Berlín, ciudad del amor. Final

Mi compañero de piso me sorprende gratamente con su manera de entender la sexualidad. Entra en nuestro piso y forma parte de las cosas maravillosas que hacemos. Déjate llevar por esta historia donde cuento cómo poco a poco Carlos y yo nos dejamos llevar por nuestros instintos.

LEE EL PRINCIPIO DE LA HISTORIA https://www.todorelatos.com/relato/174256/

-        No sabía yo que se te daba tan bien comer pollas.

-        Un rabo como el tuyo es para darle una de las mejores mamadas.

-        Ha sido la puta ostia. Pero mira cómo tengo los huevos.

Los miro y los toco. Están medio duros todavía.

-        No te sacias fácilmente.

-        Pues no. Ahora me toca probar ese culito.

Me levanto del sofá y le agarro la mano. Le digo que me siga. mientras, voy desprendiéndome de mi ropa. Él hace lo mismo. De repente me para en medio del pasillo y me come la boca de nuevo. Se abalanza sobre mi cuerpo pegándome a la pared. Nuestros cuerpos están desnudos y se tocan de arriba abajo. Nuestras pollas re rozan. Mis manos le acarician el culo. Carlos mueve la cadera como si me estuviera penetrando.

-        Vamos al baño – le interrumpo. Quiero que me folle de una vez.

Nos metemos en el cuarto de baño. Apoyo mu culo en el lavabo y Carlos viene de nuevo hacia mi para besarnos otra vez.

-        ¿Quieres follarme?

-        Quiero follarte el culo joder.

Me doy la vuelta. Pongo mis manos sobre el lavabo. Le miro a los ojos a través del cristal. Él está contemplando mi culo. Se muerde los labios y me mira.

-        Qué culo tienes joder.

Me pongo de puntillas para ofrecerle bien mi culo. Con una mano me separo un poco una nalga. Carlos lleva sus dedos humedecidos a la entrada de mi agujero y empieza a masajearlo. Poco a poco va presionando, introduciendo su dedo índice. A mi ya me está proporcionando un placer insoportable.

-        ¿Te gusta?

-        Sí, joder. ¡Sigue!

Su dedo índice ya recorre el interior de mi ano. Va metiendo y sacando a un ritmo lento. Pega su pectoral a mi espalda y empieza a lamerme el cuello. Sigue con su dedo ahí abajo.

-        Quiero polla joder – le suplico.

Ladeo un poco mi cara buscando su boca y nos besamos. Hasta que se separa y coloca la punta de su polla en mi agujero. Esta es mucho más gorda que su dedo índice. Arqueo mi espalda. Me pongo bien de puntillas. Como si fuera una gata en celo. Elevando bien mi agujerito para que pueda meterme bien la polla.

Siento como la punta va invadiendo el principio de mi culo. Gimo de placer/dolor. Se nota que es gorda. Le está costando entrar. Vuelva a sacarla e intentarlo de nuevo. Yo no aparto mi mirada de él en el espejo.

-        ¿Has sentido la punta?

-        Sí.

-        Voy otra vez. Avísame si te duele.

-        Tu céntrate en abrirme bien el culo.

Carlos se ríe. Tengo unas ganas locas de que me folle. Con mis manos separo un poco mis nalgas para facilitarle la entrada. Coloca su polla de nuevo en mi ano y esta va entrando poco a poco. Mete un poco más que la vez anterior. Ahora sí me ha dolido un poco. Resoplo y gimo a la vez. Me gusta y me duele. La saca otra vez.

-        Relájate Roi.

-        Va ya está casi abierto del todo. Vuelve a intentarlo.

-        A la tercera va la vencida.

Me la mete directamente. Esta vez no lo hace despacio como la anteriores. Tampoco lo hace forzosamente. Lo hace decididamente. Ha metido mucho más que antes, aunque no todo el rabo entero. Ahora mi culo ya se ha amoldado a su polla y puede permitirse un mete-saca. Muy lentamente empieza a follarme.

-        Joder… al fin tu polla dentro de mí.

-        ¿Te gusta?

-        Sí, joder. ¡Fóllame!

Carlos acelera un poco el ritmo. Mi culo ya empieza a estar más relajado y ha recibir mejor el tronco de Carlos. De nuevo pega su cuerpo al mío buscando mi boca. Ladeo mi cara y volvemos a besarnos sin dejar de meterme rabo. Lleva una mano a mi polla para pajearme. Joder, ahora sí que estoy en la puta gloria. Le como la boca como si le quisiera comer entero. Él hace lo mismo. Jugamos con nuestras lenguas intercambiando salivas. Poco a poco va incrementando el ritmo de la follada. Estamos los dos gimiendo y casi gritando de puro placer.

Deja de besarme y se incorpora de nuevo para centrarse en la follada. Con sus manos en mi cadera empieza ahora una follada brutal en la que me da la sensación de que va a partirme el culo en dos. Le miro a través del espejo. Su cara denota puro éxtasis. Está gozando la follada como un loco. Empiezo a pajearme fuerte. Quiero correrme mientras él me folla. No hay nada que me flipe más. Está tremendo. Solo verle a través del espejo cómo me está follando el culo es una puta pasada. Mi orgasmo está muy cerca. Carlos ya está metiendo prácticamente todo su rabo dentro de mi culo. Lo sé porque noto cómo rebotan sus huevos cada vez que me embiste. Mi leche ya esta subiendo. Me pajeo al mismo ritmo que Carlos me folla. Empiezan a salir los primeros lefazos. Directos al espejo. Grito de placer. Si marta estuviera en condiciones normales ya se hubiera despertado.

Me corro un buen rato mientras Carlos no deja de violarme el culo. Hay leche por todas partes: pen el lavabo, en el grifo, en el espejo, en mi mano… Mi culo se traga la polla de Carlos cada vez y él lo está gozando. Gimiendo junto a mí de éxtasis. Vuelve a pegar su cuerpo al mío para besarnos de nuevo.

-        Este culito tuyo es una puta pasada.

-        Es todo tuyo siempre que quieras.

-        ¿Dónde quieres que me corra?

-        Quiero que te corras dentro.

-        ¿Estás seguro?

-        Que sí, joder. Quiero que me preñes el culo con tu leche.

-        Tus deseos son órdenes.

Y antes de concentrarse en su corrida volvemos a morrearnos. Llevo la mano con la que me he pajeado a nuestras bocas. Esta está llena de semen. El lame todos mis dedos recogiendo los restos de mi corrida.

-        Joder, tu leche está deliciosa. Voy a preñarte el culo.

Carlos se incorpora para meterme la follada final. Va a toda ostia. Mi culo está a punto de estallar. Igual que su polla. Él está con los ojos cerrados mordiéndose los labios de placer.

-        Voy a correrme.

La polla de Carlos empieza a inundarme el culo de leche. Leche calentita recién exprimida rellenándome el culo. Carlos grita con cada lefazo de leche. Está rojo. Sudando. Exhausto de placer. Sin dejar de follarme.

-        Joder…

Poco a poco vuelve en sí. Jadea unas ultimas veces. Resopla de placer. Pero sigue metiéndome la polla. Ahora muy lentamente. Pega su cuerpo al mío. Apoya su cabeza en mi hombro. Ladeo mi cara buscando su boca.

-        Ha sido una puta pasada – logra decir.

-        Bésame.

Y nos comemos de nuevo las bocas. Para de follarme, pero mantiene su polla dentro de mí. Jugamos con nuestras lenguas. Estamos los dos exhaustos, pero seguimos queriéndonos comer. Finalmente saca su rabo de mi culo. Me siento vacío, como si me faltara algo. Me doy la vuelta y nos abrazamos.

-        Joder vaya polvo hemos pegado.

-        Me encantado tu follada.

-        Lo seguiría haciendo toda la noche.

-        No tienes límites. Te ha gustado correrte dentro, ¿eh?

-        Buah… ni en mis mejores polvos con una tía. Te lo juro.

-        Ahora noto como empieza a chorrearme tu leche por el culo.

Me llevo un dedo al culo para coger un poco y enseñárselo. Nos besamos abrazados. Nuestras pollas ya flácidas se acarician, como si no hubieran tenido suficiente. Carlos mueve sus caderas como si me estuviera follando aún.

-        ¿No has tenido suficiente?

-        No tío… repetiría todas las noches contigo. No me arrepiento nada de haber follado contigo.

-        Tienes una polla increíble Carlos. Follas de puta madre.

-        Y tu me has comido la polla de puta madre también. Y tu culito… tu culito es espectacular.

-        Mi culito todavía tiene tu leche.

-        Y lo que te gusta cabrón.