Bicuriosa

Ella solo me besaba, la recosté en el sofá y comencé a comerle las tetas… Bajé muy despacio por su cuello, besé su oreja, bajé despacito disfrutando del contacto de su joven piel en mis labios… ella se estremeció cuando llegué a su pezón. Eran más grandes que los míos y más oscuros...

Un trabajo que me gustaba, viajaba, me relacionaba con mucha gente, una oficina preciosa con grandes ventanales con vistas a la montaña… y sin expectativas en cuanto al amor ni a tener pareja. Entonces es cuando la vida te sorprende.

Cuando me divorcié de mi primer marido, él llevaba seis meses sin tocarme. Yo no entendía por qué pero en ese tiempo mi mente se volvió loca y fue cuando empecé a pensar en las mujeres como opción… Soñaba con mi profesora de aeróbic, con la frutera, con artistas… En fin, mi mente se abrió pero no surgió ninguna oportunidad.

Mira por donde, después de unos cuantos años, se presentó… os lo voy a contar.

Necesitábamos ayuda en la oficina y buscamos una becaria, al final nos decidimos por la hija de unos amigos de mis jefes. Y se vino a vivir a casa de mis jefes porque era de fuera, para poder trabajar con nosotros. Joven, muy joven, 18 años recién cumplidos, delgada, unas tetas impresionantes de bonitas, risueña, segura de sí misma, simpática… Bueno, una preciosidad de persona. Yo por entonces, tenía 39 años.

Como os he comentado mi trabajo me exigía viajar bastante y llegó el momento de que Bea me acompañara junto al equipo con el que iba siempre, para que aprendiera. El primer viaje fue a Cádiz, alquilábamos una casa, casi siempre, porque era más cómodo por todo… Ésta tenía una terraza en el tejado que permitía estar bajo un cielo de estrellas alucinante, si conocéis Cadiz sabéis de lo que hablo. Una de las noches subimos las dos solas a tomarnos una cerveza. Yo, inocente, entendí muchos días más tarde lo que esa noche ella me quería decir. Que si es muy fácil quererte, que eres una gran persona, que hemos conectado muy bien… La verdad es que nos reíamos mucho y teníamos muy buen rollo, pero yo lo llevé al terreno laboral… Agradecida de la oportunidad que le estábamos brindando… pero ya hubo caricias, me cogía de la mano y me daba muchos besos y abrazos… muy muy cariñosa. A mi eso me agradaba mucho pero no pensaba más allá, la verdad. Por la mañana, me dio un papel y me dijo que no lo abriera hasta que no llegara a casa. “Muy bien, así lo haré”, le dije.

Una carta de amor en toda regla… todavía la conservo… Fue muy especial pero, cómo se gestiona eso? Mi becaria, mucho más joven que yo… y no solo eso, sino que me hablaba de amor, no de sexo. Ufff!!

Después del día de descanso me tocó volver a la oficina, claro… y, cómo actuaba? Bueno, voy a decirle que una carta muy bonita, que le agradezco mucho los sentimientos hacia mi pero que trabajamos juntas y que controle un poco… Bien, pues mi mesa cuando llegué estaba llena de pétalos de rosa con post it en la pantalla del ordenador con corazones dibujados. “¡Qué bonito Bea, pero no lo merezco… vamos a trabajar”, le dije. Sonrió y seguimos… A la hora de irme a casa me gritó para que volviera que me tenía que dar algo y me robó un beso, un beso cálido, fresco, todo junto… me encantó.

Yo no quería decirle nada, no sabía qué, y seguimos así unos días… Ella me robaba besos en cualquier sitio cuando nos quedábamos solas, me daba masajes en la cabeza que me hacían llegar al éxtasis, hasta que un día le dije que la invitaba a comer el domingo a mi casa, que teníamos que hablar. “Muy bien, allí estaré”.

Me apetece mucho tener esa experiencia, por qué no? Ella me atrae, me gusta mucho y la pienso entre mis manos, destapando sus secretos…

Terminamos de comer y nos fuimos a sentar al sofá, una al lado de la otra, sabiendo lo que iba a pasar. En esta ocasión fui yo la que la besé…. fue un beso apasionado, largo, que nos mojó a las dos las entrañas… podía oler su deseo,  hmmm….metí una de mis manos bajo su camiseta, tenía los pezones erectos, me encantaban sus tetas. Hice uso de ellas con mis manos, apartando el sujetador y las acaricié con deseo. Cuando me pareció poco tocárselas con mis manos, levanté su camiseta sin dejar de besarla… Solo se separaron nuestros labios para que pasara la tela un segundo, nos deseábamos tanto que no queríamos que se separaran nuestros labios. Desabroché su sujetador… ella solo me besaba, la recosté en el sofá y comencé a comerle las tetas… Bajé muy despacio por su cuello, besé su oreja, bajé despacito disfrutando del contacto de su joven piel en mis labios… ella se estremeció cuando llegué a su pezón. Eran más grandes que los míos y más oscuros, aunque su piel era muy blanca… Lo chupé erecto, era tan sabroso!! Bea miraba hacía otro lado, gimiendo, le gustaba, con mi otra mano manoseaba su otro pecho… yo estaba excitadísima!!! El instinto me hizo saber qué tenía que hacer para darle placer pero también deseaba que ella me lo diera, estaba tan tímida que pensé que tenía que dirigirla para que yo también disfrutara, pero antes, bajé sus braguitas y se las quité, dejándole la faldita puesta admirando su entrepierna, totalmente depilada y con los jugos de su vagina brillando. El deseo de echar mi boca hacia ellos fue irrefrenable, me lancé, quería sentirlos, olerlos… eran por mi!!! Su clítoris latía en mi boca, lo lamí con cuidado un par de veces hasta que lo metí entero en mi boca y lo absorbí con ansiedad… Ella se mordió el labio y giró su cara como si no quisiera que yo viera todo el placer que estaba sintiendo… era el momento de parar…. Me levanté, me desnudé mirándola a los ojos y me recosté a su lado llevando una de sus manos a uno de mis pechos. Le dije “tócame”, y comenzó a tocarme las tetas con las dos manos y luego siguió chupándomelas por todos lados… qué placer! Hmmmm me encantaba… me empujó para que me tumbara totalmente en el sofá y ella se puso encima de mi notando todo su cuerpo, ligero pero caliente… nuestros sexos se tocaron por primera vez… abríamos las piernas para acercarlos más y más… la ansiedad del momento hizo que nuestros movimientos fueran haciéndose más rápidos y una de mis manos bajó hacia su sexo para introducirle uno de mis dedos, eso hizo que pegara un pequeño grito que me asustó…”estás bien?? Si, si muy bien, sigue”.

“Chúpamelo, por favor”, le dije, cogiéndole la cara con mis manos. Fue bajando después de besar mi boca, dándome besos por todo el cuerpo, me excitaba cada vez más….cuando llegara a mi coño iba a encontrarse con todo mi placer esperándola y eso me iba a descontrolar… así fue. Sentir su lengua en mi clítoris, con esa timidez y con mi necesidad de placer hizo que sintiera que tenía que explotar, no aguantaba más. Cogí su cabeza con las dos manos acercándola más a mi sexo y gritando ¡me voy a correr! Ella aceleró los movimientos de su lengua y me vacié para ella… fue increíble!! Cuando había suspirado un par de veces para recuperarme, la recosté y sobre ella, metí dos dedos en su vagina y uno en su culo, con mucho cuidado, mientras lamía su clítoris hasta que llegó al climax con un tímido gemido. Yo noté todos sus espasmos en mi mano y en mi boca, fue un placer para mí sentirlo.

Bea tuvo que respirar profundamente varias veces para recomponerse, me dio un beso en la boca cogiéndome la cara con las dos manos, como hacía ella y me dijo que habia sido maravilloso. “¿Sabes?, nunca había estado con una mujer y me ha encantado que la primera vez haya sido contigo. Siempre te recordaré.”