Bienvenida mi jubilacion tomo 2

Crei que mi jubilación iba a ser aburrida

Bienvenida mi jubilación (SEGUNDO TOMO)

Bienvenida mi jubilación (10)

Nunca pensé que en mi vecindario había tanta mujer con ganas de polla, cada vez que me saludaban creía que era para pedirme algo.

Por eso cuando la Sra. Paquita me dijo que quería pedirme algo, me tranquilicé, pues era una señora de 90 años muy simpática, pero llena de problemas con sus huesos.

Me dijo que casi siempre usaba una silla de ruedas para trasladarse, pero se había pinchado una rueda y como tenía que salir al médico, lo hizo con sus muletas, que daban la impresión de que le iban a fallar en cualquier momento.

Por supuesto le dije que no se preocupara, que se lo solucionaría enseguida.

Por la tarde bajé al primero, llamé y al rato salió la Sra. Paquita con las muletas, yo en realidad ya me iba a ir, pero comprendí que tenía muchos problemas.

Me señaló la silla, vi una de las ruedas vacía de aire, me puse manos a la obra, desmonte la cubierta y la cámara y busque con agua el pinchazo.

Estaba en ello cuando oí cerrar la puerta de la calle, me asusté, pues pensé que se había caído, pero por el pasillo vi entrar una joven con bolsas en las manos.

---Hola buenos días!

--- Hola soy Juan, el vecino de arriba que intento arreglar el pinchazo.

--- Ah! Yo soy Marta, soy del servicio  social y vengo todos los días unas horas para ayudar a la Sra. Paquita.

--- Muy bien, pues voy a seguir con lo mío.

--- Vale.

Al rato la chica me llamó muy apurada…

--- Oiga señor, me puede ayudar, la señora se ha caído y no puedo levantarla sola.

Salí corriendo y en el comedor estaba la señora apoyada en un sofá mareada.

La cogí en mis brazos y Marta abrió la cama y la dejé con cuidado.

La chica estaba muy nerviosa y no paraba de decir…

--- Si me llega a pasar estando sola, me muero del susto.

Me dije… pues vaya solución le dan, mandan a una chica jovencita que no sirve para nada.

La chica se sentó en el sofá cuando acostamos a la mujer, me dijo que le impresionaban mucho los muertos y le parecía que iba a morir cualquier día delante de ella.

Yo la tranquilicé y le dije que tenía que hacerse el ánimo y sobreponerse,

Sudaba por todos lados, las axilas, el cuello, las manos, la cara, no sabía cómo tranquilizarla y le pregunté si tenía alcohol de rosas en el botiquín de la Sra. Rosita.

Lo trajo enseguida y le dije que le daría unas friegas con esto que la calmaría los nervios.

La chica tendría unos 19 años, era pelirroja, no muy alta pero con un cuerpo bastante bien formado, no iba pintada y muy discreta.

Le dije que se subiera las mangas y como no le pasaban del codo al final se quitó la blusa que llevaba.

La tumbé en el sofá con los brazos estirados encima de la cabeza, empecé por las manos, los brazos, los hombros y el estómago, estaba empapada de sudor que yo secaba antes con una toalla húmeda.

Llevaba un sujetador bastante discreto color carne que no podían disimular los pechos generosos y llenos de pecas que tenía, en esta postura los pechos se salían por los lados del sujetador.

Le bajé los tirantes por los hombros y ella se dejaba hacer, ya que notaba los beneficios de la friega, al tener los tirantes caídos fui pasando mi mano con el alcohol por la parte superior del pecho y el frescor le relajaba mucho, poco a poco mi mano iba progresando bajo del sujetador hasta que no me lo permitía mas, por lo que cogí la parte superior del sujetador por los tirantes y fui bajándolos a la vez, hasta dejarlos rozando los pezones, seguí masajeando con alcohol y cuando asomaron los pezones rojizos no pude parar y los mojé con el alcohol.

Marta al secarse el líquido, se movió y le cubrí los pezones, pero noté como se habían puesto erectos sobresaliendo de las areolas, eran enormes y muy suaves, los cogí con los dedos y los pellizque un poco, Marta suspiró pero no abrió los ojos, eso me animó a bajarle el sujetador del todo dejando sus tetas sueltas y caídas hacia los lados, las cogí entre mis manos y las junte para verlas en todo su esplendor, ella se removía pero no hacía más que suspirar, como relajada.

Parecía que estaba como dormida pero con los ojos entornados, la cabeza ladeada y los labios entre abiertos, solo suspiraban hondamente.

Me gustaba verla toda pecosa con los pezones rojizos como de azafrán y tan relajada, sus manos abiertas sobre la cabeza estaban inmóviles.

Lo cierto es que me gustó acariciarla hasta el vientre desde el cuello varias veces y solo recibía movimientos de suavidad.

Tuve una idea descabellada sin duda, pero lo hice, me acerque a sus tetas y se las besé, luego le succioné los pezones hasta ponerlos otra vez erectos, ya estaba muy caliente, como no tenía otra respuesta que suspiros y chasquidos en sus labios, me tomé la libertad de sacarme la polla dura ya y pasarla sobre las tetas suaves, al no tener reacción, seguí hasta las manos y se la metí entre los dedos, pero apenas los movió.

Ya estaba preocupado, pues no era normal, ni dormía ni estaba desmayada, ni en shock, solamente muy relajada, por lo que me aventuré a más, le puse la punta de mi polla entre los labios, tampoco hizo nada, pero al insistir los fue abriendo hasta poder meter la mitad de mi polla dentro, se notaba el bulto en su mejilla, la metía y la sacaba y ella la atrapaba entre la lengua y el paladar pero no se movía para nada.

La saque y me intrigó el resto de su cuerpo, le solté la falda y subiéndola poco a poco descubrí sus rodilla, sus muslos, sus bragas y entonces cogí el alcohol y lo pasé por sus muslos que al momento se separaron y permitieron que mi mano siguiera hacia arriba, al rozar las bragas abrió un poco más las piernas, metí mis de dedos bajo de la prenda y noté una masa de vello ensortijado y que salía por los lados de las bragas, por supuesto era de color rojizo, como el de la cabeza, subí la falda hasta la cintura y tiré de las bragas con sumo cuidado hacia abajo hasta que las dejé en las rodillas, con el alcohol en la palma de la mano le froté el pubis y mojé el monte de Venus peludo, metía los dedos entre el vello, era toda una melena, el líquido daba frescor con lo que sus muslos se separaron mucho mas, quedando sus bragas en los tobillos, se las saqué y le quité los zapatos, acerque la cara al sexo y olía sobre todo a alcohol y con dos dedos fui separando el vello, hasta sus labios de piel blanquísima, que al separarlos descubrió un clítoris bastante grande aun estando en reposo, pasé los dedos entre los labios y Marta se movió subiendo las caderas un poco, le cogí con los dedos el clítoris y lo rodee y tiré de su piel dejándolo al descubierto brillante y duro, la tentación era demasiado fuerte por lo que le separe del todo las piernas y metí la cara entre ellas y chupe sus labios y su clítoris, hasta que sin parar de mover sus caderas se corrió con fuertes contracciones. Al momento la Sra. Paquita me llamó desde su habitación.

--- Sr. Juan, ha podido reparar la silla?

--- Lo siento volveré mañana, me faltan repuestos.

--- Ah, de acuerdo, y Marta se ha ido ya?

--- Bueno… no, está en el sofá, creo que bien, parece dormida.

--- Ah sí, le pasa a veces, a mi me da pena, ha tenido una juventud difícil y con una emoción fuerte se queda un rato como dormida, luego se le pasa, se levanta y se va a casa, tranquilo, le ha pasado varias veces.

--- Vale, voy a recoger y volveré mañana.

Fui al comedor y le puse las bragas en su sitio, el sujetador con los tirantes y todo, la blusa arreglada como si estuviera durmiendo, repase todo y saliendo de espaldas me fui.

Continuará

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Bienvenida mi jubilación (11)

Al día siguiente me levanté temprano, desayune rápido y me puse un chándal, pues no esperaba salir a la calle y tenía trabajo con la silla de la Sra. Paquita.

Tenía dos inquietudes encontradas, por un lado quería si era posible, evitar encontrarme con Marta, por otro me interesaba saber que le pasaba y si se encontraba bien.

Procuré bajar antes que el día anterior para que no hubiera llegado todavía.

Cuando llamé me dispuse a esperar pacientemente a que me abriera la anciana con su muleta, pero al momento se abrió la puerta y apareció Marta…

--- Buenos días señor… Juan, verdad?

--- Si, soy Juan, buenos días Marta.

---Pase por favor, la Sra. Paquita se ha echado hace un momento a descansar, está bien, pero me ha dicho que la despierte a la hora de comer.

--- Muy bien, yo solo venía a reparar la silla de ruedas.

--- Estupendo, la verdad es que la necesita.

Marta me sorprendió por partida doble, primero por estar tan pronto en casa y otra por el atuendo tan radicalmente opuesto al del día anterior, llevaba unos leggins negros que se ceñían a sus muslos y una torerita que cubría un top corto que se abría por delante con una cremallera. No se parecía en nada a la chica con apariencia desvalida con un uniforme gris azulado, por lo demás estaba igual de bonita.

Estuve probando la cámara de la rueda para descubrir con agua donde estaba pinchada, después de un rato me tuve que rendir, pues no aparecía el pinchazo, al fin me decidí a montarlo todo como estaba y cuando acabé salí al salón donde estaba Marta y le dije…

--- Lo siento, pero no he conseguido encontrar el pinchazo, por lo que lo he montado como estaba, obsérvenlo y si vuelve a deshincharse me lo llevaré a casa hasta que lo encuentre.

--- Gracias, Ah!  Sr. Juan, quisiera pedirle disculpas y darle una explicación de lo que me pasó ayer.

--- No tiene por qué, solo me alegro que esté bien otra vez.

--- Mire, siento que se preocupara tanto por mí, me lo dijo la Sra. Paquita, lo cierto es que me pasa algunas veces, me quedo como en shock, no puedo mover mis músculos, pero estoy como en un sueño y siento a veces pesadillas, pero ayer fue como si volara entre nubes de algodón.

--- No tiene importancia, me alegro que se recuperara.

--- Pero yo quisiera pedirle un favor, me he comprado un frasco de alcohol de rosas como el de ayer, me sentí muy relajada con sus friegas y sentía como me refrescaba a la vez que sentía un calor interior y por añadidura olía a rosas estupendamente, le agradecería me diera otro masaje como ayer, pues me sentó de maravilla.

--- Pero yo no soy masajista, le podría hacer más mal que bien, solo le día una friega.

--- Pues eso…  una friega, venga Sr. Juan por favor.

Yo no sabía cómo escurrirme dándole excusas, quería evitar complicarme la cabeza con desmayos y demás.

Por último me dijo…

--- Fíjese si me parecía un sueño que no me lo creía, pero al llegar a casa, me di cuenta que llevaba las bragas al revés…

Mi tensión arterial hasta ahora daba subidas y bajadas según me apremiaba y yo me escurría, pero con esto, me subió a tope, me quedé lívido, empecé a pensar rápido y sopesar el comentario, por una parte podía ser un comentario sin importancia, pero por otra parte sería como un pequeño chantaje que podría desembocar en una denuncia de acoso, o qué sé yo, o ser un farol de la chica…

Opté por lo más sencillo, cedí a su petición.

Le advertí que no me responsabilizaba si le hacía daño y me dijo que sin problemas, por lo que le dije que se tumbara en el sofá, pero me dijo que sería mejor en la cama de la habitación de invitados de la Sra. Paquita.

Subió la persiana un poco y corrió las cortinas, le señalé la cama y me preguntó,..

--- Prefiere que me quite la chaquetita?

--- Claro, siempre será mejor.

Se quitó la chaqueta y se tumbó con el top y los leggins boca arriba.

Comencé con los consabidos masajes en los dedos, manos, brazos y hombros, después pasé las manos por encima del campo de pecas de su pecho hasta llegar al top, me paré y me dijo sin abrir los ojos…

--- Siga Sr. Juan.

Al estar ceñido el top, tuve que coger el cierre de la cremallera y tiré hacia abajo despacio y al llegar a la mitad ya descubrí que no llevaba sujetador, seguí hasta bajar del todo y separé las dos mitades.

Sus tetas saltaron y se separaron hacia sus lados y dejaron un gran canal entre ellas, las encontré más apetecibles que el día anterior y cogiéndolas a la vez las junte, sacando las areolas abultadas. Con el alcohol mojé los pezones y los soplé con la boca, con lo que se pusieron duros y salieron dos veces su tamaño, a la luz del sol aún se veían mas rojizos que la otra vez, los besé y los mordí mientras ella solo aspiraba aire y suspiraba hondo, me entretuve entre ellos y al llegar al ombligo lo llené de alcohol y lo dejé que se evaporara solo lentamente, así le daba más frio, mi mano levantó la cintura elástica del pantalón y la otra mojada bajo hasta el pubis, me quede perplejo, no encontré lo que esperaba, en vez de la mata desordenada de vello rizado, había un jardín como de césped recién recortado, lo mojé con alcohol, se movió un poco su cintura, seguía con los ojos cerrados y los brazos relajados, seguí estirando con las dos manos la cintura de su pantalón bajando, separándolo de sus caderas hasta dejarlo en sus rodillas, el cambio era radical, su monte de Venus estaba depilado casi al ras y solo aparecían unos vellos rojos espesos cortados rectos por el vientre y tomando las curvas de sus ingles por los lados, con el frote del alcohol sus piernas se separaban un poco, pero no del todo, le quité los pantalones del todo y masajeé sus muslos hasta casi arriba y entonces sí que iban abriéndose las piernas, hasta que sus labios dejaban ver el clítoris tamaño grande que había visto ayer, mis dedos separaron los labios y mi boca atrapó la almendra brillante y la mordisqueé un poco, lo que hacía que levantara la cadera hacia mí, separé sus piernas del todo y metí un dedo entre sus labios y lo saque mojado, se lo acerque a su boca y se lo di a probar, ella chupo mi dedo con avidez, hasta el último nudillo, a la vez subió su mano y apoyándola en mi pierna fue subiéndola por el camal del chándal hasta que atrapó mi polla ya dura, sin llegar abrir los ojos soltó el cordón del pantalón, tiró de él y libero mi polla dura y caliente, se la acerqué a la boca como ayer y abriendo los labios la apretó hasta que desapareció dentro, me moví como si fuera su coño y ella me aprisionaba con los labios, con una mano metí dos dedos en su coño abierto y noté que ya no podía estar más mojado, simplemente me quite el chándal y me subí a la cama y colocándome entre sus piernas, le apunte al coño metiéndole solo la punta, entonces me dijo al oído…

--- Por favor trátame bien, soy virgen.

Yo me quedé otra vez impactado, pero el momento no era para discutir y apretando poco a poco le fui metiendo la polla hasta que noté su himen y seguí sin apenas detenerme y después de un leve quejido le entró toda hasta el fondo,

Me abrazo y con las piernas alrededor de mi culo me atrajo hacia ella y me obligó a moverme cada vez más rápidamente hasta que soltándome y poniéndose en cruz, levanto su sexo contra mí y se corrió hasta caer rendida,

Yo no sabía qué hacer, si seguir metiendo o salirme, me dijo…

--- Sigue dentro de mí, hasta que te vayas a correr y lo haces sobre mis tetas.

--- Sin rechistar, seguí metiendo a toda velocidad y cuando noté como me corría la electricidad por la espalda, la saqué y subiéndome solté mis chorros sobre sus tetas, alguno le llegó a la cara, con lo que sacando la lengua y con los dedos se lo metió en la boca.

Quedé a su lado y disfrute de la vista de su cuerpo tan delicioso, hasta que desde la habitación de la Sra. Paquita se oyó…

--- Marta, estás bien? Cómo ha ido todo?

--- Una delicia, bisabuela.

Un mazazo en la cabeza no me habría hecho más efecto, me incorporé como un muelle y pregunté…

--- Cómo?… bisabuela?

Del cuarto vino la voz que dijo…

--- Venid los dos, por favor.

Marta me cogió de la polla y me guió hasta la cama de la Sra. Paquita.

Yo me cubría como podía, mientras que Marta tan deslumbrante, iba completamente desnuda.

--- Sentaos a mi lado… Sr. Juan, creo que le debo o mejor dicho, le debemos una explicación.

--- Pues eso creo yo también, pude decir.

--- Esta señorita es Marta, mi bisnieta, muy bonita por cierto, me confesó un problema que le preocupaba, el caso es que ya tiene 19 años, es una estudiante magnifica, pero no ha tenido novio ni ha salido con ningún chico nunca, lo cierto es o mejor dicho que era virgen, hasta hoy, necesitaba un hombre que la hiciera mujer y no conocía a nadie mejor que usted, una persona sensata, experta y discreta que podía estrenar a Marta haciéndole conocer el buen sexo, todo a la vez.

--- Sé que no me he portado muy bien con usted, pero lo he hecho por un buen fin, no opina los mismo, Sr. Juan?

--- La verdad es que envidio a Marta pues ha estado con un verdadero hombre, como ya quedan pocos, ya me habría gustado ser yo, jajaja.

--- Si se ha enfadado, lo comprendo, pero yo de usted daría saltos de alegría por haber estado con una chica pelirroja, de 19 años y… virgen.

De todas formas y aunque han llegado a mis oídos algunas historias sobre el vecindario femenino, creo que Marta será una historia de las más bonitas.

--- Ah! Y no se preocupe por la silla de ruedas, fui yo quien la deshinchó, perdón otra vez.

--- Bueno, no quiero aburrirles, ya que están en ambiente, yo de ustedes aprovecharía la ocasión y “aclararía” alguna duda.

Salimos de la habitación y Marta se colgó de mi cuello y besándome ardientemente, me dijo al oído…

--- Me perdonas Juan?

No supe más que devolverle el beso y cogiéndola en brazos la llevé otra vez a la cama y le dije…

--- Ahora te castigo a subir tú sobre mí.

--- Encantada, me tumbó y mamándome la polla hasta ponerla dura se subió sobre ella hasta clavársela toda, no dejó de saltar mientras yo le acariciaba las tetas de azafrán y el clítoris con la otra hasta que me dijo…

--- Juan, me voy a correr, no te puedes correr dentro de mí, aunque me encantaría, pero puedes hacer conmigo lo que quieras.

--- Has oído hablar del sexo anal?

--- Si pero, no será muy doloroso?

--- Luego te curaré con alcohol de rosas…

La puse a cuatro patas y untándola con mucha crema, le relajé el esfínter hasta meterle la polla despacio pero hasta el fondo, hasta que dijo bastante alto…

--- Ya la tengo en el culo Juan, fóllame hasta el fondo y córrete dentro, por favor.

Cuando aceleré apoyo la cabeza en la sabana y gritó…

--- Me corrooo siii,  hazlo tu también, siii lo noto, dame toda tu leche…

Caímos los dos exhaustos y al momento se oyó a la Sra. Paquita…

--- Enhorabuena a los dos, ha sido un buen polvo.

Me volví a casa, cavilando sobre lo que había pasado, me habían engañado, se había corrido el rumor de mis aventuras, que podía ser peor…

No sé… pero que mujeres.

Continuará

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Bienvenida mi jubilación (12)

Estaba malhumorado por las cosas que me habían pasado en tan poco tiempo, de pasar de una vida tranquila a la vorágine actual, si bien no me quejo en absoluto, se podría decir que he hecho más cosas y mejor que en todo mi matrimonio, pero quería alejarme un poco de esos chismes que al parecer, ya circulaban.

No desconfiaba de nadie, pero… se empieza con un comentario inocente y se acaba con una mala fama encima.

Procuraba rehuir de los corrillos de los vecinos y salía mucho más a la calle.

Un domingo cuando más tranquilo estaba leyendo el periódico, sonó el teléfono, era mi cuñada Chelo, la hermana más joven de mi mujer, hacía tiempo que no hablábamos más que en cumpleaños y Navidad, y la verdad estuvimos casi una hora.

Al final era para decirme, si podían venir, su hija Chus y ella un día a mi casa, pues su hija se iba a presentar a unas oposiciones en mi ciudad.

Por supuesto les dije que sí y quedamos que llegarían el jueves próximo por la tarde.

Me puse a arreglar un poco la casa y a preparar la habitación que tenía de dos camas.

Como estaba previsto el jueves, ya casi anochecido llamaron a la puerta, despidieron a un taxi que las traía de la estación, el equipaje era escueto, dos maletines como los que se llevan en los aviones y nada más.

Tras los saludos de rigor les enseñé la habitación y vaciaron las maletas.

Mi cuñada Chelo era bastante más joven que mi mujer, era morena con una figura todavía juvenil y estaba muy proporcionada de medidas, Chus su hija, tenía 19 años y estaba en la edad de que todo le sentaba bien y lucia el tipo por donde pasaba, en su casa se quedaron su otra hermana y su padre.

Rápidamente hice de cenar y como habían tenido un viaje desastroso de esperas, demoras y calor, nos acostamos pronto. A la mañana siguiente, el viernes salieron las dos a comprar algunas cosas, mientras yo repasaba los últimos detalles de la casa, a mediodía las invité a comer en un restaurante cercano, después Chus dijo que había quedado con unas amigas de los estudios para dar una vuelta, por lo que arregló y al rato vinieron a buscarla, dos chicas de su edad más o menos.

Chelo y yo estuvimos charlando de muchas cosas, el tiempo había pasado rápido y nuestras vidas nos habían distanciado un poco.

Le pregunté cómo le iba en su ciudad y que tal sus hijas, etc.

--- Pues bien… ya sabes, me casé, tuve a las niñas y hago una vida de lo más normal, mi matrimonio muy bien, en fin creo que como todos, entonces me preguntó a mí…

--- Y tú, como te apañas solo, te cocinas y demás, bien?

--- Pues sí, no estoy mal, salgo, voy al cine, paseo, esa es mi vida.

--- Y no te has planteado buscarte una pareja?

--- Pues… la verdad es que no, vivo bien así.

--- Parece mentira, mi hermana tan joven y marcharse…

--- Pues sí. Ya ves

--- Sabes de qué me acuerdo? De cuando venías de novio a casa, al principio.

--- Ah! Si vaya, tú eras una cría, te llevabas 10 años con tu hermana, no? Ella cumpliría ahora 57 años.

--- Si y me tocaba ir con vosotros al cine de acompañante, que años…

--- Si, tus padres eran muy religiosos, y tu hermana también eh? Y no nos dejaban estar solos.

--- Pero aún así, me acuerdo que en el cine metíais las manos debajo de los abrigos, jajaja,

--- Pero eso, era ya con muchos años de novios, no me dejaba tocarle un pelo.

--- Y cómo pudiste convencerla?

--- Ah! Te reirías, una vez como no me dejaba meterle mano, además de la faja etc. Le dije que buscara unos caramelos que tenía en el bolsillo del abrigo, y como me había sacado la polla, la cogió de lleno jajaja. Parecía que le quemaba.

--- Jajaja, me la imagino, con lo puritana que era.

--- No sé si contártelo, pero, quieres saber cómo se la metí la primera vez?

--- Siii, claro, cuenta.

--- Pues como no se perdía ninguna procesión de la Iglesia, le convencí que podíamos ver la del Corpus desde un balcón de un piso de un amigo me había dejado en una calle principal, era un segundo piso, ella se inclinó en la ventana, cuando pasaba todo lo mejor,  me puse detrás de ella y me oculte en las cortinas, le subí la falda de vuelo que llevaba, la faja y las bragas fueron juntas al suelo y mi polla a su agujero por estrenar, ella lloraba y todos pensaban que era de emoción, yo acabé echándoselo todo en la falda.

--- No me lo puedo creer, jajaja

--- Supongo que a partir de ahí ya todo iría rodado no?

--- No es para contarlo, pero a tu hermana no le gustaba el sexo, solo lo hacíamos porque era su “obligación de esposa”, a partir de cuando tuvo el aborto, se acabó el sexo para todo.

--- Oh! Sí que lo siento, pues yo pensaba que era una fiera… Creí oíros todas las noches desde mi habitación.

--- Ojalá fuera así, pero… ya sé lo que oías… jajaja, la habitación que estaba entre medias era la de tu hermana Tere, dos años menos que mi mujer, era la rebelde de la familia, una noche harto de intentar hacer el amor con mi mujer, me levante cabreado y salí a fumar un cigarrillo y al pasar por la puerta de Tere oí quejidos, me asomé un poco, ella no me podía ver, pero delante del espejo se estaba metiendo el mango de un cepillo del pelo en el coño, lo tenía todo dentro y no era pequeño, no.

--- Vaya con Tere, jajaja, no me lo hubiera imaginado.

--- Oye, te invito a cenar a un restaurante, que ya es hora.

--- Ni pensarlo, hoy te hago yo la cena, cuánto tiempo hace que no te comes una buena tortilla de patatas?

--- De las buenas, muchísimo.

--- Vale, te voy a hacer una que no olvidarás.

--- Voy yo a poner la mesa y traigo una botella de vino.

La tortilla pronto estuvo hecha y con el vino entraba de maravilla. Chelo se interesaba por mi vida amorosa con su hermana y yo le iba contando cosas, las más humillantes no, claro

--- Tu hermana al principio no me dejaba verla desnuda nunca y el coño se lo vi a los dos años de casados…

--- Siii? Que paciencia la tuya.

--- Y tú qué tal? Tu marido ideal, no?

--- Antes te dije que muy bien, pero lo cierto es que fatal, mi marido lo hace como los conejos, cuatro metidas y se ha corrido, el día que me quedé embarazada, creo que fue porque bostezó a mitad, jajaja.

--- Jajaja, teníamos que haber cambiado de pareja, verdad?

--- Pues si, a mí siempre me has gustado, eras más mayor que yo, pero a mí me gustan mayores.

--- Que lástima de haberlo sabido, pues tenias unas tetas para comérselas, y muy sensibles, si no recuerdo mal, pues una vez en el cine te las toque sin querer y tenías los pezones duros como piedras, aun me acuerdo.

--- Y yo también, estaba muy caliente pensando que a medio metro de mí, tenias la polla dura.

--- Y si tomamos una copita de champagne?, tengo una botella en la nevera.

--- A mi me encanta.

Descorche la botella y estuvimos saboreando el champagne mirando las burbujas en silencio, de pronto me dijo…

--- Oye y por qué has dicho que “tenía” unas tetas para comérselas?

--- Porque era verdad, se te veían duras y con unos pezones golosos, las vi una vez mientras te duchabas, me hice una paja gloriosa a tu salud.

--- Pues las sigo teniendo, para que lo sepas, jajaja.

En eso sonó el teléfono, era Chus que decía que se quedaba en casa de una amiga para terminar de repasar la oposición del sábado.

A Chelo no le hizo mucha gracia pero tuvo que aceptar, le dijo…

--- Suerte mañana, yo me iré a casa a ver como se apañan por allí.

Seguimos con el champagne y me hizo tocarle las tetas para demostrarme que las tenía duras aún, yo le decía que las tenía mejor que su hermana, pero los pezones no creo, los de ella eran soberbios, lástima que no me los dejara comer…

Se levantó y acercándose a mí,  me dijo…

--- Te invito a un pezón con champagne…

--- Eso sí que es una invitación interesante.

--- Cual de los dos prefieres? Dijo bajándose el escote.

--- Puedo elegir? El que más gordo se ponga al mojarse, me lo como.

--- Muy bien, se quito el suéter, el sujetador y poniendo las dos copas llenas una al lado de la otra, metió las dos tetas en las copas, al sacarlas, los dos estaban duro y mojados como si lloraran y le dije…

--- Mira como lloran los dos, creo que no se merecen que desprecie a uno, le chupé el derecho y le mordí el izquierdo.

--- Juan por favor, si me viera mi marido…

--- Si, ya te habría dado tres polvos de un minuto jajaja.

--- Jajaja, es cierto. Sabes una cosa? Siempre, desde joven he deseado que me metieras tu polla. Pero ya ha pasado media vida y estoy casada, ya es tarde, perdona pero me voy a dormir, hasta mañana.

Me dejó helado, empalmado y sin saber qué hacer.

Dejé la mesa como estaba y me fui a dormir también.

No había pasado media hora cuando me tocaron el hombro y Chelo me dijo bajito…

--- Juan, me gustaría mucho follar contigo, aquí y ahora, no puedo aguantar más, una ocasión como esta no la tendremos más.

Levanté la sabana para que entrara y mi mano tropezó con una teta dura y colgante, luego dos y pronto tuve encima el cuerpo desnudo de Chelo buscándome la polla para tragársela entera.

Mis manos no perdieron el tiempo, tenía muy buen cuerpo y sus muslos se abrían esperando mi boca, me di cuenta que buscaba algo en el suelo, metiendo la botella de champagne, se hecho un chorro en su coño y me invitó a beber, me lo trague todo, jugos, burbujas, todo, su boca ya tenía mi polla dura hasta la garganta, la chupaba con avidez y yo lamía todo su coño y nalgas empapadas en burbujas, le dije al oído…

--- Chelo me gustaría hacer algo contigo que no pude conseguir con tu hermana…

--- Cuenta con ello Juan.

--- Quiero meterte la polla por el culo.

--- Que dices! No lo he hecho nunca, una vez lo intento mi marido y no pudo, bueno, se corrió enseguida. Me da mucho miedo.

--- Dijiste que te gustaría tener mi polla…

--- Si claro, pero en el culo?

--- Si en el culo, me lo está pidiendo a gritos. Déjame que te lo lama y meteré dos dedos.

--- Huy, por favor Juan, que me va a doler.

--- Más le dolerá a tu hermana si nos puede ver desde donde esté.

--- Quiero que me la metas por todos los sitios, pero ten cuidado, Juan.

--- Te gusta mi polla?

--- Mucho, es mejor de lo que esperaba y más gorda.

--- Ponme de esta crema en la polla y yo en tu culo. Esta noche vamos a recuperar el tiempo perdido.

--- Si Juan, te la untaré bien.

--- Pon la almohada bajo las caderas, saca el culo y abre las piernas, no te vas a enterar hasta que te toque la garganta.

Se puso esperándome y abriendo sus mofletes le apunte hasta que, sin mucho esfuerzo la tenía dentro del todo, luego levanto el culo y dijo…

--- Déjame que me la meta yo, y culeaba atrás y adelante hasta que presintiendo el primer orgasmo me dijo apurada…

--- Juan, lléname de leche solo cuando te lo diga, no eres un  conejo, me quiero correr varias veces antes.

La cogí de las caderas y le metía y sacaba sin cesar y cuando notaba que me iba a correr, paraba y le acariciaba el clítoris con los dedos hasta que tuvo, no uno sino tres orgasmos casi seguidos que la dejaron desmadejada boca abajo.

--- Juan una cosa más, lléname la boca de tu leche, quiero tener ese gusto siempre que tome champagne. Me agaché y le di la vuelta y metiéndosela en la boca, la follé como si fuera su vagina, sin parar hasta que por sus labios rebosaba mi semen.

--- Mmm, Juan no sé si podremos repetirlo, pero sepas que no olvidaré el mejor polvo que he tenido en mi vida.

Mañana me iré, soñaré contigo todas las noches.

Y me besó suavemente antes de irse a su cama.

A la mañana siguiente, se levanto temprano y arreglo su cama y se despidió de mi.

--- Juan, me has hecho muy feliz, estoy muy contenta de haber cumplido mi sueño, cuídate.

--- Ah! Chus irá directamente a la oposición y me imagino que luego saldrá de fiesta, cuídala, por favor.

Continuará

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Bienvenida mi jubilación (13)

Yo esperaba que a las dos de la madrugada como mucho llegara Chus, pero no, fueron las tres y media y en un estado deplorable, llamó y venía con el vestido revuelto, el pelo enmarañado y la cara desencajada con la mirada perdida, en la entrada se cayó al suelo, la levanté y le pregunté que le pasaba, pero lo que decía yo no lo entendía, olía de una forma horrible, sudor, bebida, sexo  incluido, tabaco y yo diría a orín, no puedo describirlo.

En el estado que estaba, me preocupe, pues no sabía si había tomado alguna droga, por lo que primero quise es hacerla devolver, la lleve como pude al servicio, pero antes de llegar soltó todo lo que tenia dentro del estómago. Me puso perdido.

Llené la bañera y quitándole la ropa como pude la metí hasta que solo asomaba un poco la nariz, la boca y los ojos.

Estaba pálida y desmadejada, habría sido una noche salvaje, le fui preguntando que había tomado y además de alcohol en abundancia solo se había fumado un porro, luego había perdido la noción de las cosas y había pasado de todo.

Con el agua tibia y unas sales que le puse en la bañera se fue reanimando mientras yo recogía lo que había tirado, cuando volví al baño ya estaba sentada en la bañera, muchos más despejada, mostrando sobre la espuma de las sales dos hermosas tetas puntiagudas, por descontado que no hizo mención de cubrirse y me dijo…

--- Tío Juan, ya estoy bien, ya se me ha pasado.

La miré incrédulo cuando se levantó de golpe, porque se tambaleaba de lado a lado, la envolví en una toalla y me la llevé a mi cama pues no me fiaba de dejarla sola.

Se estiró con los brazos en cruz y fui secándola por todos los rincones, el cuello, los brazos, las tetas, el vientre, los muslos y el pubis, que abriéndolo me permitió secar sus labios del todo.

Seguidamente se quedo dormida, como un tronco, yo me acosté acurrucado a su lado y solo me movía para ver como seguía, estuvo más de una hora soplando hasta que se movió hacia mí y me abrazo por detrás, yo notaba su cuerpo desnudo, sus tetas en mi espalda, su pubis en mi culo y su brazo que pasándolo sobre mi me lo apoyaba en mi bragueta.

No me atrevía a respirar, para no despertarla pero se acoplaba a mí, su mano cada vez de acercaba a mi polla, solo la llegó a rozar, pero se puso como un palo.

De momento se volvió y me dio la espalda y ya pude moverme, pero sentía su calor joven a mi lado y quitándome la ropa me pegué a ella igual que lo había hecho ella antes.

Al notarme, apretó su culo contra mí y notando la erección levantó una pierna y se puso mi polla entre los muslos, se me ponía más gorda por momentos, ya sentía la humedad de su sexo empapando el tronco del mío.

Sus tetas caían una sobre la otra al otro lado y con mi mano las abarque las dos, juntando los pezones ya duros, se volvió a mover y poniéndose boca arriba dobló la pierna, lo que me permitió entrecruzar las mías hasta que mi polla coincidió con sus labios, solo tuve que empujar y la tenia metida dentro de Chus mientras ella abría mas las piernas.

Sus tetas ahora separadas a los lados, se dejaban morder y chupar y el clítoris saliendo de entre los labios estaba duro como una almendra pelada. Procuraba meterla hasta el fondo despacio para luego sacarla lentamente, para no despertarla y solo movía las caderas para acoplarse mejor.

Le fui acariciando el clítoris, que se ponía en erección cada vez más, hasta que poniéndose rígida  estiró los brazos y casi gritando dijo…

--- Me corroooo, méteme más la polla, por favor Juan.

El techo me cayó encima, se estaba corriendo soñando conmigo o estaba despierta fingiendo que dormía, no lo quise saber, seguí metiéndola rápidamente hasta decirle…

--- Chus, yo también me voy a correr, quieres mi leche?

--- La quiero todo Juan, toda dentro.

--- Te puedes quedar preñada, Chus!

--- Tranquilo, llevo tres clases de leche dentro hoy, tú eres el cuarto, pero el mejor, mañana tomaré la píldora del día después.

--- Por la tarde se fue en un taxi a la estación, hacia su casa.

Continuará

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Bienvenida mi jubilación (14)

Después de toda ésta agitación, estuve tranquilo un tiempo evitando las posibilidades de líos, en mi vecindario ya quedaban poca gente a la que pudiera solucionar problemas, ya estaba el presidente actual y con los demás vecinos no tenía mucho trato.

En varios pisos eran matrimonios mayores o personas que apenas venían, ni a las reuniones de la escalera.

En el tercero vivían unas chicas estudiantes, que por no estar en casa casi nunca, no las había tratado.

Nadie sabía casi nada de ellas, solamente se especulaba que estudiaban, que era un piso alquilado y que no recibían visitas.

Yo solo veía que en el tendedero además de la ropa de cama, solamente había ropa femenina, además de dos tallas bastante diferentes, por lo demás nada, eran muy discretas y no daban de que hablar.

Apenas me las había cruzado en el patio por la noche alguna vez, al ir a sacar la basura y habíamos intercambiado un hola y adiós.

Por eso me extrañó más, que una mañana, llamara una  de las chicas a mi puerta y me invitara a merendar, pues tenían que pedirme un favor.

Ciertamente me extrañó bastante la invitación, por una parte, no tenía relación con estas chicas y si fuera un favor normal, me lo habría pedido sin más.

Sin muchos ánimos acudí a su piso el día que me citaron, como no sabía a qué iba, me arregle un poco y algo de colonia no me vendría mal, pensé.

Cuando me abrieron la puerta me recibió la chica que había hablado conmigo días antes, era bastante joven sobre los 20, pensé yo, de complexión bastante frágil, delgada, poquito pecho, sin casi caderas y piel muy blanca, el pelo rubio con melenita lacia y los ojos muy grandes, la boca pequeñita, en fin una muñequita.

Me invitó a pasar y dentro en el salón estaba su compañera de piso, era diferente totalmente, labios carnosos, pecho abundante y caderas y culo generoso, el pelo moreno rizado y los ojos verdes almendrados, un verdadero bombón.

Me indicaron donde me sentaría y cómodamente sentado esperé expectante.

La chica delgadita se llamaba Marga y su compañera Rosa, me confirmaron que una tenía 21 años y la otra 28 años, eran de fuera y estaban alquiladas compartiendo piso, echando una ojeada, pude ver que muy cuidadosas y detallistas sí que eran, me gustó el detalle.

El motivo de la invitación era, como me comentaba, de cambiarles la ducha, la campana de la cocina… pero luego, se miraron y me dijeron…

--- No, es broma… nosotras no queremos nada de eso, aunque sabemos que es un manitas para todo.

--- El favor que le pedimos es para nosotras muy importante,

--- Le pondré en situación, en principio le hemos elegido porque consideramos que es usted una persona muy cabal y muy discreta, y eso lo valoramos mucho.

--- Después le contaré una historia… la de una chica muy estudiosa que nunca había salido de su pueblo, tenía un novio allí, con ideas de futuro y que quería ser algo más que ama de casa, quería ser farmacéutica.

--- Esta chica vino a la ciudad y estudió intensamente y con muy buenas notas, pero también vio que había más mundo que el pueblo, tuvo amigas y amigos, pero al alquilar un piso conoció a una persona que le hizo ver la vida desde otro punto diferente. La chica del pueblo soy yo y la persona que conoció es mi amiga Rosa.

--- Ah, eso está muy bien, pero que tengo yo que ver en esta historia tan bonita?

Yo me quedé muy quieto esperando más, hasta ahora era todo normal.

--- Pues que hasta ahora todo iba bien, pero la semana que viene, mi novio me ha anunciado que vendrá  a verme dos días y claro, entonces conocerá la realidad.

--- ¿Y?

--- Pues… la realidad es que Rosa y yo somos pareja y no le he dicho a mi novio ni a nadie nada hasta hoy.

--- Mi pueblo es muy pequeño, aparte del disgusto de mi novio, se montará una buena allí.

--- Bueno pero algún día tendrá que ser, pero vamos, a ver si me entiendo… tu eres todavía su novia… para todo?

--- Pues, ssssi, pero estoy loca por Rosa, es la pareja ideal.

--- Y que queréis que haga yo? Hablar con él y contárselo? Me va a dar de ostias…

--- No, nada de violencia, la idea que hemos tenido es que estos dos días que va a estar aquí, yo estaré con el cómo si nada y usted hará como si fuera la pareja de Rosa.

--- Yo? Si tengo más del doble de años que ella.

--- Bueno, eso será más fácil de explicárselo.

--- Pero tú, entonces eres bisexual, no?

--- Pues sí, pero Rosa no, es lesbiana total.

--- Y que podemos hacer ella y yo?

--- No hay problema, pueden fingir que son novios, y yo haré lo mismo.

--- Pero, me tendré que acostar con ella?

--- Bueno… si, pero no pasa nada, para ella es como si fuera su padre.

--- Pues vaya, es lo más descabellado que me han dicho nunca.

--- Nosotras lo hemos hablado y creemos que es una buena solución.

Hasta entonces Rosa no había despegado los labios, estaba sentada en el sofá mirándome y analizándome.

--- Sr. Juan, sabe una cosa? Es usted el único hombre con quien me acostaría.

--- Pues vaya cumplido me haces, no sé como tomármelo.

--- Tranquilo, quiero decir que me inspira confianza.

--- No sé, es muy fuerte, se va a notar enseguida, ha poco espabilado que sea el muchacho, me va a correr a palos.

--- Bien, dijo Rosa, por mí no hay problema, el Sr, Juan me cae muy bien y nos vamos a llevar de maravilla.

--- Si acepta, se lo agradeceremos toda la vida, hágalo aunque sea por el amor de dos mujeres!

--- No sé, no estoy muy convencido, si me veo mal, saldré disparado.eh?

--- Muy bien, está claro, pues vamos a merendar, dijo Marga.

La edad tan notoria es lo que más me pesaba, pero era la cosa así, haría lo que pudiera, improvisaría.

Llegó el día y por la mañana me instale en casa de las chicas, llevaba poca ropa y las cosa de aseo y como no esperaba más, las llaves de mi piso siempre a mano, por si acaso.

El chico cuando llegó vino en su coche y la verdad era muy majo, se llamaba Rafa y para nada parecía vivir en un pueblo pequeño, solo le delataba el acento un poco, pero cada uno tiene el suyo.

Me presentaron, era… la pareja de Rosa… (Que bochorno), el chico me dio la mano y noté como me miraba raro.

Ellos en seguida se metieron en la otra habitación que hasta ahora no se gastaba y pronto oímos como después de unas risitas, Marga, daba suspiros fuertes, con lo que vi a Rosa que estaba fija mirando al suelo, mientras se frotaba las manos, nerviosa.

Luego salieron sonrientes y dijeron que se iban a cenar fuera.

Yo miré a Rosa y vi la cara que tenía y me dio pena e intenté distraerla, total dos días…

--- Rosa, cuéntame, que estudias tú?

--- Yo enfermería, dijo lacónicamente.

--- Muy bien, cuéntame cosa de tu carrera, hablando se nos hará más corta la velada.

Sacamos la cena e irguiéndose de momento, dijo…

--- Muy bien, vamos a cenar también, saca el vino Juan!

Estuvimos cenando y la botella duró poco, una segunda la sustituyó enseguida.

--- Sabes Juan?, soy la única que bebe vino en esta casa, Marga solo bebe agua mineral.

--- Jo. Qué triste, no?

--- A veces sí, es triste estar contenta sola y ella sobria.

--- Bueno, hoy tu “amante” te seguirá.

--- Brindemos por eso, te mereces un beso.

Se levantó y me dio un beso en la mejilla, la verdad es que me gusto este arranque de sinceridad.

Según el rioja se iba posando, afloraron los recuerdos de Rosa, para ella tampoco había sido fácil, primero reconocer que era lesbiana y luego que los demás lo hicieran, me contó sus inicios, en el colegio, en el instituto, deseando a otras chicas sin tener esperanza de conseguir ni una caricia de ellas, solo cuando entro en la universidad, conoció a una chica del último curso, mayor, y con mucho carácter, ella hizo que afloraran sus sentimientos y saliera del armario.

--- Fue una tarde, al terminar un partido de baloncesto que entramos las dos a ducharnos juntas, yo siempre iba a la defensiva para que no notaran mi tendencia, pero Juani fue directa y cogiéndome las tetas mojadas, me dijo al oído…

--- Estas preciosas tetas me las comeré algún día y no tardaré…

--- Me asusté por lo brusca y directa, pero se me abrió el cielo al ver que no estaba sola.

Esa misma noche Juani fue al cuarto de Rosa y cerrando por dentro le dijo…

--- Vamos a ver que tienes entre las piernas.

La desnudo y le lamió el coño hasta casi hacer que se corriera, luego se sentó en la cara de Rosa y le mandó.

--- Cómeme el coño ahora tú y suave, que me gusta correrme lentamente.

Al principio no se atrevía, pero Juani la besó en los labios con pasión y dijo.

--- Vamos a follar toda la noche.

A partir de ese momento las bocas, las manos, los coños, nada estaban quietos, hasta que el alba las separó.

Nunca se había corrido tantas veces y tan fuertes, sin duda Juani sabía mucho como tratarla, pero cuando acabo el curso, se fue como había venido y después de una noche loca, se esfumó.

Rosa quedó tocada, pero al poco tiempo conoció a Magda y casi hizo lo mismo que Juani, pero con más dulzura, Magda era hetero y con novio formal, seducirla iba a ser difícil.

Empezó alabando las cosas bonitas que tenía, los ojos, el pelo rubio, las piernas largas, a Magda esto le alagaba y más cuando empezó a notar en falta a su novio, Rosa le rozaba la cara y el cuello con sus labios y le mordía la oreja suavemente, después se aventuró a besarle las mejillas, después las comisuras de los labios, luego los parpados y después le pasaba rozando sus labios con los de Magda hasta ir abriéndoselos con la punta de la lengua.

A Magda esto le relajaba y le gustaba, tanta suavidad y dulzura, los besos fueron cada vez más pasionales y en uno de ellos sus manos se enredaron alrededor de sus tetas, las unas cogían los pechos grandes de Rosa y las otras los pequeños y puntiagudos de Magda.

Descubrieron como les gustaba más que se los mordieran y cuando, que les abrazaran, en una ocasión Rosa al subirse la blusa para que le chupara los grandes pezones, no se dio cuenta que no era blusa lo que llevaba aquel día sino vestido y cuando la vio en bragas y sujetador, Magda se abrazo a su cintura y empezó a besar su vientre, su pubis, quitándole las bragas, metió la cabeza entre sus labios, que apartando el vello moreno y rizado, alcanzo su clítoris perfumado con los jugos que brotaban de su vagina.

Rosa se tumbo derrotada y solo al pasarle el efecto del tremendo orgasmo que le propino Magda, se repuso y abriendo las piernas a Magda le metió los dedos hasta que no podía soportarlo y le mordisqueo el clítoris, alzándola un palmo de la cama.

A partir de ese día ya no hubo más que una cama para las dos y dos coños para dos bocas.

Al principio Rosa se hacia la dominante, pero pronto se dio cuenta que era ella, la que dependía de las caricias de Magda.

Las horas pasaban y Rosa me iba contando sus sentimientos y frustraciones, yo la escuchaba con mucha atención y ella lo agradecía.

Ya se hizo muy tarde y mirando el reloj, me dijo…

--- Bueno Juan, ahora viene lo peor.

--- Qué quieres decir?

--- Que es hora de acostarnos, te acuerdas de que te dijimos que te consideraba como a mi padre?

--- Si mujer, si

--- Pues vamos.

Me puse el pijama y ella un pantalón corto con una camiseta.

--- Tú eres la anfitriona, elige el lado.

--- Me da igual, pero siempre me acuesto a la izquierda.

--- Muy bien, pues Juan se va a la derecha, dije dando saltitos a mi sitio.

Apagamos la luz, había un buen espacio entre nosotros, los dos mirando al techo mirábamos al infinito. Le dije…

--- Sabes una cosa? No me ha gustado que me consideres como a tu padre.

--- Ah no? Como que quieres que te considere?

--- Me gustaría ser para ti como un espejo, o algo que tú puedas mirarte sin miedo y hablar con él, a mi me gustaría tener cerca a alguien así.

--- La verdad a veces me siento un poco sola, Magda es una maravilla de persona, pero me falta algo, no sé.

---Porqué no me cuentas tus temores? No soy tu padre recuerda, pero si lo prefieres seré una nube de humo.

--- Gracias, Juan, lo sé. Uno de mis grandes dudas es verme como una persona diferente y no es que no esté segura de mi opción sexual, pero me siento juzgada continuamente por todos, a veces me gustaría ser invisible.

--- Rosa, no sé si estaré en lo cierto, pero yo lo pienso así, tú tienes un cuerpo de mujer adorable y eres una persona con una sensibilidad especial, además eres muy sensual y te gusta mucho las belleza, por lo que sea, tu encuentras la belleza en el cuerpo y en la sensibilidad de otra mujer, no te gusta pensar siquiera como es un hombre, quizá por miedo o por algún motivo que no conozco, pero te diré que igual podría pensar yo, la belleza también está en los hombres, pero a mí me gustan las mujeres igual que a ti, por lo que no somos tan diferentes.

--- Como ya sabes la naturaleza nos ha dotado de aspecto y sobre todo de fisonomía diferente, a cada cosa de la mujer encuentra el complemento en el hombre, igualmente al revés, vosotras tenéis unas ventajas para algunas cosas y nosotros otras, yo os envidio en muchas cosas pero me quedo con otras muchas como hombre.

--- Nunca he criminalizado a los gay, ni a las lesbianas, aunque si te soy sincero, no me gustan cuando alardean descaradamente de su opción sexual, no tienen por qué, es solo una forma de vivir la sexualidad.

--- Me gustaría saber tu opinión sobre el sexo masculino, para no gustarte.

--- Si quieres que te sea sincera, lo he pensado a veces y no lo entiendo, pero es ver a una mujer y el corazón se me acelera

--- Jajaja, eso es que tienes buen gusto, perdona, es una broma, sigue.

--- Nunca he estado lo suficientemente cerca de un hombre para tener una opinión clara de mi indiferencia hacia el sexo masculino.

--- Me quieres decir que no has estado con un hombre? Ni siquiera por probar?

--- No, nunca, me avergüenza decir que no sé cómo es un hombre, en mi casa, todas éramos mujeres, para mí son mi mundo, desde pequeña nos hemos enseñado nuestros sexos, los primeros pelitos, las primeras caricias, los primeros orgasmos, que nos asustaron, pero como nos ocurría a todas… luego las llegadas de las reglas, después nos fuimos separando, cada una se fue para un lugar diferente y me quedé sola, no tenía ningún hombre cerca, no los conocía.

--- Me resulta difícil creerte, hay fotos, videos, películas, te habrán contado cosas…

--- Nunca he hecho caso de ese tema, mi mundo eran las mujeres, que era lo más fácil.

--- Creo que te estás perdiendo lo mejor de tu vida sin conocer el mundo, y no creas que quiero cambiar tu sexualidad.

--- Con solo pensar en tocar a un hombre me dan escalofríos, el tacto es muy importante para mí.

--- Te quiero proponer una cosa, ante todo, sabes que no soy tu padre y si prefieres seré una nube, pero quisiera que me cogieras la mano y me dijeras que sensaciones tienes.

--- Juan, ya te he dicho que me das mucha confianza, pero no me atrevo, me gusta vivir como vivo.

--- No te lo crees ni tú, solo es miedo a ver que hay otras cosas en el mundo, ahí tienes el ejemplo de Magda, vivía con un hombre hasta que conoció a Rosa, una mujer ideal, tú.

--- Y solo sería coger tu mano? Me lo prometes?

--- Palabra de honor, yo la tengo extendida a mi lado, tú tienes que decidir si me coges.

Rosa estuvo dudando muchos minutos, pero al fin deslizó la mano hasta rozar la mía, después la cogió.

No dijo nada, apenas movía los dedos entre los míos, yo le estreche la mano y ella me mantuvo el apretón.

--- Que tal? Que sientes?

--- Es una sensación nueva, tu mano es más grande y áspera que la mía, por un lado me da seguridad y por otra temor.

--- Te gustaría tocarme la cara? O el pecho?

--- Te tocaré la cara, tus rasgos son más duros y sobre todo la barba, que sensación más rara.

--- En el pecho, se me hace raro notar tu vello y en cambio no encontrar las tetas habituales,

--- Son tantas cosas… y lo más raro es que no me molesta, quizá sea porque no te veo y pienso que no estás.

--- Pues sigue descubriendo tu “fantasma”, despeja tus dudas.

Me fue pasando la mano por el pecho y el estómago y notaba un poco de temblor en sus dedos, al llegar al vientre, se paró en seco y dijo…

--- Que raro, ni tu piel ni tu vello esta duro, pero la suavidad de una mujer es diferente,

--- Claro como te decía nos complementamos a la perfección.

--- Si sigo hacia abajo que pensarías de mí?

--- Nada, que estas demostrando ser muy valiente y que tus tabús están disipándose.

--- Seguiré, si te molesta, dímelo.

Su mano siguió bajando y cuando sus dedos se enredaron en la maraña de mi vello se paró un momento y dijo bajito…

--- Que diferentes sois, aquí en las mujeres solo hay curvas suaves y tibias.

Cogió aire y continuó hasta tocar con los dedos el tronco de mi pene, se paro y lo rodeo hasta seguir hasta tocar mis huevos, los apretó un poco y notó los testículos dentro, después volvió a subir la mano y fue pasándola sobre mi polla.

--- Que suavidad, yo esperaba dureza y aristas por todos lados, que tierna y cálida es.

--- Es una maravilla de la naturaleza, sirve para hacer feliz a un hombre, a una mujer y para  tener descendencia.

--- Parece mentira que una cosa tan tierna pueda hacer todo eso.

--- Si una mujer quiere, puede obrar maravillas solo con acariciar esto.

--- Me dejas probar? Es mi primera vez, como lo debo hacer?

--- Es sencillo, la coges con toda tu mano y como verás está protegida por una piel, la retiras y verás como su cabeza se dispone para hacer lo que quieras.

Rosa para llegar mejor se había girado hacia mí, con su brazo intentando llegar a mi polla tenía sus dos pechos apoyados sobre mi brazo, esto fue una de las causas de que mi polla, sujetada por la mano quieta sobre el vientre, empezara a adquirir tamaño y grosor lentamente, ella iba abriendo la mano según se iba agrandando dentro de ella.

Yo con la excusa de ponerme más cómodo, pasé el brazo bajo sus hombros con lo que ya podía apoyarse sobre mi pecho y acercarse a ver de cerca como mi polla crecía por momentos.

Como estaba bajo mi pijama, desató el cordón de la cintura y lo abrió dejando al aire todo mi sexo, lo cogió de la cabeza y la presionó, notando su dureza.

--- Te das cuenta de una cosa, le pregunté.

--- De qué? Pues las mujeres, todas, incluidas las lesbianas,  juegan y se meten en su vagina consoladores imitando a los penes masculinos.

--- Los he visto, aunque nunca he tenido ninguno, me he conformado con los dedos y la lengua.

--- Imagina si unos dedos te dan placer lo que te podría dar un pene llenando tu vagina completamente, caliente y manejado por una persona que no quiere más que hacerte correr.

--- Ya su mano recorría a lo largo de toda la polla, subiendo y bajando con ritmo.

--- A ti te gusta?

--- Claro, pero sobre todo me gusta ver que la chica que lo tiene en la mano es feliz acariciándolo.

--- La verdad es que es suave, caliente y no inspira miedo.

--- No tiene por qué, solo sirve para dar placer.

--- Pero si continuo, eyacularas y se acabará.

--- En efecto, pasa lo mismo contigo, cuando tienes un orgasmo tienes un rato de relajación, a mi me sirve para poder estar en forma otra vez.

--- Si te pido una cosa, me dejarás hacerlo?

--- Claro mujer, estoy a tu disposición.

--- Me gustaría verte eyacular y notar su tacto y olor, eso no lo podemos simular las mujeres.

--- Haz lo que quieras, puedes disponer de todo.

Rosa aceleró la mano y notó como se endurecía la polla, yo le dije que podía probar que sabor tenía ahora, pues era diferente luego, acerco la nariz y sacando la lengua la tocó y al notarla salada la lamió, para luego atraparla con los labios, hasta que se la metió dentro poco a poco hasta la mitad.

Sin duda, el tener que sacar la lengua para meterla en una vagina o meterse la polla en la boca era una sensación completamente distinta, por lo que la estuvo saboreando un rato, quizá por su inexperiencia, no noto que ya iba a eyacular y yo, la verdad, preferí no avisarla, el caso se veía venir y cuando recibió el primer chorro dentro de su garganta tosió pero siguió mamando para que no se perdiera nada, lo saboreo y me limpió con la lengua toda la polla.

--- Que te ha parecido?

--- Mejor de lo que imaginaba, sabe bien y te llena toda la boca.

--- Y que has sentido?

--- Bueno se está a gusto, pero porque confío mucho contigo.

---Ya me había dado cuenta, tengo tus tetas sobre mi pecho, están durísimas y tus pezones me están calentando mucho.

--- Ah perdona, no me había dado cuenta, te molesta?

--- No nada, pero me preguntaba si me dejarías acariciarte mientras tú me lo haces a mí.

--- Bueno, pero no te hagas ilusiones, yo con un hombre, nunca estaré.

--- Solo es por tener las manos ocupadas.

--- Súbete sobre mí y me comes la polla hasta ponerla dura, yo te comeré el coño como te lo haría una mujer.

Le quite los pantaloncitos y la camiseta.

--- Eso me gusta más, méteme los dedos.

---Me comía sus labio, su clítoris, mi barba rozaba entre el clítoris y el monte de Venus recortado.

Esa sensación era nueva para ella y llego un momento que empezó a arquear la cintura y me dijo…

--- Juan, me voy a correr

--- Espera un poco, date la vuelta y siéntate sobre mí.

--- Sobre ti? Como, tu estas bien de la cabeza?

--- Si hazme caso, siéntate sobre mi polla y bájate.

Un poco agobiada por la inminencia del orgasmo y mis prisas, se sentó y se clavo toda, sin darse apenas cuenta por lo mojada que estaba, toda mi polla dentro de su vagina, salto sobre ella gritando…

--- Juan fóllame, hazme correrme, lléname de tu leche, quiero tu polla dentro de miii.

Sus espasmos casi me rompen la polla, pero no llegó a salirse y solo cuando se aflojo, Rosa se bajo de mi y se tumbo a mi lado.

--- Juan, estoy hecha un verdadero lio, soy lesbiana, si, soy lesbiana pero me has hecho correrme como ninguna lo había hecho, reconozco que tienes razón, una polla es una polla, puedo contar contigo para follar cuando queramos?, serás mi único hombre.

Nos quedamos abrazados desnudos, hasta que el sueño nos venció.

Al poco rato se oyó la puerta y se oyeron las risas de Magda y Rafa, su novio.

Los oí entre sueños.

Continuará

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Bienvenida mi jubilación (15)

La pareja había estado cenando en un buen restaurante, luego fueron a una disco de mucho ambiente del famoseo y después, de copas por la zona antigua de la ciudad, se lo habían pasado de maravilla, Rafa estaba entusiasmado, al salir de su casa no sabía muy bien lo que se iba a encontrar, pero Magda le obsequiaba como cuando se vino a estudiar.

Nada más entrar en la habitación, Rafa se desnudó y le dijo a Magda…

--- Ya no puedo aguantar más, cómeme la polla.

--- No puedes esperarte que me quite el vestido y me duche?

--- Pues no, chúpamela ahora, ya te ducharás después.

La chica se ve que obedeció, porque al momento se le oía a él como gritaba.

--- Sigue no pares ahora, trágatela toda.

Magda protestaba…

--- No quiero en la boca, ya lo sabes, me da asco.

--- Pues a mí me gusta, así que llénate la boca con mi leche.

Luego se oyeron las arcadas de Magda y el portazo de la ducha. Después el silencio.

A la mañana siguiente oí como se abría la puerta de nuestra habitación un poco y la cabeza de Magda se asomaba, casualmente cada uno de nosotros estaba en un lado de la cama, espalda contra espalda, Magda cerró suavemente.

Este día quedamos en comer los cuatro en casa, compramos la comida en un restaurante japonés con vino de arroz, (sake) Nos sentamos las dos chicas juntas y nosotros al otro lado, a Rafa le parecía impropio que Rosa y yo fuéramos pareja, de hecho le comento a Magda por lo bajo que Rosa seguro iba conmigo buscando el dinero de mi cuenta.

Estuvimos comiendo muy bien, bebiendo sake sin medida, la conversación subió de tono y después de unos chupitos de whisky nos sentamos para hablar en los sofás, Rafa no desaprovechaba la ocasión para abrazar a Magda y besarla en la boca por cualquier motivo, ella aunque intentaba rehuirle tenía que ceder, yo en cambio solo le cogía la mano de vez en cuando a Rosa, con lo que Rafa se convencía cada vez más de que yo estaba solo para pagar.

La dije a Rosa,

--- Mira que escena tan bonita, hazles una foto besándose.

Con el móvil, se la hizo y repitió por si acaso.

Ya envalentonado, cada vez tenía más ganas de demostrar su poderío y su juventud frente a mi “decrepitud” y descaradamente le metía la mano a Magda en el escote y le apretaba las tetas.

Yo me hacia el sorprendido envidioso y el cada vez se crecía más, y me preguntó…

--- Y tú Juan como llevas lo del sexo? Rosa es toda un monumento y a tu edad…

--- Pues con mis años encima, hago lo que puedo y cuando puedo, verdad Rosa? Jajaja.

--- Mientras hay lengua, hay amor, dijo Rosa, con doble intención.

--- Huuuuy, dijo Rafa, eso suena a excusa, mira esto…

Se bajo los pantalones y se sacó la polla dura ya…

--- Esto no se puede tener a los sesenta y pico.

--- Que envidia, dije yo, pero sabes usarla?

--- Claro, si lo dudas pues mirar, y cogiendo del cuello a Magda la amorró a su polla y le dijo, cómetela, que lo vean.

--- Rosa alucinaba, pero le cogí la mano y se la apreté indicándole que no hiciera nada.

Esperar y veréis algo fuerte y desnudándose en un momento se sentó en el sofá y le dijo a Magda.

--- Ahora sí que me puedes chupar hasta los huevos, vamos sigue.

Cuando le iba a llegar la eyaculación Magda frenaba y hacía que se pusiera nervioso y cuando protestaba, le aceleraba de nuevo.

--- Veis como se hace, aprende abuelete.

--- Ya me gustaría ya, a mí.

--- Pues aprovecha tío,

Y subiéndole el vestido la dejo con las bragas al aire y a cuatro patas ofreciéndome el trasero de Magda. Rosa tenía la cara roja, de indignación y rabia, pero la calme guiñándole el ojo.

Me acerque a Magda por detrás y le puse mi polla todavía placida pegada al culo y Rafa se reía…

--- Ves como no es tan fácil para ti, jajaja

--- Tú sí que puedes?

--- Claro, ahora verás.

La hice una seña a Rosa para que estuviera atenta con el móvil.

Rafa se puso detrás de Magda, que se quedo con el cuerpo en el sofá y las rodillas en el suelo, cuando se la metió hasta dentro de un golpe, yo me puse pegado al culo de Rafa con la mía todavía blanda y le dije a Rosa despacio…

--- Ahora la foto, ya.

El al notarme detrás, se volvió y me dijo airado…

--- Que haces, no serás maricón?

--- No perdona, he resbalado, no la tengo ni dura.

--- Vale, pero ojito conmigo, soy muy macho.

El volvió a metérsela desesperado y yo haciéndole otra seña a Rosa, se desnudó del todo y se apoyo de pié en el respaldo del sofá, frente a la cara de Magda que sin pensárselo dos veces, empezó a comerle el coño mientras yo le acariciaba las tetas a Magda.

Según se iba calentando Magda, sus lametones se fueron extendiendo a meterle los dedos en el coño y chupar las tetas de Rosa.

Rafa seguía intentando correrse, pero al ver a su novia comerse a Rosa, por muy buena que estaba, era una mujer y no se concentraba. Yo malmetía a Rafa y le decía que pasa que no te corres?, que aguante, que envidia…

El impaciente me dijo…

Ahora verá como si, se sentó en el sofá y subió a Magda de espalda sobre su polla y dijo…

--- Cabálgame hasta que me corra golfa.

Rosa enseguida se apoderó de la boca y las tetas de Magda dándole un beso con lengua desesperado.

Yo lo seguía picando…

Rafa con dos tías encima y no te corres y a mí ni se me pone dura.

--- No sé qué me pasa tío, pero no puedo correrme.

Cogí el dedo corazón recto y le indique a Marga…

--- Ahora te toca a ti.

Me cogió la idea al momento y le dijo a Rafa…

--- Deja que te acaricie la próstata y veras que corrida más fenomenal.

--- Y eso como se hace?

--- Ponte de rodillas sobre el sofá y saca el culo abriendo las piernas.

--- Seguro que me correré así?

--- Seguro, ya verás.

Cuando se puso en posición, le cogió la polla que colgaba entre sus piernas y se la estuvo meneando hasta ponérsela muy dura, mientras Rosa le comía el coño a Magda y le apretaba las tetas sin compasión, Rafa se volvía y las veía comerse una a la otra, pero su obsesión era correrse ya.

Su glande, ya estaba negro, del rato que estaba a punto de reventar y no podía llegar.

Magda le hizo una seña a Rosa, indicándole que le acercara nata de los postres, pero Rosa en el último momento alargó el dedo y lo metió en la salsa picante.

Magda sin mirar, le dijo...--- Rafa prepárate a la mayor corrida de tu vida.

Acelerando la mano la polla estaba llegando casi a las rodillas de hinchada y larga, Magda metió un dedo en el ano de Rafa que en principio rechazaba, pero poco a poco cedió y cuando le tenía dentro sintió como le llegaba la corrida, el dedo acariciaba la próstata y daba un placer extra, por lo que ya le salió el primer chorro de leche, y Magda sacó el dedo y lo cambió por el de la salsa japonesa, de golpe al fondo, las siguientes corridas eran fenomenales la leche salía a borbotones, pero desde el culo le parecía que aun eran pocas, le ardía y quería que saliera mas leche y creía que aún era poca, por lo que le quitó la polla de la mano de Marga y estuvo meneándosela frenéticamente gritando…

--- Más leche, quiero más leche!

Luego salió corriendo hacia el aseo y se metió en la ducha sin esperar que llegara el agua caliente.

Nosotros nos quedamos mirándonos y nos echamos a reír, las chicas se abrazaron y besaron, después me unieron al abrazo,

En ese momento no lo pensé, pero me habría gustado hacerme una foto con las dos chicas desnudas en mis brazos.

Cuando al fin salió del aseo se metió en la habitación, se vistió, cogió la maleta y dijo…

--- Magda, he pensado que lo mejor es que me vaya, ya hablaremos.

Salió rápidamente y se marcho de vuelta.

A las dos horas Magda recibió un whatsapp, que le decía:

“Magda,  he estado pensando durante todo el viaje, no acabo de comprender que ha pasado, primero tu reticencia a hacer lo que te pido en el sexo, después tu actitud con tu amiga, que me parece sospechosa y después la mente demasiado abierta que demuestras.

Lo he pensado mucho, yo te quiero, pero creo que deberíamos darnos un tiempo y pensarlo mejor.

No sé que contar cuando llegue al pueblo, porque si lo cuento todo, igual no me creen. Ya te llamaré.”

Nos miramos y sonreímos. Les dije…

--- Bueno esto ha quedado mejor de lo que pensábamos, Magda, tú has conocido de verdad a tu novio, además le has informado de tu tendencia sexual hacia las mujeres, sin ninguna violencia y en el buen gusto que tienes de estar con Rosa, ahora ya puedes elegir sin presiones.

--- Rosa, me has demostrado que eres una mujer que sabe querer, has pasado momento muy duros, oyendo como tu chica follaba a tu lado y no podías hacer nada,  hasta el último momento le has ayudado, además personalmente me has demostrado un cariño especial, con una confianza total hacia mi persona que has superado tus limites sexuales, has sido capaz de dormir conmigo y has podido saber cómo somos físicamente los hombres, me alegro de haber sido yo. Te quedo muy agradecido.

Los ojos los teníamos todos un poco húmedos, así que dije…

--- Ea! Y ahora a terminar el asunto.

Cogí el móvil de Magda y le escribí a Rafa la contestación,

“Rafa, entiendo tus dudas, a mi me ocurre lo mismo, creo que es muy buena idea que lo dejemos aquí todo. Creo que encontraras otra persona que te hará feliz, tú te mereces todo. Un beso.

Te mando las fotos que hicimos en mi casa como recuerdo, espero que hagas un buen uso de ellas.”

Le adjunté las dos fotos, la que aparecía feliz abrazando a Magda y la que parecía que yo le estaba dando por el culo a él, se veía lo suficiente para verle claramente la cara a él, la polla mía y el culo de ella.

Se lo enseñé a las dos chicas y se rieron mucho, luego le di el móvil a Magda y le dije…

--- Haz los honores.

Y pulsó el envío.

Continuará

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Bienvenida mi jubilación (15)

Me sentía muy contento de cómo se había desenredado este lío que en un principio se veía tan mal.

Pasé unos días bastante tranquilo, con la vuelta a mi rutina, mi periódico, mi café, mi paseo, mi cervecita con tapa y mi siesta.

La verdad es que me basta esto para ser feliz, no necesito más.

Me daba miedo que algo turbara mi relax, pero una tarde llamaron a mi puerta, acababa de despertarme de la sienta y salí un poco amodorrado.

Al abrir la puerta me dijo una chica…

--- Es usted el Sr. Juan?

Me hizo enseguida la señal de que siguiera el rollo y me señaló las otras puertas del rellano.

Parece ser, que acababa de entrar alguien en alguna puerta y no quería que vieran que nos conocíamos.

Aún sin entender nada le dije…

--- Si, yo soy Juan, pase por favor, no se quede ahí.

Pasó la chica y de detrás de ella salió otra chica, que no me había percatado hasta ahora.

Al verlas dentro, cerré la puerta tras de mí y entonces me fijé bien.

--- Diablos, si sois vosotras! No os habría reconocido por la calle.

--- A ver, quietas, no os mováis.

Y dando una vuelta a su alrededor me quede extasiado.

Magda se había cortado el pelo y lucía una melena corta hacia dentro, maquillada con colores pastel, con un vestido largo con un escote palabra de honor, fruncido y recogido bajo el pecho donde caía hasta los tobillos todo amplio, era de color blanco y parecía una chica venida de Ibiza.

La otra era el polo opuesto, morena, pelo suelto negro rizado azabache, brillante como el de los anuncios de tv. Los labios carnosos y rojos, perfectamente perfilados, los ojos verdes almendrados, enmarcados en unas pestañas que daban aire. Llevaba una camisa azul de lunares pequeños blancos con un botón desabrochado de más y una falda estrecha de tubo gris oscura, para rematar medias grises con costura y zapatos de tacón alto.

--- Woooaaaooow, dije yo, que dos bellezas…

--- Pero que chocho estoy, pasad, pasad y sentaros en el salón, contarme, como va todo?

--- Estoy en shock todavía de veros tan espectaculares, soy dos mujeres bellísimas, radiáis felicidad por los poros de la piel, se os nota.

--- Tanto se nos nota? Pues sí, somos muy felices, en gran parte gracias a ti.

--- A mí? Si yo no hecho nada.

--- Has hecho que nuestros grandes problemas se solucionen.

--- Hemos pensado hacer una pequeña fiesta para agradecerte tus favores y de paso festejar nuestro aniversario. Hace un año que estamos juntas.

--- Huy, pero yo no estoy para grandes líos.

--- No, será una fiesta íntima, solo nosotros tres, en nuestra casa.

--- Bueno… que puedo decir… que iré encantado, cuando la celebráis?

--- Hemos pensado el sábado que no hay universidad.

--- Por mi cuando queráis, mi agenda está libre ese día, jajaja.

--- Rosa, no tengo palabras para definir el impacto que haces en mi, estas preciosa, eres una diosa.

--- Magda, que te voy a decir, eres la dulzura en persona.

Se despidieron con sendos besos en las mejillas y quedamos para el día de la cena.

Yo estaba como un chiquillo, impacient, nervioso y lleno de dudas con que ponerme, de momento fui a comprar dos botellas del mejor champagne francés, por supuesto, no paraba de pensar que les tendría tan eufóricas para llamarme a mí.

Cuando llamé a su puerta, me recibió Rosa con un vestido abierto por delante con botones y unos zapatos con bastante tacón, que me hacían más bajito.

Magda vino en seguida y entre las dos me acompañaron dentro de la casa y nos sentamos en el sofá.

Yo en el medio de las dos deidades y sin saber a qué se debía todo aquello.

--- Te vamos a dar una alegría, dijo Magda, a nosotras nos ha encantado y esta sí que es totalmente gracias a ti.

Sacó el móvil y buscando un momento en los mensajes me enseñó uno.

--- Este mensaje me lo ha enviado un buen amigo mío del pueblo, léelo…

Cogí el teléfono y leí “Hola Magda, soy Roberto, cómo estás?, bueno… ya sé que estas muy bien, Rafa nos ha estado contando los días que estuvo contigo y lo bien que lo pasasteis, lo trataste de maravilla y disfrutó mucho, además tus amigos fueron muy atentos con él y se llevo un gran recuerdo de ellos, sobre todo de Juan, nos dijo que por el trabajo no sabía cuándo volvería, igual tardaría, que pena, verdad? Quiero que nos veamos pronto, un beso”

Yo abrí los ojos como platos y no me lo creía, nos pusimos a reír a carcajada limpia los tres, al parecer había surtido efecto la fotografía que me había hecho pegado a su culo y temía que se corriera por todo el pueblo, con lo que quedaba asegurada su discreción.

Me volvía Magda y le di un beso en la mejilla.

--- Me alegro mucho por ti, te has desecho de un novio indeseable y has contado con su discreción. Y tienes las manos libres para hacer lo que te guste.

Rosa me cogió de las manos y me dijo…

--- Le he contado a Magda la noche que pasamos juntos y lo que me enseñaste y el miedo que perdí a los hombres, sobre todo a ti, le ha encantado, me ha visto más relajada.

--- Me encanta de haberos servido de ayuda, nunca lo hubiese pensado, pero me alegro mucho, dadme un beso las dos.

Se me abrazaron al cuello y me besaron la cara, los ojos, los labios hasta cansarse.

Seguidamente nos sentamos a la mesa y estuvimos hablando del viajecito que habían hecho a Ibiza semanas atrás para tranquilizarse de la visita de Rafa.

Al final saque la primera botella de champagne y brindamos por una nueva época en tranquilidad y felicidad.

Me volvieron a besar las dos, después quedándose unos momentos mirándose fijamente a los ojos, se fundieron en un largo beso, que pronto fue un encontronazo de lenguas, unos botones que se soltaron y unos vestidos cayeron al suelo, no sé qué mano empezó a acariciar a la otra, pero en un momento las tetas estaban ocupadas por manos, bocas y las piernas abiertas esperaban ávidamente las caricias de su compañera.

Yo sentado a su lado, estaba ensimismado de ver como se amaban aquellas dos bellezas y que ansia de placer demostraban, las comprendía y deseaba que se hicieran felices una a la otra.

Sus cuerpos ya completamente desnudos, uno con una piel  blanquísima y otro moreno, se buscaban y se ofrecían para dar y recibir las caricias más ardientes.

Mi polla tengo que admitir, que aunque no participaba para nada, estaba bastante dura y me molestaba en el pantalón, por lo que decidí dar suelta a mi calentura y desnudándome también, seguí de espectador mudo.

Cuando las dos chicas se hubieron comido los respectivos coños y tenido sus orgasmos pertinentes, se apoyaron en mí para descansar, estaban sudadas y olían a hembra en celo. Sus pechos respiraban con dificultad y sus tetas subían y bajaban sin cesar.

Rosa fue la primera en revivir y me dijo…

--- Perdona Juan por haberte ignorado, pero es que nos debíamos este encuentro, contigo delante.

--- Teníamos ganas de que estuvieras con nosotras y vieras como se aman dos mujeres.

--- Me ha encantado veros tan entregadas y ardientes, os merecéis ser tan felices.

--- No me gustaría que te quedaras con la idea que somos egoístas y solo queremos estar juntas las dos, tu eres parte de nosotras, y queremos que te sientas integrado, nos gustaría que te unieras a nuestro amor, me gustaría que notaras como mis manos que antes han acariciado a un coño, son capaces ahora de acariciarte tu polla y hacer que te sientas como en el cielo.

Me cogió la polla y sacándome el glande la acarició hasta ponerla durísima, Magda nos miraba y sonreía al ver a Rosa con que delicadeza se metía mi polla en la boca y la chupaba con avaricia, le cogió de la otra mano y Magda se acercó a mí y me empezó a lamer los huevos metiéndose uno cada vez dentro de la boca, me echaron acostado sobre el sofá, me abrieron las piernas y se apoderaron una de mi glande y otra del tronco de mi polla y con la mano me acariciaban los huevos hinchados, Rosa se subió sobre mi cara y me dijo…

--- Juan, aquí tengo lo que reservo solo para Magda, pero, quiero que te lo comas tú también, quiero sentirte en mi coño.

Mi mano se había metido entre las piernas de Magda y abierto sus finos labios hasta encontrar el clítoris mojado de la saliva de Rosa y sus propios flujos, los acariciaba y metía dos dedos hasta donde podía, ella abría las piernas para permitirme la entrada y yo mordía con suavidad el clítoris de Rosa, las dos arqueaban sus cuerpos al notar su primer orgasmo compartido, Rosa dejó mi polla y le dijo a Magda.

--- Mantén bien dura la polla que quiero follarme a Juan.

Magda me chupo el glande hasta el fondo de su garganta hasta que Rosa se colocó encima de mis caderas y le dijo...

--- Magda, métemela en el coño que tanto conoces.

Sentí como se dejaba caer sobre mí hasta que sus labios humedecieron mi pubis mientras Magda me acariciaba los huevos, dijo…

--- Magda, es la primera polla que me meto y es una delicia, me voy a correr otra vez, lámeme el clítoris y será el orgasmo de mi vida, Juan me encantaría correrme a la vez que me inundas de tu leche.

Empezó a vibrar su cuerpo, subiendo y bajando, su clítoris era presa de su amiga con él entre los labios y la lengua y rozando la boca de Magda, mi polla entraba y salía acompañada de sus jugos, en una de las subidas, Rosa grito…

--- Queridos, me corooooo, siiii

Y se dejó caer de golpe sobre mí clavándose la polla hasta los huevos después se inclinó y me puso sus tetas imponentes sobre la boca y dijo.

--- Ahora ya soy tuya, tu leche me inunda el coño.

Se fue levantando según flojeaba mi polla,  Magda con la cabeza apoyada en mi vientre recogía con su boca, todo el semen que salía de la vagina de Rosa mezclada con sus jugos.

Magda se me abrazó a mí y me dio las gracias.

Me cogió la polla flácida y me dijo.

--- Ésta ha hecho algo que no creí ver nunca, sabes me gustaría que hiciese algo por mí también.

No te entendí y miré a Rosa apoyada en el respaldo del sofá. Me dijo que si con la cabeza.

Magda me cogió la polla y estuvo acariciándola suavemente un rato mientras mis manos acariciaban sus pequeñas tetas, cabían dentro de mi mano, pero su pezón sobresalía de entre mis dedos, empecé a chuparlos y morderlos con lo que aumentaron aún más su tamaño y aspereza.

Cuando consiguió ponerla dura, le dijo a Rosa…

--- Me ayudas?

--- Claro, encantada.

Rosa cogió entonces el relevo y siguió mamándome la polla, yo tenía sus tetas imponentes en mis manos y apretándolas se notaba lo duras y suaves a la vez que eran, en contra de sus ásperas areolas y los prominentes pezones, Magda se acerco a la mesa con los restos de la cena y cogió un pedazo de tarta comtesa que había sobrado y subiendo sobre mi polla le indico a Rosa que apuntara bien, la amiga cogió con fuerza el tronco de mi miembro y mientras Magda se untaba entre las nalgas y después todo mi glande me dijo…

--- Juan, voy a cumplir un deseo que tengo desde hace tiempo, es para satisfacer mis ganas de “vengar” a mi “ex”, me voy a meter tu polla por el culo, va a ser mi primera vez, espero que te guste mucho a ti también.

Y dicho esto, se dejo caer, suavemente, mientras Rosa, buscaba el agujero y adaptaba la punta en el esfínter de Magda, iba entrando suavemente hasta hacerse difícil, los movimientos giratorios de Rosa lo facilitaba, hasta que yo lo acabé de meter del todo al levantar de golpe mis caderas, la mano de Rosa se quedó entre la vagina de Magda y mi pubis, la quitó y Magda cayó del todo hacia mí, suspiró y se echó hacia atrás, poniendo las manos en mis rodillas. Rosa se sentó sobre mi cara con las piernas abiertas mientras cogía las tetas de Magda, yo con una mano busque el clítoris de Rosa, con la otra el de Magda.

No tardaron en notar el calor de mis lamidas, mis caricias de clítoris y Magda mi polla en su culo, por lo que acercándose una a la otra se abrazaron y se besaron apasionadamente, sus besos, los movimientos de pelvis, los balanceos de tetas, hicieron que las dos chicas comenzaran a notar la llegada de sus orgasmos y acelerando sus movimientos se abrazaron estrechamente  y se corrieron al mismo tiempo, no sin antes de decirme Magda…

--- Juan por favor, no te corras aún, aguanta un poco.

Nadie sabe lo que me costó aguantar la eyaculación, teniendo sobre mí, semejantes hembras corriéndose desesperadamente, pero lo conseguí.

Cuando se relajaron, bajaron de mí, pude respirar, pues la vulva de Rosa tapaba toda mi boca, Magda me dijo entonces…

--- Juan, voy a hacer lo que nunca hasta ahora quise hacer.

Me volvió a coger la polla dura, gorda y con el glande ya morado de tanto esperar descargar, metiéndosela en la boca y con un cabeceo constante fue poniendo su mano en mis huevos, provocándome una eyaculación brutal.

Por su puesto no retiró la boca, se le lleno de leche caliente, es más, cerraba con los labios herméticamente hasta que dejó de salir, después se sacó la polla lentamente y mirándonos a los dos la abrió y nos enseño llena de leche desde los labios hasta la garganta, sonrió y cerrando la boca se la tragó de golpe, para abrir la boca sonriendo ampliamente.

Las dos chicas se volvieron a besar apasionadamente lamiéndose una a la otra y compartiendo los restos de mi semen.

Agotados los tres, nos fuimos a la cama y aunque un poco estrechos nos apretamos desnudos y acariciándonos los tres, nos dormimos hasta la mañana siguiente.

Continuará

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