Besos de cereza 4
John, ¿quién es esa Regina? dije muy despacio Oh, ella es la novia de Carolina
-¡Joder Caro! Te dije que llegaras más temprano hermanita, ya John puso el asado y casi empezamos sin ti—la voz de Andrea sonaba un poco enojada
-Lo siento, solo que el restaurante estaba a reventar y tuve un problema anoche— ¿es ella? ¿Son hermanas? ¡Oh dios!
-¿Ahora qué pasó? ¿Fue Regina verdad? --¿Quién será Regina? ¿Será ella la que me golpeó ayer?
-Sí, ayer fuimos a un lounge y tuvo una pelea
Empiezo a tener un poco de escalofrío, necesito una copa urgente , necesito recargarme sobre algo sino voy a caer, me recargo sobre la puerta de la cocina que repentinamente se abre dejándome ver a la causante de mis delirios, la dueña de esa hermosa voz, la…¿hermana de Andrea?
—Tú…
Y ahí estaba ella, la dueña de mis pensamientos, la única que con solo escucharle hacía que mi piel se erizara y mi corazón latiera desbocado, aquella que con tan solo mirar esos misteriosos e hipnotizantes ojos verdes hicieron que una descarga de electricidad recorriera mi cuerpo de punta a punta. Me recordó vagamente a Olivia Wilde. Era alta, alrededor de 1.70 mts. De piel un poco bronceada y tersa, cabello café claro y ondulado con algunos destellos rubios, nariz recta y un tanto levantada de la punta, rostro delgado, poseedora de un cuerpo tonificado sin exagerar, una belleza de mujer por donde la vieras.
— ¿Se conocen?—Preguntó una curiosa Andrea mientras nos miraba fijamente
—Sí, ella fue a quién Roxana golpeó anoche… ¿ves su pómulo?
— ¡¿Cómo es posible que Regina haya hecho esto Carolina?! Pensé que ye te habías deshecho de ella, ya van dos veces que lo hace… ¿Estás bien Alexa?
Estoy en estado de trance, es tan hermosa, esos ojos….debo reaccionar antes de que pase otra vergüenza, me incorporo y respondo a la pregunta de Andrea
—Sí, es solo que iba pasando y bueno, las escuché hablando y de un momento a otro me sentí un poco mareada…un gusto, Carolina, soy Alexa—dije eso estrechando su mano, acto con el cual sentí un cosquilleo recorrer mi brazo y mis mejillas arder, la miré fijamente unos segundos, pude ver un rabillo de sorpresa en ellos
—Siento mucho lo de anoche, en verdad lo lamento, me hubiese gustado conocerte bajo otras circunstancias—Dijo claramente avergonzada
—No te preocupes, no se ve mucho y estoy bien, solo fue un rasguño—y era cierto, los señores Griffin no se habían dado cuenta de la pequeña inflamación en mi pómulo
—Seguro que un buen trozo de la tarta que hizo Caro te sentirás mejor, por cierto, como ya te habrás dado cuenta, Carolina es mi hermanita— No había mucho parecido entre ellas, de hecho Andrea tenía los ojos verdes y el cabello rubio aunque viéndolas juntas tenían ciertos rasgos parecidos— ¿recuerdas que te dije que su tarta de cerezas te cambia la vida?
— ¡Oh vamos hermana, no es para tanto! Y lamento decirte que la tarta es de chocolate —dijo avergonzada sacando una caja negra con letras en color dorado
— ¿Chocolate? ¡Oh vamos Carolina, te dije que apartaras una para hoy! —Dijo ligeramente enojada Andrea
—Parece que tendré que esperar más para probar esa maravillosa tarta — Dije un poco desilusionada, pues de verdad quería probarla
—Lo lamento en serio hermanita, solo que llegó un cliente muy importante y no pude no venderle la tarta
—Y yo presumiendo tu tarta, eres una ingrata, y Alexa no tienes que esperar tanto, Carolina trabaja como chef executivo en un restaurant, deberías invitarla ¿o no hermanita? —Noté un cierto tono de picardía en esa invitación ¿o es solo mi imaginación? ¡Necesito un trago urgente!
—Claro, cuando gustes Alexa—dijo regalándome la más bella de las sonrisas
—Amor, ya está listo el asado, ¡Oh! Carolina hola, que bueno que ya llegaste, aquí tu hermana estaba como loca porque el postre no llegaba hahah— Dijo un alegre John, quien al parecer tenía una muy buena relación con su cuñada
Salimos de la cocina hacia el jardín, durante el brunch yo no podía dejar de apartar mi vista de Carolina, es que es perfecta para mí, tiene lindo nombre, hermosos ojos, una voz que no es ni grave ni muy fina, simplemente es una melodía para mis oídos. Me disculpo y me alejo un poco del bullicio, no me había puesto a pensar lo que dijo Andrea hacía unos momentos “Pensé que ye te habías deshecho de ella, ya van dos veces que lo hace…” ¿Quién será Regina? ¿Su ex?
Estaba sumida en mis pensamientos cuando siento a alguien aproximarse.
—Hey Alexa ¿todo bien? ¿Te molesta que te diga Alex? —dijo Andrea sentándose en el pequeño sillón blanco
—Por supuesto que no, de hecho, ¿Te molesta si te digo andre? Hahah
—Creo que nuestros nombres son muy formales como para decirlos completos—dijo con un tono gracioso
— Así parece, eres una anfitriona increíble Andre, y la casa es muy linda
—Muchas gracias Alex, mi vida ahora parece un sueño hecho realidad, John y yo estamos muy enamorados y Sophie es la niña de nuestros ojos — lo dijo con un brillo muy especial en su mirada, aunque sonaba un poco melancólica — ¿Y tú Alex?
— ¿Yo qué? —Me hice la desentendida, sabía perfectamente de lo que hablaba, a decir verdad ni yo entendía, había tenido un novio y dos novias en mis 26 años, ninguna a quien llegara a ¿amar? ¿Es esa la palabra? Los quise, sí, pero jamás llegué a sentir eso que llaman “amar” algunas veces me culpaba a mí misma por no poder sentir tanto y lo remitía a que en mi familia el mostrar sentimientos era algo que no se tomaba mucho en cuenta, como lo dijo mi padre una vez “Las demostraciones de sentimientos son algo en lo que la raza humana está obsoleta y por eso no evolucionamos”, así era mi padre; mamá era más afectiva, hay veces que la extraño mucho, extraño sus abrazos y ese olor a frutos dulces…si tan solo no hubiera apoyado a papá en su idea de correrme de casa al enterarse de que me iban las mujeres tal vez estaría viviendo conmigo.
Y aquí estoy, 26 años, un puesto de dirección en una importante empresa consultora, mi mejor etapa laboral, me sentía lista para tener algo serio y sin embargo no encontraba a esa persona especial, aquella de la cual no me quisiera separar por nada del mundo, quien me complementara, que tomara mis demonios y los suyos para así lograr un infierno perfecto.
— ¿No hay un chico rondando tu vida Alex?
—No, algún compañero de trabajo que me coquetea pero no, no es para nada mi tipo
— ¿Y….tal vez una chica? —Lo dijo expectante, con un poco de vergüenza, me tomó por sorpresa y mi expresión en el rostro lo confirmó —No pasa nada Alex, mi hermana es gay y acepto a todas las personas por como son, una simple preferencia no hace cambiar a quien es por dentro
—Mi más reciente relación fue hace un año Andre, una chica del trabajo, pero desde ese entonces nadie
—Tal vez quien buscas está tan cerca que ni siquiera te das cuenta
—Tal vez estés en lo correcto
De un momento a otro Andre se acercó a mí y me dio un abrazo, sentí tanto cariño y comprensión en ese gesto que solo me quedó abrazarla también.
Una ligera vibración en mi muslo terminó con el abrazo y me disculpé con Andrea para tomar la llamada, era Lucía.
—Hola Lu
—Alex, espero no haber interrumpido ¿cómo va el brunch? —Me encantan esos detalles de Lucía, cuando me llama sin yo esperármelo
—No te preocupes bella, bien, son excelentes anfitriones, ¿y tu comida familiar?
—Ya sabes, lo de siempre, mis tías presumiendo a sus hijas “perfectas” que si ya le dieron anillo, que si ya se graduaron, que si ya están embarazadas…y al final siempre la pregunta ¿Y tú para cuándo Lucía?
—Hahaha ¡ay esas tías tuyas! Algún día anímate a decirles todo lo que esa bola de arpías hace en sus espaldas, como que el esposo de María es un maldito estafador o que Paola es una cocainómana...la lista sigue cariño—Y era verdad, sus tías lo único que sabían hacer en las comidas familiares además de arrasar con todo lo que hubiera era criticar la vida que llevaba Lucía
—Lo sé, lo sé pero no podría hacerlo, tú sabes como soy, además no quiero ya más peleas con mi familia
—Es verdad, mejor déjalas, tú siempre pasa de ellas, ¿segura que no quieres venir?
—Gracias por escucharme siempre Alex, me encantaría zafarme pero no puedo, le prometí a papá que me quedaría a dormir, dicen que me extrañan hahaha
—No hay de qué Lu, sabes que aquí estoy siempre, Hahah ¿te extrañan? Lo último que supe es que estaban desesperados porque te mudaras de casa ¿no?
—Es de sabios cambiar de opinión, además, recuerda que yo soy la alegría de esta casa
Mientras hablaba con Lucía, John me hizo señas para que fuera dentro, al parecer ya era hora del postre y yo por nada del mundo me iba a perder un buen trozo de tarta.
—Cariño, tengo que colgar, me llaman los anfitriones, te mando un beso
—Claro, igual te mando un beso, cuídate
Colgué la llamada y me dirigí hacia donde estaban los demás invitados, una deliciosa tarta cubierta de chocolate y tapizada de frambuesas me hacían salivar. John dirigió unas palabras de agradecimiento a los invitados y por supuesto a su esposa. Ayudé amablemente a cortar la tarta e irla pasando para el deleite de los invitados hasta que por fin tuve mi rebanada. ¡Oh dear lord! Sentir el chocolate en contacto con mi lengua al mismo tiempo que se va derritiendo sutilmente y ese toque ligero de cognac hicieron que soltara un suave suspiro.
—Me alegra que te haya gustado—Dijo Carolina detrás de mí casi en un susurro
Me quedé helada ante su comentario y su presencia, y solo atiné a asentir con la cabeza.
—Sí, está deliciosa, sin duda eres muy buena en lo que haces— mi voz sonaba un poco titubeante
—Te debo una rebanada de mi tarta de cereza, de esa que mi hermana dijo que te cambian la vida—lo dijo con un ligero toque de gracia en su voz
—Mmmm si me cambia la vida entonces no creo que solo quiera una rebanada—lo dije más segura y mirándola a los ojos, nos quedamos así un tiempo inexacto, quería descifrar el enigma de su mirada, saber qué hay detrás de ese ligero velo de arrogancia y misterio
— ¿Te gustó la tarta Alex? — dijo Andrea interrumpiendo el momento
—Sí, sin duda tu hermana es una gran chef, es deliciosa esta tarta, soy yo o ¿tiene un ligero toque de cognac?
— ¿Cognac dices? nadie había descubierto mi secreto —dijo Carolina con asombro
—No te preocupes, está a salvo conmigo —dije guiñándole el ojo de manera coqueta, gesto que no pasó desapercibido por Andrea
El brunch llegaba a su fin y mientras los anfitriones despedían a los invitados, yo me quedé a ayudar un poco a recoger la vajilla y recolectar las botellas vacías junto con Carolina, lo hicimos en silencio, yo por mi parte moría por saber todo de ella, pero me cohibía un poco.
—Muchas gracias por ayudarnos Alex, es muy gentil de tu parte, ¿gustas quedarte por una última copa?
—No hay de qué Andre, claro, acepto esa copa—dije entrando a la sala junto con las dos hermanas, no sabía dónde sentarme, así que opté por el espacio en el sillón individual
— ¿Qué te sirvo Alexa? —dijo John estando en la barra
—Vi que tienes un fabuloso Private Label, lo tomo con dos hielos por favor
—Oh, no sabía que fueras tan conocedora, me alegra saber que tengo una amiga con la cual beber un buen whisky — dijo eso dándome el vaso corto, dos hielos y un poco de agua, como me dijeron en escocia “el agua es al whisky lo que el oxígeno a un vino”
—Cuando gustes las puertas de mi casa también están abiertas John, me alegra conocerlos, está delicioso—dije saboreando el maravilloso Scotch, el cual te envolvía con el sabor de caramelo, vainilla y un inconfundible terminado smoky
—Para ti un Baileys mint chocolate amor—dijo John entregándole el trago a Andrea quien lo recibía con un beso corto— Y para mi cuñada favorita un vodka tonic
—Gracias cuñado favorito, eres el único que sabe prepararme un tonic—dijo esto bebiendo de una manera tan sofisticada y sexy a la vez que no pude perderme detalle de ello
—Y dime Alexa ¿En qué trabajas? —dijo John sentándose junto a su esposa
—Soy directora del área de estrategias en una consultora de negocios—dije sin darle mucha importancia
—¡Wow! Tan joven y ya eres directora, seguro eres muy buena en lo que haces Alex—dijo Andrea bebiendo un poco de su bebida
—No es para tanto, pero sí, me encanta mi trabajo y me apasiona, ¿tú en qué trabajas John?
Justo cuando John iba a responder se escuchó a lo lejos el ruido de una motocicleta. Andrea volteó rápidamente a ver a Carolina que tenía un semblante de preocupación y miedo, John se levantó y miró por la ventana
— Es la motocicleta de Regina —Dijo un sorprendido John
A los pocos segundos se escuchó el timbre de la casa y Andrea salió disparada a abrir, seguida de Carolina, yo me quedé estupefacta y procuré mantenerme lejos del drama que se avecinaba.
—John, ¿quién es esa Regina? —dije muy despacio
—Oh, ella es la novia de Carolina
Espero les guste esta nueva entrega, espero sus comentarios y valoraciones!
¿Les gustaría que desarrollara la historia de "un gris sexy"?
Esta entrega va dedicada a mi pulga de rulos salvajes, Wollen wir den nächsten Schritt wagen?
Besos y cerezas.