Besos de cereza 2
Pedimos la cuenta y justo cuando nos retirábamos del lugar una voz con un toque profundo y siseado llegó a mis oídos:Nos hemos quedado sin torta de chocolate y nadie me lo dijo
Salí de la casa y me dirigí a la oficina preguntándome: ¿Será que una torta me pueda cambiar la vida?
Capítulo ll
Me despedí de Andrea y partí hacia las oficinas, había un poco de tráfico, pero, por ser viernes lo pude soportar con buena música y pensando en las juntas que tenía pendientes para el día. Llegué y como siempre puse música ambiental apenas perceptible, me dediqué a responder mails y revisar papeles, nada fuera de lo común, pasaron las horas hasta que llegó la ansiada hora de la comida.
Bruno J.: Baby te invito a comer al mismo sitio que ayer, tal vez y hoy veas a la chef… ¡lleva contigo el anillo de boda!
Alexa B.: Eres un estúpido total eh! Pero acepto la invitación, te veo en el inframundo en 20. Inframundo: así le decimos al estacionamiento
Sin más, apagué mi lap top y tomé un blazer, avisé a mi asistente que iba a salir y bajé para encontrarme con Bruno. Ahí estaba él, puntual como nunca en su vida, de verdad que es un caso perdido pero esta vez me sorprendió que ya estuviera esperándome.
-¿Y ese milagro que te dignas a llegar a tiempo?
-No preguntes, solo métete al auto y ¡corre! –lo dijo con un tono desesperado y a punto de ser crucificado
-Ok, ok pero ¿me puedes explicar qué es lo que pasa?
Subí lo más rápido que pude y Bruno aceleró a fondo haciendo que los de seguridad nos miraran como un par de locos.
-Joder Bruno ¿qué pasa?—de verdad que ya me empezaba a asustar
-¿Te acuerdas de la rubia con la que tuve la cita ayer?—lo dijo mirando por el retrovisor y con un poco de sudor en su frente—Pues resulta que es una perra sádica
- ¿queeeeé? ¿Acaso te esposó a la cama y te tiró cera?—no aguantaba la risa, pero paré la broma cuando vi a mi amigo pálido y sudando a mares— ¿Es broma no?
-No, no es broma, la loca esa me quemó mis preciosos pectorales ¡mira!—y Acto seguido aflojó su corbata y se desabotonó un poco la camisa
Efectivamente tenía algunas marcas de cera caliente en sus pectorales y yo no pude contener más la risa y estallé en una carcajada
-No es gracioso Alexa, corrí porque averiguó dónde trabajamos y vino a buscarme
-¿Acaso no le dijiste que no te gustaban esas cosas y que no eras su SUMISO?—era mi oportunidad de burlarme a más no poder
-No pensé que fuera a doler tanto, además cuando me tiró encima la cera grité del dolor y me largué de ahí
-Ay baby! Solo a ti te pasan esas cosas, procura ya no ir a lugares de mala muerte a conseguir mujeres—Yo seguía muerta de risa pero me contuve un poco para llegar sanos y salvos al restaurante.
Llegamos y estaba sin tanta gente como el día de ayer, Bruno le dejó las llaves al ballet y entramos al local. Nos situaron en una mesa un poco apartada a las demás y nos trajeron las cartas, que, al parecer no eran nada comparado con lo que ayer servían, sino era otro menú, creo que el especial de los viernes donde reunían los platillos más pedidos en la semana y creaban uno con los mejores. Ordenamos los platos y una copa para maridarlos, lo sé, un poco mal visto en horarios de oficina pero una no es ninguna.
-¿Ya estás un poco más calmado Brunito Steel?
-Ya, ya voy mejor Alexa grey—me dijo con una mueca hipócrita y mostrándome gentilmente el dedo medio—Por cierto, ¿dónde estará la futura señora Betancourt? ¿Estará en la cocina?
-Ni se te ocurra llamarle por favor, te lo ruego
-¿Te pone nerviosa aún y sin conocerla? Wow! No me imagino cuando la veas, seguro te sonríe y se te rompe una tubería de allá abajo—él no paraba de reír contagiándome de su idiota risa y sus comentarios dignos de un Lord inglés.
La comida pasó sin ningún comentario alusivo a la chef, solo degustamos esas delicias, pasamos un buen rato hablando de nuestro día, del plan para la noche y obviamente del altercado BDSM en el que se vio involucrado. Lamentablemente se había acabado la tarta de chocolate y los dos pedimos el helado de menta con chocolate, definitivamente no me arrepentí de haber elegido ese postre, pedimos la cuenta y justo cuando nos retirábamos del lugar una voz con un toque profundo y siseado llegó a mis oídos “Nos hemos quedado sin torta de chocolate y nadie me lo dijo ”, automáticamente volteé hacia el lugar de donde provenía esa hermosa voz pero lamentablemente solo alcancé a ver las puertas de la cocina cerrándose.
Bruno se dio cuenta de todo y así como yo volteó a ver, al cerrarse las puertas devolvió su mirada a mí con un gesto de picardía y su ceja levantada.
-Al parecer tu reina se encuentra en el castillo, vamos a presentártela
-No Bruno, te lo ruego, ya vamos tarde y con el tráfico se nos va a hacer aún más—no sé por qué no aceptaba de una buena vez el ofrecimiento de Bruno, moría por hacerlo pero tenía ¿miedo? ¿vergüenza?
Salimos del restaurante y mientras esperábamos el auto él no paraba de reír y de verme con un gesto entre analítico y burlón.
-Seguro no la quieres conocer porque ya empapaste tus bragas ¿no es así? ¡rápido, se nos hunde el barco! hahaha no te reconozco eh! La Alexa que yo conozco no se perdería por nada conocer a la mujer con esa semejante voz
-¿Te podrías callar ya? ¡Te odio estúpido!—Yo no sabía ni dónde meterme, me ardía la cara y seguro estaba sumamente roja; creo que lo mejor en este caso es irme a una aldea en Timbuktu y no volver jamás
-Uy que amor me tienes, vamos Alex, es sólo una broma, ya llegó el auto, entra ya.
Partimos del lugar y yo me disculpé con Bruno por mi actitud, ni yo misma me reconozco en este instante, siempre he sido del tipo de chica a quien no le da miedo dar el primer paso para conocer o hablarle a alguien pero por alguna extraña razón esta vez el simple hecho de imaginármela hacía que yo temblara y se nublara mi mente. El viaje de regreso estuvo más tranquilo, nos pusimos de acuerdo sobre la hora en la que pasarían por mí para ir al lounge y sobre algunas cosas sin relevancia. Llegamos y no había rastro alguno de la “perra sádica”, pero aun así Bruno dio la instrucción a la seguridad de no dejarla pasar. Cada quien se fue de nuevo a su oficina y yo continué con mis pendientes y entré a una junta que se hace cada viernes para ver los avances de los proyectos y hablar con los directores de las demás áreas, salí un poco más tarde de lo que calculé y eso no me gustó mucho, pero ni modo, mi trabajo es algo que me apasiona y además me da para darme cierto estilo de vida.
Salí de las oficinas en mi auto y puse algo de música house para ir animándome para la noche que se avecinaba, tenía la sensación de que sería una gran noche, llena de buena música y mis tragos favoritos. Llegué a casa y me fui directo a la ducha donde seguí con mi playlist de pre-party me duché al ritmo de “Runaway-Galantis” “ What's That Spell? (feat. TJR)” y “Pray to god-Calvin Harris ft. HAIM”, cargada de toda esa energía salí al walk-in closet donde elegí unos skinny leather trousers de McQueen, una t-shirt negra con detalles plateados igual de Mc, un blazer negro YSL y unas sandalias Gianvito Rossi, un poco de maquillaje y unas gotas de Gucci guilty. Mandé whatsapp a Bruno para saber por dónde estaba y como cosa extremadamente rara iba entrando al residencial. Salí de mi casa no sin antes poner las alarmas y tomar una botella de Bollinger para ir bebiendo en el camino, el conductor designado de esta noche sería Patrick, un amigo no muy íntimo, pero muy buena persona, un chico muy agradable, también iba Lucía, una amiga que, junto con Bruno éramos inseparables, ella era médico y tenía su consultorio un poco lejos de la oficina, es por ello que a veces no coincidíamos mucho pero siempre tratábamos de conservar la comunicación y salir de vez en cuando. El camino hacia el lounge fue muy divertido, entre canciones “fresas/chetas/pijas” hasta rancheras, todas ellas cantadas a todo pulmón y algunos tragos a la botella. Llegamos después de 20min de viaje gracias al tráfico y a la suave llovizna que caía, dejamos el auto con el ballet y nos dirigimos a la entrada del lounge donde se encontraban dos hostess, que preguntaron por nuestra reservación y ¡listo! En 10 segundos estábamos situados en la terraza, no como la vez en que fuimos a un club nocturno muy famoso y el “cadenero” nos dejó 40 minutos en espera y al fin no nos dejó pasar, creo que si hubiéramos dicho algo como “conozco a…” “soy hija de…” “no sabes con quién te metes …” etc.. etc.. las típicas expresiones de gente “importante” o si yo me hubiera vestido como una cualquiera nos hubiera dejado pasar en menos de 1 segundo, pero tengo mucha dignidad y educación como para caer tan bajo, en fin…les juro que odio a esas personas, son lo más nefasto del mundo, se creen dueños y señores del lugar y son simples empleados. Disculpen mi reclamo hacia esas personas…continuamos con el relato.
El lugar es un roof top con decoración árabe/libanesa, grandes ventanales, un techo a 8mts. de altura con cortinas color morado, negro y café con detalles en dorado, la iluminación tenue, una barra enorme y una terraza con salas privadas con calentadores y pequeñas fogatas…*Hookah santa fe. Pedimos algo para picar, una botella de Hpnotiq, otra de grey goose y una Leilat al khader Hookah (uva-manzana y frasco de vino tinto). La música estaba genial, un chill-house muy a gusto, nos la pasamos conversando y bebiendo hasta que el alcohol hizo efecto y tuve que ir al servicio, como ya la costumbre femenina dicta, fui con Lucía, pasamos entre la gente y llegamos. Salí del servicio y retoqué un poco mi maquillaje, lavé mis manos y salí de ahí junto con Lucía tomada de mi mano, gesto que no me desagradó en lo absoluto, caminamos unos cuantos pasos hasta que sentí un tirón fuerte en mi brazo, volteé rápidamente hacia atrás y vi a Lucía siendo amenazada por una chica de aproximadamente 1,70m de estatura, obvio no le ganaba a mi 1,85m con tacones. Vestía de manera rockera, un poco desalineada.
-¡Eres una estúpida, te voy a matar!—Claramente la chica estaba muy alcoholizada, de echo apenas y se le podía entender
Lucía solo cubrió su cuerpo, logré detener el puño de la chica tomándola del brazo y haciendo que girara hacia mí, sus amigas trataban de calmarla pero solo la empeoraban. Vi a los de seguridad acercarse rápidamente cuando siento un fuerte golpe en mi pómulo derecho, un seguridad corrió hacia mí para evitar la caída, yo solo lo tomé del hombro para sostenerme. Los de seguridad lograron contener a la chica y Lucía fue hacia donde yo estaba.
-Joder Alex, déjame revisarte… ¡tienes abierto el pómulo!
-¿Mariana qué mierda te pasa? ¿Por qué haces esto?
Esa voz….
Cielo: Wow! yo leí tus historias y es un honor que una escritora como tú comente mis escritos, gracias!
Valargura: ¿Valar morghulis?
Melosha: Espero no decepcionarte
Gracias por leer y comentar, espero les vaya gustando la historia.
Besos y cerezas