Bimbo.com

La leyenda habla de un sitio web mágico que encubre mensajes subliminales para que, quien lo vea, se transforme en una bimbo en 48 horas.

Prólogo: Viernes por la noche.

  • Te juro, Cindy, que debes relajarte un poco -dijo Caty.

Cindy tenía los ojos cubiertos, mientras Caty miraba la televisión fijamente y con fascinación. La película mostraba a un hombre con la cara desfigurada, gran sombrero marrón y uñas largas y afiladas como cuchillos, persiguiendo a una indefensa muchacha por unas escaleras.

- ¡Esta es una de las mejores partes, Cindy, abre los ojos! -le dijo mientras arrojaba un almohadón a la cabeza de su amiga, logrando que ésta quitase las manos que cubrían su cara y le echase una mirada desafiante.

- ¡Mira que eres pesada!

Eran las ocho de la noche. Los padres de Cindy estaban fuera de la ciudad, por lo que Caty había venido para hacerle compañía. Cindy no imaginó que la compañía incluiría películas de terror, pero Caty había insistido en alquilarla.

- ¿Ya terminó? -preguntó con la voz apagada bajo la palma de sus manos.

- Sip -respondió Caty.

Cindy lentamente descubrió sus ojos y fijó la vista en el televisor, justo para ver la mano de Freddy Krugger enterrándose en el estómago de la muchacha. Cindy se estremeció, dió un grito y rápidamente volvió a cubrirse la cara.

- ¡No puede ser! Me dijiste que había terminado

Caty solo río. -Deberías ver estas películas más seguido, así no te asustas tanto.

Cindy miró detenidamente a su amiga. -Preferiría no desensibilizarme nunca a este tipo de porquerías.

Para Caty fue suficiente. Se sentó sobre sus rodillas y alcanzó a oprimir el botón de Stop de la reproductora de video. La cara de Freddy fue sustituída por una pantalla totalmente azul, con la palabra Stop en la esquina superior izquierda. El clima de la habitación se tranquilizó, lo que nuevamente animó a Cindy a descubrir su rostro.

- ¿Por qué la paraste? -le preguntó

Caty se levantó y fue hasta la cama de Cindy. -La he visto un millón de veces. La alquilé porque pensé que te gustaría.

- Está bien, no tienes por que apagarla. Vuélvela a poner que la miraré.

Caty se encogió de hombros. - No, está bien.

- De veras te lo digo. -Cindy no quería aparecer como un gatito asustado, aunque sabía que lo era.

- Tranquilízate. Ya encontraremos algo para hacer.

Se quedaron en silencio, evaluando posibilidades, hasta que Caty dijo:

- Podríamos llamar a Bloody Mary...

Cindy la miró un tanto asustada. -¿Y eso que es?

Caty se colocó delante de su amiga, y cara a cara le dijo: - Bien. Debes ponerte de pie frente a un espejo, te miras fijamente a los ojos y dices su nombre 5 veces...

Cindy miraba aterrorizada, pero seguía escuchando.

- ... entonces, dicen que ella pasará a través del espejo y...

Caty dejó de hablar provocando suspenso y la impaciencia de Cindy quien apremió: - ¿Y...?

- Es todo lo que se. Nunca lo hice antes. Deberíamos intentarlo y ver que sucede.

Cindy retrocedió, agitando sus manos en el aire: - ¡Ni loca, de ninguna manera voy a hacer eso!

Caty la tomó del brazo: - Oh, vamos. Será divertido.

Condujo a su amiga hasta el cuarto de baño y encendió la luz.

- Bien, tenemos que decirlo juntas...

Cindy todavía desconfiaba, pero se dejó llevar por su amiga.

- Bloody Mary... -dijeron al unísono.

- Bloody Mary... -Caty se encontraba detrás de Cindy, manteniendo contacto visual con su amiga a través del espejo. Estiró su mano hacia atrás y apagó las luces. Cindy estuvo a punto de protestar, pero se detuvo. Caty asintió con la cabeza para que continúen.

- Bloody Mary... -Ambas se pusieron un poco más tensas.

- Bloody Mary... -Se miraron.

Y entonces se detuvieron. Cindy sacudió el hombro de su amiga. -No lo dijiste.

Caty se rió. - Tú tampoco. -Ambas se rieron y volvieron a la habitación.

Hicieron zapping por diferentes canales de TV. Miraron un rato algún que otro programa humorístico y se detuvieron algunos instantes en viejos dibujos animados. Charlaron sobre cosas de mujeres y sobre muchachos. Ambas no solamente eran compañeras de Facultad, sino que se conocían desde la niñez.

Caty comenzó a contar sobre las últimas citas que había tenido. Contó que había salido con un tipo la noche anterior y que le había hecho una chupada de pija sin que él se lo hubiese pedido.

- Realmente me asustas. Yo no se como puedes estar haciendo esas cosas. A mí no me gusta para nada. -Cindy estaba un poco desilusionada con su amiga. No entendía como podía llegar tan lejos con chicos que apenas conocía. Nunca había tenido ese tipo de comportamiento. Últimamente parecía estar actuando como si....

El aburrimiento empezó a consumirlas. Eran las diez de la noche. Finalmente, Caty se levantó:

- ¡Ya se lo que podemos hacer! ¡Entremos a Bimbo.com!

Cindy la miró escéptica : - ¿Y eso que es?

  • Es un sitio web.

Cindy suspiró: - Sí, me lo imaginaba.

  • Es un sitio mágico.

Cindy dio vuelta los ojos. - No, Cindy, creeme que es bien real. David me lo mostró. Es como aquellas leyendas urbanas, ¿sabes a lo que me refiero?

Cindy volvió a suspirar y dijo: - Por definición, las leyendas urbanas son falsas.

Cindy se incorporó y se dirigió hacia la cocina, pero Caty la tomó de atrás.

- Espera, espera. Es lo más. Ven. -lanzó una risita tonta mientras arrastraba a su amiga hacia la computadora.

- ¿Por qué hablas con ese tonito y te ríes como una tonta? Hace un tiempo que vengo observándote y lo has venido haciendo mucho últimamente.

Caty se encogió de hombros: - ¿Yo...nnno? Apenas lo he notado...

Prendió la computadora y se conectó a Internet. Escribió la dirección de la página sobre la barra de direcciones del navegador. Escribía letra por letra con su dedo índice como teniendo que buscar donde se encontraba cada tecla. Era raro porque Caty estaba planeando convertirse en una programadora de computadoras y por lo general tenía una velocidad de mecanografiado excelente.

- ¿Por qué tipeas de esa manera?

  • ¿De qué manera...? -terminó de tipear la dirección y presionó Enter. La barra de estado comenzó a mostrar el progreso de carga de la página. Sin embargo una página en blanco apareció en pantalla con la leyenda: "La página no puede ser encontrada" .

Cindy rió disimuladamente: - ¿Así que ésta era tu gran idea?

Caty se dio media vuelta y dijo a su amiga: - En realidad, ya estamos dentro. Lo que buscamos está detrás de esta página...

Cindy arrugó las cejas y dijo: - ¿Y que diablos se supone que todo esto significa?

Miraron la página en blanco.

  • Está detrás de esto -repitió Caty pasando su mano por la pantalla de la computadora- Es algo....como se dice....algo....subil....subli....

  • Subliminal -completó Cindy.

- ¡Sí! -exclamó Caty, riendo tontamente una vez más.

- ¡Caty! Por qué te sigues comportando como una ton....

  • ...y entonces la leyenda dice que quien se quede observando esta página, se convertirá en una bimbo en 48 horas.

  • ¿Que es una bimbo?

  • Ya sabes: grandes tetas, pelo rubio, hueca totalmente de cerebro...

  • ¿Como la clase de chicas que yo detesto?

  • ¡Sip!

  • Es verdad, es atemorizante -dijo Cindy entre risas, mientras Caty se reía nuevamente como una boba- ¿Dónde me has dicho que has escuchado de la existencia de esta página?

- David me lo mostró, cuando salimos el miércoles por la noche.

  • Bien, eso fue hace dos días. ¿No deberías haberte convertido ya en un bimbo? -dijo Cindy con una sonrisa.

Caty la miró confundida: - ¿Eh....?

- Dijiste que la conversión se lleva a cabo en 48 horas. Bien, si esto comenzó el miércoles pasado...

A Caty le resultaba difícil pensar en eso y comenzó a preocuparse. Y fue entonces que Cindy notó algo: el cabello de Caty se había tornado un poco más rubio.

- ¡Caty! ¿Que le pasó a tu pelo? Está...rubio. Bueno, un poco más rubio...

Caty frotó su cabeza: - N..no se....¡Cindy! ¿Por qué no puedo pensar claramente -dijo asustada.

Pero la que había comenzado a asustarse era Cindy. El pelo de Caty ahora era completamente rubio. Además, sus tetas parecían estar creciendo. Ambas se levantaron.

- Cindy, ¿qué...qué está sucediendo? Es todo tan gracioso y divertido... -una risita boba puso final a su frase y su voz se había puesto mucho más aguda.

- Te estás convirtiendo...¡Bueno, ya basta! Lo que sea que estés haciendo ya no me parece nada gracioso.

Caty de repente sonrió y hablando en tercera persona dijo: -¿Como? Ji, Ji. Caty no está haciendo nada... Ji, Ji. -de pronto la sonrisa se transformó en una mueca de desesperación- Cindy, ¡ayúdame...!

Sus tetas habían estirado al máximo la remera y los pezones se marcaban con total intensidad. Sus pestañas crecieron y una mirada de muñeca comenzó a transfigurar su rostro. Los ojos de Caty se revolearon y cayó de espaldas sobre la cama. Quedó allí inconsciente, con los ojos cerrados. Cindy se acercó preocupada. Agitó su mano por delante de la cara de quien hasta entonces era su mejor amiga y se asustó al parecerle que no tenía ni aliento.

- ¿Caty...? -la llamó para hacerla reaccionar. De repente los ojos de Caty se abrieron de par en par.

- Ji, Ji. ¡Caty se siente mucho mejor ahora!

Capítulo Uno: Sábado

Amanda Jenkins se sentó frente a su jefe, el Sr. Rouse. Él se sentó tranquilamente, fumando su cigarro, pensando. Amanda estaba nerviosa. Jugaba con su cartera, la cual reposaba sobre su falda. Con sus pies seguía el ritmo de alguna canción pasajera que seguramente había escuchado por radio, por la mañana.

El Sr. Rouse se quedó observándola pero rápidamente perdió la mirada en otro lado. Finalmente, le dijo:

- Está bien, Amanda, voy a dejarte hacerlo...

  • Oh, gracias Sr. Rouse. Le aseguro que no se arrepentirá -contestó, tratando de permanecer fría y profesional, pero por dentro su cuerpo estaba revolucionado.

- Pero que quede bien claro. Lo echas a perder y vuelves a atender los teléfonos. ¿Está claro?

- Sí, señor. Muy claro. Le aseguro que no se arrepentirá. Gracias, muchas gracias.

Él le hizo una seña con la mano para que se retirase y ella se levantó presurosamente y apretó el paso, no sin antes agradecerle nuevamente. Después de recorrer el amplio corredor y una vez que se aseguró de estar fuera del campo de visión de cualquiera que anduviese por allí, Amanda levantó sus brazos en señal de triunfo y exclamó: -¡Sí, sí, sí. CNN, aquí voy...!

Ella había estado trabajando muy duro para convertirse en periodista de noticias. Rápidamente aprendió que su única opción era comenzar desde abajo, consiguiendo un trabajo en el periódico EL SOL. Era uno de esos ridículos tabloides que exageraban al máximo cualquier noticia que caía en sus manos. Pero era un trabajo. Desafortunadamente, el Sr. Rouse no la necesitaba como periodista y la contrató como secretaria.

Finalmente, una historia local sobre una muchacha que había sido internada en un hospital, después de declarar que su amiga se había transformado en una especie de "bimbo", iluminó en Amanda la idea de que ese podía ser su punto de partida como periodista. Después de mendigarle al Sr. Rouse, él finalmente estuvo de acuerdo en que ella intentara escribir un artículo sobre el tema.

Había sucedido la noche anterior, pero rápidamente la noticia se había esparcido por el pueblo. Aparentemente, la muchacha era una buena estudiante y nunca se había metido en problemas. Amanda creyó que el mejor lugar para comenzar era el hospital, donde esta muchacha, de nombre Cindy, estaba siendo tratada.

Amanda llegó al hospital un poco antes de las dos de la tarde. Estacionó su auto y camino por el amplio estacionamiento. Era un día nublado y triste. Suponía que la lluvia podía comenzar a caer en cualquier momento. Estaba abrigada y cubierta por su bufanda. Una pequeña cartera permanecía debajo de su brazo. Sus mejillas enrojecían al enfrentarse al fuerte viento.

No más llegar a la entrada, una oleada de calor la envolvió. Era realmente agradable. Se dirigió hacia la mesa de entradas y le dedicó una amigable sonrisa a la recepcionista.

- Hola, soy del diario EL SOL y le agradecería mucho si usted me pudiese decir en que habitación se encuentra la señorita Cindy Connors.

La vieja mujer le contestó rápidamente sin que se refleje una sola emoción en su cara.

- Lo siento. Esa información solo se la brindamos a los familiares.

Amanda sonrió tratando de mantenerse tranquila.

- Lo entiendo, pero sería muy amable de su parte si usted pudiese decirme....

La mujer la interrumpió. -Lo siento. Tendrá que retirarse. Que tenga un buen día .

El teléfono sonó detrás de la mujer y esta giró hasta darle la espalda a Amanda para poder atenderlo. Amanda aprovechó que la mujer no la observaba y le sacó la lengua burlonamente. Estaba a punto de retirarse cuando notó el libro abierto sobre el escritorio de la recepcionista. Se acercó un poco más al escritorio y se asomó sigilosamente sin llamar la atención de la mujer que continuaba hablando por teléfono con una tal "Margarita" sin prestarle atención en absoluto a la joven reportera.

Amanda aprovechó y comenzó a pasar las hojas del libro, hasta encontrar la letra "C": Cawley, Chanders, Cobb....Finalmente encontró Connors: Connors, Cindy. Habitación 217.

Le hizo la señal de Fuck You a la espalda de la mujer y se dirigió a los ascensores. Llegó al segundo piso y se orientó por las flechas que le iban indicando donde se encontraba la habitación de Cindy. Cuando la encontró, aprovechó que la puerta estaba semi abierta y entró.

La habitación estaba a oscuras. Las ventanas estaban cerradas y la televisión apagada. Amanda echó un vistazo y vio a Cindy, sobre la cama, durmiendo. Una mujer de mediana edad se encontraba en un sillón, al lado de la cama, con la cabeza apoyada sobre sus manos, tambien durmiendo. Sus ojos se abrieron de repente cuando sintió la presencia de un extraño.

- Uh, ehh...¿quién está allí? -preguntó aún semi dormida.

- Hola, ¿la señora Connors?

- Sí.

- Hola, yo soy Amanda Jenkins, del diario EL SOL. Me gustaría saber si puedo hacerle algunas preguntas a Cindy... -notó que la chica se encontraba profundamente dormida y en estado lamentable- o por lo menos a usted...

- Retírese -dijo la mujer poniéndose de pie- Nosotros no tenemos intenciones de aburrir a sus lectores. Cindy no vio ningún fantasma como para que usted lo pueda publicar en su diario. Ella sólo pasó por un suceso traumático. Déjenos.

Era evidente que la mujer estaba furiosa, sin embargo mantuvo la voz casi en un susurro para evitar que Cindy se despertase.

Amanda no se iba a dar por vencida fácilmente: - Por favor, déjeme quedarme aquí hasta que Cindy despierte. No es mi intención explotar a su hija...

Amanda fue interrumpida por una voz que dijo: -Tienes que advertir a todos...

La reportera y la madre de la muchacha miraron hacia la cama y vieron a Cindy sentada con los ojos bien abiertos.

- ¿Qué estás diciendo, Cindy?

La muchacha estaba claramente agitada.

- Tienes que advertir a todos sobre el sitio web...

La madre de Cindy la miró sorprendida: - ¿De qué estás hablando, querida?

- ¡Es peligroso! Hay que advertirle a todo el mundo...

Amanda intentó calmar a la muchacha: - Está bien, querida, lo haré, lo haré. Ahora, ¿que quieres que advierta a todo el mundo? ¿Qué sitio web?

- El sitio web que Caty y yo... -su voz se estremeció al nombrar a su amiga- ...el sitio web que Caty y yo visitamos.... el que ella había mirado dos días antes... el que provocó todo....

- ¿El que provocó....qué?

- El......cambio -dijo Cindy después de dar un largo suspiro.

- El cambio.......¿como el que sufrió Caty?

- ¡Sí! ¡El mismo cambio que voy a sufrir yo si no me sacás de acá antes de mañana a la noche! -dijo Cindy mirando fijamente a su madre.

La madre de Cindy acarició su brazo: - Vas a estar bien, querida. No te preocupes. Aquí te van a cuidar muy bien...

  • ¡No es suficiente. Hay que parar ese sitio web. Nadie más pudo haberle provocado ese cambio a ella. Vos no viste lo que yo ví. Se transformó delante de mis propios ojos!

Amanda ya tenia su cuaderno abierto y sostenía una lapicera.

- ¿Cuál es el sitio web exactamente?

Una vez que finalizó de hablar con Cindy, Amanda se retiró. Le agradeció a su madre, quien todavía no parecía aprobar lo que estaba pasando, y agradeció a Cindy, quien una vez que terminó de contarle todo a la periodista nuevamente cayó en un profundo sueño. Regresó a su coche y se dirigió a su casa.

Amanda vivía sola. Tenía 27 años y había estado casada, pero había sido un error...Sus relaciones eran pasajeras. Nada de chicos, nada de compromisos familiares. Sólo ella y su trabajo. Y estaba feliz con esa forma de vida.

Llegó a su casa y dejó sus cosas sobre el escritorio. Se preparó algo de comer y se dispuso a estudiar el material que había obtenido.

Cindy no aparentaba estar bajo los efectos de drogas. Su sangre no contenía alcohol y parecía estar mentalmente estable. El trauma de ver transformarse a su amiga, de la manera en que se lo había contado, era suficiente como para requerir atención médica. El paradero de Caty aún era un secreto.

Amanda volcó sus notas a la computadora el resto de la noche. La televisión prendida detrás de ella anunciaba las últimas noticias del día. No se interesó en conocerlas. Estaba a punto de apagar todo para irse a dormir, cuando encontró en el margen del cuaderno el nombre del sitio web del que Cindy la había advertido: "Bimbo.com", dijo en voz alta. Tomó el mouse y abrió su navegador de Internet, mientras la descripción oída durante el día sobre los cambios de Caty fluían en sus pensamientos.

¿Y si fuera verdad?, se preguntó. Se río de si misma y finalmente tipeó la dirección y oprimio "Ir".

Al cabo de unos segundos se enfrentó con una página en blanco que decía: " La página no puede ser encontrada ". Se quedó mirando fijamente la pantalla, como hipnotizada. Notó como que algo podía observarse.... sutílmente.... detrás de la página. Pero no le dio importancia.

- Hummmm... nada.... como me imaginé.

Eran las doce de la noche. Apagó la computadora y el televisor y se dirigió a su dormitorio, donde durmió profundamente hasta la salida del sol.

Capítulo Dos: Domingo

Amanda abrió los ojos, desperezándose con un gran bostezo. Se sentó en la cama, sintiendo el aire frío sobre sus pezones, cuando la manta que la cubría se deslizó hacia abajo. Se incorporó poniendo los pies sobre la alfombra mientras su cola se sacudía a medida que bajaba las escaleras hacia el living.

Ahí fue donde cayó en la cuenta y quedó helada. Se miró a sí misma: - ¡Qué demonios......! -exclamó en voz alta. Su mente empezó a funcionar a una velocidad sideral, tratando de imaginar que podía haber sucedido: - ¡Si yo tenía ropa puesta....! Rápidamente volvió a su habitación y examinó el suelo. Su camisa de dormir y su ropa interior estaban apiladas en una esquina.

Fue corriendo hacia ellas y las recogió

- ¿Me las habré quitado en sueños? -se preguntó.

Tocó sus tetas y las encontró sumamente sensitivas. - ¡Oh, mi Dios! -exclamó cuando sintió una ligera comezón en su entrepierna al acariciar accidentalmente con su mano los pezones.

Decidió olvidarlo. Tomó una ducha, se vistió y comenzó a reunir el material para el día. Hoy tenía planeado encontrarse con Caty. Seguramente alguien sabría donde se encontraba la muchacha.

Cuando fue a recoger su cuaderno, le echó una mirada a la computadora. La pantalla estaba apagada. Recordó haber estado intentando ver el sitio web sobre el que Cindy le había advertido. " A ver si todaviá.... ", empezó a considerar pero rápidamente alejó esos pensamientos de su cabeza. Lo que había sucedido con su ropa de dormir había sido solamente una coincidencia. Aunque no estaría nada mal tener un poco de buen sexo esta noche.

- Podría ser. Esta noche podría ir a un bar, después que termine este trabajo, y tener algún "touch and go" -se encontró pensando en voz alta.

Antes nunca se le había cruzado por la cabeza tener sexo ocasional de una sola noche.

Amanda condujo de prisa hacia la comisaría local. Durante todo el viaje se retorció en su asiento. Estaba mucho más caliente que lo habitual. Nunca se preguntó por qué. Solo sabía que necesitaba descargarse. Su mano serpenteó bajo su larga y negra pollera y lentamente comenzó a frotar en círculos su clítoris. Una sonrisa se dibujó en su cara mientras disfrutaba el jueguito, mientras conducía por la carretera.

Se detuvo en el semáforo y observó el automóvil de su izquierda. Un hombre de cabellos morenos la observaba detenidamente detrás de unos lentes de sol. Ella le sonrió mientras se frotaba más intensamente. El extraño le devolvió la sonrisa y le señaló el semáforo. Miró hacia adelante y notó que la luz se había puesto verde. Ruborizada, quitó la mano de su entrepierna. El hombre aceleró y ella arrancó lentamente.

Al llegar a la comisaría, Amanda acomodó su pollera. Se la levantó un poquito, imaginando que los hombres que se encontraban dentro iban a cooperar más si veían un poco más de piel. Utilizando la misma lógica, desabrochó los primeros dos botones de su blusa.

Recibió un bombardeo de miradas cuando ingresó. El hombre que se encontraba detrás del mostrador hizo lo que pudo por mantener su mirada por encima del cuello de Amanda, pero ella lo descubrió echando un vistazo por debajo, de tanto en tanto. - Esto resulta divertido..... -pensó.

- ¿Puedo a..yudarla, se..ñora? -dijo el hombre tartamudeando mientras comenzaba a sudar.

- Por supuesto, oficial. Me preguntaba si podía conseguir una pequeña información de su parte -dijo inclinándose hacia adelante.

- Q..ue clase de info..rmación.

- Necesitaría saber en que hospital se encuentra internada Caty O'Brien.

El policía recuperó un poco la compostura y revisó sus papeles.

- Lo siento señora pero es información reservada.

Amanda no se rindió tan fácilmente.

- Pero...oficial... -lentamente llevó la mano hacia su blusa y desabrochó el tercer botón. El sujetador blanco ya se hacía visible bajo la blusa - ...haría cualquier cosa por saber...

Una parte de su cerebro se preguntaba por qué estaba haciendo eso. " No es para nada mi estilo ", pensó. Sin embargo mantuvo su actitud seductora.

El policía, tratando de no bajar la vista hacia el escote de la atractiva señora, dijo:

- Lo s..iento, se..ñora, pero es una tet.., perdón, un tanto privado y so..lo lo pueden saber fa...miliares y amigos...

Amanda tomó con sus manos las tazas del sujetador y lentamente comenzó a bajarlos.

- Pero oficial.... yo soy una amiga....¿Ve?

Entonces dejó que sus tetas escaparan del sujetador, a plena vista del individuo. El oficial quedó con la boca abierta de par en par ante los senos descubiertos de Amanda.

- Yo puedo mostrarle más, si usted me dice algo... -le dijo con voz sensual.

- ¡Oh, sí, desde luego! Se encuentra en el hospital psiquiátrico Grandview. ¿Quiere que se lo deletree? ¿Necesita la dirección?

Amanda rápidamente guardó sus tetas y le guiñó el ojo al pervertido policía.

- Así está mejor -le dijo dándose media vuelta y saliendo de la comisaría con la camisa todavía abierta.

Camino al hospital se preguntó por qué había recurrido a "encandilar" a un extraño para obtener la información que necesitaba. ¿Siempre había tenido esa destreza para extraerle información a la gente y nunca se había dado cuenta? No lo sabía pero se sintió muy bien de saber que podía tener el control. Pensó que el policía le podría haber pedido cogerla para darle la información y lo gracioso era que, seguramente, ella hubiese accedido. Necesitaba tener sexo ya. De cualquier forma...ni siquiera sabia el nombre del hombre, pero eso pareció encenderla aún más.

Estacionó su automóvil en el estacionamiento del hospital, descendió y acomodó su ropa. Tenía que disimular ese aspecto de "perra" con el que había salido de la comisaría. Ahora era hora de ser una profesional. Tomó su bolso y se dirigió a la entrada.

Le dijo a la recepcionista que ella estaba allí para visitar a su querida amiga Caty y darle todo el apoyo que esta necesitase. Sorprendentemente, la excusa fue más que suficiente para convencerla. La mujer parecía un tanto..."hueca". Ese tipo de gente siempre fue la más fácil de engañar. Antes de alejarse, Amanda observó que sobre la pantalla de la computadora de la recepcionista había un viejo post-it pegado con las palabras "Bimbo.com" escritas en él. Hummm, seguramente la empleada también había escuchado sobre ese sitio web.

Tomó el ascensor hasta el 4º piso. Descendió y giró a su izquierda. Caty estaba encerrada en un cuarto con paredes acolchadas. Al parecer hubo que ponerle un chaleco de fuerza para cuidado de los guardias y de sí misma. Amanda llegó hasta la puerta de la habitación D4 y echó un vistazo por la ventana.

Adentro, una joven adolescente estaba sentada en una esquina. El chaleco mantenía sus brazos atados alrededor de su cuerpo. Tenía la mirada perdida y una sonrisa tonta se dibujaba en su rostro, mientras miraba todo a su alrededor. Su cabello castaño había sido reemplazado por un rubio brillante, tal como Cindy le había dicho a la policía.

- ¿En que puedo ayudarla, señorita? -Oyó una voz detrás suyo que la sobresaltó.

Amanda dio un respingo y se dio vuelta.

- Uy, perdón, me asustó -dijo conteniendo el aliento- tenía entendido que usted me podía conducir hasta la habitación de Caty. Tengo pautada una entrevista con ella. El guardia la miró con actitud de sospecha.

- Nadie me dijo que iba a venir una reportera. ¿Quién le dijo que se encontraba aquí?- ¿Usted cree que yo hubiese llegado hasta aquí si alguien importante no lo hubiese autorizado?

El razonamiento pareció convencer al guardia. Se encogió de hombros y tomó un manojo de llaves que colgaban de su cinturón. Colocó una de las llaves en la cerradura y abrió la puerta. Amanda le agradeció e ingresó.

La puerta se cerró de golpe detrás suyo y Amanda notó que el guardia se quedó observando detrás de la ventana circular. Se dio la vuelta y enfrentó a Caty O'Brien, que seguía sentada en una esquina de la habitación.

- ¡Qué onda! Soy Caty -dijo la alegre adolescente.

Amanda se sentó en el piso frente a ella.

- Hola Caty. Mi nombre es Amanda Jenkins. Soy periodista del diario EL SOL. ¿Lo conoces?

La adolescente perdió la vista en la nada y una expresión vacía cubrió su rostro.

- No tiene importancia -continuó Amanda- sólo quería hacerte unas pocas preguntas sobre lo sucedido el viernes por la noche. ¿Recuerdas lo que sucedió ese viernes?

- ¡Totalmente! Yo...esteeee... fui a la casa de Cindy y la convencí para que mirásemos la página web. Luego....esteeeee....toda esa gente vino, me agarró.... y me trajo aquí -intentó explicar Caty con los brazos amarrados alrededor de su cintura- Ellos, esteeee...no me dejan jugar con mi coñito....por alguna razón....no me dejan tocarme.

Intentó sin demasiada convicción deshacerse del chaleco. Una mancha húmeda era visible entre las piernas de Caty. Amanda pudo sentir su propio coño mojado. La reportera buscó en su bolso y sacó una foto escolar de Caty. La colocó frente a su cara y le dijo:

- Caty, ¿recuerdas quién es ella?

La "chica bimbo" observó por un rato la foto y rió tontamente: -¡Sí! .... esteeeee... ¡Soy Yo! Antes de ver la bonita página web.

Esa frase capturó la atención de Amanda.

  • ¿Página web?

  • Sí, esteeee.... ¡Bimbo.com!

  • ¿Qué es lo que hace esa página web? -preguntó Amanda recordando lo que Cindy había dicho sobre "el cambio" que provocaba.

- Esteeeeee.... te hace bonita... -contestó Caty riendo tontamente una vez más.- ¿Tú ya la has visto?

- Sí, lo hice. ¿Y eso que significa? ¿Que estoy por convertirme en.... -Amanda no pudo encontrar las palabras correctas. - ......bueno......como tú?

Caty volvió a lanzar su risita.

- Cindy va a estar verdaderamente bonita esta noche. Esteeeeee....ya han pasado dos días.-¿Dos días? ¿Por qué dos días?- Es lo que lleva.... esteeeee....cambiar.

Amanda la había observado la noche anterior. Si todo eso era verdad, ella tenía hasta mañana a la noche para saber como continuaba todo. Esto se había transformado en algo más que una pequeña noticia. Ella estaba implicada ahora, mucho más de lo que le hubiese gustado.

Caty interrumpió sus pensamientos:

- ¿Te excita convertirte en una bimbo?

Amanda se apresuró en salir del hospital. Sabía que algo andaba mal. Su mente parecía estar obsesionada con sexo, pollas, tetas, cogidas, mamadas y....

-¡Basta! -gritó dentro del auto. No podía aclarar su cabeza, sentía deseos de cogerse al primer extraño que se le cruzase ahora mismo. No era su forma habitual de proceder. Nada tenía sentido. Solo sabía que tenía que regresar al hospital donde estaba Cindy internada para comprobar si todo era verdad. El reporte policial decía que Cindy había visitado el sitio web a eso de las diez de la noche. El momento se acercaba a medida que iba anocheciendo.

Estacionó y se metió directo en los ascensores. Un joven doctor subió con ella. Las puertas se cerraron y su mente se llenó de imágenes de ella mamándole la polla y dejándose penetrar por el culo. Amanda comenzó a sudar y a respirar pesadamente.

Afortunadamente las puertas se abrieron y ambos salieron. De otro modo, ella probablemente hubiese violado al pobre muchacho. El reloj le decía que faltaban apenas 15 minutos para que Cindy llegara a su hora límite. Si lo que se decía era verdad, entonces Amanda estaba verdaderamente en problemas. Recorrió el pasillo de prisa y llegó hasta la puerta de la habitación que se encontraba cerrada.

Golpeó y entró sin esperar respuesta. Encontró a Cindy totalmente desvelada y mirando fijamente el reloj que se encontraba frente a su cama. Estaba sola.

- ¿Cindy? -dijo Amanda casi murmurando.

- Es demasiado tarde para mí -contestó totalmente desanimada- No estamos seguras que suceda

- Estoy segura que Caty se sentía igual -dijo Cindy con una sonrisa entristecida.

Amanda se sentó en el borde de la cama y le tomó la mano.

- Vas a estar bien, no te preocupes -Cindy no parecía convencida- ¿Donde está tu madre?

- Se fue a trabajar. Estuvo aquí los últimos dos días -dijo Cindy sin quitar la vista del reloj.

Se quedaron en silencio. El tic-tac del reloj se hacía cada vez más fuerte y retumbaba en sus cabezas.

- Espero que suceda rápido. -murmuró Cindy - Deberías llamar al doctor para que venga aqui. Seguro que van a tener que sujetarme y amarrarme.

- ¿Que quieres decir? -una imagen de Caty luchando contra su chaleco de fuerza estalló en la cabeza de Amanda.

- Caty intentó.... tener sexo con los policías que vinieron a detenerla -sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas- Actuaba tan distinto, pero ya no era ella...Por favor, ¡no dejes que yo actúe de la misma manera!

Amanda realmente sentía pena por esa pobre muchacha.

- Cariño, vas a estar bien. Trata de relaj....

Y entonces lo que vio la enmudeció. Los pechos de Cindy, lentamente, comenzaban a crecer ante sus ojos. Cindy pareció no darse cuenta, pero notó algo extraño en la mirada de Amanda

- ¿Qué...? ¿Qué pasa...?

- ¡Mi Dios...! -Amanda vio como el cabello de Cindy se ponía cada vez más claro. Todo sucedía muy rápidamente. Retiró la manta que cubría parte del cuerpo de Cindy para ver que sucedía. Su cintura se había encogido bastante. Sus pechos habían duplicado su tamaño.

- ¡Oh, No!. ¡Está sucediendo, realmente está sucediendo! -Cindy entró en pánico- ¡ No, no me puede estar pasando! ¡Yo tengo una vida!

Su cabello comenzó a crecer y a ponerse más rubio. Los labios se pusieron más carnosos.

- ¡Por favor, .... ji, ji.....hazlo.....esteeeee...páralo! -dijo Cindy con una voz cada vez más aguda e histérica ante la sorpresa de Amanda.

- ¿Cindy? -la llamó Amanda para comprobar si todavía seguía estando consciente.

- Ji, Ji. Cindy está muy asustada. Esteeeee...es como que Cindy no quiere ser una bimbo.... Sus tetas seguían creciendo y su culo se hacía cada vez más grande y redondo

- La cabeza de Cindy parece, esteeeee... como una pelota....Ji, Ji, No puede pensar más......- ¡Cindy, resiste! ¡Tú puedes hacerlo! Solo resiste. Voy a buscar a la enfermera. -suplicó Amanda mientras se dirigía hacia la puerta.ç

- No...esteeee...es como muy tarde ya.....señora reportera. Ya soy una chica hueca, con la concha caliente. Cindy....como que se ha ido.....¿No es divertido? -dijo riendo tontamente.

Amanda se dio vuelta y contempló a una rubia platinada, super modelo, parada al lado de la cama. La muchacha que anteriormente solía ser Cindy tomó a Amanda de la mano y la hizo sentar sobre la cama. Amanda no podía creer la transformación que había presenciado delante de sus narices.

- Cindy....esto no puede ser verdad.. .

Cindy solo rió como una tonta -¡Oh, es totalmente verdad! ¡Y no es nada malo! Yo es como que me siento mucho mejor ahora. Estaba asustada pero es como que....ahora.... Ji, Ji, es más divertido no pensar en nada.

- Tengo que detener esto -dijo Amanda en voz alta, pero para sí misma.

- No, tu no puedes pararlo. Está como yendo a suceder como....algo....no se que....¿Cuándo visitaste Bimbo.com?

Amanda deseaba no admitirlo.

- A...noche

Cindy rio y juntó sus manos -¡Cool...así que mañana a la noche tú también serás una hueca..! ¡Qué divertido, no puedo esperar....!

Cindy rió y siguió riendo como una boba. Amanda no lo soportó más. Se puso de pie y salió de la habitación. Caminó hacia el estacionamiento, debajo de la lluvia que había comenzado a caer. Encontró el auto y condujo hacia su casa.

El resto de la noche lo pasó sentada en el living, masturbándose. Tenía un susto mortal sobre lo que estaba a punto de suceder. Pero no podía negarlo más. Necesitaba aliviar la tensión. Había estado caliente todo el día. Ahora sabía por qué. El sitio web había afectado su mente. Los efectos iban a ser más duros todavía....

Tenía que descubrir como salir de todo esto. Tenía que haber algo que ella pudiera hacer para detenerlo. Eso es lo que haría mañana. Eso es lo que debería intentar el último día de su vida como una mujer decente. Ella iba a dar lo mejor de sí para evitar que sucediese.

Pero, ¿estaría haciendo lo correcto? Amanda no quizo profundizar demasiado. En cambio, frotó su clítoris para poder llegar al orgasmo y se recostó en el piso. Allí durmió el resto de la noche.

Capítulo Tres: Lunes

  • Mmmmm.....se siente tan.......bien.....

Amanda se encontraba tumbada en el piso con una risa enorme dibujada en su boca. Otra vez se había quitado totalmente la ropa, dormida, y sus tetas lucían muy pronunciadas al estar acostada boca arriba en el suelo. La luz exterior lentamente la había traído de su sueño. La sonrisa pronto desapareció de su cara cuando, ya estando totalmente despierta, se dio cuenta que nuevamente estaba desnuda.

- ¡Oh, Dios! ¡No puede estar sucediendo nuevamente!

Pero ella sabía que era así. Ella había visto la transformación de Cindy en una tonta y hueca bimbo frente a sus propios ojos, la noche anterior. Y sabía que todo era debido a una página web llamada Bimbo.com. Un sitio web que ella misma había visitado.

Si no descubre pronto como detener todo esto, se encontrará en el mismo estado que Cindy.

Se puso de pie y notó como se bamboleaban sus tetas. Las examinó y notó que se habían hinchado ligeramente.

- ¡Mierda....esto está comenzando...!

Cindy había declarado que el comportamiento de Caty se había alterado ligeramente antes de producirse "el cambio". Indudablemente los cambios iban produciéndose en principio lentamente. Se preguntaba que le tenía el destino preparado para el día de hoy.

Pero, afortunadamente, tenía un plan. Rápidamente se volvió a vestir y tomó el teléfono. Marcó el número de un íntimo amigo y espero que la atendiese.

- ¿Hola? -una voz de hombre joven respondió.

- ¿Dave? -Amanda pareció quebrarse al sonido de su voz.

- ¿Qué.....? Amanda....¿sos vos?

  • Sí, soy yo.

  • ¿Qué pasó? -él pudo presentir la desesperación en su voz.

- Necesito que me ayudes.... -cuando ella finalmente lo admitió, se puso a llorar desconsoladamente sobre el teléfono con su ex-marido.

Dave llegó al departamento de Amanda en una hora. Eran cerca de las 10 de la mañana. Ella lo abrazó cuando él entró. Habían pasado casi dos años desde la última vez que se habían visto. El divorcio había concluído con más tristeza que odio. Se habían ajustado a la formalidad de ponerse de acuerdo en que eran incompatibles como pareja.

Hizo sentar a Dave y le explicó la situación. A pesar de lo que se había imaginado, él le creyó rápidamente

- No te preocupes Amanda. Ya vamos a descubrir como parar ésto. Nada te va a suceder.

La confortó como pudo y ella comenzó a sentirse un poco mejor.

- Ahora, dime nuevamente como se llama ese website

  • Bimbo.com -le dijo. Ella lo había llamado no solamente porque él era la única persona que podía ayudarla, sino porque además era un programador de computadoras. Diseñaba páginas web, entre otras cosas. Si alguien podía descubrir algo, era él. El "hackeo" era otra de sus especialidades.

Él tipeó la dirección en el navegador de Internet y dudó un instante antes de oprimir Enter.

- ¿No me pasará nada a mí si lo veo, no es cierto?

Amanda sacudió la cabeza.

- No ha habido ninguna denuncia sobre efectos provocados en hombres. Sólo mujeres...

Asintió y oprimió Enter. Nuevamente apareció la página en blanco que informaba que no se había encontrado el sitio buscado.

- ¿Y bien, donde está?

Amanda acercó su silla.

- Es eso. Eso es Bimbo.com, es sólo una página de error, pero hay algo en esa página que lo produce.

Dave examinó la página más detenidamente y en su cara se dibujó una expresión de confusión.

- ¿Qué pasa? -preguntó Amanda.

- Este texto -cliqueó sobre el texto de la página- No es posible seleccionarlo. No es un texto, es una imagen.

Amanda lucía más confundida

- No te entiendo....

- Es sólo una imagen de un error de página. No es un error de página real. Está escondiendo algo.... -dijo Dave muy concentrado.

- ¿Qué...qué está escondiendo? -preguntó Amanda muy ansiosa.

- Espera un minuto... -Dave tecleó algunas cosas y de pronto el error de página fue disolviéndose hasta desaparecer. En su reemplazo apareció una cabeza de mujer. Tenía el cabello rubio, largas pestañas, labios carnosos.... Era el arquetipo de una bimbo. Sus ojos estaban cerrados, pero de repente se abrieron. Se cubrieron de una luz rosa brillante que comenzó a girar alrededor de las órbitas. Una sonrisa se dibujó en su cara.

Dave rápidamente cerró la página. Miró a Amanda y le dijo:

- ¡Qué demonios era eso!

Ella no podía encontrar la respuesta

- Yo p...pienso que ¡ERA ESO!

- ¿Sientes algo?...¿Te sientes diferente? -preguntó preocupado.

- No. Aparentemente no me ha provocado nada. Porque yo ya lo he visto, sólo que no sabía que lo estaba mirando. Ni yo ni ninguna de las otras chicas.... ¿Qué piensas que era?

  • Me supongo que alguna clase de trance hipnótico -fue la mejor descripción que pudo dar.

Amanda no dejaba de asentir con la cabeza

- ¿Puedes descubrir de donde proviene?

Tomaron la carretera cerca de las tres de la tarde. Recordando que todo había comenzado el sábado a la noche, ellos tenían hasta la medianoche para descubrir como podían detenerlo. Dave había rastreado la dirección IP hasta encontrar donde se almacenaba el sitio. Por suerte, la computadora se encontraba en una biblioteca de Washington, no muy lejos de donde vivía Amanda.

Viajaron en silencio la mayor parte del trayecto, hasta que Dave rompió el hielo:

- Y bien...¿cómo has estado todo este tiempo?

Amanda sonrió.

- Lo estaba haciendo bien. Finalmente pude obtener un puesto de secretaria y desde allí me estaba impulsando hacia mi verdadera vocación. Esta historia hubiese sido un buen trampolín, pero más parece que es mi abismo.

- ¡No hables así! Yo no voy a dejar que nada te suceda. ¿Okay?

Una vez más, Amanda sonrió.

- Me sentiré afortunada si todavía recuerdo como escribir después de la medianoche. Mi cabeza llena de sexo no creo que tenga mucho lugar para la literatura, ¿no?

Por más que lo intentaba, Amanda no podía controlar emocionalmente la situación. Sus tristes risas eran verdaderamente expresiones de desconsuelo.

- Por Dios, no puedo vivir con esto...

- No tendrás que hacerlo... -dijo Dave sin quitar los ojos del camino. Continuaron el viaje en silencio, hasta que estacionaron frente a la biblioteca. Entraron y se dirigieron al sector de las computadoras. Había cerca de diez computadoras disponibles. Dave explicó su plan:

- Ok, nosotros vamos a chequear todas las computadoras hasta encontrar el archivo que está corriendo online. Probablemente tenga algún nombre inusual. Nada legible.

Dicho esto se separaron y cada uno fue a una computadora distinta, revisando el sistema de archivos. Revisaron la carpeta Mis Documentos y cualquier otro lugar donde el programa podía estar almacenado. Después de buscar en todas, no encontraron nada. Eran ya las siete de la tarde. El sol se había puesto, el límite estaba cada vez más cerca.

- No lo entiendo -dijo Dave moviendo los brazos en el aire- debería estar aquí...

Fue entonces que Amanda divisó una computadora solitaria en una habitación que se encontraba del lado contrario donde se hallaban. La puerta estaba abierta y se notaba que era para uso exclusivo de los empleados. Sin importarle, Amanda fue corriendo y se sentó frente a la computadora. Dave la siguió. Fue hasta Mis Documentos y encontró una carpeta llamada "Bimbos".

- ¡Aquí está! -dijo calmada. Abrió la carpeta y vio una lista de archivos, uno de ellos era una imagen JPG llamada "errorpage.jpg"

- ¡Lo encontré! -exclamó Amanda, comenzando a sentirse excitada. Luego, encontró un archivo llamado "48horas.exe"

Dave observó y dijo: -Aquí está nuestro pequeño problema...

Amanda apagó la computadora y llevó a Dave hacia el salón principal de la biblioteca.

-Tenemos que regresar a mi oficina. El Sr. Rouse tiene que enterarse de todo esto, así lo podemos publicar. Después podremos encontrar a la persona que está haciendo esto. Obviamente, es alguien que trabaja aquí.

Con mucha alegría, volvieron al automóvil y se dirigieron al edificio del diario EL SOL.

Cruzaron todo el hall hasta llegar a la oficina del Sr. Rouse.

- Este es mi jefe -le explicó a Dave mientras se paraban en la puerta de la oficina - déjame hablar a mí.

Dave asintió y entraron. Eran las ocho de la noche.

El Sr. Rouse hablaba por teléfono pero apuntó con el dedo hacia dos sillas que se encontraban frente a él. Amanda y Dave se sentaron y esperaron.

- ¡Correcto...sólo dígale a ese bastardo que él tenía que venir!...¡No, es su culpa! ¡No, sólo digale que la próxima vez no beba tanto! ¡Lo siento, vamos a publicar la historia de todas maneras. Adios!

Cortó el teléfono riendo a carcajadas. Miró a Amanda y a Dave.

- Adoro cuando los famosos hacen estupideces cuando toman un poco de más... ¿Y bien, que puedo hacer por ustedes dos? -dijo mirando detenidamente a Dave. Amanda no se dio cuenta y comenzó a explicar.

- Señor Rouse, encontré el origen de la "Bimbo.com" historia.

- Oh, sí? ¿Y de donde podría salir?

  • Bien, se encuentra en una biblioteca de Washington. Pero lo primero que debemos hacer es avisarle a la policía para que encuentre a los que trabajan allí para que puedan revertir la situación.

  • ¿Revertir qué?

Amanda miró a Dave y comenzó a explicar como había visitado la página y como la había visitado también la "nueva" Caty. También le comentó como había visto transformarse ante sus ojos a Cindy.

- El sitio web es real, Sr. Rouse. Y yo misma estoy por convertirme en una bimbo, en apenas cuatro horas, si no logramos detener esto.

  • Cálmese, señorita Jenkins. Estoy seguro que está magnificando las cosas. Un sitio web no puede transformar a la gente en muñecas bobas. Ni siquiera ocurre en las películas...

Amanda comenzó a impacientarse.

- Pero...Señor Rou....

Dave la interrumpió.

- Escuche...Sr. ...ehhh...Rouse. Yo he visto lo que el sitio web hace y le juro que nunca había visto nada igual. Seguramente es alguna clase de "gatillo" hipnótico que se implanta en la mente del visitante causando cambios tanto físicos como mentales.

Vince Rouse observó detenidamente al joven que se encontraba frente a él.

- Escucha muchacho. A mi no me gusta para nada que vengan a mi oficina y empiecen a "boquear" con toda esa "hipno-mierda". Es ridículo y no me voy a tragar ese cuento. Amanda, sólo tipee su historia y envíemela mañana a primera hora de la mañana, si sigue interesada en preservar su empleo. Ahora, que tengan buenas noches.

Les dio la espalda y comenzó a revisar una pila de papeles en su escritorio.

Amanda estaba a punto de continuar protestando pero Dave se adelantó:

- Escúcheme Vince, no me gusta para nada la forma en que me está hablando.

Un gesto de horror se dibujó en el rostro de Amanda.

- ¿Cómo sabes su primer nombre?

Dave no contestó. Los tres se intercambiaron miradas.

- Yo n..nunca te dije su primer nombre. ¿Cómo sabías que se llamaba Vince?

Vince solamente suspiró y miró a Dave con un gesto de desaprobación

- Bien, parece que las has cagado, ¿no es cierto?

Dave miró al Sr. Rouse y se encogió de hombros, tratando de encontrar la respuesta correcta. Amanda comenzaba a entrar en estado de shock.

- E..eso sign..significa que... ¡Qué demonios estoy haciendo aquí!

Amanda se movió lentamente hacia la puerta. Dave rápidamente la tomó del brazo mientras ella comenzaba a golpearlo y a gritar. Sintió un gran golpe en su cabeza. El Sr. Rouse le estaba pegando con un libro enorme y pesado. Se hundió en la oscuridad, a medida que las voces de los hombres comenzaban a desaparecer. Luego cayó al piso inconsciente.

Aquí vuelve....

Buena chica...abre esos hermosos ojos...

Sólo falta una hora...

Amanda abrió lentamente los ojos. Dave y Vincent sonreían abiertamente parados delante de ella. Trató de moverse pero se dio cuenta que estaba atada a la silla.

- ¿Qué....? ¿Qué está sucediendo...?

Estaban aún en la oficina de Vince. La puerta estaba cerrada. Era tarde, por lo que Amanda sabía que no había nadie más en el edificio. Vince habló:

- Creo que sabes lo que está sucediendo, cariño...

Amanda comenzó a forcejear.

- Bien, se que ustedes dos son un par de enfermos hijos de puta. ¡Déjenme ir! -gritó intentando zafar de las ataduras.

Dave y Vincent sólo rieron y observaron a la indefensa mujer. Dave se acercó:

- Nosotros te dejaremos ir en unos momentos -estiró la mano y tocó sus pechos. Amanda intentó alejarse.

- ¿Por qué me estás haciendo esto? -imploró.

Vince se adelantó.

- ¿Tú realmente pensaste que yo te iba a dejar escribir tu propio artículo? -Amanda miraba fijamente al piso- Yo tenía una gran secretaria, pero de repente... la señorita tenía ambiciones. ¡Vamos!

Dave rió ante la historia de su amigo.

- Cuando tú viniste a mí a decirme que querías escribir esa historia, yo supe que Dave había hecho su trabajo...

Amanda lentamente subió la cabeza y miró fijamente a su jefe

- ¿Q...ue?

Dave tomó la palabra.

- Vamos, para querer ser una mujer independiente, no pareces ser demasiado rápida. Tu ex-marido, programador de computadoras...¡Despierta!

Amanda movía la cabeza sin entender

- He estado trabajando en la biblioteca desde que nos divorciamos. Adivino que tú no eres de leer mucho, nunca te ví por allí -dijo Dave sonriendo con complicidad al Sr. Rouse.

Amanda aclaró su garganta.

- Así que....¡fuiste tú! ¡Tú hiciste esa página! ¡Tú le hiciste eso a esas pobres chicas!

Dave se encogió de hombros.

- ¡Hey! Ellas parecen ser muy felices, ahora. ¡Cómo lo estarás tú en pocos minutos! -Amanda abrió desmesuradamente los ojos cuando vio el reloj. ¡11:55! -Dinos tus últimas palabras como mujer decente... -Amanda solo lo miró- Hummm...supongo que no lo harás.

Los dos hombres se sentaron frente a ella y esperaron. Después de un minuto una sonrisa cruzó la cara de Dave.

- Verás, Amanda, tu pelo luce realmente muy bonito...

Ella sabía lo que estaba sucediendo. Su cabello se estaba volviendo rubio. - ¡Oh, Dios, no...! -Pudo sentir que su coño se ponía más y más caliente. Forcejeando con la silla, intentó inutilmente deshacerse de sus ataduras. Sólo entretenía a los hombres aún más. Miraron el reloj. Amanda no pudo evitar hacerlo también. ¡11:59! El segundero había abandonado el 6 y se dirigía al 7.

Sintió que sus tetas se estiraban, provocando tensión en su ropa.

Del 7 se dirigía al 8. ..

Sintió la boca más grande, a medida que se iban rellenando los labios.

Del 8 al 9 ...

Su pelo se hacía más y más largo. Sus tetas más y más grandes...

Del 9 al 10...

- Esto es...como que...no puede sucederle a Amanda -dijo lentamente, con su voz unas octavas más altas.

Del 10 al 11...

- ¡Amanda es inteligente! ¡Amanda es inteligente! -luchó con sus últimas fuerzas contra su mente. Su cerebro comenzó a construir una pared que la separaba de su antigua vida. Sus pensamientos se derrumbaron a la misma velocidad que se derrumbaba su coeficiente intelectual.

Y entonces llegó la hora. Los ojos de Amanda se abrieron de par en par mientras todo su cuerpo se convulsionaba en la silla. Dave y Vincent observaban extasiados los cambios. Luego, ella se relajó y una mueca inexpresiva se apoderó de su rostro.

  • ¡Hey, hola chicos! -exclamó Amanda finalmente convertida. Su boca colgaba semi-abierta mientras observaba detenida y lujuriosamente a los dos hombres. Puso mala cara cuando se vio amarrada.

  • ¡Hey, es como que Mandy está atada! -pero luego un sonido de risa idiota atronó en la habitación. - ¡Uyyy! -rió una vez más sin dejar de mirar seductoramente tanto a Dave como a Vince. -¿Así es como ustedes quieren cogerse a Mandy?

Vince sonrió y se levantó, dejando a Dave babeando en su asiento. - No, querida -se puso detrás de ella y comenzó a desatarla. No hizo más que aflojar un poquito cuando la tensión del par de tetas "extra large" terminó de aflojar la cuerda. Desató sus manos y pies y se quedó de pie, frente a ella, acariciándole la cabeza.

  • ¡Es como que así está mucho mejor! ¿A Mandy le van a dar una buena pija, ahora?

Dave y Vincent no supieron que responder. En cambio se abalanzaron sobre la tonta bimbo, anteriormente Amanda Jenkins, y comenzaron a arrancarle la ropa.

  • ¡Imponente! ¡Me encanta! ¡Adoro que sea tan salvaje! -dijo la bimbo entre risas tontas mientras la camisa era arrancada de su cuerpo. Sus tetas saltaron hacia afuera, haciendo su risa cada vez más tonta- Ji, Ji, es como que Mandy tiene tetas grandes... -Meció su pecho atrás y adelante divirtiéndose al ver como sus grandes senos se bamboleaban. Los dos hombres le dieron un tirón a su falda y la arrojaron a una esquina de la oficina. Se quedaron observando ávidamente a su presa.

  • ¡Chicos, es como que yo ya estoy muuuuuuuuy caliente....Ji, Ji!

Se sentó sobre el escritorio de Vince, se quitó las bragas y las arrojó al piso. Inclinándose hacia atrás, abrió de par en par sus piernas y rió: -¡Vamos, muchachos....Mandy los está esperando!

Dave y Vince se abalanzaron sobre la muchacha, intentando con torpeza quitarse los pantalones. Vince fue el primero que lo hizo, sacando su gran polla. Amanda hizo una exclamación acompañada de las típicas risitas y la tomó entre sus manos. Se sorprendió al notar que podía llevársela casi entera a su boca, mientras Vince intentaba trepar al escritorio.

  • Mmmmmm, eshh como tang granttde -dijo con la garganta atorada por la polla que se estaba comiendo.

Vince la tomó por la cintura y la acercó hacia su estómago. Amanda meneó su culo de manera provocadora. No pudo menos que reirse cuando Vince, lentamente, empezó a penetrarle el coño. Cada embestida del hombre era acompañada por un chillido de placer por parte de la muchacha. Vince sacó su verga impetuosamente y tomó del cabello a la muchacha. Intuyéndolo, Amanda abrió la boca y sacó la lengua a la espera del chorro de semen que Vince le iba a descargar.

  • ¡Ohhhhh.... ¿es como que vas a acabar en la boca de Mandy? -su pregunta fue contestada con un chorro de leche que se estrelló en su boca. La muchacha lamió todo lo que pudo para no desaprovechar nada, mientras preparaba su coñito para ser nuevamente penetrado.

Vince gruñía mientras seguía cogiéndose a su empleada -Uggghh...dime ahora como te sientes, putita... -le dijo mientras le daba palmadas en el culo.

Amanda jadeó para luego continuar riendo tontamente: - Ji, Ji... es como que esa verga tan grande se siente más que bien...¿Podrías tú, tal vez, ponerla en mi culito? -preguntó esperanzada.

Vince sonrió abiertamente, sacando su verga del coño de "Mandy" -Por supuesto, nena.... -Amanda rió cuando sintió el miembro deslizarse por su culo y empujó para terminar de metérselo dentro. Chilló como una virgen mientras se la cogían.

  • ¡Oh, Dios. Esa verga es como tan grande!. Mi culito se siente tan a gusto.... -la frase fue cortada al recibir una verga nuevamente en su boca.

Dave la había tomado por la nuca y había metido la polla directamente en su garganta.

  • ¿Cómo se siente, puta? ¿Pensaste que tú me ibas a dejar, no? ¿Pensabas que no eramos.....compatibles, no es cierto? Recuerdo que fue la palabra que usaste....

Amanda lo miró confundida mientras Dave permitía que se sacara la pija de la boca -Compat...Com... ¿Que? -se sonrió y tomó la verga de Dave desde la base y comenzó a pajearlo, haciendo malabares con la lengua sobre los testículos. Luego siguió masturbándolo con su boca. Dave se sintió a punto de explotar mientras Mandy no paraba de hacerle una mamada colosal. -Mmmmmm....deliciosa -gimió cuando un chorro de leche roció su boca, saboreándola con devoción y placer.

Notó, mientras tanto, que Vince bombeaba cada vez más fuerte sobre su culo. Sentía la cintura del hombre apretada sobre sus nalgas cuando otra descarga de leche inundó el interior de su culo.

Los dos hombres la dejaron tirada sobre el escritorio y se bajaron. La puta, totalmente desnuda, se dio vuelta, boca arriba, impregnando con su sudor todos los papeles que se encontraban sobre la mesa. Una tonta, pero a la vez provocadora sonrisa se dibujaba en su cara.

  • Eso estuvo muy bien, chicos -se dijo, casi a sí misma.

Los hombres se sentaron, sin aliento, y observaron como Amanda Jenkins comenzaba a enroscar su pelo con la mirada perdida en la nada. Su otra mano se dirigía camino a su entrepierna. Cuando llegó a su coño humedecido se introdujo un par de dedos. Se río más y más a medida que iba llegando al orgasmo.

Dave miró a Vince.

- ( jadeo ) y ahora....( jadeo ).....¿qué vamos a hacer.....( jadeo ).....con ella?

Epílogo: Una semana después...

  • Mmmmmm...Señor Vince.....es como que el teléfono está haciendo esos ruidos otra vez..... -dijo la bimbo poniendo mala cara, parada en la oficina de Vince Rouse.

Vince suspiró y dejó la lapicera. - ¿Qué te dije la última vez?

Mandi miró la nada, tratando de encontrar la respuesta correcta. Vince le dijo: - Descuelga el teléfono y dime quien es...

La cara de Mandi se encendió con una tonta sonrisa: -¡Ahh, sí....ahora lo recuerdo todo! -La tonta bimbo salió hacia el pasillo. Su jean ajustado se apretaba contra su culo y sus tetas se balanceaban dentro de la blusa, la cual estaba atada sobre la cintura para dejar al descubierto su estómago, y el piercing que tenía en el ombligo.

Se sentó en su escritorio y contestó la llamada. - Es como que...es el Sr. Vince, quiero decir, con la oficina de Rouse. Esta es su secretaria...Mandy....es como que.....como puedo ayudarlo? -recitó orgullosa y alegre. - ¡Ah...hola Dave! Sí, es como que él está. Sí, es como que está trabajando. ¡Sí claro! Yo voy a visitarte esta noche. Es como que mi conchita está extrañando tu pijota grandota. ¡Sí, por supuesto, allí estaré!

Alejó la silla del escritorio y se echó hacia atras. Se reía como una boba mientras daba vueltas con la silla como un trompo. Frenó y tomó la lima de las uñas. Admiraba sus largas uñas, tan rojas. Se dispuso a seguir cuidándoselas.

Amaba su trabajo. Vince la trataba tan amablemente. ¿Qué otro jefe le permitiría a su empleada meterse abajo del escritorio y darle una buena chupada de pija mientras él trabajaba? Realmente todo eso era el significado de su vida. Todo lo que ella quería era complacer a los hombres.

  • Tal vez me encuentre con Cindy y con Caty más tarde -pensó, excitadísima. Ellas se habían hecho muy buenas amigas, después de que Caty fue dada de alta del hospital. Ambas adolescentes tuvieron que dejar los estudios, desde que leer y escribir se convirtió en una tortura para ellas. Igualmente encontraron varios trabajos en la ciudad, especialmente en clubs de strippers. Mandy imaginó que podría convencer a Vince para que las llevara nuevamente al show de strippers y las emborrachara como la última vez. Recordó que el propietario decidió cerrar el club toda la noche para permitir que Mandy, Cindy y Caty se cogieran a todo el personal.

Mandy rió tontamente y comenzó a tocarse, como anticipando el encuentro que tendría por la noche.

  • Eh...Mandy

Ella se apresuró a ir a la oficina de Vince, para ver que necesitaba.

  • ¿Sí, señor Vince...?

Él no dijo nada. Sin embargo echó hacia atrás el respaldo de su sillón, con sus piernas lo alejó un poco del escritorio y esperó. Mandy sonrió, sabiendo lo que significaba. Dio la vuelta al escritorio mientras se desanudaba la blusa. Sus tetas se liberaron y ella arrojó la camisa a un costado. Se puso de rodillas, bajo la mesa, mientras Vince, sonriendo le acariciaba la cabeza diciéndole

  • Buena chica.....buena chica.....

Acercó nuevamente el sillón a su escritorio y siguió trabajando. Mandy pasó la hora siguiente, muy feliz y satisfecha, realizando su trabajo.

FIN

Seguí este y otros relatos en el nuevo blog de Hypnoman (http://www.hipstorias.blogspot.com)