Black Blood (6: La Saga)

Cuanta un poco el pasado y el origen de los vampiros... los hechos estan casi a punto de finalizarse... una mision revelara el futuro de esas razas..

BLACK BLOOD VI

¨La Saga¨

(Antes de continuar, lea los capítulos anteriores para encajar mejor la historia: Hijo de la Noche, Destino cruzado, Una noche diferente, Enemigos, Viejos amigos)

En aquel tiempo, sólo existía un mundo en donde todos debían convivir, tanto como los buenos como los malos, mortales e inmortales, vivos y muertos. Era un mundo en donde no había fronteras ni limites, creados por cuatros Supremos quienes tenían el absoluto poder ante todos los que convivían en dicho territorio. Triller, el Supremo de la Vida; Weik, el Supremo de la Muerte; Qinn, el Supremo del Destino y Alpher, el Supremo del Tiempo. Y como sus poderes eran ilimitados, abusaban de ellas creándose, destruyéndose, guiándose, y apoderándose cada uno de su manera, creando un constante caos en el único mundo. La vida y la muerte se mezclaban, la realidad y la fantasía también, no había el inicio ni el fin en las cosas, nadie podía definir exactamente lo que estaba pasando, sólo era un ciclo de caos y desequilibrio. Y cuando por fin se dieron cuenta que no había manera de cómo parar sus caprichosos, los Supremos crearon a unos seres poderosos quienes tenían la misión de contrarrestar los excesos de sus poderes, retornándole así la paz y la armonía que merecía el mundo. Ellos eran los Dioses, los Cuatros Dioses... Apolis, quien había nacido de las plumas de Triller, tenía la misión de cuidar el nacimiento de la vida. Leisghan, quien nació de las lágrimas de Wiek, controlaba los padecimientos. Olpfhin, quien ha nacido del cabello de Qinn, había que cuidar el balance de los acontecimientos. Trailer, quien surgió de las rimas de Alpher, debía controlar el pasado y el futuro.

Y con el nacimiento de los Dioses, la armonía reinó en el mundo, pero a cambio surgió otro problema. Nacido de los Supremos, no sólo habían heredados sus poderes sino también sus incertidumbres convirtiéndose también en abusivos. De tal padre a tal hijo, como todos dicen... y no sólo eran abusivos, sino también violentos. Constantemente buscaban razones para estar en guerra entre ellos y con los demás seres dejando para atrás la misión que tenían que cumplir. En fin, uno se vuelve abusivo y violento cuanto tiene el poder... Cansados, los Supremos buscaron una manera de conllevar la situación que ellos mismos habían creado. Pensaron que estando ellos cuatros atados en trabajos, nunca más volverían a confrontarse. Con dicha ideología, crearon las Cajas Místicas. Bueno, la verdad no eran unas cajas ordinarias como exteriorizaban sus aspectos, pues en ellas guardaban sus poderes y las lanzaban hacia el mundo. Antes que alguien se apodere de ella, los Dioses debían recogerlas y llevarlas de nuevo a sus dueños. Pues si llegase a abrir, los poderes amparadas saldrían provocando una consecuencia fatal para el mundo. Y cuando sucediese eso, los Dioses serían castigados... de todas formas, uno se aprende a comportarse cuando se implementa un castigo.

A lo mejor, si hubiese funcionado el propósito de que los Dios estuvieran ocupados en la búsqueda de las Cajas Místicas, el mundo seguiría como aquellos tiempos, hasta hoy en día... Pero no lo es... No sólo habían adquiridos sus poderes y sus necios, sino también sus sabidurías. No eran tontos de estar todo el tiempo detrás de las cajas. No, ellos eran Dioses, seres favorecidos con poder y autoridad antes los demás. Ingeniaron de crear a unos seres a los que llamaron Engean. Los Engean, o simplemente buscadores, eran criaturas nacidas de los sollozos de los Cuatros Dioses y se movían a su bondad viajando por la tierra, el mar y el cielo en busca de las cajas... Indignados y furiosos ante la viveza de sus procedentes, los Supremos aumentaron las cajas y las lanzaron sin parar... Era como una especie de guerra fría en donde nadie ganaba ni perdía hasta que el gran Qinn, el Supremo del Destino, hizo algo que pusiera en fin toda esta historia. Había lanzado una caja hechizada con su beso.

Mejor dicho, era un beso de despedida para el mundo. Y cuando la caja fue encontrada por uno de los Engean, éste la cogió como de costumbre y la llevó. Pero lo que no se dio cuenta que el contenido había escapado cayéndose en la tierra disfrazándose como un pétalo de flor, esperando a que alguien lo tocase para soltar su furia. Y como si fuera cosa del Destino, un ser viviente conocido como Ehrien, la encontró rondándose por la arena como si fuera un cúmulo de aire. Como era un ser muy curioso, la tocó... Y la desgracia que guardaba en aquella bola de aire, soltó como un huracán en el mundo. Era la ENFERMEDAD... Y con esto, el mundo cayó de nuevo al caos... La enfermedad abatió toda clase de vida dejándola seca, como un desierto. Sólo los inmortales y algunos seres sobrevivieron...

Enfurecido, el Dios Olpfhin imputó a Leisghan por el código roto. El Engean quien había cometido dicha falta, pertenecía a este último. Ofendido, Leisghan provocó una guerra en contra de sus colegas. Mientras Olpfhin y Apolis estaban en su contra, Trailer, se puso a su lado convirtiéndose en su aliado. La guerra duró hasta que el Supremo Alpher pusiera el fin, parando el tiempo con su poder. Y lo que restó después de la guerra, sólo era una pequeña parte del mundo donde ya no había más vida y seres.

Arrepentido, los Supremos castigaron a los Dioses separándoles del cuerpo físico y hurtándole la mayor parte de sus poderes, convirtiéndose así algo espiritual. Y juraron que nunca más creían otro mundo. Pero como su nombre indica, ellos necesitaban dominar algo, pues para ser Supremo debía estar encima de los otros y para eso, necesitaban un mundo. Con suma delicadeza, decidieron crear otro mundo desde aquel pedazo que había quedado, uno más complicado y completo que el anterior, mas para no cometer el mismo error que antes, esta vez fundaron tres mundos diferentes a los que se llamaron: Tierra, Paraíso e Infierno. En el Paraíso, estarían las almas que aún no nacieron, esperando su momento para llegar al otro mundo. Y bajo este mundo, encerró al Apolis, quien se lo conoce hoy en día bajo el nombre de Dios para los Cristianos. En el Infierno, estarían las almas condenadas y muertas, gobernadas por Olpfhin quien se lo conoce ahora como Lucifer o Satanás según la religión Cristiana. Y para la Tierra, lo dejaron para los seres vivos, incluyendo a Ehriens, quienes hoy se lo conocen como humanos. Y justo, en ese mundo encerró a los dos restantes Dioses, Leisghan y Trailer quienes tenían otras condenas. No sólo le habían quitado su autoridad, su honor, su dinastía, su orgullo, su pode, sino también lo habían condenado como seres más despreciados del mundo por ser el responsable de la última guerra entre los Dioses. Debían pagar sus condenas viviéndose en la Tierra, como unos seres ordinarios, pero con un cuerpo muerto. Y para prolongar sus vidas, debían pagarlas con la sangre de los otros. En simple palabra, estaban condenados de llevar una vida de parásito. Que nunca jamás volverían a ver el brillo de Sol, era el castigo del Supremo Alpher; que nunca procrearían, era el castigo del Supremo Triller; que nunca gozarían de una muerte digna, era el castigo del Supremo Wiek; y que nunca jamás volvería a ser como antes, era el castigo del Supremo Qinn. Con estas censuras, nacieron de nuevo Leisghan y Trailer, no como los Dioses que eran antes, sino como los muertos-vivos... Y con el tiempo, a ellos se lo conocían como Vampiros...

  • En qué estás pensando tanto? – preguntó una voz haciendo que William volviera a la realidad.

Estaba en la biblioteca principal, sentado en una silla enfrente de una ventana, sujetando un libro. Como no había a dónde quedarse después lo que ha pasado con su apartamento, decidió quedarse en la base por algunos días hasta que encontrara otro lugar reemplazable.

  • No... sólo estaba leyendo el libro... – respondió sin necesidad de fijar de quien era, pues había reconocido su voz.

  • Veo que tú puedes leer los libros a revés – y rió inocentemente – estuve preocupado por ti, pues he escuchado rumores que habías muerto.

William mostró una sonrisa corta, pero sincera en todos los sentidos. Era el único a quien lo consideraba como su verdadero amigo. Lo había conocido desde el entrenamiento y ahora que eran cazadores profesionales, se habían convertido en colegas. Bueno, él estaba en nivel Ay el otro en C. Pero la diferencia de sus poderes no era razón de estarse lejos uno a otro.

  • Sabes que no moriré fácilmente

  • Eso tiene razón – y otra sonrisa – y bueno, qué te ha dicho el viejo burlón (apodo del comandante)?.

  • Nada en especial, sólo me explicaba algo de la Saga...

  • Saga? –repitió la última palabra con una cara de confusión – y dime, qué se trataba?

  • Bueno... – y recordó lo que había dicho su jefe.

-¨ A final, estamos luchando contra un Dios ¨ - opinó William.

  • ¨ Mejor dicho, era un Dios... Ahora sólo es un ser condenado ¨ - dijo Wolf levantándose del sillón – debes descansar. Tus heridas son profundas y necesita tiempo para que se curen por completo.

  • ¨ Y qué pasó después?¨

  • ¨ No lo sé... Pues una parte del manuscrito fue destruido en el año 1763 cuando hubo un incendio en la base central. Desde aquel entonces, nadie sabe del todo... a excepción de...

  • ¨ Black... – agregó rápidamente – pues él lo ha vivido todo... ¨

-¨ Si... Él es Trailer, pero con el tiempo, adoptó el nombre Black cuando el vampirismo fue revelado a la humanidad ¨.

William comenzó a entender mejor la situación en que estaba viviendo. Tanto de sus enemigos como de sus aliados.

-¨ Si los vampiros vinieron de Trailer, creo que somos de Leisghan ¨ – continuó de la forma más indiferente posible.

-¨ Me temo que sí... Pero a final, somos de la misma familia... una familia condenada...¨ – expresó el comandante dirigiéndose hacia la puerta.

-¨ Y qué significa el poder SORA?¨ - preguntó antes que el anciano saliera de la sala. - ¨ A qué se debe esta diferencia de poder?¨

-¨ SORA es el resto de poder que se ha quedado en la alma de los Dioses condenados. Recuerdas que los Supremos han quitado su poder, pero no del todo... Esos poderes psíquicos y físicos que usan tanto las bestias como los cazadores, son los poderes de los antiguos Dioses ¨ - explicó estando en el umbral de la puerta.

-¨ Y una última pregunta... Por qué no haz dicho a otros cazadores sobre la Saga?¨

Esta vez, el comandante tardó de responderla.

-¨ A final, la guerra continua... por qué ha de saber la causa de la lucha si estamos condenado a luchar por siempre... Hay cierta cosa que es mejor no saberlo, y creo que ésta también... ¨

  • No es nada especial – dijo William mirando los ojos curiosos de su amigo. – nada en especial...

  • No te creo – dijo Pierro dejando escapar alguna risa – William, eres pésimo cuando se trata de mentir... Pero no voy a insistir. A final eres tan terco como el burro...

  • Qué dices – manifestó su enfado, pero pronto sonrió. Era una de las cualidades que a él le gustaba, dejar de insistir las cosas.

Desde hace tiempo, sabía que Pierro estaba completamente enamorado de él. Esos brillos en sus ojos deducían que lo estaban. Pero William nunca se atrevió a tocar a su amigo. Sabía que la amistad y el amor nunca debe mezclarse, por más que parecieran iguales en mucho sentido. Pierro era su mejor amigo, el única que comprendía sus sentimientos, el único que entendía sus caprichos y el único con quien podía contar su compañía cuando sentía solo.

  • William, yo... quiero... decirte...

  • Bueno, ahora no es un buen momento para eso – dijo William apuntando con su dedo hacia una dirección. Pierro volteó para ver que era. Era el capitán Schwan con una expresión dura en su rostro.

Ruborizando su rostro, Pierro saludó a su superior agachando su cabeza.

  • Bueno, tengo que irme... Tengo unos asuntos que resolver... – dijo a William con un rostro nervioso – con su permiso, capitán – y se retiró lo más rápido posible.

  • Veo que estabas divirtiendo con tu amigo – dijo Schwan al estarse solos.

  • Veo que aun no te haz por vencido, capitán – expresó fijando su mirada hacia la pagina del libro. – sabes que lo nuestro ha terminado...

  • Sabes que soy obstinado...

  • Era algo que no me gustaba de ti...

  • Pero si esto – y lo sorprendió con un beso – sé que te gustaba esto de mi... – y siguió besándole salvajemente.

Por un lado, William puso resistir usando sus poderes, pero por otro lado, dejaba que el sujeto lo dominara. Sinceramente le gustaba que lo trate como una posesión, como un objeto de placer, como un animal en celo. De todas formas, era su otra pasión después de la casería, un sexo sin compromiso.

  • Después de todo, un poco de sexo entre nosotros, no estaría mal – dijo William sonriendo irónicamente y dejó que el sujeto regocijara su cuerpo a su manera.

Cuando Albert abrió sus ojos, vio la cara dormida de Black a su lado. Diligentemente, llevó su mano para tocar su mejilla... Fría, fría como un hielo... Había tenido de costumbre, una noche bastante agitada. Después de todo, Black había regresado recién en el fin de semana dejando a Albert más que ansioso, sino desesperado de ser poseído. Fue una noche con lleno de placer... Eso justificaba el dolor de su cuerpo, pero también la satisfacción que viene después del orgasmo. Pero por otro lado, sentía un vacío en su mente. A lo mejor estaba pensando mucho, mucho por una simple cuestión lógica. En fin, había decidido quedarse con él porque lo quiso. Sabía que Black lo amaba, que nunca le haría daño, que nunca lo lastimaría, que nunca lo traicionaría... pero aun con eso no bastaba llenar el vacío de su mente. Por qué?...

  • Buenos días, mi ángel – dijo Black abriendo lentamente sus ojos.

Por unos instantes, Albert miró esos par de ojos plateados como si apreciara un par de joyas preciosas. Joyas que nunca lo pertenecerían...

  • Qué sucede? – y lo rodeó entre sus brazos, suspirando entre sus cabellos.

  • No es nada... – y cerró sus ojos. Sentía su piel fría como una capa de nieve cubriendo su cuerpo.

  • Enojado? – preguntó apretando suavemente su barbilla para que fijara sus ojos – aún sigues enojado conmigo por no dejarte ir al colegio?

Un suspiro brotó en su labio en vez de la respuesta.

  • Sabes que es muy riesgoso salir solo afuera... Sabes que tengo muchos enemigos – dijo Black besándole suavemente en su mejilla. – Harán lo posible para separarnos...

  • Ya sé... los cazadores... – dijo Albert dando otro suspiro.

  • No sólo ellos... – y se levantó de la cama y buscó una bata para cubrir su cuerpo. – Hay muchos que me quieren ver muerto... Incluso dentro de esta casa...

  • Qué dices?... Piensas que uno de los tuyos será capaz de traicionarte...

  • Por qué no?... Si ya he experimentado la traición de mi mejor amigo... Y también de mi mejor aliado... – y corrió la cortina para que la luz de Sol entrara a la habitación.

  • Algunas veces pienso que moriré en manos de la persona que más amo... – y se acercó a Albert quien lo miraba con los ojos sobrecogidos.

Y los dos miraron con sus rostro prudentes, como el dicho fuese algo en serio. Pronto, Albert empezó a reír pensando que era sólo una broma de su amante. Entre risas dijo:

  • Pero tú nunca podrás morir... – e intentando levantarse, pero el dolor causó que gimiera un poco.

  • No te muevas, aún... – y lo besó en su labio – debes descansar...

  • Pero hoy planeamos ir al cine... – protestó poniendo una cara triste.

  • Si quieres, puedo ordenar que instalen un equipo de cinema aquí. Así podemos ver la película sin que salgamos – y sonrió como un niño feliz.

  • Esta bien, si puedo estar contigo todo el día, el lugar es menos importante...

Cuando el ascensor llegó al penthouse y lo primero que topó Bill, eran unos cuerpos desnudos de mujeres y hombres tirados en el piso. Aparentemente todos ellos sin vida. Entre ellos, había uno que se movía perezosamente entre los cueros curtidos de los animales. Era Justin quien abrió sus ojos para ver quien era su convidado.

  • Veo que tuviste tu propia fiesta de bienvenida – dijo Bill desviando su mirada hacia el otro ángulo, pues el joven estaba completamente desnudo.

  • Quise invitarte, pero no conseguí ubicarte a tiempo, amor – dijo Justin tirándole besos en el aire.

  • Ya basta de juegos, Justin – y se sentó en un sillón, no antes de quitar las ropas que estaban allí tiradas.

  • Sabes que siempre hablo en serio, al menos contigo – y se levantó, caminó hacia a él con suma delicadeza, como si estuviera modelando – eso sabes muy bien, mi amor...

  • Ya basta de llamarme así...

  • Por qué?... Si eres un amor para mí – y se acercó su labio – sé que aun me quieres... – y se sentó sobre sus rodillas, abriendo sus piernas lo más que podía.

Bill viró su mirada cerrando sus ojos. No quería caer de nuevo en su juego de placer. Para Justin, el sexo era sólo una actividad física que debía practicarse diariamente, sin importar con quien fuese.

  • Sé que me quieres... aun intentas ocultar tus pensamientos en el fondo de su conciencia, yo puedo leer la sinceridad en tus ojos – dijo lamiendo con su lengua la mejilla de su oponente – buen sabor...

  • Ya basta! – y quiso levantarse pero unos manos expectantes en su pecho hizo que se cayera en su asiento.

  • Adónde piensas irte?... La fiesta aún no ha acabado, amor – dijo esta vez sujetando su cara con sus dos manos para que le mirara a sus ojos. – sabes que no puedes hacer nada...

Y intentó besar sus labios, pero no le correspondió.

  • Bueno, al menos tengo tu cuerpo para besar – y entre risa, lamió su cuello, una y otra vez como si tuviera la intención de clavarle sus comillos. Con sus manos expertas, desbotonó uno por uno, sin prisa. Sabía que a Bill le gustaba bien lento. Cuando su tórax perfecto estaba a su vista, éste empezó hundirle de besos, cuando llegó a nivel de su mamila la cual succionó con pasión provocando a que se escapara unos gemidos a Bill.

  • Ves... te gusta... amor... – y succionó la otra con misma delicadeza.

  • Ya basta! – gritó Bill furiosamente, pero antes que pusiera en pie, un dolor intenso impidió su acto. Con cara sorprendida, vio la causa. Justin había clavado sus dedos en su hombro derecho donde fluía su sangre, sangre negra...

  • Te dije que no escaparás – y tosió su mano haciendo que la herida sea más grave.

Había un leve quejido de dolor en el rostro de Bill, pero no exclamó ni mucho menos agredió. Sabía como era Justin. Un niño caprichoso y terco que consigue las cosas de su manera. No sería extraño que hayan muerto muchos de sus amantes en sus manos, aunque de verdad eran sus juguetes preferidos. Justin era así, un chiquillo agresivo y opresor.

Sin importar la herida de su oponente, pues sabía que pronto sanaría, continuó su acto deslizándose lentamente hasta que su cabeza se quedara a la altura de su pantalón. Como todo un experto bajó la cremallera con su boca con los movimientos bien sexuales. Y cuando por fin tuvo acceso, con los ojos de desilusión agarró su sexo.

  • Tu verga no está listo... – y soltó su risa de siempre, como la de un niño inocente. – pero tengo la solución...

Y empezó a lamerlo, primero en la punta y luego hacia más fondo, con cariño y ternura que él estaba acostumbrado. Con sus manos expertas, empezó a dar masajes a sus testículos. Cuando el objeto emprendió a crecer, una sonrisa de victoria dibujó en su labio. Y siguió dándole atención, lamiéndole, chupándole, succionándole con mucho placer.. hasta que indicaba que todo estaba listo.

Sabiendo que Bill no lo cooperaría, Justin se colocó de nuevo en el musculoso vientre donde podía sentir el contacto de su sexo erecto lo cual guiando con su mano, ubicó justo en su entrada donde aún había el resto de semen de los otros placeres de la noche pasada. Y de un solo golpe, dejó caer su peso haciendo que la penetración sea brusca. Los dos no contuvieron su gemido de dolor. Sin perder tiempo, Justin empezó a mover broncamente, subiendo y bajando, gimiendo suavemente. Pero cuando abrió sus ojos para ver el rostro de Bill, el acto se detuvo como el fin del espectáculo. Era un rostro sin sentimiento. Ni de placer, ni de odio... algo que a Justin no gozó para nada.

Enfurecido, se levantó y echó a Bill de la silla dejando que cayera entre los cadáveres. Sorprendido por el repentino cambio de conducta, Bill se quedó atolondrado.

  • Y si no viniste para cogerme... Para qué viniste? – preguntó Justin vistiéndose una bata de seda a estilo japonés.

Quizás esperaba algo de él.. Qué fingiera algo por él... pero no... Bill nunca cambiaría, como Justin.

  • My lord quiere que investiguemos algo. Parece que hay unos movimientos sospechosos en el área de Zin – dijo Bill arreglándose su ropa.

  • Zin... Zillger... nuestro antiguo líder y ex-miembro de la caballería... Ése sí sabía coger – y disimuló con sus manos el tamaño de su verga entre risas. – Y cómo ha estado, nuestro querido enemigo?...

  • Desde que te fuiste, Zin aumentó su territorio. Incluso hemos perdido el área 34 sureste y 21 del noreste. Sinceramente, a este nivel opino que el número de sus aliados sobrepasa lo del nuestro – dijo Bill con una expresión seria.

  • Ya veo... Eso le pasa porque Black fue demasiado generoso con él. Aunque antes fuese uno de nosotros, no significa que debemos tener compasión. Si es enemigo, debe eliminarlo – opinó Justin dirigiéndose al bar para preparar unas bebidas.

  • Eso si... – y se puso a pensar.

La verdad, la traición de Zin Zillger fue algo inesperado. Fue un golpe que cayó hace unas décadas atrás. Quizás aquel cambio hizo que Black tomara ciertas actitudes, de hecho nunca había visto tan distraído cuando se trataba de la provincia. Antes quería tenerlo todo, todo bajo su poder, pero ahora... Y desde que llegó Albert en su mundo, Black había convertido en un león sin garras, pero eso no significa que está fuera del mandato. Pues de todas formas, Black era el rey, el hijo de la noche, el condenado...

  • Me temo que debo irme... contigo – y gruñó Justin tirándole un vaso de vodka.

  • Y si... sabemos que Zin es peligroso, aunque no creo tanto como vos - y soltó una risa.

Continuará...

NOTA: y como me han pedido, he escrito ese capitulo en un fin de semana, dejando para atrás todo mis compromisos, concentrándome exclusivamente con la intención de salvar la historia... Si aun así sigue pésima, sorry... pues creo que no soy digna para esto (¡_¡). Pero si le gustaron, bueno, por lo menos valió la pena... Creo que a este nivel, la historia está bastante interesante. Ya sabemos cómo surgieron los vampiros y los cazadores (en mi manera...ji..) y también el pasado de las protagonistas. Espero aclarar todas las tonterías que escribí en los capítulos anteriores... Gracias por los msj y comentarios... hasta la próxima.... Besos!