Black Club X ( El cerdo usado por los negros)

En el último relato, el esclavo es cedido a los obreros negros para que lo usen, como se verá a continuación...

En el sótano, aquellos musculosos obreros negros, sudaba a chorros realizando su trabajo. Yo, como su puto cedido por mi Amo a ellos, circulaba por entre uno y otro, desnudo y con mi jaulita de castidad puesta. Les servía cervezas y aperitivos.

En un momento dado, uno de ellos, un animal de dos metros, me obligó a arrodillarse delante de él. Se bajó el pantalón y me puso delante de la boca un impresionante balano negro. Era algo descomunal, larga y gorda, con las venas muy marcadas.

  • Vamos a probar que tal se te da tragar pollas negras, puto esclavo. Empieza a mamar y procura dejarme bien satisfecho, por tu propio bien.

Como loco, me amorre a aquel delicioso pollon. Me la metí dentro de la boca todo lo que me cabía, hasta llegar a la garganta. Chupaba y succionaba polla con toda mi buena voluntad y conocimientos de putita chupapollas. El tipo empezó a embestirme mientras me sujetaba la cabeza con las manos. Me asfixiada. Al mismo tiempo noté algo, un dedo, hurgando en mi agujero trasero. Un escalofrío me recorrió el espinazo.

  • Habéis visto este culito muchachos. Blanquito, depilado y estrechito, como a mí me gustan. Nos vamos a divertir follando a esta zorra. Mira como le entran mis dedos. Le voy a meter un polla o que le va a salir por la boca.

Dicho y hecho. Después de unos momentos de dilatación anal a base de dedos, el energúmeno apuntó otro enorme pollon negro en el agujerito de este esclavo emputecido. Dios que dolor. Dios que placer. Una polla negra destrozandome el culo y otra violandome por la boca. Jamás había sentido nada igual. Estaba empalado, relleno como un pavo. Siendo usado sin consideración.

Otro de los negros empezó a darme zurriagazos con un cinturón, por si se me olvidaba mi condición de esclavo además de puta.

Al poco rato, la polla que usaba mi boca, convulsión o y comenzó a descargar chorros y chorros de caliente lefa. Tuve que tragar rápido para no atragantarme. Y luego me ordenó limpiarsela con la lengua.

En cuanto la sacó, fue sustituida por otra, casi sin dejarme respirar. Iba a tener mucho trabajo estos días. Entretanto, mi macho follador de culo no se quedaba atrás. Bombeaba sin descanso, poniéndome el ojete en carne viva, hasta que también se corrió con abundancia, rellenando mi culo de caliente y espesa leche de negro. Por supuesto, a continuación otra polla ocupó su lugar, continuando mi delicioso martirio. Y así fueron pasando todos los chicos de la cuadrilla por el culo y la boca de este puto esclavo, convertido en su zorra entregada. Todo ello por mandato de mi Dueño, aunque yo estaba encantado de ser tratado como una perra follable y prestada. Luego de quedar satisfechos me tiraron a un lado para seguir con su trabajo. Casi no podía moverme, y todo ello, con mi jaula de castidad puesta, sin poder tocarme ni correrme, como corresponde a un animal como yo, un objeto de uso, sin derecho a nada.