Black Blood (9: Secretos)

Bueno, continua la historia, lean!

BLACK BLOOD IX

¨ Secretos ¨

(Antes de continuar, lea los capítulos anteriores para encajar mejor la historia: Hijo de la Noche, Destino cruzado, Una noche diferente, Enemigos, Viejos amigos, La Saga, El ángel, Recuerdos)

Aunque corría riesgo que lo descubran, William se acercó; tenía que tener mucha prudencia ya que las bestias poseían los sentidos mucho más fortalecidos que los Hunters, sobre todo, si se trataban de esos cuatros caballeros de la Noche. Evidentemente a dos de ellos lo reconoció; Zin Zillger, el sujeto rubio de perlo corto, ex-aliado de Black y que ahora comandaba el grupo rebelión de las bestias; y Bill, quien lo había enfrentado en la semana pasada. Pero ese joven con cabello de color caoba era totalmente desconocido. Quizás sea otro integrante de la banda… y posiblemente el asesino de su hermana. Su sangre ardía de rencor tan sólo pensar esa posibilidad. Pero por ahora, debía contener su ira ya que la situación no estaba a su merced. Enfrentar a los Caballeros de la Noche, no era algo sencillo para no exponerlo como imposible. Si la lucha con Bill le había resultado algo comprometido, imagina enfrentar a 3 de ellos al mismo tiempo. Sobre todo, la reputación de Zin en las luchas contra los Hunters era muy distinguida, sobre todo, por su ferocidad… Ya tuvo algunos encuentros en varias ocasiones, pero nunca comprobó su suerte teniendo una lucha seria y directa, de cuerpo a cuerpo. Escondiéndose entre los muros, William se concentró en la plática que llevaban sus enemigos.

  • ¿Y cómo se encuentra nuestra, perdón… vuestra su majestad?... – preguntó Zin poniendo una cara irónica.

  • No digas tonterías – manifestó Bill con ira. Jamás perdonaría que insultara a su amo. A su Dios… - o sino te mataré – agregó mostrando su puño.

Rió como si la reacción de Bill fuese algo esperado de su parte.

  • Bill… Sigues siendo tan terco, pero adorable – y miró ese par de ojos de ocre bañados de ira que antes le pertenecía. Si, antes lo miraba con mucho respecto y sinceridad, también con cariño

Recordó cuando le conoció por primera vez. En aquellos tiempos, vivían en una residencia cerca de Munich en el siglo XIX. Si, cómo olvidarlo… A diferencia de Justin quien proviene de un bajo extracto social, Bill era de esas personas con estilo, estilo fino y elegante que uno nace. Perteneció a una excelente e ilustre familia, de un reconocido apellido y de larga tradición, hasta que el destino lo dejó en manos de Black. Fue un golpe seco para él, de aceptar el cambio… Si, el gran cambio… De un mundo perfecto con todas las comodidades, había caído en lo más miserable, una vida oscura y solitaria. La inmortalidad y el gran poder no fueron suficientes para consolarlo. Quizás ese detalle marcaba la diferencia entre ellos; que Bill haya perdido todo, a cambio de NADA. Esa mirada vidriosa, reflejaba cuan vacío se sentía su alma, no… ellos ya no poseían almas. Desde el día que se convirtieron en bestias, sus almas fueron selladas en manos de su amo. Pero ¿por qué?... ¿Por qué ellos y no otros?

  • si, sigues siendo puro e inocente – continuó sonriéndole.

  • ¡CALLA TRAIDOR! – gritó Bill poniendo todo rojo tomate su cara. Cuando se trata de Zin, Bill perdía su calma.

Mientras tanto, Justin miraba a la pareja con una sonrisa intrigante. Sabía que a Zin le encantaba fastidiarle con sus tontos comentarios. Comentarios que tenían una doble intención tan obvia.

  • Eres tan necio, como siempre – pensó Justin mirando la cara furiosa de Bill – cómo aun no puedes captar las cosas de su manera

Si debía elegir al sujeto más ingenuo en la faz de la tierra, Bill llevaría la medalla de oro. Posiblemente requería una clase fugaz de psicoanálisis para que el estúpido entendiera las indirectas que lanzaba Zin con sus comentarios. O sólo tal vez, se hacía el despistado.

  • Sólo falta Natasha para completar el grupo, como los viejos tiempos – expresó Zin cruzando los brazos con una sonrisa disimulada – perdón, olvidé un pequeño detalle… Natasha nunca más podrá acompañarnos

-¿Qué significa? – preguntó Bill con una cara menos amigable.

  • Que nuestra querida amiga, Natasha… ha muerto – respondió el otro con una voz monótona.

Por unos instantes, ambos se quedaron conmovidos.

  • Natasha, muerta?!... – exclamó Bill llevando su mano a la cabeza intentado deducir las dos palabras que había pronunciado. Por otro lado, Justin mostró una sensatez que no se acompañaba con su forma de ser. Viendo como se reía Zin al ver sus rostros pasmados, no dudaba que el sujeto hablaba en serio.

  • ¿Tú la mataste? – indagó Justin acercándose hacia a ellos.

Zin asintió alejándose, quedando casi al borde del edificio.

Así era Zin, un sujeto que tomaba todo a la ligera, sin consentimiento alguno. De buena forma, carecía de emociones fuertes. Le resultaba indiferente todo lo que encontraba a su alrededor y quizás por eso, lo menos que esperaba de él era una conspiración. Si, lo había traicionado hace una década atrás sin dejar claro el POR QUE.

-¿Y saben cómo he hecho para matar a uno de nosotros? – comentó dándole la espalda para sus enemigos – tal vez hubiera sido menos dolorosa su muerte si hubiese utiliza el HAETEM, pero no… No quería desperdiciar su muerte utilizando juguetes de los Hunters. He descubierto la manera ideal para eliminar a todos vosotros, incluyendo a Black.

-¡TONTERIAS! – reclamó Bill intentado lazar un ataque, pero fue interrumpido por Justin.

-¿No tienen curiosidad?... ¿De cómo eliminar a su patético amo? – preguntó esta vez echándole una mirada fugaz a ambos y se lanzó hacia el precipicio.

  • Espera – gritó Bill persiguiéndole.

Viendo a ambos corriendo como el gato y el ratón, Justin se quedó pensativo.

  • Y de eso se trataba… - susurró tocando un par de veces su mentón. Él también había tenido una ligera sospecha por ese detalle. Sabía que ellos eran inmortales pero no indestructibles. Y siempre tenía la curiosidad de saber por qué

  • Ya veo, Zin… con qué eso fue tu motivo – pensó acercándose hacia el otro extremo del edificio clavando su vista hacia un ángulo determinado. Por la antigüedad, Justin fue el primero de formar parte del miembro selecto dejando sólo 2 años de diferencia a Zin. Y quizás ellos sean los únicos que conocieron a su amo con el nombre de Tralier. Si, ambos conocían perfectamente el pasado de su amo, o sólo la parte que él haya mencionado… y algunos secretos. Secretos que ni siquiera los hunters podían imaginarse. – Esto se pone muy interesante

Por otro lado, William se quedó perturbado por el tema que platicaron las bestias. Aparte de HAETEM, había sido que las bestias tenían otro punto débil. Sería de gran ayuda si lo supiera, pues siempre conviene tener una segunda opción. Sobre todo, si es contra de Black quien tiene el poder de destruir los HAETEMS.

  • Esto se pondrá interesante, no crees así, Hunter – dijo una voz detrás de él.

Asustado, William volteó rápidamente dándose pasos hacia atrás.

-¿Cómo?

No había dado cuenta que la bestia había llegado a su lado.

  • Sorprendido, bueno… digamos que soy algo, rápido – expresó Justin sonriéndole – y dime, ¿cómo te diste cuenta que estábamos aquí?

Al ver como empezaba a brillar el cuerpo de cazador, Justin silbó.

  • Veo que eso responde mi pregunta

-¿Y a dónde quieres irte? – preguntó la mujer con mala gana.

Albert lanzó una mirada con rencor. Destetaba, si… odiaba la manera que lo trataba. Tenía un vestido de gala de color negro de corte elegante, pero no tan formal. No usaba accesorios ni otros acompañantes. Siempre tenía su largo cabello dorado atado, para que los otros puedan contemplar sus ojos verdes que eran sus orgullos. Aunque tuvo casi un siglo para aprender a hablar correctamente otros idiomas, siempre mezclaba el merecido acento de sus tierras frías, Moscú.

  • Black, – dijo Albert exponiendo su típico acento superior cuando nombraba a su amante, algo que siempre le irritaba a la otra – prometió llevarme al restaurante APETTINE, pero ya perdí hambre… (¡por tu culpa!)

  • Bueno, ¿y a dónde?

Con un rostro pensativo, vio el paisaje nocturno desde la ventanilla de la limusina. Las calles estaban repletas de luces y gentes. Al ver un letrero brillante que decía WEIRD, llamó su atención.

  • Iremos a WEIRD

Como todos los lugares bailables, el WEIRD estaba lleno de gentes jóvenes, muchas bebidas alcohólicas y música al máximo volumen.

  • Eso será divertido – pensó Albert mirando la multitud que bailaba en la pista. De repente, sintió que alguien tocaba su dorso. Molestó, volteó para ver quien era

-¿Quieres bailar? – preguntó un sujeto mostrándole una sonrisa.

-¿Eh? – parpadeó Albert sus ojos.

Era un sujeto alto y delgado, con un peinado corto de color castaño grisáceo. Tenía puesto una remera azul y un jeans de color negro, simple en diseño pero lo dejaba muy apuesto. Esos ojos de color verde azul que lo miraban con mucha ternura, le daba impresión que lo han vista antes. Pero por otro lado, no dudaba que fuese un total forastero.

-¿Me permites? – dijo el sujeto extendiendo su mano como un caballero.

Al principio, Albert no quiso aceptar la invitación pero al ver como Natasha se venía acercando, agarró la mano como un reflejo.

  • Vamos, a la pista – dijo Albert llevándole hacia la multitud.

La crisis económica que corría en el viejo continente y el deterioro de contractos por parte de China Continental, el negocio no prosperaba de la manera apropiada. La verdad, el futuro de su empresa era lo que menos que le interesaba, pero tenía que mantenerlo. No por el sustento económico ni mero placer de ejecutar un alto cargo. Sólo cumplía un acuerdo que había hecho hace muchos años. La firma de la empresa correspondía a otro individuo, él sólo la explotaba. Con su juicio y poder de controlar las mentes humanas, era más que suficiente para dirigir una compañía multimillonaria.

  • Señores, la junta se levanta – dijo con una monótona voz.

Uno tras el otro, los representantes de cada sector abandonaron la sala de la junta.

  • Señor Vohg, le ha llamado la duquesa Fayette. Quiere que le llame a su domicilio – dijo la secretaria apareciéndose por el portón.

  • Ah… si… - y se levantó para irse a su salón.

-¿Quiere que le pase la llamada, señor? – preguntó la dama siguiendo sus pasos.

  • No, se puede retirarse – ordenó Black entrando a su oficina. Suspirando, agarró el teléfono y marcó el número correspondiente. Tras la señal, una mujer contestó.

-¿Alo?

  • Bonjour Madame

  • Ah… Monsieur Vohg, ¿comment allez-vous?

  • Me ha informado que quería usted hablar conmigo – dijo Black sentando en el sillón.

  • Si, la verdad… tenía algo que decirle – y hubo un corte de palabras como si analizase la forma ideal para seguir dialogando. Después de varios suspiros, continuó: - la profecía está por cumplir… Monsieur.

Por unos segundos, Black estuvo confuso. Como si nunca hubiese esperado una noticia como aquella.

  • Ya veo… Después de todo… Es el destino – expresó Black dejando el audífono en su lugar y miró el paisaje de la ciudad desde el amplio ventanal de su oficina.

  • No he cambiado… nada – susurró escondiendo su rostro entre las palmas de sus manos impidiéndose que alguien pudiera testimoniar algún signo de debilidad en su rostro.

  • ¡MALDICIÓN! – gritó golpeando fuertemente la mesa con su puño.

Deseaba, deseaba que todo fuese una equivocación. Que la bruja haya malinterpretado las premoniciones que dedujo desde su bola de cristal. Pero no, esa posibilidad no existía. Las brujas de Tryler nunca se equivocaban.

-¡MALDICIÓN! – repitió esta vez tirando un anotador que estaba encima de la mesa por el vidrio.

Maldecía a sí mismo. Qué le servía el PODER si no podía cambiar el destino del ser que más amaba… Qué le servía vivir eternamente sin poder estar a su lado… Qué le servía su vida, sin él… sin su ángel caído.

  • Si tan sólo pudiese retroceder el tiempo… - pensó viendo las rayas que se han quedado en el vidrio por el reciente impacto – si tan sólo pudiese

Por unos instantes, la sinapsis de sus neuronas recopiló la imagen de su pasado. El amargo pasado que nunca quería recordarlo.

  • Oh… no… - rodeando su cabeza para liberarse del trance.

Pero las imágenes seguían llegando en su mente como un rollo de película.

Juliehn muerto entre sus brazos

Leisghan malherido en el suelo

Un grito de desesperación

Y luego… una cabeza rondando en el suelo

  • Definitivamente, no te lo perdonaré… Leisghan… – susurró aun cubriendo su rostro con sus manos.

  • Espera, Zin – gritó Bill, pero perdió su rastro.

  • Diablos, es muy rápido – pensó inspeccionando el lugar.

Y cuando llegó a un callejón sin salida, suspiro. Definitivamente, lo había perdido. Y cuando se dio vuelta para regresar, alguien lo tomó por sorpresa jalando su brazo, acorralando hacia la pared. Sorprendido, Bill cerró sus ojos pensando que lo lastimaría. Mas, en vez del golpe lo que recibió fue un cálido y sutil beso.

  • Ya me he cansado de ser el ratón, ahora, quiero ser el gato – dijo Zin rompiendo el beso, mirando la tonta expresión de su oponente.

No era la primera vez que besaba a alguien, pero seguramente era la primera vez que Bill sentía algo después de un beso. Esa misteriosa e inexplicable sensación que te deja en tu boca después del contacto... Por mucho que estuvieron juntos como miembro, no hubo otra insinuación más que la amistad, por lo menos eso pensaba Bill hasta ese momento.

  • Te quiero – dijo Zin y besó de nuevo, sutilmente.

La mente de Bill estaba toda confusa. No sabía que hacer. Cuando sintió una mano en su pecho, éste reaccionó bruscamente empujando a su oponente.

-¿Qué te pasa? – preguntó Zin con la cara de sorpresa.

-¿Qué me pasa? ¿Acaso no sabes? – gritó Bill poniendo una cara furiosa. Al ver su rostro ingenuo, su ira aumentó. Pensó que burlaba de él. Cuando intentó alejarse, de nuevo se quedó acorralado. – ya suéltame

-¿Y si no quiero?

  • Te mataré

  • Inténtalo – y se acercó su rostro quedándose a pocos centímetros – si puedes

Continuara

NOTA: Bueno, bueno, tardé otra vez… Verán, ya estoy empezando a aburrirme (¿recién? dirán ustedes). En regla general, pensé que sería interesante la historia, pero cada vez que escribo, me cuesta y cuando me cuesta, me aburro y cuando me aburro… ya no quiero escribir más. Si, estoy a punto de abandonarlo. Vamos ser sinceros, cuando uno escribe, debe ser por diversión, pero ahora, escribo por mera obligación. Eso lo que pasa con las historias largas. Uno se cansa fácilmente, tanto los lectores como el escritor. Ya sé, ustedes dirán: YA DEJA DE PLAGUEARTE, ESCRITORA DE 3ERA CATEGORÍA Y ABANDONA. NO QUEREMOS LEER MAS TUS TONTAS HISTORIAS… Pero como dije, hay gentes que me apoyan y por esas, aun sigo escribiendo esta tontería. Dedico mil gracias a mis seguidores y los fans de BB. Ah… A los que le interesa leer mi novela (corregido, digo yo -_-), puede entrar a la dirección: www.amor-yaoi.com . Debe presionar el botón fanfic, la sección ORIGINALES, y buscar entre los autores, BELLAVIDA. Dejen sus mensajes, quejas y amenazas. Pues ya estoy acostumbrado a recibirlas (especialmente bombas x_x). Intentaré escribir más cosa en el próximo capítulo.