Bien acompañada en la sauna

Metida desnuda en la sauna, con ese calor y esa humedad, el cachondeo y el placer son inevitables, más cuando entra un desconocido que está buenísimo.

Bien acompañada en la sauna

Esta mañana, como tantas otras y a pesar de estar muerta de sueño, me fui al gimnasio para ponerme en forma antes de ir a trabajar, pues ultimamente he cometido algunos pecaditos. Son esos excesos que dejas pasar de largo y al final pagas con creces, por eso, después de unas cuantas comidas opíparas con la familia, salidas nocturnas, vacaciones relajadas y ejercicio más bien sedentario, había conseguido una y hasta dos tallas más. Me dí cuenta cuando intenté meterme en mi última minifalda que compré hace un mes y que por mucho que  intenté, no conseguí ni abrocharme el primer botón.

Total, al final, como siempre en estos casos, lo pagué en el gimnasio metiéndome una semana de duras y prolongadas sesiones: Un poco de pesas, algo de bicicleta, aerobic.... osea dos horas diarias que estaban haciendo en mi, más que una ayuda, casi una tortura ya que el peso se resistía más de lo normal. Sin embargo en la última semana ya había conseguido recuperar mi vientre plano de semanas atrás.

Mi novio no lo entiende, por más que se lo explico, se cree que para mantener la figura basta con tomarme unos zumos o unas chocolatinas de esas que hacen milagros y no se da cuenta que para recuperar siete días de descontrol, hay que meterse tres semanas de gimnasia, masajes, saunas... Lo cierto es que los tíos lo ven todo muy fácil.

Aquella mañana me quedé algo más relajada y me sentía bastante más contenta. Cuando acabé mi sesión de bicicleta, me miré en el espejo y vi que había conseguido recuperar esos desmanes, me dirigí al vestuario, me fui despojando de la ropa, volví a mirarme al espejo, esta vez tan solo con mis braguitas y me dije: "Pequeña... lo has conseguido", asi que pensando que no debía torturarme por más tiempo aproveché mi segunda hora para relajarme en una más que merecida sauna.

Era el mejor momento para tomar una sauna, ya que a esa hora temprana, estaría sola, pues normalmente a primera hora de la mañana no hay nadie, es la hora en que todo el mundo prefiere hacer pesas y ejercicios y no usa precisamente la sauna. No quise desaprovechar la oportunidad y haciendo caso a los consejos que me había dado mi amiga Lucía, decidí meterme a pasar algo de calor, pero sin nada de ropa, que es como se debe utilizar la sauna... nunca lo había hecho antes, pero me apetecía meterme así, en pelotas, como mi madre me trajo al mundo.

Asi que sin pensarlo dos veces, volví a mirarme al espejo y decidí despojarme de la última prenda y al hacerlo me fui poniendo bastante caliente. Me coloqué de perfil frente a mi imagen en el espejo y fui bajando las braguitas y observando como se deslizaban éstas por mi culo y mis muslos. Yo sé cuanto le gusta a mi novio que le haga esas poses cuando me quito las braguitas en plan super sensual y cuando le preparo un pequeño show de esos que tanto le gustan, sacando culito y poniendo cara de niña mala, le encanta verme asi, como una gatita mala dándole la espalda y que me vaya desvistiendo despacio como una striper profesional y como las braguitas se vayan enrollando por mi culo y por mis muslos es algo que le vuelve loco y ahora estaba yo sola frente al espejo imaginando la cara que pondría él si me viera...

Pensar que me iba a meter en pelotas en la sauna, todavía me estaba poniendo más cachonda, de todos modos,  por las mañanas siempre estoy más caliente de lo normal, no sé muy bien por qué, si por el hecho de estar desnuda, por el ejercicio en sí o ver tíos musculosos cerca de mi en el gimnasio, que hay unos cuantos y que hacen que tenga "pensamientos impuros..."

Bueno, lo primero de todo fue darme una larga ducha, era temprano y no tenía prisa, aromatizarme con un gel de un olor agradable y una crema hidratante que abriese los poros de mi piel antes de meterme en la sauna para que éste hiciera todo el efecto deseado. Otras veces lo he hecho pero siempre en bikini o con la toalla puesta, pero esa manaña estaba decidida a meterme completamente desnuda, sabiendo que nadie podría molestarme...

Mientras me estaba secando con la toalla no dejaba de pensar en los cuerpos musculosos y sudorosos de los chicos que quedaban en el gimnasio y que tan solo estaban separados de mi por una delgada pared, justo la que divide el vestuario de las chicas con el resto del gimnasio. Se les oía gritar o charlar a varios de ellos y yo reconocía sus voces y me les imaginaba junto a mi... pensaba: "ay, si me vieran...."

Yo me sentía cachonda sobretodo con la idea de saber que muchos de esos chicos me miraban con ojos golositos cuando andaba por allí, me atraía aun más y me calentaba todo el cuerpo por momentos, pues los pezones se me pusieron durísimos solo de imaginar esas cosas.

Una vez que me sequé todo el cuerpo, todo esto sin dejar de mirarme al espejo, me sonreí a mi misma y me preparé para pasar un buen rato en la sauna, sudar de lo lindo y disfrutar de ese calorcito tan agradable que produce en todo el cuerpo en una sensación tan relajante. Me enrolle la toalla sobre mi cuerpo, atravesé el pasillo y me metí en la sauna.

Ahí estaba yo, solita, metida entre cuatro paredes forradas de madera y empezando a notar ese calor que dilataba los poros de mi piel... que gustito... que bien me sentía... pensé por un momento que alguien podría entrar y dudé en quitarme la toalla pero entonces volví a pensar para mi... "pero si nunca entra nadie.... disfrútala a tope, hija", me quité la toalla y me quedé completamente desnuda.

En ese momento podía oir el ruido de los chicos en el gimnasio dando voces y hablando entre ellos y por mi mente pasó una idea que parecía decirme... ¿te imaginas que ahora se meta en la sauna un hombre de repente y me encuentre así, en pelotas y con un cachondeo fuera de lo normal?.

Yo misma sonreía al pensar eso y no podía imaginar la cara que pondría mi novio si me encontraraa así, con este cuerpo serrano y sudando de lo lindo, que además hace que mi piel brille más aun, sin contar el cachondeo que llevaba encima...

El caso es que después de pensar en todas esas cosas, decidí relajarme un poco más, olvidándome de todo, del tiempo y de mis pensamientos y solo a disfrutar realmente de la sauna, estiré la toalla sobre el banco de madera, eché un cazo de agua al mecanismo que hace subir la humedad y me tumbé sobre el banco. No sé cuanto tiempo permanecí asi, pero me sentía tan bien...

Abrí los ojos y me ví allí desnuda, mis tetas, mi ombligo, mis muslos... y me dije: "voy a ser la envidia de todas mis amigas...", pues alguna malintencionada me decía días atras... "vaya tripita que estás echando....", ahora con mi cintura de siempre y mi vientre plano iba a ser yo quien riera la última...

Después. oyendo las voces del gimnasio, volvieron a mi mente escenas de los chicos que allí hacían ejercicio y fui pensando en ellos uno a uno, imaginándoles haciendo pesas o bajo la ducha y como el agua corría por sus musculosos brazos por sus pechos y sus anchas espaldas.... eso me ponía todavía más caliente...

Cerré los ojos y con mis dedos fui acariciándome a mi misma, mis tetas, mis pezones duros, bajando por mi piel húmeda, hasta mi ombligo y por último llegar a meter un dedo en mi chochito que estaba más que mojado.

No sé por cuanto tiempo permanecí con los ojos cerrados, acariciándome y  pensando todas esas cosas, pero cuando los abrí me encontré a un chico en pelotas metido conmigo en la sauna. Me quedé realmente sorprendida y alucinada, pues no esperaba a nadie en ese momento. Me incorporé rápidamente y traté de taparme con la toalla mientras aquel chico no dejaba de sonreírme mientras se acariciaba su polla que iba tomando un tamaño considerable.

Aquel tío debía tener unos 35 o  40 años, de pelo moreno, algunas entradas y una piel muy morena y unos ojos marrones muy expresivos. Tenía un cuerpo bien formado y una polla semi erecta bastante más grande de lo normal. No pude evitar mirar hacia ella y es que cuando una cosa es tan bonita hay que admirarla... es algo que supera, ¿Qué le voy a hacer?

Ese hombre se me quedó mirando de arriba a abajo con todo el descaro mientras yo me incorporaba y me colocaba sentaba sobre el banco algo cohibida por esa situación intentando tapar mi pubis con la toalla... la situación resultaba tan embarazosa para mi. El chico rompió el silencio y la tensa situación  sin dejar de mirarme a los ojos y sobretodo a las tetas.

  • Hola preciosa... pero... no te cubras, eres un bombón...

Yo me sentía cortada, a pesar de estar pensando en la situación, de soñarla en mis pensamientos, no sabía actuar ante aquel hombre desnudo con aquel increíble cuerpo. Volvió a sonreírme.

  • ¿Cuánto tiempo llevas ahí? – le pregunté algo asustada.

  • No te apures bonita... te llevo observando un rato y ya te he visto desnuda y mi primo también – dijo refiriéndose a su polla- , osea que no hace falta que te cubras...

  • Pero....

  • Que si, mujer…. no te asustes... solo te admiro, ánda quítate la toalla, déjame seguir viéndote... así desnudita... estás muy buena.

Intenté sonreír forzadamente y casi como autómata me volví a quitar la toalla y a mostrarme ante aquel intruso como mi madre me trajo al mundo. Todavía no sé muy bien porque hice eso ante aquel desconocido. Sonrió y dijo:

  • Gracias.

Me observaba de arriba a abajo y no dejaba de acariciarse la polla que iba alcanzando cada vez mayor tamaño, sobretodo cuando no dejaba de mirar mi coñito recortado,

  • Oye que muñequita tan linda eres... eres preciosa y tienes el coño más lindo que he visto en toda mi vida... -dijo.

Se fue acercando a mi, notaba que el calor de la sauna me invadía más fuerte y notaba que ese cachondeo inicial se estaba convirtiendo en algo descontrolado en mi interior y superior a mis fuerzas....

  • Que criatura... estás buenísima preciosa....

  • Gracias - contesté todavía bastante cortada pero al mismo tiempo muy cachonda, más todavía halagada con su piropo.

  • Tu novio debe pasárselo en grande comiéndose este cuerpecito tan lindo ¿a que si?

Yo asentí con la cabeza y sonreí por la ocurrencia de aquel desconocido y pensé, “si tu supieras...” Él volvió a sonreirme, esta vez mucho más cerca de mi cara y diciéndome:

-  Y el coñito, ¿como te lo come? dime…¿lo hace bien?, ¿disfrutas de verdad? ¿trabaja bien con la lengua?

No entendía como con ese descaro yo no le mandaba directamente a la mierda, al contrario me estaba calentando más y más al decirme eso.

-  Separa las piernas muñequita, anda, no seas mala, déjame ver ese tesoro. – volvió a decirme refiriéndose a mi sexo que para entonces estaba brillante en parte al sudor producido por la sauna y por el calentón que estaba teniendo.

Miraba hacia abajo y luego a mis ojos, volvía a bajar su mirada y recorría mi cuerpo con descaro mientras su mano se pajeaba sin descanso muy lentamente.

-  Tu novio alucinará con algo tan precioso, dime ¿te chupa por aqui antes de empezar? – me preguntó cuando de repente una de sus manos se lanzó a mi entrepierna y rozaba con mis ingles haciendo con su dedo el movimiento que debería estar haciendo la supuesta lengua de mi novio.

Yo no sabía lo que me pasaba, me limitaba a sonreirle y a asentir, cuando su mano acariciaba mi vello púbico, mi rajita y cuando sus labios se posaron en los míos suavemente. Sacó su lengua y la mia respondió a su llamada jugando mutuamente, labios, lengua y nuestras ardientes bocas, todo tan así, tan de repente. Se separó un momento y agachándose se puso muy cerca de mi coñito preguntando:

  • ¿Quieres que te lo coma y comparas con tu novio?

No me dejó contestar y aún no sé como pasó pero sencillamente pasó... metió su cabeza entre mis piernas y comenzó a comerme el coño sin tiempo a reaccionar de ninguna manera, pues todavía no había sido consciente de nada, solo de sentir como ese chico comenzaba a lamerme los labios de mi vagina con auténtica dedicación y lo hacía como nadie, vaya que si me lo hizo bien, que disfruté como una loca con esa lengua tan experta, seguro que ese tipo se había comido muchos coños en su vida, pues era todo un artista, esas cosas se notan y a una no se le escapa algo como eso, era todo un maestro con la lengua y sabía que hacer con ella rodeando mi mi chochito caliente.

No pude quejarme, ni arrepentirme, ni reprocharle nada, todo lo contrario, tan solo cerrar los ojos y disfrutar de aquel chupeteo maravilloso y delicioso. Puedo jurar que me sentí en el séptimo cielo y que el tipo era un auténtico profesional del chupeteo y que nunca me habían comido el coño de esa manera tan fantástica como me lo estaba haciendo él. Sus labios se apretaban en mi sexo y estiraba mis labios vaginales sintiendo un cosquilleo fantástico. Solo me miraba de vez en cuando y me sonreía, sabía de sobra que estaba entregada totalmente a sus fantásticas lamidas. Yo tan solo podía respirar profundamente y soltar un pequeño alarido de satisfacción y al mismo tiempo acariciar su espalda como signo de agradecimiento.

Mi gusto iba en aumento, no quería que parase, quería seguir sintiendo esa húmeda lengua entrando y saliendo de mi conejito caliente, chupeteando mi clítoris hasta dilatarlo al máximo, percibir el calor de su boca sobre mi rajita sonrosada y que su lengua se metiese por todos los rincones... todo eso me provocó un escalofrío y un hormigueo por todo mi cuerpo, para después, en muy pocos minutos llegar a un orgasmo alucinante, si... me corrí más pronto que nunca en mi vida y todo gracias a los labios y la lengua habilidosa de aquel tipo mientras mi respiración se hacía entrecortada y llena de jadeos. Que gusto.... que sensación más increíble y placentera.... mi cuerpo ardía por dentro y por fuera...

Sin duda que el chico hizo bien su trabajo y no hizo falta que dijera nada más, ni siquiera que le diera mi opinión y comparación a las chupadas que me ha hecho mi novio, solo al sentarse sobre el banco con toda su polla tiesa como un garrote, entendí lo que quería, sencillamente que me comiera su estaca y devolverle ese favor que me acababa de hacer a mi y que me tenía entera temblorosa y con mi coñito ardiente y abriéndose y cerrándose del gusto que todavía permanecía en mi cuerpo.

Me agaché sobre su pene erecto y me lo metí en la boca, sin preguntas, sin palabras, sin motivos... tan solo el deseo irrefrenable de hacerle una buena mamada que nunca olvidase y como merecido premio a su trabajo.

Le chupaba el glande con auténtica pasión y con mi lengua bordeaba todo su falo, sintiendo su dureza y la humedad que por su punta salía, tan solo de vez en cuando le miraba a los ojos. El chico solo decía:

  • Si, si, si... preciosa, como lo haces...

  • Claro que lo hago bien, ¿a que si?, quiero que sientas lo mismo que me has hecho sentir a mi... – le decía yo mientras movía su glande por mis labios

Seguí chupando y chupando aquel tronco caliente como si fuera la última polla del mundo, entregándome a tope, algo que ese agradecia con frases entrecortadas:

  • Gracias pequeña, que gusto me estas dando... no pares mi vida...

Yo no paré sino que seguí apretando mis labios sobre el glande de esa deliciosa polla bajando por su tronco hasta llegar a tocar con mi nariz el vello de su pubis. Mi cabeza subía en un ritmo que iba en aumento mientras mis labios se apretaban fuertemente a esa hermosa polla.

El chico me agarró por el pelo diciendo.

-          Para muñeca que me vas a hacer correrme enseguida y quiero hacerlo dentro de ese maravilloso y estrechito coño.

No dudé ni un instante. Me levanté desde donde estaba agachada y colocando mis piernas a los costados de aquel hombre bajé mi coño hasta rozar la punta de su polla e insertármela de un solo empujón dentro de mi vagina.

Los dos gemimos fuertemente, con gran intensidad. El se agarró a mi culo y con la fuerza de sus potentes brazos me hizo subir y bajar sobre su verga dura mientras permanecía sentado sobre el banco y apoyado en la pared.

No se oía nada más que nuestra respiración y el traqueteo del banco que chocaba una y otra vez en nuestras embestidas. Su polla entraba en mi lubricado coño abriéndose paso hasta lo más hondo de mi matriz, notando como me tenía completamente ensartada.

-          Tu novio, seguro que no te folla tan bien ¿a que no?

Sonreí.

-          Vamos muñeca, dilo, ¿a que tu novio no folla tan bien como yo?

-          No, nunca me han follado así , es maravilloso…– respondí entre jadeos y ante las embestidas de aquel hombre que sonreía por su propia ocurrencia.

Me hizo girar sobre mi misma y sin sacar la polla de mi, me dio la vuelta quedando mi espalda pegada a su pecho. A continuación me agarró por la cintura y me hizo bajar y subir nuevamente sobre su duro miembro. Me chupaba la espalda y el costado izquierdo queriendo atrapar mi pezón con sus labios.

Volví a tener otro orgasmo cuando me atrapó finalmente y cuando su polla pareció crecer dentro de mi. Miré hacia abajo y vi como mi coñito atrapaba con placer aquel duro tronco que me estaba proporcionando tanto placer. Me besaba en el cuello y mientras yo no dejaba de gemir a medida que mi cuerpo se convulsionaba una y otra vez con ese increíble orgasmo.

Me hizo tumbarme sobre el banco, levantó mis piernas, se colocó entre ellas y me volvió a insertar su daga, aprovechando que en esa postura todavía se notaba más grande y ancha dentro de mi chochito.

Al final cerró los ojos y descargó toda su leche dentro de mi, en uno, dos, tres y hasta cuatro chorros que noté calientes en mi interior. Se separó y todavía un hilo de su semen cayó por mis muslos temblorosos.

Me plantó un beso en la boca y me dijo.

-          Grandioso polvo, preciosa.

Y se largó por donde había venido.

Cerré los ojos y me mantuve allí tumbada pensando en lo que acaba de sucederme y no creyendo ni yo misma lo que había hecho, pero cuando volví a abrir mis párpados, estaba en la postura inicial en donde había comenzado todo. Me palpé el chochito y estaba mojado, pero no había ningún rastro de semen, ni allí, ni en mis piernas, ni nada que hiciera pensar que realmente había ocurrido. ¿lo habría soñado?

Lydia

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