Blanche (03)
Blanche (03)...
Estaba como de costumbre, sumida en la oscuridad de la taberna tratando a base de resoplidos de hacer más soportable el intenso calor cuando un viejo, no tanto como el señor Benson, bajó a trompicones por la empinada escalera de acceso a la calle.
El viejo, borracho como una cuba, hubo de hacer grandes esfuerzos para no caer y así hubiera sido si uno de los parroquianos no hubiera corrido a sujetarle por el brazo.
Muchas gracias caballero. Dijo el viejo tratando de mantenerse derecho al tiempo que hacía ademán de llevarse la mano al sombrero en señal de saludo.
Amigo, ha bebido mucho para su edad.
El viejo se sintió molesto por el comentario y dijo.
Mi edad, mi edad, sepa que yo todavía no soy viejo, Todos parecen querer convencerme de que lo soy, pero yo no soy viejo todavía.
No se moleste, yo sólo pretendía ayudarle.
Eso, eso, ayudarme, todos se empeñan en ayudarme pero yo no necesito ayuda, yo lo que necesito es una botella y una mujer, tengo dinero, sabe. Dijo enseñando un puñado de dólares. Rápidamente el tabernero se acercó con una botella y un vaso que dejó en la barra para que el viejo se sirviera.
En otras circunstancias Blanche se hubiera acercado al viejo tratando de llevárselo a la habitación, un viejo borracho podía ser un estupendo cliente, seguramente se quedaría dormido tan pronto como se sentara en el jergón lo que la daba a ella la oportunidad de sacarle unos cuantos dólares extras sin tener que someterse a sus caprichos, pero se sentía demasiado excitada pensando en como hacerse con el dinero del señor Benson que el poder conseguir unos pocos dólares la comenzaba a parecer despreciable.
Todos dicen que me ayudan pero soy yo quien les ayudo a ellos. Dijo el viejo tras unos momentos de silencio.
A quién?. Preguntó otro hombre acercándose al viejo con intención de darle charla a fin de conseguir que le invitara a una copa.
Yo ayudo a todos, a todos.
Se refiere a todo el mundo?.
Eso es caballero, a todo el mundo. Repito el viejo tercamente.
Eso no puede ser.
Cómo que no?.
No puede usted ayudar a quien no conoce.
Por unos instantes el viejo pareció un niño al que se le ha pillado en falta, luego puso cara triste, y cuando había pasado una eternidad dijo con su voz cascada y estropajosa.
- A quien no conozco no, pero si ayudo a Benson, a su hijo y a todos los vecinos.
El corazón de Blanche dio un salto. Aquel viejo conocía a su futura víctima, ella haría lo necesario para engatusarlo.
Quien es Benson?.
Benson es mi amigo y su hijo es un tullido que no hace otra cosa más que estar sentado.
No estará muerto?.
Benson?. preguntó el viejo abriendo los ojos como platos.
No, su hijo. Una vez me contaron de un hombre que se quedó sentado durante dos días, cuando fueron a despertarle estaba muerto y tuvieron de serrarle para poder meterlo en la caja.
El viejo volvió a entornar los ojos como si se hubiera liberado de una preocupación.
Continuara...
Datos del autor/a:
Nombre: Adela.
E-mail: aadelaa@yahoo.com
Fuente: Historia originalmente publicada en la lista de correo "morbo".
Relato protegido e inscrito en el registro de propiedad intelectual.