Bienvenida

Nunca sabes a quien puedes encontrarte...

Todo comenzó a principios de septiembre. Una joven de 18 años, que acababa de terminar sus estudios de secundaria, se disponía a viajar desde su Tenerife natal hasta Madrid, donde cursaría los estudios de periodismo. Ella siempre fue una buena estudiante y el gobierno le entregó una beca estudiantil bastante considerable para que ella se estableciera en Madrid y completara allí su carrera. Su cuerpo era muy atractivo, ya que no era una chica muy delgada, al contrario, su cuerpo dibujaba unas preciosas curvas que llamaban mucho la atención a todas las entrepiernas masculinas, y alguna que otra femenina, que se encontraba a su paso.

Ataviada con dos enormes maletas y un bolso de mano con el que le era casi imposible moverse, desembarcó en el aeropuerto, sintió como su odisea personal comenzaba, había abandonado su anterior vida para comenzar otra nueva, estaba llena de ilusión.

Encontró un taxi y como pudo, explicó la dirección en la que estaría su vivienda al taxista, el cual le dijo que estaba muy lejos de su destino y que lo mejor que podía hacer era ir a la estación de tren y coger una vía que la llevará justo delante de esa dirección, ya que el dinero que tendría que desembolsar al taxista era demasiado.

Ella, ingenua de su decisión, aceptó y la llevó directamente a la estación, donde cogió su tren y siguió, al pie de la letra las instrucciones del amable taxista. Se oscureció rápidamente, ya que además, el clima madrileño estaba un poco triste y cubrió de nubes todo el cielo de la ciudad.

Al bajarse en la zona indicada, ya se había hecho muy tarde y se encontraba agotada de cargar con las maletas. Comenzó a caminar por las calles de la zona , buscando algún vecino que la ayudara, pero la hora en la que llegó disminuyó bastante las posibilidades de encontrar a alguien. Ella seguía caminando, torpemente y cansada, hasta que sin querer, uno de sus tacones se torció, y cayó de bruces en medio de la calle.

Mientras se incorporaba, vio una mano que se inclinaba tratando de ayudarla. Levantó la mirada y se encontró a dos jóvenes, uno de ellos con la piel un poco oscura, y unos rasgos muy marcados, y el otro, el que se inclinó, un joven de cara simpática y mas bien de complexión fuerte / rechoncha.

Ella acepto la ayuda y se incorporó.

-Rechoncho:¿esta bien señorita?

-Ella: si si , ha sido una caída tonta nada mas, gracias.

-R: pero que hace usted sola a estas horas y tan cargada caminando por aquí?? es peligroso.

-Ella: es que acabo de llegar a la ciudad y tengo que llegar a esta dirección –rebusca en un bolsillo y saca un papel con una dirección apuntada y se lo muestra al joven-.

-R: nosotros vivimos cerca de aquí, si quiere la ayudamos.

-Ella: muchas gracias, la verdad es que me estaba desesperando un poco, gracias, de verdad.

Los dos chicos agarraron las maletas y la dejaron con su bolso. La simpática cara de aquel chico daba sensación de confianza, mientras que el morenito casi no había pronunciado palabra alguna.

La conversación se hizo amena y los jóvenes hablaron de sus vidas. Ella les contó de donde venia y a que se proponía en Madrid, ellos también eran universitarios y le hablaron de todo. Mientras hablaban, casi sin darse cuenta, llegaron a la casa de la joven, era el típico apartamento donde se hospedan estudiantes.

Entraron con ella en el ascensor y subieron hasta su planta cargando las maletas y llegaron hasta su puerta. Ella dio las gracias a los chicos y se giró para abrir, cuando sintió un fuerte empujón que la empotró en la puerta.

-R: te vamos a enseñar a no hablar con extraños cariño, nunca se sabe a quien puedes encontrarte.

Su cara se transformó en terror, trató de gritar, pero el gordo le tapó la boca, mientras el moreno agarraba las llaves y abría la puerta.

Arrastraron todo al interior del habitáculo, que estaba compuesto por una pequeña salita y una cocina que se comunicaban con una barra americana y una puerta que llevaba a la habitación.

Llevaron a la chica hasta la habitación y la lanzaron sobre la cama y antes de que abriera la boca la amenazaron con reventarle la cara si se ponía boba. Ella estaba muy asustada, y su cuerpo temblaba mientras miraba intentando que aquellos matones se apiadaran de ella, pero de nada sirvió, los tíos sin escrúpulos ningunos, le ordenaron con un grave grito que salió de la boca de la ya nada simpática cara del gordo, a quitarse la ropa para ellos. Ella titubeo, pero al ver al tamaño del negro y la corpulencia del gordo, supo que no podía oponerse a la fuerza de aquellos hombres, estaba indefensa.

Se fue quitando la ropa, tras un rato consiguió quedarse completamente desnuda tratando de tapar su rasurado pubis y sus voluptuosos pechos de las miradas lascivas de los violadores. Ella con la cabeza agachada, escuchaba los comentarios jactosos que hacían los hombres sobre su cuerpo y lo puta que era por llevar ese coño rasurado. Ella estaba muy avergonzada, y su cuerpo temblaba, pero, algo pasaba, su cuerpo se estaba calentando.

Sin aviso, el gordo se abalanzó sobre ella y le levanto la cabeza tirando de su melena hacia atrás, obligándola a mirarlo a la cara.

-Gordo: ¿sabias que eres una puta? ¿Mira como tienes los pezones? Si encima va a resultar que lo vas a disfrutar.

-Ella: yo... no...

-G: calla puta!!! – y de una bofetada la hizo caer sobre la cama.

El negro agarró sus piernas y las separó, dejando al descubierto aquel lindo y apetecible coño que sin pensar dos veces engulló entre sus carnosos labios, sacando un gemidito a la chica.

El gordo se arrodilló en la cama cerca de la cara de la chica mientras la sujetaba de la cabeza, y entre bromas que hacia a su amigo al verlo comer como un loco aquel coño, ordenó a la joven que abriera su cremallera y le sacara la polla. Ella, apunto de llorar, bajó lentamente aquélla cremallera, e introdujo su mano en busca de la polla de su violador. Agarrando un trozo de carne que encontró, ella, asomó aquel nabo por fuera del pantalón, dejando un impresionante trozo de carne flácida, como el que jamás había visto en su vida, siéndole imposible contener sus ojos en sus orbitas.

Las risas del gordo resonaron en toda la habitación, mientras daba una bofetada en la cara de la chica.

-G: deja de alucinar puta, que esta polla vas a tragártela toda ahora mismo, vamos, abre esa puta boca!!

La joven, no abrió la boca por la orden, sino por la impresión de aquel cada vez menos flácido mástil que iba creciendo y se dirigía a su boca. De un movimiento, el gordo, introdujo la cabeza de su polla en la boca de la joven, que casi se asfixia solo con aquel glande. No podía contener en su boca aquel instrumento, comenzó a llorar de las arcadas que le venían, y de la brutalidad con la que el gordo estaba violando su boca.

El negro estaba haciendo un impecable trabajo en el coño de la chica, y estaba jugando con él, de lo lindo. El gordo fue girando su cuerpo y se puso en la parte superior de la cama, detrás de la chica, desde donde metía la polla en la boca de la joven cuya cabeza colgaba del borde de la cama.

El negro interrumpió su trabajo, y como si se tratara de una muñeca la volteo dejándola boca abajo ,y , aunque todo su cuerpo giró, la gorda polla del gordo no salió de su boca y ahora estaba frente a ella. El gordo se reía por la idea de su amigo, y agarrando el cabello de la chica y la barbilla, empujo su polla hasta el fondo. La pobre no podía mas, pero vio que sus limites aun no estaban encontrados, cuando sintió como un tronco entraba desde atrás por su coño. El negro la estaba empalando con una polla descomunal, dando fuertes embestidas sobre su culo.

Las lagrimas caían por el rostro de la chica y se mezclaba con la saliva que brotaba de su boca llena de carne. El gordo se quitó la camisa, dejando al aire una redonda panza, para luego desabrochar su cinturón y bajarse los pantalones, con lo que la pobre chica obtuvo un respiro de 10 segundos, los que tardó en volver a meter su polla en la boca de la joven.

Mientras embestía su boca, se le ocurrió una idea. Aprovechando el cinturón que se acababa de quitar, lo utilizó para amarrar a la espalda las muñecas de la chica, y animó a su amigo a que hiciera lo mismo con su cinturón en los tobillos de la violada.

En cuestión de 2 minutos, la joven estaba tirada en la cama con las manos a su espalda, los tobillos atados y completamente inmovilizada delante de dos sádicos que ahora estaban ya completamente desnudos y con sus descomunales miembros desafiando la gravedad, amenazándola como dos espadas que van a ser clavadas en el corazón de sus enemigos.

La sensación que en aquel momento invadió a la joven fueron desconcertantes. Mientras ella yacía en la cama indefensa, y los dos hombres hablaban balbuceando las cosas que le iban a hacer, ella sintió un calor en su interior. Su vagina comenzó a reaccionar de excitación, y el flujo hizo brillar los hinchados labios de su coño, y mientras sollozaba, unas palabras se articularon tímidamente en sus labios.

-Ella: .... follenme, .... por favor.

Los dos hombres dejaron de hablar y se miraron incrédulos, era una zorra autentica. El gordo sin tiempo que perder, levantó la cintura de la chica y la penetró con una tremenda facilidad que le daban los flujos que emanaban de aquel coño. Un gemido salió de la boca de la joven, que parecía que iba a morir del placer que empezaba a sentir. El negro se sentó delante de la cara de la chica con la intención de obligarla a chupar su polla, pero desde el momento en que se sentó, la joven saltó como una fiera metiendose la cabeza de aquel bate en la boca, chupando y gimiendo como una zorra. El negro no pudo hacer nada mas que no fuera disfrutar de la mamada impresionante que estaba recibiendo. Era increíble el esfuerzo que hacia por poder tragarse aquel garrote, ya que tenia sus manos atadas y no podía apoyarse en otra cosa que no fuera aquélla columna de ébano, y bastante fuerte que apretaba los labios para sujetarse.

Su cabeza subía y bajaba, mientras gemía disfrutando de las embestidas que el gordo daba en su coño, y soltaba pequeños grititos cuando este daba unas fuertes nalgadas en su culo.

La joven no aguantaba mas, y una cadena de orgasmos comenzaron a recorrer cada milímetro de su cuerpo, haciendo que esta gritara como una loca, mientras que de su coño salía un flujo tan abundante que chorreaba entre sus muslos.

Aquello fue demasiado para ellos, los espasmos que se producían en el interior del coño de la chica eran demasiado para la polla del gordo, y los gritos que soltaba mientras sostenía la negra polla en la boca hacia vibrar cada centímetro de aquel miembro, con lo cual, los dos hombres estallaron en sendos orgasmos llenando el coño y la boca de aquélla puta.

Los ojos de ella brillaban de alegría mientras tragaba la leche de aquel hombre que no conocía para nada, y no paraba de chupar aquélla polla que iba poco a poco haciéndose mas pequeña. Los tres cayeron rendidos en la cama quedándose dormidos.

Cuando llegó la mañana, una agradable sensación interrumpió los sueños de ambos hombres, pero la imagen que vieron al despertar los devolvió a vivir aquellos sueños.

La joven, atada, estaba reptando hacia una polla y otra para lamerlas, ponerlas duras, chuparlas, no paraba de gemir, estaba descontrolada.

Los dos hombres la desataron y la dejaron que se volviera loca con aquellas pollas; las agarró, lamió, chupó, hasta pareció que tuvo un orgasmo con una de aquellas pollas en su boca. Estaba desesperada por beber aquel semen que tanto le gustaba, y así lo consiguió, tras un rato, aquellas mangueras llenaron su boca de ese néctar que tanto anhelaba, quedándose rendida y satisfecha.

Mas tarde se levantaron los hombres y mientras dormía la chica, se vistieron y se fueron de la casa. La joven, al oír la puerta se despertó, y se levantó rápidamente en busca de sus pollas y cuando se dio cuenta de que se acababan de ir, salió corriendo al balcón. Estaba completamente desnuda en el balcón de su casa que daba a la calle y allí los vio, mientras salían del portal. Los dos hombres se percataron de lo que había hecho la chica, y la miraron extrañados hasta que esta les tiro algo. Ella volvió a su casa y desapareció. Los hombres se acercaron hacia lo que había caído y se quedaron estupefactos al ver que lo que la chica había tirado eran las propias llaves de su casa. La verdad es que nunca se sabe a quien puedes encontrarte.