humedad que destila.
La echo sobre la cama, le arranco el pantalón de un tirón, tras vencer su pudor inicial, le sujeto las piernas para que quede en una postura que su sexo esta a mi alcance. Me mojo los dedos en saliva y empiezo a acariciar sus labios abultados. Ella responde con hondos suspiros y dejándose hacer.
De pronto siente la tentación de irse, trata de escapar de mi abrazo. La sujeto con fuerza y llevo mi boca hasta su sexo. Le doy una buena lamida, entreteniéndome chupeteando sus labios. Con una mano los mantengo separados. Contemplo su capullito ribeteado con sus labios menores, le paso la lengua suavemente y consigo que se estremezca.
Me mojo con saliva el dedo índice de la otra mano y lo llevo justo encima de su clítoris. Allí le doy un ligero masaje circular dejando que se excite al máximo. Le toco la piel que lo envuelve y la retiro hacia atrás para dejarlo al aire. Le doy una lamida y luego con la lengua lo sacudo de un lado para otro.
Me pone ambas manos sobre la nuca tratando de asegurarse que no la voy a dejar a medias. Yo le atrapo con mis labios la prominencia del clítoris y se doy unas cuantas succiones. Después de paso la lengua desde el extremo inferior de la vulva hasta llegar de nuevo al clítoris.
Cuando sus gemidos son más incontenibles, le meto un dedo en la vagina y hago un mete y saca que la lleva hasta el paraíso. Doy la vuelta a la mano para poder llegar con la yema del dedo a la parte interior del clítoris. Allí encuentro una zona rugosa y sensible. Se lo empiezo a presionar y frotar al mismo tiempo. Le gusta tanto que se abre completamente de piernas para que pueda manipular mejor.
Pruebo ahora con el dedo índice y medio al mismo tiempo. Para meterlos mejor los coloco superpuestos, pero enseguida que están dentro los dejo en paralelo para obligar a su conchita a que se dilate un poco más.
Empieza a rezumar un líquido caliente y viscoso que hace que todo esté muy bien lubrificado. Con la otra mano el toco los cachetes que ahora están completamente mojados. Estas caricias le gustan mucho y para favorecerlas levanta las piernas sujetándolas con sus manos por las corvas.
Queda todo su sexo y el culo a mi alcance. Me encanta. Mientras le chupo y succiono el clítoris, le tengo metidos los dos dedos, y con el pulgar le acaricio el ano con movimientos circulares aprovechando que esta todo lleno de sus propios fluidos.
La mujer no deja de gemir y de moverse llena de placer. Muevo los dedos dentro de su vagina imitando el movimiento de unas tijeras. Noto su vagina totalmente dilatada, blanda y ardiente que deja ir un interminable flujo que corre para mojar su culo.
Pongo los dos dedos juntos y busco su punto G para darle nuevos masajes en todas la direcciones. El dedo gordo me queda justo delante de su capullito así que aprovecho para acariciarlo por dentro y por fuera.
Muevo la mano haciendo girar la muñeca de arriba abajo. Mi dedo pulgar roza con su ano. En medio de tanto gemido destacan los que emite cuando le toco la zona entre la vagina y el ano. En cuanto me doy cuenta de ello, me concentro en acariciarle ahí para terminar de volverla loca. Es su talón de Aquiles.
Con la yema del dedo gordo hago círculos y restriego su flujo por toda la zona. Cuando dejo mi dedo justo encima del ano ella se paraliza durante un instante y suspira hondo. La siguiente vez se mueve de forma que parece que quiere que mi dedo se clave en su ano.
Ahora con una mano le separo bien los cachetes y con el dedo medio de la otra, le acaricio el ano y sus alrededores. La mujer tira de sus piernas hacia arriba para abrirse más. Le pongo la yema del dedo sobre el ano y aprieto un poco. El camino parece totalmente cerrado, pero al segundo intento el dedo se cuela con relativa facilidad.
Inicio un mete y saca lento pero intenso. Mi palma golpea una y otra vez con sus nalgas, y cuando más deprisa lo hago más parece gustarle. Práctico en su culo los ritmos más diversos y todos parecen gustarle mucho. Después de un buen rato de follarle el culo con el dedo, y de tocarle el coño con la otra mano, acerco la boca para hacerle una lamida.
En ese momento, empieza a jadear y retorcerse hasta que por fin se estremece y convulsiona en medio de un excelente orgasmo.
Ahora debe estar dando las gracias a sus amigos y amigas por ser tan entrometidos y haber propiciado esta fantasía hecha realidad.
Deverano.