Blancanieves y los 3 enanitos
¿No os han contado nunca el cuento de Blancanieves? Espero llegar a tiempo :D
La respiración de Blancanieves traga aire con dificultad. No sabe cuanto tiempo lleva corriendo, porque cuando ha empezado a huir de la malvada bruja. Su cabeza se ha vaciado de todo contenido, para pensar unicamente en correr lo que más pudiera. La bruja la atacaba con malignos conjuros que la privaban de su poca fuerza. Impidiéndole practicamente poner un pie detrás de otro. Pero ha sacado fuerzas de aún no sabe donde y se ha echado a correr al bosque. ¿No ha parado en quizá horas? Pero lo piensa y no se ve capaz de correr tan solo una hora entera. Aunque con el miedo que llevava encima no le extrañaría.
Agotada, Blancanieves se sienta al lado de un ancho árbol que creze arriba y arriba hasta quien sabe donde. Trata de recuperarse rapidamente y toma consciencia de la situación. No puede volver a su casa porque está esta en los dominios de la bruja. Y si ella la encuentra no quiere saber los suplicios que le hará pasar. Está muy preocupada y no sabe que hacer cuando de pronto una alegre ardilla, acude a inspeccionar a tan raro visitante y se pone delante de ella para mirarla con curiosidad. Ella no puede hacer más que sonreir hacia tan simpática miniatura. La pequeña ardilla sin tan solo saberlo ella, ha disipado un poco la tensión que atenazaba el corazon de Blancanieves.
Blancanieves alarga la mano y acaricia la cabezita de la ardilla. El pequeño roedor sabe que tiene que temer a los buhos y alimañas y a unas cuantas cosas más. Pero nunca un ser que camine sobre dos patas le ha echo daño. Blancanieves coge la confiada ardillita y la acurruca en su pecho. Le acaricia la cabezita y le dice cariñitos que aunque sabe que el animal nunca entenderá. Le sirven a ella para recuperar la calma y sonrisa que acostumbra.
De pronto el animal levanta la cabeza y mira hacia el otro lado. Y como alarmado por algo invisible a los ojos de Blancanieves. Se echa a correr hacia arriba del árbol, su casa. Blancanieves queda extrañadísima por la reacción de la ardilla y trata de prestar su atención para ver/oir lo que ha visto el animalito. Al cabo de unos segundos de atención, le parece oír como unos cánticos humanos. ¿Personas aquí? ¡Pero si esto está más deshabitado que la mismísima montaña! Nadie se adentra a este bosque porque dicen que viven unos grandes monstruos que comen personas. Yo me he adentrado porque no tenía remedio, o los monstruos o la malvada bruja. Y con la bruja la muerte es segura, no tenía elección. Un poco asustada Blancanieves se esconde detrás del árbol. No se puede echar a correr porque ya no aguantaría otra vez. Piensa que quizá son buena gente y la pueden ayudar a esconderse.
El cántico se acerca cada vez más, y tiene Blancanieves la impresión de que se acercan a pasar justo por donde está ella. En efecto acaba atisbando (escondida tras el arbol) como se acercan tres figuras humanas. Pero a medida que estas llegan, se va fijando que son figuras humanas muy pequeñas. Parecen niños, pero los niños ni suelen llevar las hachas que llevan estas personas, ni cantan las soezes que oyen sus oídos aún tratando de no oir tan feas palabras.
Al final los tres enanitos llegan justo delante del árbol en que está escondida Blancanieves. Tiran las hachas al suelo y se sientan todos en el pequeño claro. Se ponen a charlar pero a ella le cuesta entender lo que dicen porque hablan muy rápido y en un tono de voz muy agudo. No sabe si discuten o es su tono de voz normal pero parece este muy brusco. Pero sí cree Blancanieves que estan discutiendo porque al instante ve que hay dos que se están peleando por un trozo de pan. Los dos quieren comerlo y entre manotazos el pan sale despedido y aterriza al lado del árbol. Justo delante de Blancanieves. De los dos enanitos el que parece más grande se aproxima detrás del árbol para recoger su trofeo. Nada más agacharse repara en que hay una cosa más detrás del tronco. Ve a Blancanieves y tienen los dos la misma sorpresa al encontrarse uno ante el otro.
-Dormilón: ¿Quien eres tú?
-Blancanieves: me llamo Blancanieves, he huido de la aldea porque la malvada bruja quería aprisionarme y tenerme en una celda de por vida.
-Dormilón: ¿La bruja? ¡Uy! No me sorprende que quisiera tu mal. Es también enemiga nuestra y si va en tu contra nosotros te ayudaremos.
-Blancanieves: mil gracias. He echado a correr desde la aldea y no podré volver nunca más. Al menos mientras la bruja esté alli.
-Feliz: puedes hospedarte en nuestra casa. Habitualmente vivimos siete personas y no nos será difícil hacer un nuevo sitio.
-Blancanieves: oh mil gracias, me habeis salvado la vida pues no sabería que hacer en este oscuro bosque.
-Feliz: Pues venga. Encaminémosnos. De momento nos presentamos nosotros. Yo soy Feliz, este es Dormilón y este es Estornudo.
Como dice Feliz, nos encaminamos hacia la supuesta gran casa mientras me veo acosada a preguntas. Como de quien soy hija o qué me gusta comer. Lo enanitos hablan y piensan muy rápido y a mi me cuesta seguir su conversación. Afortunadamente ellos lo notan y se moderan un poco para ponerse a mi altura. Al cabo del rato llegamos a la casa. En una cabaña grande, si se supone que lo que viven en ella son esas minúsculas criaturas. Pero no le falta nada. Tiene agua, leña, cocina, baño, salón, solo tiene dos habitaciones. Y después de inspeccionar que una es inmensa y la otra pequeñita. La reconozco como la que será la mía.
-Dormilón: ¿Qué tal? ¿Te gusta tu habitación?
-Blancanieves: sí, es justo lo que necesito, una habitación para dormir. No pido más.
-Dormilón: pues vetela arreglando. Que está un poco desaliñada por el tiempo que lleva sin uso.
-Blancanieves: oh sí claro, me gusta mucha la limpieza. Por cierto, yo también necesito un poco de limpieza. En la carrera que me he pegado desde la aldea, he quedado muy sucia, tanto yo como mi ropa. ¿Puedo usar el baño?
-Dormilón: sí claro, coge un poco de ropa nueva de este armario. E irás con ella mientras se lava la tuya. Y puedes usar ahora mismo el baño.
Cojo un blanco vestido que encuentro en el armario y me dirijo a darme la ducha. Una vez en el baño, me desnudo completamente y me dispongo a entrar en la ducha cuando de pronto oigo que llaman a la puerta del baño.
-Dormilón: ¡Soy yo, Dormilón! ¡Dame la ropa que la meteré a lavar!
Yo entreabro la puerta para alargarle con la mano el puñado de ropa que me ha quedado llena de hierbas, tierra y sudor, con la carrera del bosque. Pero la puerta hace algo más que entreabrirse. Se abre del todo y tremenda es mi sorpresa al mostrarme totalmente desnuda al también totalmente desnudo dormilón que está al otro lado.
-Blancanieves: ¡Pero que haces! ¡Por qué abres la puerta!
-Dormilón: tranquilízate rica. He abierto la puerta de golpe porque creo que era la manera más facil de revelarte como vamos todos en casa. En el bosque nos has encontrado vestidos claro. Pero todos estamos acostumbrados a en casa ir desnudos, y claro, tendrías que ir igual para que no te resulte incómoda tu presencia.
-Blancanieves: ¡Oh! Qué sorpresa me has dado. No había conocido nunca a nadie con estas costumbres.
-Dormilón: pues sí chica.
Dormilón entra en el baño y cierra la puerta.
-Dormilón: esto es una costumbre que llevamos casi en secreto. Porque nos dirían de todo nuestros conocidos del bosque. Pero si lo llevamos en casa y nadie sabe de ello, no comporta ningún problema. ¿Como te ha sabido esta sorpresa? ¿Crees que te podrás acostumbrar sin problema?
-Blancanieves: pues me será un poco difícil claro, porque nunca he echo algo así. Pero al ir todos desnudos no me parecerá raro y no tardaré en acostumbrarme.
-Dormilón: pues espero que así sea. Y para que sea tu habituación rápida. Te propongo que nos duchemos juntos, y verás como le sacarás toda importancia a tener a alguien denudo a tu mismo lado.
Ambos desnudos nos metemos en la ducha y Dormilón le da al agua. Esta no tarda en salir a la caliente temperatura justa, ni quema ni fría. No empezamos a asear cada uno por su lado. No hay esponjas o sea que aplico el jabon directamente en mi cuerpo que también limpiará. De pronto noto como algo me toca la pierna. Miro hacia ella y veo como es la poronga de Dormilón que está como tres veces más grande que cuando la vi por primera vez al abrir la puerta. Es la primera poronga que veo en mi vida y claro le presto especial atención. Debe medir como dos palmos y tiene una cabeza que es más gorda que el resto de miembro. Dicha cabeza tiene además un color granate como un fresón. Dormilón advierte que me estoy fijando en la extremidad que le ha salido del entrepierna y me dice.
-Dormilón: perdona que me haya excitado, pero es que no soy de piedra y el verte desnuda ante mi ha tenido este efecto.
-Blancanieves: no pasa nada, estas en tu casa. Faltaría más que no pudieras hacer lo que quieres. ¿Puedo ayudarte en alguna cosa?
-Dormilón: pues ahora que lo dices, sí podrías ayudarme. Bueno, en el fondo no tienes que hacer nada. Tú dejame hacer y verás como se me calma esta cosa.
Aún con la ducha echando agua encima de mi. Dormilón se acerca a mi y como que queda a su altura, me besa la puntita del pecho. Yo siento en ese mismo instante un rico espasmo. Nunca ningún hombre me había tocado en ese punto y me parece lo más rico que haya vivido nunca. Dormilón chupa mi pechito como si de una golosina se tratara. Yo, inconscientemente, empiezo a lanzar tenues voces de mi boca. No sé por qué lo hago pero alguna fuerza se ha aprisionado de mi y coge mi cuerpo para moverlo a su voluntad. Las manos de Dormilón acarician mi cadera con frucción. Parece que le gusta mucha y a mi también me gusta que me haga eso. El chupar de mis pechos es cada vez mas fuerte. Yo lanzo voces cada vez más fuertes porque no me puedo estar de hacerlo. Sus manos me acarician toda. Me aplana la barriga, me coge los mofletes traseros como si de frutas se trataran, e incluso me toca en mi entrepierna justo en esa zona tan sensible que tengo debajo. Los gritos que pego parece que han atraído a Feliz que nos contempla desde la abierta cortina de la ducha.
-Feliz: hola Blanca! Veo que os lo estais pasando muy bien. ¿Puedo ducharme con vosotros?
-Blancanieves: oooh, mmmm, oooh.
-Feliz: veo que sí, voy a entrar.
Feliz también estaba desnudo, como Dormilón cuando me sorprendió detrás de la puerta. Mientras noto que Dormilón se ha agachado y me está metiendo la lengua por el agujerito. Feliz me haze bajar a mi un poco la cabeza para besarme en la boca. La sensación es salvajísima. Nunca ni en mis más divertidos juegos con mis hermanitas, me lo había pasado tan bien. Dormilón cierra el agua y salimos de la ducha. Me dice que me siente en el suelo y así lo hago. Ahora sus dos erectas porongas quedan a la altura de mi cabeza.
-Dormilón: métetela en la boca y verás que bien sabe.
Mientras cato ese nuevo sabor de la poronga de un hombre en mi boca. Feliz me coge la mano y la pone su poronga. Hace que la coja envolviéndola en mi mano y la mueve para que suba y baje mi mano. Cuando he entendido lo que quiere lo hago sola. Mientras chupo la poronga de Dormilón lo más que quepa en mi boca (algo me impulsa a hacerlo así). Mi mano hace subir y bajar la piel que envuelve la poronga de Feliz. Aún así tengo una mano de cada uno de ellos que me acaricia cada uno de mis pechos y yo me querría morir en ello, de tanto que me gusta. Dormilón saca su miembro de mi boca y se tumba en el suelo.
-Dormilón: siéntate de rodillas encima mío, que te haré una cosa nueva.
Yo me pongo de rodillas encima de él, mirándole a los ojos como preguntando qué me va a hacer.
-Dormilón: bésame en la boca hija.
Así lo hago y me lengua enzarza un juego con la suya. Mientras tanto noto que manipula alguna cosa en el punto donde están en contacto mi entrepierna y el suyo. Noto que me mete alguna cosita el agujerito, como cuando me metía el dedo. Dormilón me coje de las caderas, y de pronto haze un gesto como de elevar su cadera y calar la mía, uniéndolas.
-Blancanieves: ¡OOOhhhh!
-Dormilón: bien princesa, te acabo de hacer una reina.
Noto como su gorda poronga se ha metido dentre de mi agujerito. Y el rozar de su poronga contra la piel de dentro de mi agujerito me haze aullar a cada una de las acometidas. Cada vez que Dormilón hace impactar su entrepierna contra la mía. noto que su poronga se mete más y más adentro mío. Y eso me haze llorar pero de alegría como nunca tuve.
Feliz se ha puesto delante mío y me ofreze su miembro para que me lo meta en la boca. Yo lo chupo gustosa pues me están gustando mucho todas estas cosas que estoy haciendo hoy. No es mi cadera la que bota encima de Dormilón, sino que es su entrepierna que constantemente se eleva y baja, metiendo y sacando su pene de dentro de mi.
En esto que se abre la puerta. ¡Es estornudo! El que faltaba, pienso yo. Como sus compañeros va desnudo y tiene el pene erecto como un tercer brazo. Se agacha y me da un beso en la mejilla y me dice.
-Estornudo: voy a metértela por atrás. ¿Vale?
-Blancanieves: OoOh! OoOh! OoOh! GoRbL!
-Feliz: jaja a mi también me ha dicho lo mismo, eso es que quiere.
Estornudo se pone detrás mío y me mete el dedillo por el agujero del culo. Yo noto como una cosa rara pues no creo que sea ese sitio para jugar a estas cosas. De pronto y sin avisar, sé que es la gorda poronga lo que me ha metido. Porque noto una cosa gorda y larga que entra hacia adentro como nunca lo había notado entrar. Los tres adoptan entonces un frenético ritmo de meterme sus penes por cada uno de los agujeros de mi cuerpo. Yo siento que nunca volveré a ser la misma después de esto. Nunca hubiera inmaginado que me lo pudiera pasar tan bien jugando. El pene de Feliz empieza a soltar un líquido dentro de mi boca. Tiene un sabor salado no muy bueno. Pero como veo que él está gritando de placer como he estado yo haciendo todo el rato. Me lo trago todo pues supongo que será bueno.
El entrar del pene de Estornudo es muy placentero. Noto como a la gorda cabezita le cuesta un poco pasar por un punto de mi agujero del culo. Pero cada vez que pasa por ese sitio siento un rico cosquilleo. Mi agujerito está soltando constantemente un líquido que creo que va ligado a los ataques de placer que estoy viviendo constantemente. El entrar del pene de Estornudo en mi culo es fabuloso pero se acaba deteniendo. Y como Feliz, se alejan los dos del baño y me dejan sola con Dormilón. Que no para de meterme lo más hondo que puede esa vergota que me hace vivir las mil maravillas.
Sin sacarme la verga de dentro, Dormilón me gira y me tumba en el suelo. Ahora es él que me mete el pene en toda su extensión, estando yo estirada y con las piernas abiertas. Mis brazos no pueden hacer más que abrazarlo con todas mis fuerzas, al igual que mis piernas que también se abrazan a las suyas para cogerme lo más fuerte que puedo a él. En todo el rato, mis ojos no han cesado de soltar lágrimas. Quiero quedarme para siempre a vivir en la casa de los enanitos. Y quiero a Dormilón como su fuera a mi padre que tanto quiero. Doy gracias a Dios porque el coger de Dormilón dura horas y horas. Me entrego a él y quiero ser suya para siempre. Si algún día me dice que me tire de un precipicio, lo haré. Pero sé que él nunca hará una cosa así, sé que me quiere tanto como yo a él.
Tengo mucha sensibilidad en el interior de mi sexo. Con el rato, mi vagina ha tomado la medida exacta de la poronga. Nunca nadie más me podrá hacer algo tan guapo como lo que me ha echo hoy Dormilón. Mi cuerpo agradeze con amor cuando siente que está soltando un líquido dentro de mi. No sé qué es, pero siento que ese mismo líquido fundirá nuestro amor para siempre. Y dichosa por el placer que siente mi mente, mi cuerpo tiene otro de esos ataque de placer y noto como todo mi cuerpo se relaja. Veo a Dios un instante, y tengo tiempo para pedirle una cosa. ¡Quiero a Dormilón!