Blanca

Cuento-poema-erótico.

17- Marzo -2008

BLANCA

Blanca Sinamor y sus recuerdos

viven a solas, como en los cuentos,

en una casa, con un sendero

junto al sonido de un arroyuelo.

Nadie ha podido explicarse nunca

como su vida a todos oculta,

ni su pasado, ni su presente,

ni nada de ella sabe la gente.

Es su belleza tan legendaria

que hasta los hay que creen en la magia

y van a ella para pedirle,

que si es verdad, a ellos les auxilie.

Todos aquellos que se atrevieron

no eran los mismos cuando volvieron

que algo cambió, o en sus corazones,

o en sus cabezas o en sus razones.

A Ella la llaman todos en sueños

y sólo sueñan con ser sus dueños.

A Ella le llevan cien mil ofrendas

y todo dan por tenerla cerca.

Hablan algunos de brujería,

pócimas, ritos y hechicerías.

Otros la tienen por una santa

aunque a la iglesia nunca se alcanza.

En el mercado hay mil rumores

de artes malignas, maquinaciones.

En la taberna, tras unas copas,

Blanca es un tema que siempre toca.

Y aunque el alcohol infunda el valor

para nombrarla hay que bajar la voz,

y se divierten y parlotean

imaginando quién la posea.

Que si sus pechos son de alabastro,

y la cadencia al sonar sus pasos,

que si las curvas de sus caderas,

y cuánto brilla al sol su melena.

Los labios tiernos, la piel rosada,

y esa promesa en su mirada

de los placeres que da en la cama

una mujer bien utilizada.

Y cuanto más piensan en su cuerpo

volverse obscenos no es un esfuerzo,

y la desnudan sobre la mesa

para obligarla y someterla.

Un par sujeta sus bellas piernas

y la mantienen muy bien abierta,

a cada lado se le abalanzan

sobre sus pechos, sobre su cara.

La babosean, muerden y arañan,

mientras debate y gime asustada;

en los pezones, endurecidos

mezcla de dedos dando pellizcos.

Y entre sus piernas los más osados

abren sus labios bien rasurados,

meten los dedos en humedades,

su lengua y polla los muy cobardes.

Ni un solo acto, ningún detalle,

ni un agujero falta follarle.

Sus rabos a punto de reventar

cuando uno pide un cubata más.

Y en el silencio de ese intervalo

las caras bajan avergonzados.

Y ya no hablan hasta que acaban;

ni se despiden, se van a casa.

No es un supuesto, sé lo que pasa

yo he sido uno de los que estaban

y en mala hora me uní a la panda

que ya van seis con el “mal de Blanca”.

Hoy a Martín seguí hasta su casa,

y aunque no oía bien las palabras

la escuché reír y él la miraba

cómo si el mundo allí se acabara.

Desde el momento en que entró en su casa

supe que sólo yo ya quedaba,

maldije el rostro, su bella cara,

su cuerpo esbelto, como de gata.

Y mientras yo me autoconcienciaba

que con el tiempo podría olvidarla,

todos sus gestos en mi cabeza

se camelaban a mi conciencia.

Diez días llevo yendo al camino

y allí la espero y luego la sigo.

Sé que si cedo estaré perdido

pero estar lejos es un martirio.

Hoy vi sus ojos mirar los míos

no sé explicaros lo que he sentido,

pero ahora mismo yo esto os escribo

para dar fé de que soy testigo.

Como si un fuego tuviera dentro,

cada latido va consumiendo

todo mi amor y me deja frío,

no queda nada, estoy vacío.

La solución para mi delirio

la tiene ella, estoy convencido.

Y aunque quererla sea mi castigo

es lo que haré mientras siga vivo.

Que mis recuerdos y sentimientos

son para Blanca dulce alimento

no debería ser sorprendente

si con su nombre ya nos advierte.

Blanca es su alma si es buena gente

la que se acerca a besar su mente,

pero si es negro tu corazón,

Blanca no es blanca, es Sinamor.

Un poema de Erótika Lectura .

erotikalectura@hotmail.com