Blanco y negra

Fisicamente era más bien blanca y negro.

Blanco y negra

Me mandaron en el AVE a Zaragoza a cerrar unos negocios, cosa que hice con pingües beneficios para la empresa y para mí (iba a comisión)

Cuando terminé me fui a comer a un pequeño bar-restaurante que conocía. Era muy pequeño pero la comida era muy buena. De lo pequeño que era y de la cantidad de gente que iba los dueño sentaban a desconocidos en la misma mesa. Si caben dos por qué servir solo a uno.

Yo acababa de pedir cuando escuché a mis espaldas "Sientese ahí junto a ese caballero"

Inmediatamente se sentó frente a mí una muchacha negra muy atractiva. Era curioso porque tenía la piel muy oscura y brillante pero los rasgos de la cara eran mucho más suaves que los de las mujeres de esa raza, ojos grandes, nariz fina, boca de tamaño medio y labios proporcionados. Era muy guapa, y de lo que también podía presumir era de una excelente delantera.

-Buenas tardes

-Hola qué tal?, respondí

-Espero que no le moleste que me hayan sentado a su mesa

-No, no. En absoluto. (como para quejarse) Pero por favor no me llame de usted, que parece que habla con una persona mayor.

-Es que seguro que eres mayor que yo.

-Tu crees? Cuantos años crees que tengo?

-Pues tienes que tener unos 29.

-Muy bien. Has acertado de pleno.

-Tú cuantos me echas?

Me dieron ganas de decirle que cinco seguidos, pero respondí a lo que se refería.

-Pues viéndote la carita de ángel que tienes diría que apenas 20, pero seguro que tienes entorno a 25.

-Casi. 24.

-Vaya, he perdido el premio?

-Las aproximaciones también tienen premio

-Ah si? Y cual es?

-Ya veremos.

Comimos y mientras tanto charlamos animadamente. Ella iba de traje con una camisa con bastante escote, lo que insinuaba un buen par de tetas y un canalillo estrecho que me estaba volviendo loco. Procuraba que no me pillase admirando las vistas, pero hubo un par de veces que no me dio tiempo a mirar a otro lado.

Cuando terminamos le dije:

-Ha sido un placer conocerte. Me voy que tengo que coger el AVE a las 20 h.

-Anda! Yo voy en el mismo

-Genial. Entonces vamos juntos si quieres

-Por supuesto.

Fuimos paseando y hablando tranquilamente. Cuando llegamos a la estación nos dijeron que debido a las lluvias que había habido se había abierto un socavón cerca de las vías y se había suspendido el servicio hasta comprobar que era seguro. Era viernes y ninguno de los dos queríamos quedarnos en Zaragoza, así que alquilamos un coche para volvernos, pero no lo tendrían listo hasta la hora de cierre de la oficina a las 21:30. Seguía siendo lo mejor a pesar de todo.

Me pidió que condujese yo porque ella estaba muy cansada y no se fiaba de no quedarse dormida al volante.

-Sí, casi mejor conduzco yo.

Ella se durmió casi según arranqué, lo que me permitió mirar más tranquilamente (todo lo que se puede mientras conduces) su precioso escote. Se había desabrochado la chaqueta y podía ver toda la superficie del pecho bajo la camisa, que estaba bien tensa del peso que tenía que soportar. Yo que sí me había quitado la chaqueta tenia algo de fresco, así que puse la calefacción a tope. Al cabo de un rato ella se revolvió un poco en el asiento y, aún dormida, se desabrochó el primer botón de la camisa, con lo que mis vistas mejoraron. Resulta que lo que yo creía que era el segundo botón era un corchete, que al primer movimiento saltó empujado por aquel par de tetas. Ahora le veía hasta el comienzo del sujetador, y no sabía ni como colocarme porque tenía la polla intentando escaparse de su prisión. Intentando ver algo más decidí apuntar los aireadores del coche directamente sobre ella, pero resultó mala idea porque se despertó y cuando vio como estaba su camisa se volvió a abrochar. Bajó la temperatura y puso los aireadores en otra posición.

-Voy dando el espectáculo.

-Eh? Ah! Bueno no te preocupes, no se lo diré a nadie

-Ya ya, seguro que has aprovechado para hacerme fotos con el móvil.

Mierda! Pensé. No se me había ocurrido, dónde tendría yo la sangre que no me regaba el cerebro...

-Qué va!

-A ver a ver

Cogió mi móvil del salpicadero y entró en las fotos.

-Vaya! Si resulta que eres todo un caballero.

Esto lo dijo con un tono de voz un tanto extraño. No era un halago. Casi tenía tono de reproche.

Pocos kilómetros más adelante encontramos retenciones. Después de media hora prácticamente parados llegó un guardia civil a informarnos. Se había producido un desplome de un talud de la carretera y estaba cortada.

No había forma rápida de rodear aquel punto, y eran ya las 23:30.

-Joder!

-Y ahora que hacemos?

-Yo creo que lo mejor es pasar la noche por aquí, porque con la hora que es. Tú como lo ves?

-Bien. Está claro que es lo mejor. Dónde vamos?

-Ahí delante estoy viendo un hostal y parece que hasta allí sí podemos pasar.

-Vale, pues tira Raikkonnen

-No, no. Yo soy de Prosa

Cuando aparqué junto al hostal, y entramos vimos bastante gente en el bar.

-Parece que está esto animado

-Pues sí.

En la recepción nos enteramos por qué.

-Sólo tenemos una habitación sencilla. Con lo del corte de la carretera estamos casi llenos.

-Nos vamos a buscar otro sitio, le dije

-Van a estar igual todos los de por aquí.

-Cierto

-Nos podemos apañar no?

-Sí. Sin problema.

-Tienen la habitación 205. Por estas escaleras, en el pasillo a la izquierda al fondo.

-Gracias

Cuando subimos ella lo hizo delante de mí, y fue cuando me di cuenta de lo bien que también tenía puesto el culo. Ganas me dieron de mordérselo allí mismo.

Cuando llegamos a la habitación vimos que había una cama de 90 cm. y bastante corta (parecía de muestrario) una silla, una mesilla con la tele encima y una alfombra bastante gorda que a saber la cantidad de mierda que tendría.

-Pufff. Es enana

-Sí. Vamos a estar algo estrechos. Me voy a duchar que necesito relajarme un poco.

Ella lo dio por hecho, y yo valorando la comodidad de la alfombra... menudo pardillo estoy hecho, pensé.

Me quité los zapatos, la chaqueta y la corbata. Entonces me di cuenta de que no llevaba nada que ponerme para dormir... y ella tampoco! Eso comenzó a calentarme. Me levanté de la cama a ver si se me pasaba un poco el subidón, pero fue a peor. Vi que la puerta del baño tenía una rendija abierta y claro, tuve que mirar. Madre mía! Qué buenísima estaba la tía. Una 100 de pecho por lo menos, un culito prieto, 1,70 de estatura y esa piel de ébano brillante por el agua. Nunca me alegré tanto de que en un baño hubiese una mampara transparente en la ducha.

Ella se enjabonaba con cuidado. Empezando por las manos iba bajando al pecho, el vientre, los muslos y los pies. Cuando llegó allí abajo lo hizo de espaldas a la puerta con lo que pude verle todo el chochito depilado al más puro estilo estrella del porno. A esas alturas yo ya estaba cardiaco, pero no podía meterme en el baño, me echaría a patadas.

Me volví a sentar a la cama y a intentar relajarme. Enchufé la tele. Programa de cine. Entrevista con Natalia Verbeke. Joder, con lo que me pone esta también. Cambié de canal y al instante salió ella con la toalla enroscada tapando lo justito. Dios mío que tetas!

-Ya puedes pasar. Me he quedado divina!

-Ehhh sí. Balbuceé

Pasé al baño. Me desnudé y me metí en la ducha con la polla morcillona. Comencé a enjabonarme, y claro con el roce se me puso en estado de revista. De repente se abrió la puerta de la mampara, y cuando me giré allí estaba Sara.

-Ves? Esto es lo que hay que hacer cuando alguien deja la puerta del baño abierta. Entrar y follártelo. Joder que polla tienes tío.

-Ehhh sí. Balbuceé de nuevo.

-Eso ya lo has dicho antes. Trae aquí eso a ver cuanto mide.

-Tienes un metro? Pregunte extrañado

-Sí. Tres incorporados, con diferentes escalas. El primero está aquí.

Y según dijo esto se arrodilló y comenzó a chuparme suavemente el rabo. Increíblemente éste creció un poco más. No se me había puesto así jamás pero claro, tampoco me la habían comido así nunca. Empezó a mover su cabecita arriba y abajo, metiéndose cada vez un poquito más, hasta que se la metió hasta los huevos. Me dejó atónito. Si de algo puedo vacilar es de polla. 21 cm. de largo y 18,5 de perímetro.

Se la sacó y me chupó la punta, bajó a los huevos, volvió a metérsela hasta dentro. Iba alternando de tal forma que cuando estaba a punto de correrme cambiaba el ritmo o la forma de hacerlo haciendo que no acabase. Era una auténtica experta chupapollas.

-Unos 20 cm verdad? A ver que tal caben aquí. Se irguió un poco y se la puso entre las tetas. Que pedazo cubana me iba a hacer...