Black Blood (12: Heart of Stone)

era un capítulo que debía haber subido hace mucho. Pero, por motivos personales y profesionales (¿?) tuve que postergarlo. Le aviso que habrá escenas muy fuertes, por eso que si están comiendo o tomando, definitivamente léalo más tarde. Pues no me responsabilizo lo que pueda suceder… ^////^

BLACK BLOOD XII

¨ Heart of Stone ¨

(Antes de continuar, lea los capítulos anteriores para encajar mejor la historia: Hijo de la Noche, Destino cruzado, Una noche diferente, Enemigos, Viejos amigos, La Saga, El ángel, Recuerdos, Secretos, Un pasado memorable, El postizo I)

NOTA: era un capítulo que debía haber subido hace mucho. Pero, por motivos personales y profesionales (¿?) tuve que postergarlo. Le aviso que habrá escenas muy fuertes, por eso que si están comiendo o tomando, definitivamente léalo más tarde. Pues no me responsabilizo lo que pueda suceder… ^////^

-¡Ya basta, Zin!- reclamó Bill intentando alejarse, pero no podía. Estaba completamente acorralado. Sus muñecas le dolían por la fuerte compresión que hacían con sus manos.

-¿No te gusta?- preguntó Zin lamiendo su cuello.

-¡Ya para!

-¿Si no quiero? – poniendo un rostro presumido -¿Acaso, tu amo no te educó cómo debe comportarse en la cama?

Un fuerte golpe en la mejilla hizo que Zin detuviera su acto al instante.

  • Te dije que pararas – gritó Bill y empujó dejándole echado en el suelo.

Estaba más que enfurecido y ofendido. Sentía miserable… Si, indecente como una sucia rata infectada de enfermedades. Sus manos empezaron a templar por tanta cólera que tenía hacia el sujeto.

  • Eres un estúpido – susurró Zin sin alzar su cabeza.

  • Estúpido eres… TÚ – y utilizó su mano derecha como una daga, clavándole en su pectoral izquierdo. Pudo alcanzar hasta su corazón que había dejado de latir hace siglos – Te mataré. Aunque fuese lo último que haga.

Cuando quiso sacar su mano de la herida, Zin la sujetó.

  • Así, no me podrás eliminar… Bill – y estiró hasta que sus labios se unieran de nuevo – debes intentarlo de otra manera.

  • Suéltame, imbécil – dijo Bill y cuando por fin lo logró liberarse, sacudió el resto de la sangre que se ha quedado en su mano.

  • Eso si fue un ataque en el corazón – dijo Zin levantándose sutilmente como si no le afectara de nada el agujero que llevaba en su tórax, algo que dejó confundido al otro.

Aunque los vampiros eran inmunes a la muerte, pero no al dolor. Seguramente, por lo menos, debía haber afectado algo. Pero no… Ni siquiera aquejaba de dolor...

  • Creo que a este nivel – y tocó su herida que pronto se cerró y lamiendo su sangre negra, continuó: - el dolor ya no me afecta más

Y saltó encima de él dejándolo con la boca arriba. Sujetó fuertemente su muñeca que casi por poco, rompía sus huesos.

  • Zin, suéltame… - gimió cerrando sus ojos – duele

  • Aún puedes sentir el dolor… - y miró a sus ojos con mucha dulzura.

  • Ya… por favor… duele

Le soltó sutilmente. Al ver la cara adolorida, no pudo contener sus risas.

-¿Qué te ríes?- dijo Bill con una voz ofendida.

  • Me río de ti y de tu ingenuidad… - y lo besó sus labios.

Pronto sus manos ocuparon a desbotonar la camisa que tenía puesta el joven y luego, emprendió a dar un paseo por su piel.

  • Eres tan hermoso, Bill

Cuando sus manos se ocupaban a bajar la cremallera de su pantalón, se escucharon unas voces detrás de ellos.

  • Miren, hay una pareja de homo follándose… - y se acercaron dos maleantes. Traigan consigo unas armas de fuego en sus manos.

  • Disculpa si estoy interrumpiendo algo importante – dijo uno de ellos matándose de risa – pero quiero todas sus pertenencias de valor

-¡Y un show de sexo gratis! – dijo el otro a carcajada.

Bill se puso algo avergonzado por la situación que se encontraba. Pero por otra parte, Zin seguía haciéndolo hasta que pudo meterlo en su boca (¿?).

  • Mira, lo tiene en su boca – gritó con los ojos sorprendidos.

  • Y si – dijo el otro, señalándole con su dedo.

  • Vamos, anda…Chúpalo con más gana – dijo el anterior acercándose más.

De repente, Zin se detuvo. Empezó a molestar por los comentarios que lanzaban esos estúpidos humanos.

  • Hey, ¿qué te pasa? Quien te dijo que puedes parar – dijo uno de ellos apuntándole con su arma en la cabeza de Zin.

-¡Sigue! – ordenó el otro – si no quieres una bala en tu cabeza.

-¿Y por qué no la disparas, imbécil? – expresó Zin con una cara presumida.

-¡¿Qué?! – manifestó el que apuntaba el arma – viejo, no ves que tengo una arma y no dudaré de usarla si no me obedeces mis órdenes.

  • A mí, nadie me da órdenes – gritó Zin con ira.

  • Viejo, de verdad, ¿quieres morir, eh? – dijo el que tenía el arma con la cara enfadada – y así lo que quieres, te mandaré al infierno, loco cabrón – y le disparó.

Zin se derrumbó al suelo con un hoyuelo en su cabeza donde brotaba una inmensa sangre negra. Como era de noche, los sujetos no se dieron la diferencia en su color.

  • Eh… ¿y tú por qué no gritas? – preguntó el otro extrañando la extrema calma de Bill ante un cadáver entre sus piernas. Como si fuera poco, los miró con los ojos de lástima.

  • Hey… ¿Qué te pasa? ¿Acaso te quedaste tan choqueado que no puedes gritar? – preguntó el que había disparado con una voz burlona y empezó a reírse como un loco.

De repente, la risa cesó. Ante la mirada sorprendida de su colega, el sujeto se quedó cortado en dos pedazos. La corte fue provocada por la mano de Zin quien lo utilizó como una espada, partiéndole a nivel de su ombligo en cuestión de segundo. El cuerpo abatió gran cantidad de sangre por el suelo.

  • Sus sangres están impregnadas de drogas y no merecen ser nuestro alimento – dijo Zin mirándole con odio al otro que se quedó totalmente en blanco. Quería escapar, correr por su vida. Pero ni siquiera podía moverse un dedo. Era como si estuviera bajo un hechizo dejándolo como una piedra. Sus gritos se ahogaban en su garganta como si lo tuviera en nudo.

  • Dios – fue todo lo que pudo pronunciar con su voz asustada. Aun podía ver cómo se escurría la sangre en aquel hoyuelo en su cabeza.

  • Dios no existe… Sólo los Supremos – esta vez dijo Zin con una sonrisa en sus labios.

  • ¡Ah!... ¿Qué me pasa? – dijo el sujeto todo asustado. Su mano que sujetaba el arma, se movía fuera de su voluntad y lo estaba pautándolo en su propia boca.

  • Dispara… - ordenó Zin con una voz suave.

  • NOoooo – gritó el sujeto y luego después yació en el suelo.

Por un lado, Bill observó con cierto desprecio a los dos cuerpos que estaban tirados a su lado y por otro, no pudo dejar de sentir lástima por ellos. Al menos si hubiese decidido matarlo él mismo, no sería en la manera tan cruel y dolorosa… Al menos… De verdad, Zin era todo un despiadado. Un asesino sin piedad… Un sujeto con el corazón de piedra

-¿En dónde nos quedamos? Ah… si – y volvió a meter en su boca y empezó a chuparlo con muchas ganas.

  • Zin, ya basta… - dijo Bill entre sus gemidos.

  • Y justo ahora que mi mejor fantasía se va a cumplir, me pides que dejes – manifestó con una cara resentida.

-¿Fantasía? – repitió.

  • De tenerle a ti en una piscina de sangre… - y lo besó.

Con sus manos empapadas de sangre, empezó a brotar todo su cuerpo ensuciándolo como un niño con crayones y luego, lamió con su lengua, lentamente.

  • Aun con la peor bebida, eres muy sabroso – decía en cada lamido.

  • Ah… Zin, ya… basta – dijo Bill todo ruborizado. Ya no podía aguantar ante tanto placer

  • Sólo gózalo… Deja que tus instintos te domine – dijo Zin abriendo sus piernas. Apoyando su sexo por su entrada, continuó: - como cuando aceptaste a Black como tu amo.

Y entró con violencia haciendo que Bill gritara del dolor.

-¿Te duele?... Eso si es bueno, Bill… es bueno – decía Zin mientras hacía su vaivén en forma brusca y rápida.

  • Ah… Zin… más despacio… - decía mientras gemía de dolor.

  • Ah… si… grita, grita de dolor

Cuando Justin llegó a la residencia, vio la limusina particular de Black en el garaje. En la puerta, le recibió el mayordomo a quien le preguntó si había regresado Bill. No, definitivamente no había regresado y tampoco el chico humano. Informó que el amo estaba esperándole en su recámara principal. Justin asintió de la mala gana y subió por las escaleras. Al llegar en frente de un portón, golpeó de la manera sutil y con educación, puesto que no estaba acostumbrado de ser educado. Pero en fin, había ciertos momentos que debía controlar sus modales y ésta era la ocasión.

  • Pase… - escuchó una voz firme, con acento de superioridad.

  • Ya he regresado, Black – dijo Justin abriendo los portones.

Y allí estaba el sujeto, sentando en una silla leyendo un libro como si fuese un hombre normal.

-¿Y Bill? – miró de la manera indiferente.

  • Tuvimos un cierto apuro y Bill tuvo que quedarse para arreglarse las cosas – dijo de la manera más natural. Bueno, a lo mejor, Black ya leyó sus pensamientos antes que atravesara por la puerta.

-¿Y cómo está Zin? – preguntó esta vez con una voz curiosa.

Y como lo suponía, leyó sus pensamientos antes que se diera cuenta.

  • Como siempre, presumido y orgulloso… Pero loco por Bill… - dijo suspirando algo. Y si, siempre la misma historia

Por un buen momento, Black se rió por el comentario de su ingenuo caballero.

-¿De nuevo celoso? – agregó esta vez con un cierto acento de juguetón.

  • Black… No digas esas tonterías – manifestó su disgusto. Pero otro lado, si… había dado en el punto clave

-¿Y dónde está tu juguete? – preguntó rápidamente como para cambiar el tema.

-¿Albert?...

  • Y si… Albert y quien podría ser más. Me dijo el mayordomo que salió y aun no ha regresado. ¿Dónde está?

  • Salió a dar un paseo… Le mandé a Natasha para vigilarlo – dijo Black volviendo a mirar el libro que sostenía en sus manos.

  • Pero… - manifestó Justin con una cara sorprendida – Natasha está muerta

-¿Qué? – dijo Black con la cara confundida. Antes que Justin pudiera explicarlo con sus palabras, Black leyó toda la información con sus poderes. Tirando el libro al piso, dijo: -¡Encuéntrelo!

  • Pero

  • ¡Encuéntrelo! – gritó esta vez levantándose.

  • Ah… si… - respondió. Pero la verdad no sabía que hacer. A diferencia de Bill, era la primera vez que confrontaba con el problema y no sabía a dónde comenzar

  • Definitivamente, esta vez si te lo eliminaré – susurró Black con ira.

Cuando William regresó a la base, fue directamente al consultorio de la Dra. Restarick. Aunque aborrecía de estar aquel sitio, su herida era bastante grave como para dejarlo así sin cuidado. Había notado que cada vez, le costaba mucho de curar sus heridas con sus poderes… ¿Qué le estaba pasando?

  • Veo que de nuevo estuviste jugando con el fuego – dijo la Dra. con el acento de siempre.

  • Y si – asintió con una sonrisa en sus labios – creo que seré un niño desobediente por el resto de mi vida.

La dama sonrió sutilmente y le indicó que se sentara en la camilla. Desinfectó su herida y luego la tapó con una venda limpia.

  • A diferencia de tu hermana, tú si que siempre te sales lastimado – dijo la Dra. Restarick buscando algo en el cajón de remedios.

Impresionado a que la dama dijese algo de su hermana, preguntó si ella también frecuentaba cuando aún estaba viva.

  • No… Ella si sabía como cuidar. No era como tú – y le lanzó unas tabletas de antibióticos – La única vez que vino, fue cuando se lastimó peleando con un tal sujeto llamado Justin.

  • Justin – pensó recordando su rostro.

  • Y luego después fue asesinada… - y se volteó en busca de otra tableta – fue horrible… yo examiné su cuerpo

-¿Y usted sabe quién fue el asesino? – preguntó William.

Por un segundo, William pudo notar el extraño comportamiento de la dama. Era como si estuviera más tensa más que lo normal.

  • No lo sé – dijo con una voz tranquila aunque cierto cambio en su timbre – sólo me dijeron que fue asesinada por uno de los cuatro caballeros de la Noche

  • Ella sabe algo y no me quiere decir – pensó William con una mirada indiscreta.

  • Toma, llévatela – dijo esta vez tirando otra tableta, disimulando una sonrisa nerviosa, continuó: - debes descansar

  • Gracias Dra. Restarick – dijo William antes de salir el consultorio.

  • Y si, ella sabe algo… - pensó caminando hacia su habitación.

Continuará

NOTA: Dios, que he hecho… Es la cosa más pervertida que he escrito hasta ahora. Tener sexo en medio de los muertos… eso si que he superado mis limites… Ahora no se van quejarse más diciéndome que soy mala en los asuntos de la cama (pues si, me dolió mucho cuando alguien me envió x msj diciéndome que soy floja en dicho asunto… y si, acepto que soy algo ingenua, pero cuando si quiero, puedo escribir cosas más extrañas y extravagantes que ni se imaginan). Como digo, mi imaginación sólo es superada por la otra más buena y si, la mía (que presumida x_x) En fin, ¿alguien puede adivinar de dónde saqué el título de este capítulo?... Es una música que he escuchado hace poco y me gustó. Y si adivina, le mandaré un regalo…=D