Benditos resbalones 1/2
Del como por un resbalón conocí al policía mas guapo que nunca había visto. Esta primera parte no contiene sexo.
Era sábado, alrededor de las 17:30h y las calles del centro de Madrid aún permanecían mojadas después de la lluvia del mediodía. A pesar del frío de finales de enero, una multitud paseaba por la zona de la Puerta del Sol y aledaños.
Me presentaré. Soy de las Islas Canarias, tengo 26 años, muy masculino, 1.90 de altura, 92kg de cuerpo definido, atlético pero no supermusculado, eso sí, moreno dorado del sol de mi tierra. Ojos verdes, un poco rubio y según dicen una sonrisa encantadora. Lo de guapo al final me lo he tenido que creer porque además de a mi madre a alguien más se lo tuve que parecer cuándo decidieron que formara parte de una agencia de modelaje para revistas de moda, que ahora, además de mis estudios de psicología, son las tareas que ocupan mi vida.
Mi visita a la capital del país se basaba en desconectar como se suele decir, evadirme unos días de la vida cotidiana, hacer lo que me diera la real gana y cuándo yo quisiera, sin horarios ni tareas programadas, y por supuesto, eso como mejor se consigue es viajando solo.
Tenía vacaciones en el trabajo y unos días sin exámenes ni cosas importantes, así que me pillé un billete y un hotel en el centro y puse rumbo a Madrid.
Y como os digo, ahí estaba yo, en pleno centro disfrutando de un paseo entre la multitud, con mi café del McDonald´s en la mano izquierda y mi cigarro en la derecha cuándo de repente un golpe en el suelo me hace girarme a la derecha. Una señora muy mayor había caído fruto de un resbalón seguramente causado por lo mojado del suelo por la lluvia. La pobre señora había caído literalmente de boca y por lo que parecía iba sola. Instintivamente tiré al suelo mi cigarro y café y corrí hacia allí, porque a pesar de que la plaza estaba atestada de gente, nadie había hecho ni amago de acercarse a la señora. Viendo la edad de la mujer y habiendo oído la caída opté por no moverla, me senté en el suelo con ella y comencé a hablarle y tranquilizarla, cosa que me agradeció mucho añadiendo que le dolía el pecho y la barbilla. En el momento que sacaba mi teléfono móvil para llamar al 112, un coche de la Policía Nacional irrumpe en la plaza parando justo delante nuestra. Guardé mi teléfono y sin mirar deduje que dos personas se bajaban del coche policial al cerrarse dos puertas a la vez. Un policía nacional de alrededor de los 40 años me decía que iba a avisar a una ambulancia que estaba a 50 metros, justo en el momento en que una voz masculina y preciosa me da las buenas tardes y me pregunta que ha ocurrido, Al girar mi cabeza mi mirada se encontró con los ojos mas bonitos que jamás había visto, era el otro policía.
Un chico rubio, de pelo en punta como los niños traviesos, ojos azules que hipnotizaban, barbita de 3 días, sonrisa cautivadora y de unos 27 años clavaba su mirada en mis ojos, que no podían como hipnotizados apartar la vista y sintiendo que a los suyos les ocurría lo mismo que a los míos. Debieron pasar al menos 5 segundos hasta que rompí la hipnosis del momento y contesté que la señora había caído y se había dado un buen golpe.
Esos ojos preciosos volvieron a mirarme y me pregunto que si era pariente mío, y le dije que no, que yo estaba solo.
Eso último lo dije sin más intención que la de informar que la señora no venía conmigo, pero el policía añadió: -¿estas solo?; a lo que le respondí con un dulce: -sí, solito.
Le expliqué que no había querido mover a la señora y me dijo amablemente que había hecho lo correcto, que es lo que se debe hacer en estos casos. Él comenzó a interrogar a la señora con el fin de saber si estaba consciente de lo que había ocurrido y si se sabía situar etc… viendo que todo estaba correcto, le dijo que esperara solo 1 minuto que ya venían a ayudarla, aunque añadió: -me refiero a ayudarla unos sanitarios, porque ha tenido mucha suerte en tener cerca a quien está aquí ayudándola.
Y eso último lo hizo mirándome otra vez con esos ojos azules y esa sonrisa perfecta que me volvieron a hipnotizar.
Claro que allí ya se había agolpado mucha gente, y el policía me dijo: -voy a controlar un poco a la gente, vuelvo enseguida. Y dedicándome una sonrisa se levantó y pude verlo de cuerpo entero. Era perfecto, no hay otra palabra para describirlo. Alrededor de los 1.85 de estatura, piernas fuertes y cuerpo atlético, unos brazos grandes pero sin ser exagerados, y un culo increíble que se marcaba en su uniforme azul marino.
Al cabo de un minuto y escoltada por el otro policía llegaba la ambulancia. Yo decidí que aún no era el momento de dejar a la señora, estaba sola y además quería irme sabiendo que no tenía nada demasiado grave y así quedar mas tranquilo. Los sanitarios la ayudaron y por lo que parecía no pasaba mas allá de magulladuras, una herida en la barbilla y un fuerte dolor en el pecho. La acompañe junto a la camilla en la ambulancia y allí me despedí de ella sin olvidarme de preguntarle su nombre para interesarme mas tarde por su estado.
La ambulancia cerró sus puertas y con sirenas y luces avanzó lentamente entre la gente.
Volví mi vista atrás y el coche de policía ya no estaba.
Saque un cigarro, lo encendí y emprendí la marcha.
En ese instante, una voz que ya conocía me dijo: -no me puedo creer que te vayas a ir sin despedirte…
Me giré y ahí estaba él, el policía más guapo que jamás he visto.
-ey perdona, como ya no estaba el coche imaginé que ya os habíais ido
-no hombre, mi compañero lo aparcó un poco mas allá para que no estuviera en medio, pero yo me quedé aquí esperándote…
-¿esperándome? ¿a mi?
-si claro, es un deber darte las gracias por tu comportamiento como un ciudadano ejemplar
-jajaja, ¿ejemplar? Eso es que no me conoces jajaja
-jajaja pues no creo que me equivoque, eres un buen ejemplar
-vaya gracias, lo mismo digo...ehmm…me refiero que también se te ve educado y que das un buen ejemplo, no me malentiendas
Los dos nos reímos animadamente y le invité a un cigarrillo. Aceptó y al ver que tenía unos guantes de piel puestos le dije que si quería que se lo encendiera. Al responderme que si le fui a poner el cigarro en la boca y me acerqué a encendérselo, y ese momento me dijo: -enciéndelo tú y luego me lo pasas…
-¿no te da asco?
-¿asco? ¿que me enciendas un cigarro? No por Dios, todo lo contrario, así si tiene algo en el filtro primero lo catas tu jajajaja
Volvimos a reír, dedicándome una preciosa mirada cautivadora. Le pasé el cigarro encendido y dio una primera catada y soltó el humo diciendo: -que rico, creo que es el mejor cigarro que he fumado en toda mi vida…
-jajaja es que vienen de canarias, y claro, saben mejor jajaja
-si ya se ve que todo lo que viene de canarias esta muy bien…por cierto ¿de que isla eres?
Y así comenzamos una conversación en la que en unos diez minutos el me contó un poco de su vida y yo le conté el porque estaba en Madrid, a lo que me dedicaba y que cosas me gustaban hacer en mis ratos libres, y entre ellas le dije que sentarme en un parque con una buena compañía, unas cervezas y unas pipas era el plan mas barato y sencillo pero a la vez mas especial para mí, a lo que me respondió que con que poco me conformaba…
-no es conformarme con poco, es apreciar esas pequeñas cosas que tenemos al alcance de nuestras manos cada día y que no sabemos disfrutar, creyendo que solo lo caro y raro es lo realmente divertido y placentero.
-es precioso eso que has dicho, seguro que lo haces muy a menudo…
-ese es el problema, que nadie que merezca la pena está dispuesto a apreciar esas cosas a las que me refiero, lo del parque sólo era un ejemplo…
-es una pena que yo no sea alguien que merezca la pena, porque me encantaría pasar una tarde de esas entre pipas y cervezas jajaja
Volvimos a reír una vez más y nuestras miradas y sonrisas volvieron a hipnotizarnos, hasta que yo volví a romper la hipnosis:
-te invito mañana a pasear por el parque de El Retiro y así compruebo si eres de los míos, de los de pipas y cervezas, porque de que mereces la pena ya no me queda duda alguna…eso sí, ambas cosas las llevas tú, a ver si adivinas que marca de pipas son las que mas me gustan jajaja
- jajaja, hagamos una cosa, te invito esta noche a cenar y así te sonsaco la marca de pipas que te gustan…
-hecho, creo que es el mejor plan que podía tener para esta noche…
-yo no tengo ninguna duda de que para mí eres el mejor plan en mucho tiempo…
Y otra vez nos quedamos hipnotizados mirándonos.
Esta vez la hipnosis la rompió su compañero, el otro policía, que disculpando la interrupción le decía que debían irse ya.
Volvimos a la realidad que por unos segundos se paraba cuándo nos mirábamos y me dijo que si me iba bien a las 21:00 en ese mismo lugar y le respondí que sí.
Le dije que si nos dábamos los números de teléfono por lo que pudiera ocurrir y su respuesta fue: -no hace falta, créeme que por nada del mundo fallaría a una cita contigo…
CONTINUARÁ…