Black Club XI ( perra de Rebajas)

Las siguientes entregas del relato, para dar una dinámica diferente, están contadas por otro personaje que entra en acción ahora. Otro punto de vista.

Estoy dentro del maletero de un coche, desnuda salvo por un collar de perra que me identifica como lo que soy desde hace un tiempo. Tengo 24 años y soy esclava desde hace tres, cuando mi Amo me captó. No sé cómo lo hizo para descubrir una potencial esclava en mi, debe de ser un don que él tiene.

Yo era una joven estudiante de magisterio, sin nada que ver con el mundo bdsm. Lo conocí en una fiesta. Me doblaba la edad. No sé cómo lo hizo pero en menos de una semana me tenía esclavizada. Me fui a vivir con el, bajo él, porque me arrastraba desnuda por el suelo para poder lamer sus pies, o su polla, o su culo. Me convertí en su perra, su puta, su mascota, cualquier cosa con tal de servirle. Me adiestró duramente a base de látigo y castigos infinitos.

Y así hemos vivido los últimos tres años, en los que he terminado mis estudios. Pero, para mi desgracia, mi Amo se ha cansado de mí. Ya me lo advirtió en su momento. Le gusta conseguir una esclava nueva cada cierto tiempo. Ya no le sirvo. Ha intentado venderme pero no ha podido. Ya tiene otra perra nueva y me ha echado a la calle.

No tenía donde ir. Recordé que una vez mi Amo me llevó al gabinete de un Ama llamada Lena para venderme, pero la operación no salió. Me fui al gabinete y me arrodille a los pies de Ama Lena, suplicando su ayuda. Y ahora estoy en el maletero de su coche. No sé donde vamos.

El coche se detiene y al poco se abre el portón. El esclavo sissy de Ama Lena, con su vestidito y sus tacones, me ayuda a salir. Es el jardín de una vivienda de alto standing. Un chalet impresionante.

Permanecemos allí durante un buen rato. Mientras, en el interior de la casa, sin yo saberlo, se decide mi futuro.

  • Marcus, querido. ¿Como estás?. Perdona que me presente sin avisar. He venido a pedirte un favor y a traerte un regalo.

  • Un regalo Lena. Seguro que tiene truco, ja ja ja....

  • Desconfiado. Al grano. ¿Te acuerdas de la esclava que te ofrecí la otra vez?. Recuerda que su Dueño la quería vender. Pues ahora te resultará gratis, amigo. Su Amo la ha sustituido por otra, y como no la vende, la a tirado a la calle. Y ahí la tengo, en el maletero, buscando Amo desesperadamente, es tuya si la quieres.

  • Vaya Lena, no te andas con chiquitas. A ver, trae a esa zorra aquí. No te prometo nada. Voy a verla.

Me hacen entrar. En el salón está el Ama Lena y un hombre negro. Ahora lo recuerdo, es el Amo al que fui ofrecida en casa de Ama Lena, y no me compró.

Me ordenan exhibirme, de pie, mirada al frente, piernas separadas, y manos a la nuca. El Amo gira alrededor examinando la mercancía. Por detrás, introduce varios dedos en el coño. Me coge desprevenida y doy un respingo. Un par de sonoros cachetes en el culo con la mano libre me indican que no me mueva. Dos dedos hurgan y repasan el coño de la esclava por dentro. Otro dedo, el pulgar, penetra mi agujero trasero. Me sujeta así, haciendo una pinza y presionando como quien sujeta un objeto cualquiera.

Luego me conduce así pinzada hasta el borde de una mesa y me dobla sobre ella. Dos segundos después de sacarme los dedos del coño, me ensarta de un solo golpe metiéndome la negra polla hasta que los cojones hacen tope. La polla es más grande que la de mi Amo anterior, me duele. Luego el dolor se convierte en placer. Me está matando. Me folla con violencia. Está probando mi aguante. Desfallezco de placer pero aguantaré. Si este va a ser mi nuevo Amo, no le defraudare el primer día.

De pronto, saca la polla del coño, chorreando de flujos de perra y la apunta a mi culo. Me va a desgarrar pero no me importa, está decidido, quiero ser suya. Ésta vez lo hace muy despacio, empujando  y dilatando el agujero. Me mata.

Cuando ya tiene un buen trozo de polla dentro de mi culo, empieza el bombeo, suave al principio y luego cada vez más rápido. Me sujeta por el pelo tirando hacia atrás, montando a la yegua. Hay espectadores. Está Ama Lena, que parece divertirse con la escena. También está su esclavo feminizado, y una mujer desnuda y arrodillada, que debe ser una esclava.

Al cabo de unos minutos de taladrar el culo de esta perra, el Amo negro inunda mi interior con grandes chorros de caliente leche, divina leche de Amo.

Cuando se da por satisfecho, me descabalga, dejando en mi culo un vacío molesto. Su tremenda polla negra aún se mantiene erecta. Está sucia con una mezcla de su corrida y la porquería interna de mi culo. De haberlo sabido, habría traído el culo limpio. Puta esclava inútil, normal que mi Amo me tirara al arroyo. Me coge del pelo y me pone a sus pies de rodillas.

  • Limpia mi polla de tu porquería esclava, con la lengua. Y tu perra, ven a ayudarla.

La otra esclava estaba deseando oír esa orden. Las dos perras nos amorramos con glotoneria al negro miembro del Amo, usando lenguas y labios para dejarlo reluciente.

Mientras realizamos esta tarea, el Amo charla con Ama Lena.

  • Lena, me gusta esta perra. Me la quedo, me vendrá bien porque ésta casa es muy grande y se necesitan esclavos para atenderla y atenderme a mi. Tiene un culo bastante acogedor la zorra. Pero a cambio, quiero que aceleres la feminizacion del cornudo. Que vaya a tu casa por las tardes para que lo adiestres en ser una chica. Le das todos los medicamentos y hormonas necesarios para transformarlo cuanto antes en una puta sissy, y que vista en la calle a partir de ya como una de ellas. Lo dejo en tus manos.

El Ama Lena, se había calentado con la enculada a la esclava. Se sentó en un sofá y se estaba haciendo comer la polla por su esclavo sissy.

  • Claro cariño, descuida. Te lo vamos a dejar hecho todo una señorita. Oh, chupa con fuerza Jessy, que me corro. No manches el suelo del Amo Marcus, tragatelo todo putita. Oh, oh, ahí va, traga, traga puta y limpiame bien la polla que estamos de visita.

EL amo Marcus se dirigió esta vez a mi que continuaba lamiendo su polla con adoración.

-Perra, ya lo has oído. Te voy a acoger en mi casa, como mi esclava. Puedes irte ya, si no estás de acuerdo.

Me arroje desesperada a los pies del Amo, cubriéndoselos de besos y de lágrimas.

-Amo soy suya. Gracias por aceptarme. Seré la última de sus perras, mi Señor, gracias.

Fin de esta entrega, amigos. Seguiré contándoles.