Bernardo y sus sumisos
El Sr. Bernardo disfruta de humillar y someter con ayuda de su esposa a sus sumisos y en ésta ocasión es turno de una pareja de esposos ponerse a los pies del Amo y Señor Bernardo.
I.
Bernardo despertó muy temprano, como cualquier lunes, para tomar un baño y disfrutar de una taza de café negro sin prisas antes de prepararse para salir a trabajar. Siendo un contador prodigioso disfrutaba ayudando a las personas a enmendar sus finanzas y rescatar negocios mediante la asesoría fiscal tal y como las grandes corporaciones le sacan jugo al sistema para enriquecerse, solo que Berny (como era conocido por sus colegas) lo hacía en pro de las personas comunes y corrientes. Esta práctica de apoyar a los desvalidos no le generaba ganancias, pero eso no era lo que le apasionaba al contador ni lo que lo mantenía monetariamente hablando.
Preparando su ropa de la manera más silenciosa posible para no despertar a Mary, su cinturón cayó al piso y la hebilla metálica resonó por toda la casa. A los pocos minutos una mujer hermosa de piel blanca y cabello negro como la media noche llegó a la antesala del baño sin poder contener un profundo bostezo.
-- Mi amor, ya te he dicho que si me despiertas temprano yo preparo la ropa y algo de comer con gusto.
-- Perdón por el ruido, apenas son las 6...
-- Descuida que me muero de ganas de orinar.
La bella Mary levantó el babydoll de seda dejando al descubierto sus duras nalgas, su vientre plano y su vagina perfectamente razurada, se sentó en el retrete y comenzó a orinar frente a Bernardo mientras éste se abotonaba la camisa blanca aún en calzoncillos. Ella lo vio a los ojos y él ronreía sin dejar de vestirse; ella sonrió y abrió las piernas dejándolo ver las últimas gotas caer.
-- No sé por qué, pero me encanta ése sonido.
-- ¿Te encanta el sonido o MI sonido?
-- ¿Hay diferencia entre tú y otras mujeres al orinar?
-- ¿Sabes que es de mala educación responder una pregunta con otra...?
Bernardo no la dejó terminar y la besó mientras seguía sentada en el retrete tomándola de la nuca tiernamente. La camisa estaba abotonada y el pantalón seguía colgado en el perchero. Ella buscó con sus manos la entrepierna del hombre que la besaba y pudo sentir su erección a través de la ropa interior haciéndola gemir ligeramente.
-- Tu pene me dice que si hay diferencia.
-- Siempre habrá diferencias entre tu y las demás, Mary.
-- ¿Sabes que también es de mala educación besar a una mujer mientras orina? - sonrieron al mismo tiempo.
-- ¡No mi adorada, es una falta de respeto no hacerlo!
Soltaron una pequeña carcajada mientras él se volteaba hacia el gran espejo del baño para ponerse los pantalones y ella se incorporaba para limpiarse los residuos de orina y lavarse las manos. Un amplio lavamanos doble les permitía compartir esos momentos de aseo tan importantes para Bernardo, quien disfrutaba ver a Mary lavarse los dientes, maquillarse o peinarse. Ella le pasó los zapatos de vestir mientras él se peinaba y deba los últimos retoques a su apariencia elegante y seria. Se inclinó y le dió un par de golpecitos en la pantorrilla para que levantara los pies y colocarle los zapatos, tiernamente procedió a atar las cintas negras.
-- ¿Confirmaste la cita de hoy?
-- Si mi amor, pero hoy tendremos doble cita -- aún inclinada atando el último zapato.
-- ¿Doble, De quién?
-- Los Anderson.
-- Ellos tienen cita el miércoles Mary.
-- Lo sé pero me rogaron adelantarla, estan muy apurados porque saldrán de viaje y no quieren salir del pais sin antes verte.
-- Sabes que no me gusta alterar mi agenda, por algo existe una agenda... Pero bueno, si tu crees que podemos lidear con una doble cita, esta bien.
-- No seas malo, son clientes desde hace años! Se lo merecen.
-- Esta bien, pero ¿y Florinda?
-- No te preocupes, los Anderson accedieron a venir temprano y yo los recibiré, luego tu los atenderás al volver de la oficina y terminarán justo a tiempo para la cita de la Srita. Florinda.
-- Parece que lo tienes todo bajo control, esta bien pero a la próxima consulta conmigo antes porque hoy tenía planes de salir a comprarte los vestidos que tanto me haz pedido y cenar en Antonio's
-- ¿En serio? Olvídalo todo que cancelo todo ahora mismo! - Se reincorpora y lo abraza para besarlo.
-- Qué pasó con lo de "son clientes, lo merecen, no seas malo" jajajaja
-- ¡Lo sé! Otro día sera en Antonio's
Se carcajearon de nuevo y se despidieron con otro beso apasionado en la puerta de casa. Bernardo subió a su auto pensando en que le dolerian las bolas por la erección que le provocó Mary con esos besos y con la hermosa figura de su cuerpo apenas cubierta con la prenda de seda fina.
II.
Al llegar a una plaza de locales comerciales aparcó su auto y saludó al guardia del estacionamiento a la distancia, se dirigió a uno de los locales de la planta baja para abrir las puertas de cristal, pasar por un escritorio de recepción vacío y abrir la oficina donde atendía a sus clientes. Encendió el ordenador y puso en orden sus documentos. En el ordenador hizo un par de clicks e ingresó a una aplicación donde, después de teclear su username y password, la pantalla se dividió en 4 y cada una mostraba imágenes de los cuartos de su casa. Repentinamente en una de las habitaciones entró Mary a cuadro con una taza con café y se desvistió para luego comenzar a buscar ropa en un closet. Bernardo estaba observando en blanco y negro aquella mujer desnuda e inclinada e hizo lo que cualquier hombre haría: otro clic y aplicó el acercamiento de la camara Full HD para verle en culo.
Después de un rato de ver a su pareja pasear desnuda por la casa escuchó llegar a alguien. Era la Sra. Ester, su secretaria quien tocó a la puerta para saludarlo.
-- ¡Jefe buen día, Se supone que yo debo llegar antes que usted y siempre me gana!
-- Buenos días Ester. No se preocupe, mis malos hábitos ya los conoce jejeje
-- Hablando de malos hábitos, el pago de Don George no ha llegado... ¡Otra vez!
-- Tranquila, dale tiempo que su granja no esta produciendo mucho.
-- Licenciado, si seguimos trabajando sin cobrar nosotros seremos quienes quedaremos en la ruina -- dijo un poco frustrada.
-- No pasa nada, los clientes no paran de llegar. Todo estará bien.
Desvió la mirada hacia el ordenador donde la pantalla mostraba a Mary entrando a la ducha.
-- ¡Claro! Llegan porque ya se corrió la noticia que usted cobra muy poco y con facilidades de pago... ¡Demasiadas! Por cierto -- La señora buscó cambiar el tema-- el Sr. Cradford llamó el sábado después de que usted se fue a casa, quiere saber si atenderá su caso o no...
-- ¡Claro que no! Mike tiene todo un departamento fiscal y un ejército de abogados y contadores, no necesita mi ayuda. -- Cerró la aplicación del ordenador y se levantó.
-- Nos podría pagar muy bien si usted lo ayuda.
-- Tranquila Ester -- respiró profundamente y la tomó de los hombros-- todo está bien, o ¿no confias en mi??
-- Claro que confío en usted jefe, después de tanto tiempo nunca desconfiaría, pero yo manejo la cuenta de este despacho y sus clientes siempre terminan pagando solo el 10 o 20% de sus servicios!
-- Son buenas personas que pasan por problemas financieros, ¿Cómo salir de ellos pagando el dinero que no tienen?
-- Usted sabe lo que hace jefe... ¿Quiere café antes de su primera cita?
-- Déjame servirte café yo a ti Ester, mientras te instalas.
Bernardo monitoreaba cada rincón de su casa mediante un sofisticado sistema de circuito cerrado que inclusive grababa en alta definición de video y audio; con un solo click del mouse cambiaba la toma de la planta baja a las habitaciones de la segunda planta o el patio. Después de recibir a dos clientes para analizar los registros fiscales de sus negocios, Berny vio en su computadora como una pareja en sus 50's tocaban el timbre de su casa y eran recibidos por Mary.
La bella pareja de Bernardo estaba vestida con una bata blanca con cinturón de seda a la cintura haciéndole lucir sus caderas y su hermosa cinturita. Mary hizo un gesto a la pareja para que entraran a la casa y dejaran sus pertenencias en una mesita junto a un perchero. Conforme avanzaban Bernardo desde su oficina seguía a la pareja cambiando de toma, los vio pasar de un recuadro a otro hasta llegar a una de las habitaciones. El hombre y la mujer de manera lenta se desvistieron y se colocaron un collar negro de piel con dos argollas, unas muñequeras también negras con argollas metálicas y por último unas tobilleras idénticas a la de sus manos. La hermosa Mary se acercó a ellos y les habló por unos segundos. Bernardo no tenía activado el audio debido a que estaba en plena jornada laboral.
Mary aún en bata se acercó al hombre regordete y desnudo para besarlo tiernamente en la boca; luego, de la manera más sensual que Berny había visto, abrazó a la mujer y también la besó pero de manera lenta y cuidadosa. Al separarse la pareja de cincuentones se colocó a cuatro patas y siguieron a la chica de Bernardo como dóciles caninos siguiendo a su dueña. El contador tuvo que cambiar los recuadros de nuevo para seguir el paso de Mary hacia las escaleras y subir a la planta alta de la extensa casa.
Bernardo se vio obligado a cerrar la aplicación porque Ester le llevó unos documentos a firmar y a confirmar un par de reuniones con algunos clientes. Era claro que Berny estaba enfocado en otro sitio debido a que su verga estaba por explotar en sus calzoncillos y lo único que quería era llegar a su casa, pero aún faltaba algún rato para despedirse de su secretaria.
III.
El Serñor y la Señora Anderson estaban exitados, nerviosos, agitados y un poco temerosos, sin embargo, sabían que eso era lo que habían esperado durante 1 mes. Mientras seguían a Mary gateando como perros, sus genitales estaban inflamados, lubricados y calientes. Un simple beso de aquella mujer los torturaba y los acariciaba al mismo tiempo. Fueron advertidos: El Amo y Señor llegará después, mientras tanto serán las mascotas de Mary.
Siguieron las perfectas pantorrillas de la mujer por las escaleras y las rodillas del regordete Sr. Anderson resintieron el esfuerzo pero la excitación y el morbo eran más fuerte que las molestias físicas; él solo dijo para sí mismo: "Esto no es nada... No es nada" y continuó hasta la puerta indicada. Mary la abrió y se hizo a un lado para dejarlos pasar: " Rápido, ya saben qué hacer" pronunció la chica de 20 y tantos con una mano en la cintura y sin voltearlos a ver. La pareja amaba esos detalles, las actitudes, la teatralidad y la humillación que el desdén de su Ama en turno imprimía en su voz; no estaban pagando 20 mil dólares solo por follar, eso lo podían encontrar con cualquier prostituta por mucho menos dinero, pero lo que el Amo y Señor les daba era único y los ponía al borde del orgasmo mucho antes de tocar a su puerta.
Los Anderson gatearon rápidamente hasta el centro de aquella habitación tan peculiar: toda pintada de rojo y detalles en negro, muy bien iluminada y llena de mobiliario y accesorios de tortura. No eran de aspecto medieval sino moderno con acabados muy bien logrados en vinilo de color rojo y las estructura, algunas metálicas otras de madera, en color negro. Había estructuras colgando del techo, cadenas, cuerdas y todo tipo de juguetes sexuales y de BDSM que despertarían la envidia de cualquier producción porno. Ahí, arrodillados y con las manos atrás no podían dejar de sorprenderse de aquella habitación tan exitante, inclusive cuando ésta visita era la número 10 para ellos.
La joven Mary se paró frente a ellos y retiró la bata de seda dejando ver su cuerpo semidesnudo como una antorcha que se enciende dentro de una cueva: piel blanca y perfecta, unas tetas pequeñas pero redondas y con los pezones rosados ligeramente apuntando hacia arriba, el abdomen plano y delicado, sus caderas en curva dejando paso a sus piernas y nalgas hermosas, carnosas y suculentas producto de largas horas en el gimnasio. Mary vestía solo un tanga blanco de encaje que coordinaba con su belleza. Tenía en su mano un pequeño látigo con el cual azotó rápidamente en el pecho al Sr. Anderson sacándolo de su fascinación centrada en el abdomen y la pelvis.
-- El Amo y Señor fue muy claro: debido a la premura de ésta cita, el costo será el doble, ¿entendido perro?
-- Si Ama, gracias por adelantar la cita...
Otro latigazo pero ahora a la Sra. Anderson quien aún babeaba viendo los senos de Mary, los cuales eran su envidia personal debido a que ni las 2 operaciones que se había realizado en las tetas podían imitar la hermosura natural de la chica. El golpe le quemó ligeramente haciéndola salir de su trance para luego exitarla. El latigazo en las tetas de la Sra. Anderson siempre tenía el mismo efecto: ardor momentáneo en el pecho y luego cosquilleo tierno en la vagina.
-- Bien, el tiempo de nuestro Amo y Dueño es muy valioso. Por lo pronto van a gozar pero no tienen permitido el orgasmo así que me avisarán cuando esten cerca, ¿entendido perritos?
-- ¡Si Ama! --los dos al unísono.
-- Ok, retiren sus plugs anales y suban a los potros mis bellas mascotas.
El Sr. y la Sra. Anderson gatearon hasta un par de potros BDSM y el hombre retiró un pequeño plug metálico del ano de su esposa para luego darse la vuelta y que la mujer le regresara el favor a su marido. Con el ano dilatado se pusieron de pie para que Mary les diera unas bolsas con lubricante. Con los orificios listos se sentaron en aquel mueble acolchonado y tapizados con vinilo rojo pero con unos aditamentos especiales: había un pequeño tapete de plástico del cual colgaban un par de cables; en el centro del tapete sobresalía un pequeño dildo de plástico color café asemejando un pequeño pene con venas y glande casi del mismo tamaño del olug metálico que la pareja se metió en el ojete al salir de su casa. El marido ayudó a su mujer a subirse al mueble y que ésta guiara el pequeño pene hasta su ano para quedar sentada en el mueble como si de montar un caballo se tratase. El Sr. Anderson subió y se sentó en la verga casi de manera perfecta ante la mirada de su Ama en turno.
La hermosa Mary colocó un seguro en las muñequeras de los dos sumisos dejándolos con las manos atadas detrás de la espalda. Empalados por el pequeño pene la pareja solo observaba a su Ama atar ahora sus pies a unas argollas metálicas en el piso justo debajo del mueble donde estaban sentados.
-- ¡Listo perros! ¿Estan comodos en su asiento? --sonrie ligeramente.
-- ¡Si Ama, gracias! --responden sincronizados sumisamente.
-- Ok, ¡Ahora a gozar! Recuerden avisarme cuando estén a punto del orgasmo.
La joven tomó una tablet de una mesa con diversos artículos y después de un par de movimientos de su dedo el dildo que tenían metido en el ano comenzó a vibrar ligeramente arrancando gemidos y pequeños movimientos a la pareja de sumisos. Al estar inmovilizados cualquier movimiento que intentaran era inútil porque sus nalgas estaban totalmente abiertas y descansando con todo su peso corporal sobre el potro y el dildo.
La joven dominante sonrió al ver a la Sra. poner los ojos en blanco y al Sr. tener un gesto de incomodidad. Fue a la mesa llena de juguetes y tomó un par de artículos y los llevó a los potros. Hábilmente colocó uno de los vibradores con punta redonda entre el potro y los testiculos del hombre haciendo palanca lo cual ejerció presión en los genitales y levantó el erecto pene; cuando el artefacto estaba en posición accionó el botón del vibrador y la punta redonda comenzó a estimular justo entre los dos testículos y la base del pene haciendo gemir descontroladamente al hombre empalado. Con la mujer sumisa fue algo difícil poner el vibrador en posición para que estimulara su clítoris pero ayudada con un poco de cinta adhesiva lo colocó para accionarlo, pero justo en ese momento el smartphone de Mary sonó en la mesa de los juguetes sexuales. Ella dejó a medias a la Sra. Anderson y fue rápido a leer el mensaje de texto que solo contenía dos palabras: "El cuello".
Después de sonreír regresó con la mujer y encendió el aparato haciendo vibrar su vulva y clítoris; los gemidos y gritos de la sumisa no se hicieron esperar al recibir estimulación en el ano y el clítoris.
-- Disculpen perros, hubo un error de mi parte y nuestro Amo y Dueño me lo acaba de señalar-- ella vio la camara de 360 grados en el techo de la habitación.
Tomó la tablet de nuevo y tras un par de roces de sus dedos en la pantalla bajaron dos cables negros del techo como si de una pelicula de ciencia ficción se tratase. Mary acercó una pequeña escalera metalica que estaba escondida en una esquina de la habitación y subió para ponerles un collar especial a la pareja y engancharlo a los cables elevados. Los sumisos estaban en un trance de placer sexual que ni siquiera sintieron el jaloneo en sus cuellos.
Después de bajar de la pequeña escalera la hermosa Ama vestida solo con un tanga de encaje blanco tomó la tablet he hizo elevar poco a poco el cable de la Sra. Anderson hasta el punto que la obligó a erguirse y levantar sus bellas y operadas tetas haciéndola quedar en una posición totalmente inmovilizada. Lo mismo pasó con su marido quien solo pudo gemir y balbucear algo.
-- ¿Qué dices sumisi?
-- Casi me vengo Ama...
-- Ok, Buen perrito ¿Y tu perra, estás bien en esa posición?
-- Si Ama, gracias --dijo entre jadeos y con dificultad para abrir la boca por el collar y la tensión.
Mary usó el mando digital de nuevo y detuvo la vibración del culo del Sr. y desactivó manualmente el vibrador de sus bolas. Después de unos segundos viendo el pene inflamado y con pequeños espasmos rogando por más estimulación para eyacular, la joven tomó una fusta de entre los juguetes y comenzó a azotar los pesones del hombre haciéndolo gemir de manera ahogada. Un azote tras otro intercalando los pezones.
-- Se ven hermosos en esa posición perros.
-- Gracias Ama -- al unísono.
-- Listo!! --dijo después de ver como el pene ya estaba flácido.
Volvió a accionar el pene vibrador del potro y el artefacto de las bolas para comenzar el concierto de gemidos del Sr. Anderson y fue a revisar a la esposa quien estaba con los ojos en blanco y con la boca escurriendo saliva. La chica de la manera más cruel apagó los dispositivos y comenzó a azotar mucho más fuerte los pezones de la mujer quien gritaba de dolor. Después de dejarla descansar encendió los vibradores y comenzó la tortura/placer para la inmovilizada mujer.
Cuando el Sr. Anderson llevaba 5 rondas llegando al limite del orgasmo para luego ser interrumpido y azotado el teléfono de la cruel Ama sonó debido a otro mensaje de texto igual de corto que el anterior: "Déjalos, voy en camino"
-- ¡Lástima! Tan divertido que es ver sus caritas --dijo en voz alta.
Les aplicó lubricante con una especie de pipeta larga que metió entre las nalgas de la pareja e incrementó la velocidad de los dispositivos iniciando un concierto de gritos y gemidos descontrolados.
-- Bien perros, Se han portado bien y he recibido ordenes del Dueño y Señor. Tienen permiso de correrse porque nuestro Amo viene en camino.
El hombre y la mujer cincuentones no tardaron ni 3 minutos para reventar en un anhelado orgasmo que los hizo gritar, o por lo menos eso parecían los gemidos y sonidos que salían de sus bocas descompuestas de placer. Los disparos de semen del hombre eran abundantes y calleron sobre el instrumento de tortura o mejor dicho: de placer. Su mujer fue menos estrepitosa y los jugos de su vagina escurrieron poco a poco sobre la base del dildo en su culo.
Con mucho cuidado Mary bajó el cable que estiraba el cuello del Sr. Anderson para luego retirar el vibrador de sus testículos, desatar sus pies y manos y ayudarlo a que desmontara del potro de madera liberando su ano. Después de recuperar la postura, los dos hicieron lo mismo con la Sra. Anderson.
-- Bien par de mascotas, limpien su desorden-- les dió un paquete de toallas humedas.
-- ¡Gracias Ama, Gracias! --los dos sumisos corrieron agradecidos a los pies de la chica y comenzaron a besarlos.
-- Si, si... Lo hicieron bien. ¿Lo disfrutaron?
-- Demasiado Ama. ¡Fue fantástico! --dijo la mujer sin dejar de besar los pies.
-- Me alegro, ahora limpien todo y limpiense porque nuestro Amo y Dominador viene en camino.
Se levantaron y limpiaron los muebles, juguetes sexuales y sus cuerpos llenos de sudor. Estuvieron casi 1 hora llegando al borde del orgasmo y luego interrumpiendo así que sus genitales estaban irritados, su culo estaba rojo y sus pezones y pecho totalmente mascados y adoloridos por los fustazos; sin embargo, estaban exitados, felices, emocionados y querian más.
IV.
Bernardo atendía a un ganadero local que lo buscó hace un año para que lo ayudara a salir de su dificil situación crediticia. Ésa mañana el contador le informaría que sus cuentas por fin, y después de varios meses haciendo muchos sacrificios, estaban en numeros verdes y sin deudas. Las recomendaciones eran las básicas: no gastes más de lo que ganas y el ahorro siempre será lo mejor.
-- Lic. Bernardo, le agradezco mucho lo que hizo, en verdad usted me trató con respeto y empatía. En el banco y en la firma de abodagos donde pedí apoyo me trataron como una cucaracha y no se interesaron por mi...
-- Es un placer para mi apoyarlo, veanos aquí, con un poco de sacrificios ya no le debe al banco y su rancho ya esta generando ganancias y no solo sobreviviendo... ¡Felicidades!
-- Gracias en gran parte a su asesoría Licenciado... Estoy en deuda con usted, dígame el monto de sus honorarios por favor.
-- No se preocupe por eso. Con los cortes de carne que me ha regalado es suficiente. Mary esta fasinada.
-- Mañana mismo les hago llegar un paquete de T-bone premium a la puerta de su casa Lic. Y solo es cuestión de que me llame y yo le enviaré el corte que usted y su Señora gusten -- el hombre sonrió agradecido.
-- Hablando de carne premium, si hay algo que quisiera pedirle Sr. Rodríguez.
-- ¡Lo que sea!
-- Recientemente usted es proveedor de cortes del restaurante Antonio's, el cual es muy exclusivo, quisiera que me consiguera una reservación para cenar con mi mujer ahí.
-- Considérelo un hecho Lic. Yo hablo con Don Vito y le prepararán una mesa privada, ¡claro que si! -- el ganadero estrechó la mano del contador de manera emocionada.
-- Tenía planeada esta noche para eso pero todo cambió y creo que será mejor el viernes, ¿le parece??
-- No hay problema Lic. Yo le envío más tarde la hora, esta hecho.
Se despidieron y Bernardo salió con su secretaria Ester para confirmar que no tenía más citas programadas. Regresó a su ordenador y vio en un recuadro a sus esclavos gimiendo en el potro. Tomó su smartphone y envió un mensaje corto, tomó bastante agua de su botella personal y regresó al escritorio de Ester.
-- Ester, querida, me tomaré el resto del día, ¿puedes ordenar el archivo del Sr. Rodríguez y almacenarlo por favor?
-- Claro jefe, no se preocupe. ¿Una cita romántica con la Srita. Mary acaso?
-- Tal vez... --sonrió y le cerró el ojo.
-- Dele las gracias de nuevo a Mary por las galletas, a mi esposo le encantan y mire que con los niveles de azucar que tiene no puede comer nada de eso.
-- No se preocupe, son Sugar Free especialmente para usted y para Oscar --dijo apurado para ir a casa lo antes posible.
-- ¡Vete ya hombre! Yo me quedo a preparar los casos de los clientes nuevos... ¡Pero cómo no van a venir aquí si trabajamos casi gratis!
Salió apresurado tomando más agua de su botella hacia el auto. Condujo de manera tranquila y al llegar a casa se sirvió un trago de whisky mientras se quitaba la camisa tranquilamente. Subió a su recámara y tomó un baño. Salió del baño y en lugar de secar su cuerpo tomó un par de toallas y su trago y se dirigió a la habitación roja con adornos en negro. El agua escurría por todo su cuerpo esbelto y en forma hasta mojar un poco el pasillo a cada paso que daba. Abrió la puerta y se topó de inmediato con los Anderson y Mary arrodillados, con las piernas abiertas, las manos atrás y la cabeza viendo al suelo.
-- Hola perros.
-- A sus pies Amo y Señor -- los tres perfectamente sincronizados.
-- Bien, pueden saludarme ahora... Tu primero perro.
El Sr. Anderson se puso en cuatro patas y gateó rápidamente para besar justo entre los testiculos y la base de la verga a su Amo. Debido al lugar donde besó, la verga de Bernardo descanso sobre la cara del sumiso y aún estando flácida cubría en su totalidad la cara del hombre. Después de besar tiernamente los genitales, el perro bajó y le dió un beso en cada pie para luego regresar a la fila de esclavos. Exactamente de la misma forma pasaron la Sra. Anderson y Mary pero al llegar a ésta última la verga del Amo ya estaba más dura y fácilmente sobrepasaba el largo del rostro de su amada.
-- Séquenme por favor -- les dio las toallas.
-- Las mujeres tomaron cada toalla y al ver que el hombre no tenía cómo ayudarles le hizo un gesto con la cabeza para que se quedara donde estaba.
-- Vi toda la sesión con Mary, se portaron como sumisos expertos, felicidades. ¿Lo disfrutaron tanto como yo? -- decía mientras abría brazos y piernas para que secaran su cuerpo.
-- Si Amo, fue fantástico, como todas las veces que hemos venido -- respondió el hombre arrodillado.
-- Mi vagina explotó en un orgasmo tan fuerte que creía orinarme Señor -- dijo la sumisa mientras pasaba la toalla delicadamente entre las nalgas de Bernardo.
-- Me alegra. Ahora que ya estoy presentable, Steve lámeme el ano mientras tu mujer se come mi verga hasta el fondo su la garganta, ¡ahora!
Mary tomó las toallas humedas y las llevó a la mesa mientras veía como rápidamente Steve Anderson, el magnate de las telecomunicaciones abría las nalgas de su marido para lamer su esfinter mientras que su esposa, Ángela Anderson hacía un esfuerzo por llegar más allá de la mitad de la verga de Bernardo. En cuestión de segundos uno de los hombres más influyentes del pais estaba con la verga dura, de rodillas y siendo un cornudo. Bernardo estaba gimiendo y Mary se acercó a besarlo y acariciarle el pecho.
El contador ahora convertido en Amo y Señor les hizo la señal para instalarse en un amplio sofá negro que estaba en una de las esquinas de la habitación. Ahí Bernardo se acostó boca arriba con las piernas bien abiertas y levantadas dejando su culo justo en la orilla; la sumisa de 52 años se acostó sobre él formando un 69 para seguir deborando el descomunal pedazo de carne de Bernardo mientras que el sumiso de 59 alos seguía a cuatro patas lamiendo y besando el ano ahora de manera mucho más cómoda y sin tener que separar las nalgas de su Dueño y Señor.
-- Mira a tu mujer, Steve... ¡Cornudo de mierda!... Mira cómo come una verdadera verga.
-- la veo Amo, se ve hermosa... Pero no más que su pene mi Señor -- dijo haciendo contacto visual con su esposa y los dos sonrieron.
-- ¿Cumplieron con mi orden de no tener relaciones 1 mes?
-- Si Amo -- respondió Ángela sacandose la verga de la boca.
-- Bien! Si se portan bien los dejaré follar esta noche... Steve, ¿hay alguna objeción por el costo de esta cita?
-- No Amo, usted sabe que nunca le reclamaría nada a Usted.
-- ¿Entonces puedo dejar ése costo como el costo normal?
-- Si Amo, lo pagaríamos con gusto, lo que usted pida le daríamos. Disfrutamos demasiado... --seguia lamiendo y metiendo un poco la punta de la lengua en el esfinter de su Amo.
-- Ok, así será entonces... Ahora vamos a jugar un poco. ¡De rodillas!
Al escuchar la orden, la mujer se desmontó de Bernardo y bajó al suelo junto a su esposo para adoptar la pose que tenían cuando llegó su Señor. En esta ocasión Mary no se arrodilló, solo se sentó junto a Berny en el sofá.
-- Vamos a competir chicos vs chicas, ¿ok? Será divertido. Mary por favor prepara las Fuck Machines.
-- Si Amo -- dijo mientras se levantaba rápidamente y se perdía de la vista de los sumisos.
-- Los voy a hacer correr mientras competimos, quien eyacule primero pierde. El premio será una cena, quien pierda va a pagar. Steve harás equipo conmigo, Ángela con Mary.
--¡Si Amo! --gritaron los dos sumisos emocionados.
Mary llegó con dos cajitas con un una rueda por un lado de donde salía un tubo de 1 metro de largo y en la punta tenía un dildo de plástico suave y transparente. Por ordenes de Bernardo, Steve y su esposa se colocaron en 4 patas uno frente al otro. Las máquinas que funcionaban como pistón generando que el dildo hiciera un movimiento de mete-saca fueron colocadas detras de los sumisos a la altura exacta para penetrarles el ano. Fueron libricados abundantemente e introducidos en los sumisos. Bernardo colocó una pequeña pinza metalica en el clítoris de Ángela Anderson y luego un par de pinzas de madera en los testículos de Steve Anderson. Además, mientras Mary conectaba las Fuck Machines, el Amo conectó los pezones de la pareja mediante cadenas metalicas con pinzas en cada extremo, causandoles dolor debido a la presión. El más mínimo movimiento de uno de los sumisos hacía jalar sus pezones pero también los del otro, haciéndolos estar inmovilizados como con el potro.
Con ésa postal Bernardo y Mary se retiraron para observar a la pareja totalmente humillada, degradada a simples mascotas sexuales, con dolor en sus genitales, sus pezones y sus anos. Se abrazaron ante su obra y encendieron las máquinas para iniciar a sodomizar a aquellos sumisos quienes estan contentos, extasiados y entregados a su Amo y Señor.
Trataban de no moverse y no castigar sus pezones pero ante la estimulación anal era casi imposible. Ángela estaba gimiendo casi de inmediato y su esposo trataba de controlar su respiración. Los Amo comenzaron a apoyar al miembro de su equipo para que aguantara.
-- Mi amor, creo que mi perro y yo las venceremos, ¡tu perra esta chorreando jugos! Jajajaja
-- Lo sé Amo, voy a ayudarla...
Mary tomó un pequeño látigo de la mesa y comenzó a azotar en la espalda a la Sra. Anderson, quien gritó debido a la estimulación anal, el ardor de sus pezones, la presión en su clitoris y ahora los azotes en la espalda.
-- ¡Hey! Eso es trampa -- dijo Bernardo sonriendo.
-- Yo solo ayudo a mi mascota Jajajaja
-- Entonces haré lo mismo
Bernardo tomó una fusta y le propinó un azote en los huevos a su sumiso, haciéndolo gritar de dolor. Eso era un arma de doble filo porque aunque intentaban distraerlos para que no eyacularan, los sumisos tenían tan relacionado el dolor fisico y la humillación con el placer que los azotes los exitaban aún más. Gemidos ahogados y el sonido de las máquinas que no paraban de bombearles el culo hicieron que Ángela Anderson tuviera un orgasmo muy fuerte, el cual hizo que se contrajera su cuerpo sacándose el dildo del culo y que se arrancaran de los pezones de su marido las cadenitas que los conectaban.
-- ¡Con un demonio! Perdimos -- dijo Mary desilusionada mientras veía el dildo moverse en el aire y a Ángela babeando de placer en el piso.
-- Jajaja ¡Steve ganamos! -- gritó Bernardo mientras apagaba la maquina que follaba a su perro.
-- Ni hablar, les dimos pelea. Amo, creo que tu perro merece premio.
-- Es verdad, Perrito hoy tu eres el ganador.
Bernardo y Mary les quitaron todas las pinzas a los sumisos y los limpiaron. Mary se colocó un strapon y colocaron a los sumisos en posición del 69 en el piso quedando Steve abajo y Ángela encima de él. Mary se arrodilló ante el culo de Steve y lo penetró mientras que Ángela mamaba su dura verga, aún agitada por el orgasmo de hace unos momentos. Por el otro lado, Steve tenía a unos centímetros la concha de su mujer y vio como el Amo Bernardo se arrodilló y penetró su vagina mientras los huevos de su Dueño rosaban su nariz y su rostro. La gran verga de Bernardo estaba destrozando la vagina de Ángela y Steve estaba en el cielo recibiendo empellones de Mary en su ano y próstata y la boca de su mujer succionando como loca su glande. Estuvieron así varios minutos hasta que Steve gritó: !Me corro Amo!
Con una orden de Bernardo, Mary lo penetró hasta el fondo y Ángela se metió su verga por completo a la boca para recibir los chorros de semen directo en la garganta. Cuando el perro alcalzó el orgasmo, el Amo y Señor aceleró la follada hasta correrse en la vagina de su sumisa. Se retiró y Steve se dedicó a lamer y succionar el semen de su Amo directamente de la concha de su mujer.
Los sumisos azotados, adoloridos y con marcas en varias partes de su cuerpo iniciaron la limpieza meticulosa de la habitación y los utencilios. El Amo y Señor y su esposa se sentaron desnudos en el sofá a verlos trabajar.
-- Oye perro, ¿quién te dijo que las mascotas se paraban en dos patas?
-- Perdón Amo, soy un idiota -- Dijo Steve mientras se ponía en 4 patas para seguir limpiando.
-- Así esta mejor, recuerden su lugar en esta casa. Es más, me apetece que me limpies los pies Perra, mientras tu marido limpia mi habitación.
Bernardo estaba con la verga dura de nuevo debido a que humillar a sus sumisos era lo que más lo exitaba. Ángela casi corrió en cuatro patas hasta los pies de su Amo y comenzó con tiernos besos pero luego pasó a lamer la planta de los pies y a pasar la lengua entre sus dedos tratando de limpiarlos lo mejor posible.
-- Papy, que hermosa se ve tu verga así -- Dijo Mary mientras tomaba con su mano aquel pene.
-- No sé si deba seguir porque me quedaré sin compustible para nuestra segunda cita de hoy.
-- Lo sé mi Amor, ya no eres un jovencito -- Mary lo besó mientras reían y Ángela chupaba sus dedos.
-- Steve, mira lo bien que su humilla tu mujer, dime ¿A quién pertenece el cuerpo de esta puta?
-- A usted mi Amo y Señor -- el hombre con sobrepeso dejó de limpiar el piso y observó atento el culo de su esposa desde hace 20 años, postrada a los pies de otro hombre lamiendo sus pies.
-- Bien, y ahora tu perra, voltea a ver a tu marido cornudo, mira como limpia mi casa.
-- Ése es su verdadero lugar Amo, humillado ante ustedes nuestros Amos y Dueños -- respondió Ángela mientras dejaba de chupas y volteó a ver los ojos a su marido sonriente y exitado.
Al terminar, Bernardo les ordenó bañarse y arreglarse en privado y bajó con Mary al living a esperarlos. Los dominantes no se preocuparon por vestirse y se relajaron tomando agua y platicando cosas triviales
-- Bernardo, siempre es un placer -- Dijo sonriente el Sr. Anderson mientras bajaba por la escalera con su esposa de la mano.
-- El placer es nuestro Steve, ¡te luciste hoy!
-- Si mi amor, ¡Estuviste grandioso! -- dijo Ángela mientras lo abrazaba.
-- Tenía años que no me corría dos veces seguidas, gracias a ti y a Mary lo logré hoy.
-- Es cuestión de dejarse llevar amigo y disfrutar.
-- Por cierto Berny, hice el depósito con la tarifa normal antes de venir, en el auto hago otro depósito. Gracias por adelantar nuestra cita.
-- No te preocupes, todo bien. ¿A donde viajan?
-- Vamos a China y a Japón de negocios, pero me gusta llevar a Ángela conmigo cuando viajo por tantos días.
-- Comprendo -- dijo Bernardo cerrándole el ojo a Ángela y sonriendo.
-- He escuchado en las noticias que en china puede haber un brote de alguna enfermedad rara, cuídense mucho por favor-- dijo preocupada Mary mientras se abrazaban despidiéndose.
-- Tranquila querida que no debe ser para tanto -- respondió sonriente Ángela -- Te traeré muchos regalos mi amor, con ése cuerpo perfecto que tienes lucirán muy bien en ti los vestidos asiáticos.
-- ¡Vale! Pero los desinfectas antes, por si las dudas Jajajaja
Sonrieron todos y la pareja se retiró dejando a los dominantes desnudos y solos. Tomaron un baño juntos y prepararon todo para recibir a la Srita. Florinda.
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