Bienvenido a casa hermanito [Jueves, introducción]

Carlos, el hermano mayor de Ana, vuelve a casa después de haberse fugado diez años atrás. No tiene sitio donde dormir y le pide ayuda a su hermana, que decide dejarle la casa ya que sus padres están de vacaciones. (¡Dejen comentarios para saber si continuar la serie!)

Era jueves por la tarde, mis padres se habían tomado vacaciones por su aniversario y se habían ido a alguna ciudad costera del noreste de España. En consecuencia, tenía la casa para mí sola una semana entera. Recordé cómo me había costado conseguir que se fuesen tranquilos, dejándome a mí y a mis dieciocho años recién cumplidos a cargo de la casa.

[Jueves]

Me tiré en el sillón, sin miramientos. Por fin estaba sola, y me quedaba toda una semana por delante.

Decidí ir a la cocina a por un sándwich cuando oí el timbre de la puerta. Seguro que mis padres se habían olvidado los billetes del avión o algo por el estilo.

Juro que me esperaba cualquier cosa antes que aquel espécimen tatuado y peliazul modernillo que se hallaba en mi puerta. Ambos nos quedamos mirándonos. Él por mis pintas de estar por casa, que no pasaban de una camiseta de tirantes y unas braguitas de algodón, y yo por… bueno, porque era lo mínimo ante esa situación.

—¿Qué quieres?—Escondí parte de mi cuerpo tras la puerta, últimamente había muchas cadenas en las redes sociales que avisaban de violadores o secuestradores.

—Yo también estoy encantado de verte, hermanita. —Le alcé una ceja, incrédula, aunque por un momento me quedé perpleja sin saber qué decir. Mitad por lo que había dicho, mitad porque no esperaba que aquel chaval de veintitantos años tuviera una voz tan profunda y elegante a la vez.

—¿Qué dices? Tío, vete si no quieres que llame a la policía—Iba ya a cerrarle la puerta en las narices cuando su pie la detuvo.

—¿Ya te has olvidado de mí, corazón?—Me asusté, ese hombre estaba loco y yo estaba lejos del teléfono, me alcanzaría si corría hasta él.

—Voy a llamar a la policía, vete de aquí.

—Joder, mírame Ana. —Dijo mientras me agarraba por los hombros—No me puedo creer que te hayas olvidado de mí, enana.

Abrí muchos los ojos, perdiéndome por un momento en los suyos, tan negros y felinos como… ¿Como los de quién?

—¿Carlos?—Mi voz sonó mucho más rota de lo que pretendía, pero no era para menos. Hacía diez años que mi hermano se había ido de casa, a sus escasos diecisiete.

—Escúchame bien, Ana. Necesito dormir aquí unos días. Serán pocos, te lo prometo, papá y mamá no tienen por qué saberlo. Vendré sólo a dormir por la noche, cuando estén acostados, no se enterarán. Por favor, ayúdame.—No podía hablar, las palabras se habían quedado atascadas en algún punto de mi garganta y, aunque era la mayor tontería del mundo, asentí con la cabeza mientras me abrazaba muy fuerte a él. Lo había echado tanto de menos y hacía tanto que no lo veía…

Por un momento se le iluminó la mirada y me abrazó. Fuerte. Pero no como un hermano abraza a una hermana, sino como un hombre abraza a una mujer, y eso, lejos de molestarme, me gustó.

—Has crecido mucho, hermanita —Me susurró dulcemente al oído mientras sus manos me agarraban de la cintura.

_______________________________________________

¡Gracias por leer y espero que les haya gustado! Es una serie, en cada capítulo se contará una fantasía distinta entre estos dos hermanos, me gustaría que dejaran comentarios para saber qué les pareció y si debería continuarla. Muchas gracias.