Beso

La pasión desatada por un suave beso...

Estamos sentados en un sofá a punto de ver una película, pero me apetece ser traviesa, comienza a rodar mientras me escurro entre tus brazos, me levanto y me siento en tus piernas, aprovecho para lanzarte una mirada provocativa distrayéndote por completo del inicio, acerco mis labios a los tuyos. Noto impaciente buscas los míos pero me aparto, me siento a tu lado nuevamente retándote a que busques ese beso. No pierdes tiempo te das la vuelta y quedas debajo de mi tus manos sujetan mi cintura y te veo retándote con la mirada, aprovechas esa posición para pegar tu cuerpo al mío y comienzas a darme un profundo y sentido beso… Una sacudida eléctrica recorre tu cuerpo cuando nuestros cuerpos se unen, es algo a lo que no te terminas de acostumbrar, pero que te vuelve loco de placer. Me miras a los ojos, esos profundos ojos en los que te encanta perderte. Mi mirada traviesa y provocadora te incita a buscar mis labios. Cuando la unión se produce de nuevo, tus manos no pierden el tiempo y se cuelan bajo mi ropa y dibujan suaves líneas en mis caderas, las presionas con suavidad, las deslizas lentamente hacia mi delicioso y suave vientre jugando con mi tentador ombligo, al tiempo que nuestros labios continúan unidos, ligeramente abiertos, intentando devorarnos mutuamente.

Me causa algo de cosquillas el roce de tus manos por mi vientre, no lo puedo evitar pero continúo pícaramente el juego. Abro mis piernas, te colocas en medio de ellas y continuamos con nuestra sesión de besos que empiezan a ser subidos de tono. De fondo la película sigue rodando pero eso ya no importa demasiado, sino el momento en que mis ojos entrecerrados se dejan llevar y te incito a quitarte la camisa, mis dedos recorren tu pecho y mis uñas juguetean sobre él. El roce de mis uñas te estremece, eriza tu piel y eleva tu excitación. Si yo juego sucio... tú también puedes hacerlo. Con mucho trabajo te despegas de mis dulces labios y besas mis mejillas deslizándote hacia mi cuello. Buscas ese punto mágico que me vuelve loca y que continuamente cambias de lugar para mi desesperación... y goce. Suaves mordisquitos a mi cuello y el lóbulo de mis preciosas orejas, mientras tus manos acarician mis pechos por encima de mi sostén, se deslizan por mis flancos, buscan el cierre del mismo y lo aflojan dejando por fin al alcance de tus manos mis preciosos y suaves pechos.

Estas me las pagas, sabes que el cuello es mi debilidad... Tus manos recorren mis senos y se detienen a juguetear con mis pezones, estos se encuentran duros de la excitación. Tu labor en mi cuello me pone a mil. Sabes que eso me saca de mis casillas. Me aparto un poco de ti y te miro provocativamente, incitándote con mi dedo índice que te acerques y devores mis senos. Mi mirada te derrite por completo, te hipnotiza, te hechiza... y por supuesto sigues mis indicaciones y te lanzas a devorar mis preciosos y firmes senos. Tu boca busca mis pezones firmes, duros, excitados. Tu lengua recorre toda pero longitud todo su perímetro, recorriendo mis aureolas. Mamas mis pechos y los devoras  goloso, peeero te apetece algo más  y comienzas a buscarme de nuevo mordisqueando mi abdomen, jugando con mi ombligo, abriendo el cierre de mis pantalones. Mmm, mis manos se prestan a intensificar el juego, hoy  me apetece marcarte, me causas placer con tu boca. Dirijo mis uñas a tu espalda y te rasguño gran parte de ella. La piel se te enroje y arde un poco. Eso es por atacar mi cuello

Mis uñas en tu espalda... que decir. Es algo que te enloquece.  Las nuevas marcas se unen a las antiguas, de pecho y brazos que luego te sacaran los colores en el vestuario  del gym, y buscas venganza.  Deslizas mis pantalones y cuando ves mis braguitas te quedas  paralizado. Mis braguitas de Hello kitty han terminado de matarte. Te lanzas a devorar a la gatita dibujada justo encima de mi rajita, intentando borrarla a lametones. Descontrolado, quitas mis braguitas y te lanzas a por mis piernas, mordisqueando la cara interna de mis muslos. Intercambiando de una pierna a otra, cada vez más cerca de mi tesoro, pero sin abordarlo... Es muy difícil para ti contenerte, pero sabes que a mí me vuelve loca  porque no veo la hora de que te lances por mi coñito. Me pone impaciente que no decidas atacar, sé que lo haces para incitarme pero hoy tengo muchas ganas, tomo tu cabello y dirijo tu cabeza a mi rajita te digo en un tono muy sensual "lame" , con mi voz que se te enloquece y más cuando tiene tintes de excitación.

Mi voz eriza tu piel. Te excita tan solo escucharla y si además tiene tintes sensuales con más motivo. En realidad, lo estabas deseando, pero dejas que guíe tu cabeza con mis manos. Te encanta que apriete tu cara contra mi deliciosa rajita. Te zambulles entre mis piernas. Tu lengua se adentra dentro de mi coñito y descubres, con sorpresa que esta empapado. Chupas y lames con gusto siguiendo mis órdenes. Tu lengua entra y sale de mi coñito en un ritmo frenético.  Traviesa, busca el agujerito de mi culo y recorre el corto camino hasta mi botoncito, que aprietas ligeramente con tus labios. De fondo, se escuchan los escalofriantes gritos de terror de unos niños, sin duda, de la película que tantas ganas teníamos de ver. Te vueles en mi coñito, lamiendo, chupando y empapándomelo en saliva. Tus dedos vuelan dentro de mí, masturbando mi botoncito, invadiendo mis entrañas. Hoy estoy muy mojada, muy apretada. Dedos y lengua se pelean por mi coñito delicioso. Adoras comérmelo, pero nunca me dirás cuánto. Mis gemidos se contrarrestan y contrastan con la película de fondo, mis dedos se hunden en tu cabello pidiéndote que entres más. Te pido mucho más y me lo das. Muevo mis caderas restregándome contra tu rostro completamente excitada perdida de placer, mis jugos se escurren empapando el sofá, no puedo resistirlo mucho más tengo un orgasmo, un squirt, y los abundantes chorros de flujo caen por todos lados y lo reciben tu boca. Te tumbas a mi lado, cuando noto tu gran erección. Tomo mis braguitas y seco mis flujos con ella, y las llevo a tu nariz. Mientras me siento sobre ti, dándote la espalda y en primer plano mi culito. Agarro el lubricante perfectamente ubicado cerca del sofá para que veas como unto mi agujerito y antes de que digas algo mi prieto agujero se abre paso con tu verga.

Sientes la presión, el calor y la humedad de mi diminuto culito en tu polla haciendo tus delicias.  Disfrutas de una vista perfecta, de cómo mi culo se traga tu verga por completo. Tu erección se multiplica, tus manos se aferran a mis caderas, pero un manotazo picaruelo te indica que quiero marcar el ritmo. Estas perdido... el placer de la penetración anal es indescriptible, mi ritmo, lento, profundo y demoledor. Si permaneces con los ojos abiertos disfrutando del espectáculo, malo, pero si los cierras y te dejas llevar. Miras hacia un lateral y ves mis braguitas, las coges y te las llevas a la cara. Una perdición el aroma de mis potentes flujos anteriores junto con el recuerdo de ver cómo me frotaba contra tu cara te lleva a cotas de placer nunca sentidas. Aumento mi ritmo y la violencia de la penetración, tus manos no pueden estarse quietas y buscan tu rajita, tus dedos se adentran en ella, cálida y mojada. Nuestros cuerpos se sincronizan con una precisión atómica. Te estas fundiendo, me sientes, me siento. En el momento que alcanzo un nuevo orgasmo me clavo tu verga hasta el fondo y tú haces lo mismo. Me llenas de esperma caliente en un sin fin de pulsaciones eyaculatorias. Tus brazos me rodean, abrazándome con fuerza. Tus labios besan mis hombros y les dan pequeños mordisquitos mientras sigues dentro de mí. Caigo sobre ti dejando mi cuerpo sudoroso todavía con tu verga adentro soltando los últimos chorros y tus dedos acariciando mi sensible clítoris tu boca busca mi cuello y me dejo hacer así agotadita.

Tus manos se deslizan por mi sudoroso cuerpo. Tus brazos me rodean por completo protegiéndome, apretándome contra ti. Besas suavemente mi cuello, mis hombros, mis brazos. Nuestros cuerpos son uno solo. Sientes mi respiración, los latidos de mi corazón y seguro que yo también siento la tuya. Tus manos recorren todo mi cuerpo absorbiendo mis gotitas de sudor. Poco a poco, tu verga va perdiendo potencia, pero se resiste aun. Me abrazas con más fuerza, para proteger mi cuerpo del descenso de temperatura de nuestros cuerpos. Mi respiración es más tranquila, al igual que la tuya, aun sincronizada. Sientes tu verga abandonando su escondite favorito, resbalando. Justo antes de que escape, buscas algo para limpiarme, pero lo primero que tienes a mano son mis braguitas y las utilizas. Cuando me doy cuenta, te lanzo una mirada asesina, me volteo y trato de estrangularme alegando que son mis favoritas. Mis manos en tu cuello te hacen muchas cosquillas y te ríes, mi fingida ira también ayuda. Cojo mis braguitas y te las paso por la cara. La mezcla de olores es... indescriptible. Mis manos posa la prenda en tu rostro eres un goloso si la aspiras toda, yo también lo hago acercando mi nariz a ellas que están sobre tu cara, busco tus labios a través de la tela y así lo hago te beso sobre ellas para que me sientas, me encanta sentirme entre tus brazos. Tu polla da un latigazo, pero antes de pasar a mayores, te levantas lentamente conmigo enganchada a tu cuerpo con la firme intención de llevarme hasta la ducha.

Me llevas entre tus brazos a la ducha, una mano en mi espalda, la otra bajo mis piernas. Uno de mis brazos rodeando tu cabeza el otro, aun sujetando mi prenda íntima entre nuestras bocas cuyo aroma envuelve nuestros sentidos. Distrayendo mi atención hacia la puerta, retiras ligeramente la tela y cuando vuelve mi cara, besas mis finos labios. Eres adicto a mis besos. Entramos en la ducha, yo primero, depositándome suavemente como un caballero y justo después entras tú y vuelves a buscar mis labios, bajo la tibia agua de la ducha. El agua corre por nuestros cuerpos dejándonos sentir, me doy la espalda y siento como te pegas a mi cuerpo tomas el jabón y con delicadeza lo pasas sobre poniendo una excesiva atención en mis senos presionando mis pezones y me caliento de sobre manera busco tus labios. Nuestros labios se encuentran de nuevo, intentando comerse, beberse, sentirse. Me das suaves mordisquitos en ellos. Nuestras lenguas se funden en una danza frenética, ardiente y curiosa. Explorándose de nuevo como si nunca hubiesen estado juntas. Nuestros cuerpos están pegados muy juntos. Sientes la presión de mis pechos sobre tu cuerpo. Tus manos descienden por mi espalda, esparciendo la mezcla jabonosa. Alcanzan la curva de mi espalda y continúan con su suave descenso hasta aferrarse a las nalgas de mi delicioso culito.

Me aparto de ti, pegándome a la pared no dejo que me toques, abro mis piernas y mis dedos escurridizos de adentran en mis agujeritos dos en mi rajita y dos en mi culito me masturbo ante ti para que tengas la mejor vista, en primer plano no me reprimo en gemir mientras el jabón que untaste en mi cuerpo sigue descendiendo y el agua tibia hace más erótica la situación. Te tengo hipnotizado. No puedes dejar de mirarme. El erotismo de la situación es máximo y ni pestañeas para poder grabar en tu retina el magnífico espectáculo que te ofrezco. Mientras en el sur se produce un nuevo alzamiento. Entre jadeos contemplo tu envergadura alzándose nuevamente, mi cuerpo despide erotismo me caliento un poco a cada paso y noto tu erección ya en completo estado. Retiro mis dedos y te llamo con la mirada. Me volteo atrayéndote a mí, tu verga roza mi abdomen y levanto mi pierna para que me poseas así

Mi postura es muy tentadora. Chupas mis dedos, que saben a mí, a mi esencia. Sujetas mi esbelta pierna con tu mano pero antes de poseerme, tienes que saborearme, te arrodillas en el suelo y me miras desde abajo nunca te habías fijado en mí desde esa posición y te encanta. Acercas tu boca a mi cuerpo, bebiendo el agua que fluye por él. Bebes el agua que resbala por mi rajita y me invades con tu lengua desde tu posición acoplas tu boca a mi coñito y accedes a mi apretado culito con tu lengua. Rápidos movimientos van desde lo más profundo de mi almejita hasta la base de mi clítoris, que también chupas, intentando secarlo en vano. Coloco mi pierna sobre tu hombro para darme mucha más libertad... Gimo acariciando tu cabello mojado entre gemidos te digo que no aguanto más. Necesito tu verga dentro de mí. Es increíble la compenetración que tenemos. En el mismo segundo que pronuncio mis palabras, estabas pensando en lo mismo. Necesitas follarme de nuevo. Sujetando suavemente mi pierna y  mis caderas con la otra mano para que no me caiga, te incorporas lentamente. Tu boca sigue pegada a mi cuerpo, subiendo por mis caderas, por mi vientre, llego a mis pechos. Subes por mi garganta y alcanzas mis labios. Te encantan esos besos mojados.

Nuestra excitación no tiene límites. Buscas la entrada de mi almejita y me la vas metiendo muy despacito, con un toque de picardía, siendo consciente de que eso te acusara problemas después. Cuando por fin me la metes hasta el fondo lanzo un grito de satisfacción que se solapa con el tuyo. Con una mano, sujetas mi pierna izquierda bien elevada, con la otra presionas todo mi cuerpo con la yema de tus dedos mientras tus embestidas son fuertes y directas. La penetración es bastante profunda, intensa, electrizante. Pones tus manos sobre mis nalgas y con un suave impulso me elevas en el aire, y colocas mis piernas en torno a tu cintura, haciendo que el contacto entre los dos, sea total. Para darnos mayor equilibrio las enrosco con fuerza a tu cintura, piel con piel el contacto de nuestros sexos es increíble gimo en tu oído despacito, suavecito sé que eso te pone a mil, esos gemidos con un toque ahogado. Mis uñas se clavan en tu espalda mientras siento la intensidad de cada embestida, tu verga invadiendo mi rajita.

Mis gemidos en tu oído, mis uñas en tu castigada espalda, mi apretada rajita multiplicando el placer de cada embestida. Tus manos bajo mis nalgas elevan mi cuerpo, tus fuertes piernas nos mantienen en pie ayudadas por mi perfecto equilibrio. La penetración es muy profunda, fuerte y potente. El ritmo frenético. Buscas mi cuello con tu boca, por el que fluye el agua tibia y tus juguetones dedos intentan abrirse paso dentro de mi apretado culito mientras me elevas y me presionas contra ti. Te miro pícaramente y suelto un leve gemido entre placer y un poquito de dolor pues metes tres dedos en mi culito antes de que yo pueda decir algo, no me das descanso atacas sin piedad todo mi ser. Me dedico a gemir a sentir como te apoderas de mis agujeritos de manera tan frenética. Un ritmo salvaje y deseoso Tienes todos los músculos en tensión. Tu excitación es máxima. La sensación de tu verga dentro de mí, deslizándose dentro de mi cuevita, sintiendo cada roce con sus paredes. Tus dedos desapareciendo dentro de mi culito, notando su presión. Cuando elevas mi cuerpo con tus brazos y manos, tus dedos se clavan en mi culito cuando bajo me clavo en tu verga. Tus labios perdidos en mi cuello, lamiendo, mordiendo. El ritmo endiablado, potente, desenfrenado. Te das cuenta de lo que tienes, a mí. Y te das cuenta de cuantísimo me deseas. La fuerza los descensos es ahora mayor.

Gimo fuertemente, con cada embestida siento que te adentras más y más en mi rajita como se abren mis paredes. El sonido de nuestros cuerpos chocando a cada paso. El agua cayendo hace una mezcla perfecta Mis gemidos, la visión de mi cuerpo. Mis besos, mis manos, mí apretada almejita. El nivel de excitación es máximo. Mi lujuria también el ritmo es duro y frenético me eleva como una pluma y desciendo con fuerza. Sientes acercarse un nuevo final. Intentando prolongar ese momento, como temiendo que no vuelva a repetirse, tu cabeza vuela buscando un escape, un pensamiento que  baje tus niveles animales, pero mi mirada te lo impide mi boca también. Mis labios apresan a los tuyos en un frenesí de deseo nos deseamos, nos buscamos deseo sentir ese arrebato entrando en mí, me tomas con fuerza y no te detienes hasta llegar al final. Yo tampoco resisto y nos corremos en un gran orgasmo. Sientes mis contracciones, sincronizadas con las tuyas a la perfección. El placer es mayúsculo me aprietas fuertemente contra ti, bien pegada a tu cuerpo. Mis piernas siguen aferradas a tu cintura, como a ti me encanta. Nuestros brazos entrelazados a nuestros cuerpos.  Nuestras bocas unidas, igual que nuestras lenguas. Ni una sola de agua se cuela entre nosotros. El orgasmo va perdiendo intensidad y ha sido tan potente que una descarga eléctrica recorriendo tu cuerpo, traspasando también el mío, seguimos unidos y así quiero seguir.

Siento ese placer indescriptible de nuestro orgasmo mutuo nuestros cuerpos siguen en ese éxtasis indescriptibles enganchados unidos por una intensidad solo nuestra. La química hace su efecto potenciada por el agua caliente. Aun unidos, apagas el grifo y sales de la ducha, conmigo en tus brazos. Con gran dolor para tu corazón nos desacoplamos y secas nuestros cuerpos. En segundos, vuelves a cogerme en brazos, exactamente de la misma forma y diriges nuestros unidos cuerpos hasta la habitación y me dejas caer de espaldas a la cama, conmigo sobre ti, mirando mi dulce cara, perdiéndote en mis preciosos ojos. Mis manos se pasean por tu espalda, caricias inocentes, mis dedos se pierden en tu cabello acariciándolo, agotada igual me acerco a tus labios para beber de tu aliento para besarte suavemente relamiendo todavía el sabor de tu rajita que se quedó en tu boca.

Adoras mis besos con mi sabor, con el tuyo, con el de ambos. Te enloquecen, te entusiasman, te roban la razón. Sigues pegado a mí pero es que no quieres soltarme. Fundidos en el beso, y unidos fuertemente, sientes acercarse el letargo. Te suelto solo lo imprescindible para taparnos un poco con la sabana y no quedarnos fríos, pero te aferras a mí en segundos. Sutilmente, caigo hacia un lado y te doy la espalda que está totalmente pegada a tu pecho. Sientes el olor de mi cabello, el aroma de mi cuerpo y la tibieza de mi piel.  Noto el sueño acercarse... pero, por nada, quiero separarme de ti. Me acurruco a tu lado, nuestras pieles saciadas pero siempre con ánimos para la próxima ocasión. Tus brazos rodean mi cuerpo, sobre mi abdomen. Puedo sentir su protección, también tu respiración perdiéndose en mi pecho. Nuestras respiraciones se acoplan, al igual que nuestros cuerpos. La calma, la felicidad, nos invade. Escuchas mi rítmica respiración, síntoma de que ya duermo. Pegas tu cara a mi hombro y le das un sutil beso de buenas noches. El sueño te alcanza de la mejor forma posible, abrazado a mi cuerpo, protegiéndome, pegado a mí, y con mi aroma inundando tu ser.