Bendito juego de la botella (2)
Nos despedimos de nuestros padres y nos fuimos directos a la recamara de mi hermana donde dimos rienda suelta a nuestra calentura.
Bendito juego de la botella II
Después de que termino la fiesta a la que asistimos Rocío y Yo, nos despedimos de nuestros padres y nos encerramos en la habitación de mi hermana.
Ya en el interior del cuarto no perdimos el tiempo y nos enlazamos en un morreo y faje de puta madre, Rocío realmente sabia cachondear con su besos, estos eran tan salidos que me hacían hervir.
Mis manos recorrieron todo su cuerpo y levantaron la falda de mi hermana para poder palpar directamente las nalgas paraditas y respingonas que tiene.
Ella bajo sus manos y comenzó a desabrocharme el pantalón y a bajármelo, al estar ya sin mi pantalón ella me sobaba la verga sobre encima del bóxer, mientras yo le quitaba las bragas y la falda.
Desabroche su blusa y quite su brasier para inmediatamente situarme en sus tetas, las cuales lambí y chupe con ansias locas.
De sus labios solo salían suspiros y leves gemidos que eran música para mis oídos.
-mmmmmmmm, sssssssssiiiiiiii, mmmmmmmmmmmm, o Julián que rico hermano siiiii, sigue, sii, mmm-, decía mientras me entretenía en sus ricos pechos.
Succionaba sus tetas como un crió y mordía suavemente sus pezones rozados y puntiagudos, propios de una niña de 14 años.
Sus jadeos no paraban y sus manos habían logrado desnudarme por completo y comenzado a pajearme lentamente.
Las manos de Rocío eran una suave caricia en mi verga que estaba más que dura y pedía a gritos entrar en su vagina que estaba llena de jugos.
Lentamente inicie mi descenso por su pecho hasta llegar a su vientre y colocarme en su raja, fue sensacional absorber su olor de mujer excitada, mi lengua rápidamente abrió camino por tan bella gruta.
Mientras ella trataba de reprimir sus jadeos que estaban ya convirtiéndose en gritos de placer.
-mmmmmmmmmmm, aaaaaaaaaaaaahh, Julián me matas oooooooohhhhhhh, mmmmmm, hermanoooooo aaaaaahhhhh,,,,,mmmmmm, huyyyy, aaaaaaahhhmmmmmmmm-, espetaba entre gemidos y jadeos Rocío.
Su estado era de verdadero éxtasis, no podía creer que su hermano mayor le estaba comiendo el coño.
Decidido a cogermela, inicie a penetrar su vulva con mi dedo índice, hecho que la hizo sobresaltarse.
La dedeada que le aplicaba a mi hermana iba acompañada de lambidas y chupadas en su clítoris, un botoncito rosado y delicado que al contacto de mis labios hacían brincar y gritar a Rocío.
Al considerar que mi trabajo oral en la vagina de mi hermana era mas que suficiente, la levante y de pie frente a su cama, la tome de sus piernas hasta cargarla a la altura de mi vientre y lentamente ubique su gruta a la altura de mi verga que entro para reventar su himen.
Su grito hubiese sido escuchado por nuestros padres que se encontraban en la planta baja de la casa, sino fuese por que la bese.
La represión de su grito se transformo en un severo mordisco en mis labios, un poco más y me lo arranca, sus jadeos continuaban conforme mi pene entraba y salía de su vagina.
El movimiento violento de mis caderas hacía que mi falo llegara hasta lo más profundo del útero de mi hermana, haciéndola jadear más.
Después de depositarla en la cama continué penetrándola con fuerza, mientras Rocío me pedía más y su cuerpo se convulsionaba anunciándome que había llegado al clímax, su cuerpo se tenso por largo rato para después desplomarse suspirando sobre la cama.
Esa imagen fue mucha para mi que de igual forma explote dentro de ella inundándola con mi leche que llego hasta lo más adentro de su útero, y por fortuna no quedo preñada.
Representación ficticia del Relato en Imágenes