Bisexualidad Ocasional

Me picó la curiosidad aquella chica y quería saber que sentía estando a solas con ella...

BISEXUALIDAD OCASIONAL

La madrugada del sábado transcurría con normalidad. No acostumbro a ir de discotecas, pero aquella noche estaba en mi favorita: Metro. El local estaba lleno, como siempre que voy, de un gran número de hombre (en su mayoría gays), alguna tranny y muy pocas mujeres, entre ellas yo. Mi compañía era una pareja de chicos con la que había hecho un trío genial una semana antes.

Me acerqué a la barra a pedir algo para aliviar la sed que me provocaba el calor de la sala. Le susurré al oído al barman lo que quería. Mientras esperaba mi copa, me di cuenta de que alguien me observaba, quizás desde hacía bastante rato. Miré a mi alrededor y la vi. Era una chica de mi misma altura, de delicada figura, ojos claros y larga melena castaña. Se acercó hacia mí. Llevaba un escaso vertido verde y zapatos de tacón alto del mismo color. Me pareció bellísima.

.No es la primera vez que te veo por aquí.- me dijo al oído

.No, claro, he venido varias veces, pero yo nunca te había visto.

.Como imaginarás, yo si me había fijado en ti...

Acabando de pronunciar esas palabras, me miró a los ojos mientras se mordía el labio inferior. Aquello me provocó escalofríos. Admito que me sentí tremendamente nerviosa. Lo único que atiné a decirle fue si quería tomar algo.

.Por cierto, me llamo Sonia. No hace falta que me digas el tuyo; he

averiguado como te llamas.- dijo con una gran sonrisa

.Ven, te voy a presentar a unos amigos.- respondí sonriendo y ruborizada por lo que me acababa de decir

La cogí de la mano y la llevé conmigo hacia donde estaban mis amigos, Luís y Álvaro. Sonia entrelazó nuestras manos y me sujetaba con la otra la muñeca.

En el largo rato que estuvimos charlando y bailando los cuatro, Sonia no dejaba de echarme miradas fogosas y, de vez en cuando, me sorprendía con un fugaz besito en el cuello. Ella había descubierto mi punto débil en un abrir y cerrar de ojos,

.Sonia, necesito ir al baño. ¿Me acompañas?

.Claro.- se apresuró a responder

Las puertas de aquel baño no cerraban bien, así que le pedí a Sonia que pasara conmigo para que me aguantara la puerta. No me importó hacer pis mientras ella me miraba, sin perder detalle. Acabé y me subí la ropa. En ese momento, ella me besó con fuerza, beso al que yo correspondí. Salimos de los urinarios cogidas de la mano y volvimos a buscar la compañía de mis amigos. Luís se percató de que algo había sucedido.

.Tía, aquí ha pasado algo, ¿verdad?- preguntó ansioso

.Si, Luís. Nos hemos comido la boca en el lavabo. Me ha encantado. Esta chica me pone.

.¡Uf, madre mía! Un lésbico... ¡que rico!- dijo con voz sensual y divertida

Las palabras de Luís me arrancaron, sin remedio, una enorme carcajada. Y ahí seguimos los cuatro hasta que tuve ganas de irme. Estaba cansada ya; había estado trabajando muy duro aquel día. Me despedí de los chicos con un buen beso, tal como acostumbramos a hacer siempre que nos vemos. Ahora era el turno de Sonia.

.Cariño, ¿nos vemos un día de estos?

.Si, Sonia. ¿Quieres quedar el lunes por la tarde? Podemos ir a tomar algo y

charlar.

.Me parece perfecto. Tengo ganas de conocerte a fondo.

Intercambiamos números de teléfono y me acompañó a la salida de la disco. Sonia me abrazó y me besó, nuevamente, de una forma muy apasionada.

Terminada mi jornada laboral del lunes, me dirigí hacia el bar donde había quedado con Sonia. No me hizo esperar mucho. Llegó con unos vaqueros bien ajustados y una camisa azul con sólo dos botones abrochados. Pedimos nuestras correspondientes bebidas y hablamos por largo rato,

.En mi casa no hay nadie.- me lanzó en un momento en el que ambas estábamos calladas

.Pues vamos.- dije sin titubear

Atravesamos la puerta de su casa con la misma rapidez con la que ésta se cerró. Allí, en el recibidor, nos comimos la boca con ansias. Mientras esos besos no cesaban, me descubrí metiendo mi diestra en el pantalón de Sonia. Le estaba acariciando el trasero con fuerza, por dentro de su braguita. Por primera vez, quería acostarme con una chica, a solas.

Nos apresuramos a llegar a la habitación. Por el camino ya nos habíamos deshecho de varias prendas.Nos quedamos la una frente a la otra, con las dos únicas piezas de ropa que nos quedaban puestas: la braguita y el sujetador. Observé su cuerpo, fino, perfecto, con un tatuaje de mariposa junto al ombligo. Sonia se acabó de desvestir para mí, muy despacio. Sin dejar de mirarla, me recosté en su cama y le pedí que me hiciera compañía. Se acercó hacia mí, a gatas sobre el colchón, sus ojos sin apartarse de los míos, felinos, y su cuerpo desnudo. Nos besamos sin parar y ella me despojó de las prendas que todavía me quedaban. Sus labios dejaron los míos entreabiertos, para dedicarse a otros menesteres. Su sabia lengua comenzó a dibujar mi voluptuosa figura y se detenía en mi clítoris, una y otra vez, haciéndome temblar de placer, consiguiendo provocarme algunos orgasmos.

.Te voy a enseñar unas cositas.- dijo después de besarme con mis jugos en su boca

Abrió un cajón de la cómoda y sacó un par de pequeños consoladores. Volvió a tumbarse a mi lado. Nos besamos mientras Sonia ya comenzaba a utilizar sus juguetes conmigo. Bajó entre mis piernas, las abrió bien y me introdujo los dos consoladores, uno por cada lado. Su lengua se movía rápido, de arriba a abajo, como queriendo atrapar todos los fluidos que salían de mí.

Sus juguetes estaban muy alejados de las medidas que mi cuerpo había probado y estaba acostumbrado, Incluso mi mente se desvió hacia ese gran aparato, ese arnés guardado, celosamente, en el fondo de mi armario, con el cual había hecho tantas diabluras en la partes posterior de la anatomía de muchos hombres.Sus consoladores, a pesar de su destreza en usarlos, no me proporcionaban el placer que yo conocía muy bien.

Al llegar a otro orgasmo, hice que parara, que me dejara descansar en su boca. Sacó los aparatos de mí y cumplió mi deseo. Tras un beso largo, decidí cambiar el ritmo y los besos se tornaron rápidos y cortos. Mi instinto salvaje salió, tímidamente, a la luz con pequeños mordiscos, atrapando con mis dientes sus labios mientras sujetaba a Sonia de las muñecas.

Ahora era mi cabello negro el que se derramaba en su pecho y era mi boca la que besaba y atrapaba sus pezones, duros como piedras. Su piel se erizaba al paso de mi lengua y se volvía, nuevamente, aterciopelada cuando mi boca pasaba a explorar un nuevo territorio. Me detuve en su sexo palpitante; allí se notaba el anhelo de sentirme. Me lamí un par de dedos y le acaricié con dulzura antes de hundírselos en su agujero húmedo. Su boca se abrió para lanzar un fuerte gemido al aire. Eso me excitó muchísimo y me provocó un orgasmo sin ni siquiera tocarme, como otras veces me había pasado.

Con mis dedos dentro de ella, empece a saborear ese jugoso sexo. Los orgasmos no dejaban de llegar, uno tras otro. Sus manos atraparon, repentinamente, mi pelo rizado con fuerza y, ahí, supe que el gran orgasmo estaba a punto de hacer su aparición. Un abundante chorro comenzó a salir de ella. Yo había conseguido eso... No puede más que subir a besarla.

.Sé que es la primera vez que le haces esto a una chica, pero también es la primera vez que esto me sucede a mí. Estamos empatadas.- me dijo entre el

mareo que le había causado su enorme corrida.

Nos reímos y continuamos besándonos sin dejar de mover nuestras manos, la una en el cuerpo de la otra. Al cabo de un rato, Morfeo se apoderó de nosotras.

Me desperté temprano aquella mañana , a pesar de ser un día festivo. Miré por largo rato a Sonia, tumbada a mi lado, dormida, desnuda. No tardó demasiado en despertarse. Yo ya estaba acabando mi ducha. Entró al baño.

.Buenos días. He dormido como nunca. ¿Y tú?

.También, Sonia. Tu cama y la compañía han estado muy bien.

.¿Quién es ese chico al que nombras en sueños?- preguntó por sorpresa

mientras se disponía a hacer pis

.Es mi chico.

.No sabía que tuvieras novio.

. Está lejos y nos damos libertad para estar con otras personas.- expliqué

.Por eso no te noté completa anoche. Te faltaba algo que yo no tengo.

.Así es, Sonia. Pero no es sólo anatómico, también es sentimental.

.Me alegra tu sinceridad. Es difícil encontrar eso en las personas.

.He disfrutado mucho contigo. Me gustas mucho, Sonia, pero no basta para

seguir.

. Lo sé y me encantará seguir, aunque sea, como amigas, sin más.

.Agradezco tu compresión y acepto con gusto la amistad que me ofreces.

Nos abrazamos percatándonos del incidente: mi toalla se había caído. Las risas no se hicieron esperar. Allí estábamos, dos recientes amigas, abrazadas, desnudas, riendo después de que, horas antes, nos habíamos dado placer la una a la otra.

Ya de vuelta a casa, encerrada sola en mi habitación, mi mente brilló igual que lo hacía el Sola que entraba por mi ventana. Había disfrutado mucho con Sonia, conociéndola íntimamente, pero sabía que eran los hombres los que me satisfacían al cien por cien, los que me complementaban. Mis ganas de saber más de mí, de conocerme, mi curiosidad había sido saciada. Fui plenamente consciente de que besar a un hombre, acostarme con él, disfrutar su miembro bien duro, no se podía comparar con la incompleta forma en que me había entregado a Sonia y a otras dos mujeres, éstas como parte de un trío (por separado), y con las cuales también había gozado. En definitiva, fui consciente de lo que llamé "Mi Bisexualidad Ocasional", o lo que es lo mismo, de mi adoración por los hombres y saber que no me importa dar placer a una mujer si se da la ocasión.

Me tumbé en la cama con una amplia sonrisa pintada en la cara, satisfecha de saber que un ciclo de mi vida había sido completado. Sabía perfectamente lo que quería.

MISSHIVA